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Tras polémica en Bahrein, Pérez busca recuperar sensaciones en Barcelona

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MONTMELÓ, España (AP) – En entrevista televisiva a pie de paddock en el circuito de Cataluña, Sergio “Checo” Pérez analizaba el jueves la carrera del pasado Gran Premio de Bahrein, justo en el instante en que su afilado bólido McLaren echaba chispas con el monoplaza de su compañero Jenson Button, un poco más adelantado que el mexicano, al que le pudo el gen competitivo en el fragor de la batalla.

Finalizada la entrevista, Pérez se quedó unos instantes más recorriendo con su dedo la pantalla táctil del televisor, rebobinando una y otra vez la secuencia como quien tira de un hilo esperando encontrar algo insospechado. No en vano, el roce entre los dos pilotos de McLaren ha sido la comidilla del circo de la Fórmula Uno desde entonces.

Tres semanas de parón dan para mucha charla y quizás algo de psicoanálisis, y quizás ´Pérez hizo un poco de ambas cosas previo a la disputa del quinto Gran Premio de la temporada en Montmeló, a disputarse el domingo y cuyos entrenamientos iniciaron el viernes.

En la rueda de prensa previa junto al resto de pilotos, Pérez, 11er clasificado en el Mundial, escenificó la fumata blanca deseada por la escudería de las flechas plateadas, una de las grandes decepciones del arranque de campeonato.

“Hemos hablado con Jenson y Martin (Whitmarsh, director técnico) y quedó todo muy claro. Los dos fuimos demasiado agresivos. Arriesgamos demasiado, desgastamos inútilmente las gomas y perdimos tiempo. Aireamos las cosas y los dos pedimos perdón al equipo. No nos podemos pelear en McLaren”, explicó Pérez, quien acabó la carrera en sexta posición tras otro adelantamiento al límite sobre Fernando Alonso, de Ferrari.

En el seno de la escudería de Woking no están para demasiados fuegos artificiales tras firmar un pésimo arranque de campaña, donde el mejor puesto registrado fue el quinto lugar de Button en China. En el Mundial de constructores, McLaren marcha sexto con 23 puntos, encajonado entre equipos de menor prestigio como Force India y Toro Rosso, filial de Red Bull.

No era, desde luego, el panorama anticipado por el piloto tapatío cuando decidió dar el salto de la suizo-alemana Sauber a McLaren al término del anterior ejercicio, pero Pérez desmiente que su último incidente con Button obedezca a frustración acumulada.

“Fue una situación de carera. Somos muy competitivos y lo demostramos luchando a tope”, explica Pérez, quien se decantó en contra de la posibilidad de que los pilotos sean sancionados con puntos en el futuro. Sí admitió, al contrario que hace un año, haber “cometido errores de conducción”.

Avalado por el multimillonario Carlos Slim en sus inicios en la Fórmula Uno, Pérez nunca ha logrado desprenderse del todo la etiqueta de “demasiado agresivo” sobre el asfalto. Preguntado sobre si se considera injustamente señalado por el resto de pilotos, duda un instante y suspira, pero acaba negando sentirse perseguido.

“Tengo que decir que no. Quizás en la última carrera fui algo más agresivo de lo normal, pero nunca poniendo en riesgo a otro piloto o peleando una posición tontamente. No hay pilotos que se estén quejando. Quizás con Kimi (Raikkonen, de Lotus) en China, pero fue porque yo no lo vi. Fue fortuito”, se defiende.

Pocos desmienten el talento innato de Pérez, maestro en conservar los neumáticos con Sauber pese a que, por ahora, no haya podido repetir el truco con la escudería británica.

El brillante palmarés de McLaren no parece pesarle al tapatío, sino más bien todo lo contrario. Admirador del fallecido Ayrton Senna, tres veces campeón mundial, no duda en sacar los codos cuando se le presenta un adelantamiento apetitoso, cualidad de difícil aprendizaje en el voraz mundo de la Fórmula Uno.

“Es un piloto como yo creo que debe ser: agresivo en pista pero respetuoso. Siempre ha hecho carreras extraordinarias por la fuerza que tiene y ese punto de descaro”, dice Joan Viladelprat, hombre con 30 años de experiencia en el “circo” como ex jefe de mecánicos de Ferrari y miembro del staff técnico de Benetton, ganador de cinco campeonatos de pilotos y tres de constructores.

Viladelprat opina que “para mí, no hubo polémica alguna en Bahrein. Él luchaba por su posición y quizás rompió algo los estatutos, porque Button no se lo esperaba; pero hizo lo que tenía que hacer, y eso es bueno para un equipo. Después de un inicio decepcionante, demostró porque McLaren apostó por él”.

Quien fuera hombre de confianza del siete veces campeón mundial Michael Schumacher defendió también la fiabilidad de la escudería. “¿Quien no cree en McLaren?  Es un equipo que siempre está allí y seguro que volverán a ganar carreras al final del año. Es una garantía para cualquier piloto; y Checo ha elegido muy bien el tiempo. A Fernando Alonso le costó adaptarse, y Checo tiene la ventaja de que no tiene a un (Lewis) Hamilton en el box”.

Pérez tampoco duda, por ahora, del crédito de su equipo. “Estoy de acuerdo. Es un equipo que defiende a sus pilotos y eso se agradece, aunque en Barcelona no espero grandes sorpresas. Traemos muy pocas mejoras y nos falta dar un brinco muy grande todavía. Hay que seguir trabajando y recuperar sensaciones”.

Inquirido sobre cual fue la última vez que se sintió plenamente satisfecho al término de un Gran Premio, Pérez, no se demora en la respuesta, destilando una vez más, ese carácter competitivo que no entiende de concesiones: “Bahrein: maximicé el potencial del coche y necesitaba ese lugar para responder a las críticas. Fue una motivación para el equipo”, zanjó.

Pabón, Sevilla, y el sentido de urgencia

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Dorlán Pabón salió el domingo junto a sus compañeros del túnel de vestuarios y, al trote alegre, recorrió lo ancho de la cancha hasta  alcanzar la grada opuesta del Camp Nou. El delantero colombiano (25 años, Medellín) se dio entonces vuelta y echó una rápida panorámica del imponente coloso del Barcelona antes de finalizar su calentamiento.

Era la primera vez que Pabón pisaba el césped de los sueños de Lionel Messi y otras tantas figuras del fútbol mundial; y su particular situación laboral, en que defiende la camiseta del Betis cedido por el Parma, quien a su vez vendió previamente sus derechos al Monterrey de México, cubre de incertidumbre la posibilidad de un regreso a corto y medio plazo.

No hay garantías en el fútbol, y quizás fue por ello que el medellinense persiguió con acentuado sentido de urgencia un cabezazo del lateral Alex Martínez a los dos minutos de partido, ganando a base de fe la espalda de la distendida defensa del Barsa, controlando en carrera y batiendo de tiro raso y cruzado al arquero José Manuel Pinto.

Consciente de la singularidad del momento, Pabón saboreó con ganas su sexta diana en la liga española antes de que Messi, ingresado de suplente, liderara una enrabietada remontada en la segunda mitad, asegurando el triunfo del Barsa por 4-2.

“En la primera parte estuvimos muy bien, pero bajamos un poco el ritmo en la segunda y nos hicieron daño”, analizó tras la derrota Pabón, quien subrayó el objetivo de clasificar al equipo a una competición europea que él difícilmente saboreará, pues debe incorporase al Monterrey al final de temporada. “Queremos llegar a Europa. La mente la tenemos allí y vamos a seguir en la pelea”, aseguró.

El goleador pasó la prueba de aptitudes frente a un central de talla internacional como Gerard Piqué, espectador de lujo en el fulgurante tanto inaugural. “Le he visto muy bien. Es un gran jugador, muy rápido, al que tienes que marcar muy encima para que no tenga espacios y se pueda girar con tiempo para pensar”, explicó el campeón mundial, quien consideró que “tiene un gran futuro y nivel de sobras para triunfar en España”.

El ex futbolista de Envigado y Atlético Nacional no quiso elaborar sobre la posibilidad de que Monterrey, que adquirió su pase del Parma por cerca de seis millones de dólares, negocie un improbable traspaso con el Betis. “Esas cosas no son mías. Dependen de los clubes, que tienen que habar entre ellos”, zanjó tras valorar la experiencia ganada con el cambio de liga: “Era mi primer partido acá. Un lindo campo, una linda afición y un lindo equipo. Me siento feliz y contento en España. He demostrado que estoy para grandes cosas y ojalá siga como voy”.

La mejora del ariete “paisa” presenta multitud de matices futbolísticos, pero la simple estadística resume ampliamente el tránsito de la Serie A italiana al torneo español: en sus 13 partidos vistiendo la zamarra del Parma, Pabón anotó un solo gol, en Copa, contra el Catania, mientras que en la misma cantidad de cotejos de verdiblanco, acumula media docena de dianas, con víctimas tan notables como el Barsa, el Málaga, el Sevilla y la Real Sociedad, a la que endosó un doblete.

“En Italia no me dieron confianza y acá en el Betis desde que llegué me la dieron y el trabajo se está notando.  El entrenador me dijo que tanto él como la directiva creían en mí, que saliera a jugar y mostrara lo que tuviera. Eso me motivó y lo di todo”, resume, puntualizando que el estilo de juego de la competición favorece sus cualidades: “Allí importa mucho la táctica. Aquí hay más espacios y los estoy sabiendo aprovechar”.

De su capacidad se percató, entre otras, la dirección deportiva del Espanyol que entrena el mexicano Javier Aguirre, que pujó hasta el último momento por el futbolista en el mercado invernal. Entonces en situación delicada, el club blanquiazul valoraba su polivalencia y carácter aguerrido, y al futbolista parecía agradarle la posibilidad de trabajar a las órdenes de Aguirre. Pero finalmente el timonel beneficiado, desvío regiomontano mediante, fue Pepe Mel, quien no tardó en hacerle debutar a los dos días de su presentación, frente al Atlético de Madrid de su compañero de selección, Radamel Falcao.

“Ha trabajado muy bien, pero no tengo ninguna esperanza de que se quede con nosotros”, concedió el domingo Mel, quien elogió “su velocidad, oficio y capacidad para el gol. Puede jugar diferentes posiciones: en punta es muy peligroso y, cuando jugamos tres por dentro, hace un gran sacrificio por el equipo”.

Consciente de que su tránsito por España pinta efímero, Pabón espera que su buen desempeño en Sevilla le sirva cuanto menos para reengancharse a la selección colombiana, donde no juega un solo minuto desde el 10 de junio de 2012 ante Ecuador y no ha figurado en las dos últimas convocatorias de José Pekermán.

La próxima cita sería contra Argentina el 7 de junio, por las eliminatorias clasificatorias al Mundial de Brasil.

“He trabajado para estar en la selección. Paso por un buen momento y ojalá que eso me valga el llamado”, anheló Pabón, quien evitó entrar en comparaciones con Falcao. “Lo de la popularidad lo dejo aparte. Yo hablo sobre la cancha”, dijo quien se autodefinió “persona estilosa y tranquila” el día de su presentación en Sevilla.

Andalucía, tierra soleada y calurosa que sufre el estigma del excesivo relajo, goza estos días del fútbol animoso y el renovado sentido de urgencia de Pabón, goleador enrachado y justo de tiempo para contemplaciones.

Messi, aun cojo, sigue siendo Messi, clama Barcelona

[Este artículo fue editado y publicado en abril de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Insaciable en su persecución de todos los títulos y récords en disputa y experto en emular los goles más célebres de su predecesor como rey del fútbol, Lionel Messi había conseguido hasta ahora en Barcelona  interpretar como nadie las partituras ingeniadas por su compatriota Diego Armando Maradona.

“La Pulga” escenificó en 2007 contra el Getafe el estratosférico tanto del “Pelusa” en el Mundial de México 1986, cuando regateó a medio equipo de Inglaterra antes de superar al arquero Peter Shilton y enloquecer al pueblo argentino.

Minutos antes, Maradona había superado a Shilton con la célebre “mano de Dios”, que también replicó Messi en 2007 contra el Espanyol.

Pero el pasado miércoles en el Camp Nou, Messi se destacó de Maradona en lo referente a anotaciones con firma de autor, ingeniando el “gol del cojo” en la Liga de Campeones frente al Paris Saint Germain.

El tanto, bueno para nivelar el partido 1-1 con el equipo francés y sellar el sexto boleto consecutivo a las semfinales europeas (por el valor doble de goles de visitante en el global de la eliminatoria, 3-3), no lo materializó Messi sino Pedro Rodríguez. Pero la jugada partió de los pies, la mente, el corazón y el aura de genio de Messi, ingresado de suplente con carácter de urgencia cuando los azulgranas pendían de un hilo, perdiendo por 1-0 a falta de media hora para el final.

La noción futbolera del “gol del cojo” es añeja y se refiere a aquel jugador que cae lesionado en disputa de un partido y, por circunstancias del juego, deba permanecer sobre la cancha pese a su, a priori, limitada aportación. El gol ocurre cuando este futbolista cobra repentina vida en el momento en que, desconsideración defensiva mediante, se le aparece una insospechada oportunidad de marcar y, con el apoyo de una sola pierna, la convierte para beneficio de su equipo.

No fue del todo el caso de Messi el miércoles, pues el rosarino recorrió el camino inverso desde la banca a la cancha; aunque, a efectos de la eliminatoria, el papel de “La Pulga” calcó el espíritu de la expresión.

El 10 azulgrana cayó lesionado poco antes del descanso del choque de ida en Paris, inmediatamente llevándose las manos al bíceps femoral de la pierna derecha, donde sufrió una rotura. Las instrucciones instantáneas desde la banca fueron que no se moviera de lugar y evitara esfuerzos que pudieran dañar aún más la zona afectada.

El objetivo, asumida una lesión muscular que suele acarrear dos semanas de baja y con el marcador entonces favorable por 1-0 gracias a un gol suyo, era salvaguardar al cañonero de cara a unas posibles semifinales. Pero la igualada agónica del PSG planteó la posibilidad de que Messi, tras reposar en la liga contra el Mallorca, forzara la máquina en la vuelta una semana después.

La cuestión planteó un debate peliagudo en las filas del barcelonismo, consciente de que una de las grandes fortalezas de su ídolo reside en el altísimo grado de ímpetu competitivo que le empuja a disputar todos los partidos de todas las competiciones. ¿Había que jugársela con Messi, cuya última lesión muscular databa de 2009, para intentar superar la eliminatoria o convenía reservarlo en la banca para que saltara a la cancha solo en caso de imperiosa necesidad? Y, en ese caso, ¿tendría el timonel Tito Vilanova autoridad suficiente como para frenar los deseos del incuestionable líder del vestuario?

Porque, pese a recibir el alta médica oficial solo poco antes de la disputa del partido, nunca se cuestionó si estaría o no en la convocatoria. Con 55 goles entre liga, Champions y Copa del Rey esta temporada, las estadísticas se bastan para respaldar a Messi, tan indispensable en el Barsa como Cristiano Ronaldo en el Real Madrid, que también avanzó a semifinales después de que el astro portugués anotara un doblete en la derrota por 3-2 con el Galatasaray y se consagrara como máximo cañonero de la actual Champions con 11 dianas.

Messi ha marcado ocho de los 18 tantos del Barsa en Europa y, contabilizando sus 59 asistencias en el cómputo de torneos, ha participado decisivamente del 85% de los goles de su equipo en la presente campaña.

Ambos astros parecen retroalimentar su ardor competitivo, respondiendo con nuevas gestas goleadoras a cada atisbo de duda sobre una posible decaída, y acaparando elogios de rivales y compañeros, como cuando Andrés Iniesta reconoció la “Messidependencia” del Barsa en la previa del miércoles. “La hay en el sentido de que es el número uno y es fundamental para nosotros, y no la hay en el sentido de que esto es un equipo y todos sumamos. Ojalá pueda jugar”, expresó el centrocampista manchego.

La goleada del equipo el sábado, 5-0 sobre el Mallorca, había alentado la conveniencia de prescindir en medida de lo posible de Messi el miércoles, sobre todo tras marcar tres goles Cesc Fábregas y dos el chileno Alexis Sánchez.

Pero pronto se constató que el PSG no era el Mallorca; y nada como un reto inclinado en una cita capital para sacar lo mejor del 10 del Barsa, que presionó los días previos para estar listo y ser de la partida.

Si bien Vilanova podrá anotarse el mérito de convencer a Messi para tomar consciencia de su importancia a medio y largo plazo y aceptar partir de suplente, queda por ver si el desarrollo de los acontecimientos sirve para que el jugador adopte la misma actitud en el futuro o, al contrario, refuerce su idea de que su concurso es indispensable para el buen porvenir del Barsa; y, si sale desde el inicio, mejor para todos.

El diagnóstico médico del día después de la batalla, descartando un agravio de la lesión, confirmó en ese sentido las buenas sensaciones de “La Pulga”.

“Si tienes al mejor jugador del mundo, lo tienes que usar sí o sí”, manifestó tras el partido el central Gerard Piqué, al tiempo que todos coincidían en señalar que la mera presencia del argentino alteró el panorama. “Solo con el nombre cambia nuestro ánimo y el de ellos, aunque sea medio cojo”, zanjó Piqué.

En las comparaciones con Maradona, el cuatro veces ganador del Balón de Oro sigue pendiente de ganar un Mundial con la selección albiceleste, aunque a nivel de club nadie cuestione sus méritos para figurar con máximos honores en el Olimpo futbolístico.

Si Argentina se acuesta bajo el mantra de que “Maradona es Dios”, Barcelona amanece desde el jueves con la certeza de que Messi, aun cojo, sigue siendo Messi.

Nuevo horizonte para el Barsa, que recupera el pulso tras remontada europea

[Este artículo fue editado y publicado en marzo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Preguntado sobre la conveniencia de un posible nuevo cruce con el Real Madrid por los cuartos de final de la Liga de Campeones, Andrés Iniesta torció el gesto, arqueando las cejas y esbozando una media sonrisa que acabó en ligero suspiro.

“Ufff… después de los dos últimos partidos, no sé. Todos los rivales son difíciles. Esperaremos el sorteo”, zanjó la noche del martes el mediocampista del Barcelona, recién duchado tras la remontada culminada ante el Milan en octavos, cuando el equipo azulgrana anuló el marcador adverso de 2-0 de la ida en territorio italiano con una impoluta goleada de 4-0 ante su público.

Fue la primera gesta de ese tipo para una generación que ha marcado época en la historia del fútbol con tres Champions conquistadas desde 2006 y que encabezan iconos como Iniesta y Lionel Messi, autor de los dos primeros goles en el Camp Nou.

El astro argentino respondió al reto en una noche mágica para los azulgranas, que ahora esperan alargar las buenas sensaciones en los cuartos de final, una vez encarrilada la liga española a su favor con 13 puntos de ventaja sobre el Madrid cuando restan 11 fechas para la conclusión.

La sobreexcitación previa al partido, afrontado tras 20 días de sinsabores -primero ante el Milan, luego en derrotas sucesivas contra el Madrid en liga y Copa del Rey- evocaron disgustos anteriores en la máxima competición continental y generaron dudas. En Barcelona aún recuerdan como otro equipo milanista, el Inter, eliminó al entonces campeón en 2010, cuando los “nerazzurri” concedieron un 1-0 tras el 3-1 favorable de la ida. O el más reciente gatillazo ante el Chelsea la pasada campaña, cuando los “blues” siguieron a su victoria por 1-0 de Londres con un 2-2 en el Camp Nou que finiquitó la defensa de la corona azulgrana.

El tradicional carácter pesimista del seguidor “culé”, rebajado en su melancolía en los últimos cuatro años de gloria bajo la dirección del anterior timonel Pep Guardiola, ganador de 14 de 19 títulos en juego, resurgió en los días previos a la cita con el Milan. Incluso Messi, quien evidenció un sensible bajón de juego en el estadio San Siro así como en ambos “clásicos”, vio puesta en entredicho su aura de intocable.

“Lo veo triste y cabizbajo”, delató el lateral Dani Alves en una entrevista al periódico El Mundo, al tiempo que denunció que “el equipo ha perdido el hambre, ya no presiona como antes”.

Messi se encontró por primera vez en el disparadero, señalado más como problema que solución. No marcaba goles ni diferencias. No corría como antes y recordaba su terrenal versión con la selección argentina. Pese a sumar dos redes en sus dos finales de Champions disputadas, algunos se empeñaron en argumentar que no acostumbra a aparecer en partidos capitales.

La vuelta de cuartos se antojaba pues, una seria amenaza a su reinado por lo que podía venir tras la derrota: el desencanto de la hinchada tras dos reveses consecutivos en el torneo y en calidad de local, el aburrimiento por el adiós en la copa y el tranquilo discurrir en la liga, y el psicoanálisis exhaustivo y búsqueda de soluciones en el mercado de cara a la siguiente campaña; quizás con un fichaje de altura, capaz de competir con Messi en el vestuario.

Pero cinco minutos bastaron a “La Pulga” para inaugurar el marcador –“la clave”, según Iniesta-, borrar miedos escénicos, y lanzar a sus compañeros, que volvieron a destapar el tarro de las esencias con una actuación majestuosa ante un desencajado Milan.

“Dije lo de que estaba triste con hipocresía, para pincharle. Leo es muy peleón, y seguro que el miércoles estará contento y feliz con sus goles”, bromeó tras el triunfo Alves, reconociendo que “cuatro Balones de Oro son bastante crédito, y sus números están allí”.

Y estadística en mano, la jerarquía futbolística de Messi es indiscutible, pues figura con 53 dianas totales en la temporada y, tras su doblete, rebasó a Ruud Van Nistelrooy en la tabla de máximos cañoneros de la Champions, quedando con 58 redes, a 13 del líder histórico, el ex madridista Raúl González.

Sus siete tantos en la actual edición le acercaron a los ocho de Cristiano Ronaldo y zanjaron el discurso sobre su incapacidad de marcar de jugada a equipos italianos (solo sumaba tres tantos de penal, precisamente contra el Milan). El rosarino también participó activamente  del cuarto gol de Jordi Alba (única alteración respecto al once que ganó la final de Wembley en 2011), reforzando de paso su candidatura a un quinto Balón de Oro consecutivo.

Liberado por la presencia del otro goleador de la noche, David Villa, en la punta de ataque, Messi gozó de más espacios y abanderó una actuación coral del equipo dirigido por Jordi Roura en sintonía con el timonel Tito Vilanova desde Nueva York, donde está recibiendo tratamiento contra el cáncer.

Tras preocupantes síntomas de autogestión en el último mes, la alineación pareció delatar un mayor intervencionismo del cuadro técnico; y la renovada competitividad, junto a la conjura del plantel, se plasmó sobre la cancha, donde Iniesta, Messi, Villa y Pedro Rodríguez defendieron casi tanto como el también argentino Javier Mascherano o el impecable Sergio Busquets, recuperador de 13 balones por ninguna pérdida.

“Después del 5-0 al Madrid (en 2010) creo que fue nuestro mejor partido. No tenemos que callar bocas. Lo hacemos por nosotros. Cuando se afronte una remontada en el futuro, pondrán nuestro partido. Lo necesitábamos”, se sinceró el día después Busquets.

El mediocentro apenas contaba seis años cuando el Barsa cayó, también por 4-0, ante el MIlan en la final de 1994 en Atenas. Esa goleada fue el principio del fin del recordado “Dream Team” de Johan Cruyff, ganador de cuatro ligas y la primera Copa de Europa de la historia del club.

Iniesta, quien dijo poner “la mano en el fuego” hace días por la clasificación, subrayó tras el pase que “más allá del resultado, me quedo con las sensaciones. Recuperamos nuestras señas de identidad”.

Y con ellas, el pulso en una temporada con nuevo horizonte para el Barsa, bien vivo y coleando, a otro golpe de riñón de disputar su sexta semifinal continental consecutiva.

Golpe de viento en Madrid, Cristiano iza vela

[Este artículo fue editado y publicado en marzo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Cristiano Ronaldo salió de suplente ante el Deportivo La Coruña el pasado 23 febrero, con el Real Madrid perdiendo 1-0 contra el colista de la liga española, a 16 puntos de distancia del líder Barcelona y con un horizonte nada halagüeño en octavos de final de la Liga de Campeones y semifinales de la Copa del Rey, tras sendos empates por 1-1 en casa contra Manchester United y Barsa, respectivamente.

Acostumbrado a partir en el once inicial, el portugués no se acomplejó por calentar en la banda junto a otros notables como Mesut Oezil o Sami Khedira, reservados junto al goleador para afrontar con garantías el partido de vuelta de copa contra el Barsa tres días más tarde.

Cristiano ingresó junto a sus compañeros en condiciones adversas con media hora por jugarse y volvió a abandonar el único estadio español que resiste su caudal anotador sin marcar, aunque indiscutible triunfador tras liderar la remontada de su equipo; y más asentado que nunca como buque insignia del madridismo.

Pasada la tempestad de los primeros meses de la temporada y superado el ecuador, un golpe de viento parece empujar la nave blanca a nuevo puerto. Izó vela Cristiano, y el Madrid le sigue.

Un nefasto arranque torció el rumbo en el campeonato, donde el plantel de José Mourinho sigue a varios nudos del Barsa, concretamente 13 puntos cuando restan 12 fechas para la conclusión. Pero tras el revés en Málaga por 3-2 en la despedida de 2012, el cambio de año alteró el panorama, con los azulgranas lastrados por la ausencia de su timonel, Tito Vilanova, en tratamiento de cáncer, y tropezando con el Milan en la Champions y el Madrid en liga y copa.

En constante cara a cara, los eternos rivales miden sus éxitos en comparación con los fracasos del otro y, bajo ese prisma, el Madrid ha dado tres estocadas sensibles a su oponente en apenas ocho días, eliminándole de la copa tras ganar 3-1 en la vuelta en Barcelona, repitiendo victoria, 2-1, por la 26ta fecha en el Santiago Bernabéu y sellando su pase a los cuartos de final de la Champions tras ganar 2-1, el pasado martes, en Manchester.

Lo hizo nuevamente con tanto decisivo de Cristiano (máximo goleador de la Champions con ocho redes) y, aunque el portugués lleva todo el año enchufado (suma 17 goles en 2013), el punto de inflexión pareció llegar en La Coruña, donde ofreció lo mejor de su repertorio.

En ausencia del capitán Iker Casillas, lesionado desde el 23 de enero, y el renqueante Xabi Alonso, Cristiano se echó el equipo a la espalda. La mutación del “siete”, considerado a menudo futbolista egocéntrico e inmaduro, no fue impoluta, pues tuvo tiempo de encararse con contrarios y recogepelotas. Pero el paso al frente fue inequívoco: luchó como nunca, se ofreció repetidamente y manufacturó el gol decisivo, cambiándole la cara a un equipo ramplón que, sin él sobre la cancha, estaba siendo arrollado por el colista.

El Madrid, que la pasada campaña se proclamó campeón de liga agarrado a sus goles y a la personalidad abrasiva del entrenador José Mourinho, afrontó con renovados ánimos el asalto al Camp Nou apenas 72 horas después, y Cristiano confirmó su nueva jerarquía con dos magnas actuaciones en ambos “clásicos”: en la copa provocó un penal y marcó dos tantos y, en la liga, mimetizó la actuación de Riazor, saliendo desde la banca para dar nuevo impulso a su equipo, que ganó con gol de Sergio Ramos.

La segunda victoria en cinco días sobre el Barsa sirvió para sembrar de dudas la trinchera azulgrana, mientras el Madrid rearmaba su moral de cara a la conquista de la anhelada décima copa de Europa. El presidente, Florentino Pérez, fichó en 2010 a Mourinho con el objetivo de acabar con el dominio “culé”, y bajo esas directrices el manager portugués diseñó su plantel y trazó sus estrategias, tanto dentro como fuera de la cancha.

Pero el reciente resurgimiento denota una mayor influencia de Cristiano que del técnico en los resultados. Del mismo modo que el futbolista dio un paso al frente tras declararse “triste”, en septiembre, Mourinho se ha retraído últimamente, aparcando las rencillas con los jugadores y dejando que sean estos los que asuman mayores responsabilidades.

Fue Ramos, en su día señalado negativamente, quien adelantó acertadamente la línea de presión en el Camp Nou y decantó con su gol la balanza del último “clásico”. Anteriormente brilló Raphael Varane, nuevo descubrimiento que desbancó del eje de la defensa a Pepe, hasta entonces intocable para Mourinho. Kaká, transferible en el mercado de invierno, renació ante el Deportivo y el cuestionado Luka Modric apareció en Manchester para abrir la lata con un golazo. Incluso el canterano Alvaro Morata marcó contra el Rayo Vallecano.

Mientras el Barsa busca soluciones, el Madrid suma adeptos a la causa que lidera Cristiano, con la imagen de Kaká y Morata recuperando balones en cancha propia como bandera.

Tan solo el argentino Angel Di María, criticado por Mourinho tras la última derrota en Granada, ha perdido crédito, cuando precisamente hace un año era uno de los favoritos del técnico, que sí ha sabido administrar la carga de Alonso de cara al tramo crucial de la temporada.

El equipo, que atraviesa un gran momento físico, tampoco ha acusado el bajón de sus dos delanteros, Karim Benzema y Gonzalo Higuaín (suman 23 goles entre ambos cuando el curso pasado alcanzaron 57) ni la prolongada ausencia de Casillas, a quien Mourinho relegó en su día a la suplencia. El incorporado Diego López lució en Manchester, aunque encajara gol por cuarto partido seguido.

Bajo la teoría de que el Madrid no ha mejorado su juego ante rivales que ceden la iniciativa, el sector crítico apunta al factor suerte y la influencia arbitral en el repunte “merengue”, pues la no señalización de un penal pudo alterar el último triunfo sobre el Barsa y la rigurosa expulsión de Nani lastró en la vuelta al ManU, que ganaba entonces 1-0.

La rumorología apunta incluso a pacto tácito entre los capitanes y el presidente hace poco más de un mes: en caso de ganar “La Décima”, Pérez se hubiera comprometido a prescindir de Mourinho la próxima campaña.  El plantel suma seis victorias y un empate desde que cayó en Granada el 2 de febrero; y el último guiño del portugués al ManU, reconociendo su superioridad, alimentó las sospechas de que busca allanar su regreso a la Premier League.

Independientemente del próximo destino del timonel, la vela en Madrid está izada. Y en proa, sacando pecho, luce Cristiano con aires de conquista.

Tras caer ante Milan y Madrid, el Barsa se mira al espejo

[Este artículo fue editado y publicado en marzo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Con las gradas vacías, los focos tenues y una sorda sensación de vacío en el Camp Nou tras el correctivo del Real Madrid al Barcelona la noche del martes, la fantasmagórica silueta de un gato negro recorrió las catacumbas del estadio azulgrana. Sin rumbo aparente, el felino se paró y cruzó su mirada con los últimos empleados en abandonar las instalaciones.

¿Mal fario, coincidencia, o simple broche tenebroso a una noche oscura para el Barsa más luminoso de la historia?

Recién vapuleado en su casa por el eterno rival, que le endosó un 3-1 definitivo en el partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey, el vigente campeón se despidió de mala manera del torneo dejando, con su segunda derrota de altura en apenas siete días, una herida abierta de la que aún emana sangre.

Los azulgranas mandan cómodamente en la liga con 12 puntos de ventaja sobre el Atlético de Madrid y 16 respecto al Madrid cuando restan 13 fechas para la conclusión; pero, una vez eliminados de la copa, deben afrontar un difícil reto en la vuelta de los octavos de final de Liga de Campeones ante el Milan, el próximo 12 de marzo nuevamente en el Camp Nou, tras caer en la ida 2-0.

Lo que se aventuró accidente se tornó enfermedad contra el Real, al que los azulgranas vuelven a enfrentarse este sábado en Madrid por la 26ta fecha. El diagnóstico en ambos choques dejó al Barsa tocado en varios frentes, con la urgencia reencontrar su mejor versión antes del sexto “clásico” de la temporada para afrontar con mayores garantías el intento de remontada europea.

Las estadísticas negativas desbordan al Barsa por primera vez en mucho tiempo; notablemente las que indican sus problemas defensivos, con 12 partidos seguidos encajando gol y obligado a remontar un marcador adverso en los últimos cinco.

“No podemos cambiar nuestra filosofía ni tenemos que adaptar nuestro juego al rival”, analizó tras el último revés Dani Alves, quien denunció que “el equipo no compitió bien”.

Más allá de las derrotas, preocupa la mala imagen librada en Milan y ante el Madrid, donde Lionel Messi, quien suma 15 fechas seguidas con gol en liga, se quedó sin marcar. El estado de forma del astro argentino entró a valoración tras ambas citas magnas, pues deambuló sobre la cancha y apenas registró remates al arco.

Quizás su reciente paternidad le este privando de sueño, pero es una evidencia que “La Pulga” no está tirando del carro como antes, reavivando el debate del origen de los problemas del Barsa: ¿Qué viene antes, el huevo o la gallina?

Si Messi es considerado el mejor jugador del mundo, el club lo acompaña, y lo cierto es que sus recientes males van más allá del rendimiento particular del “diez”. Una de sus principales fuentes de alimentación, el organizador Xavi Hernández, regresó precipitado de una lesión, y desde varios frentes se alude a “falta de chispa y bajón físico” del equipo.

Una vez relevado Pep Guardiola por su segundo, Tito Vilanova, al final de la pasada campaña, el nuevo timonel mantuvo tensa la cuerda competitiva de un plantel que empezaba a destilar ciertos síntomas de distensión. Apostando de inicio por jugar con tres centrocampistas y tres delanteros, Vilanova dio un aviso a navegantes: el puesto se paga caro.

Y el mensaje cuajó, con el Barsa arrancando como un tiro, con el único lunar del empate en casa con el Madrid, 2-2, por la séptima fecha.

Pero la cosa empezó a torcerse el pasado 19 de diciembre con el anuncio de que Vilanova había recaído de su cáncer de garganta y debía someterse a tratamiento inmediato. El técnico alternó al principio el trabajo de campo con las visitas al médico, pero el 21 de enero se instaló en un centro de Nueva York, desde donde supuestamente dirige al equipo en comunicación directa con su segundo, Jordi Roura, y sin fecha de regreso fijada.

En vistas del prolongado retraso respecto a su vuelta y alimentado por el crédito que le otorgan los éxitos, el vestuario azulgrana se decantó progresivamente por la autogestión, como parecen revelar algunas alineaciones recientes o, incluso, estrategias de comunicación, como cuando Roura mencionó la incidencia negativa del árbitro previo al último “clásico”.

La suplencia del internacional David Villa en beneficio de Cesc Fábregas, desacertado ante Madrid y Milan, está bajo sospecha, e incluso la grada se atrevió a reclamar su ingreso el martes, algo impensable bajo la tutela de Guardiola o Vilanova.

“Es verdad que echamos de menos a Tito. Es nuestro líder. Imagínense una fábrica sin su jefe de producción”, reconoció el presidente Sandro Rosell antes de viajar el miércoles a Nueva York para reunirse con el técnico. “No vamos a sustituirlo ni pedirle que vuelva. Lo primero es su salud”, aclaró.

Uno de los capitanes, Andrés Iniesta, coincidió el miércoles en señalar que “tenerlo tan lejos durante tanto tiempo es una dificultad más. Mentiría si dijera que no nos perjudica. Espero que, cuando vuelva, el equipo esté peleando liga y Champions”. Y frente a las dudas, exhibió un acto de fe: “Pongo la mano en el fuego de que pasaremos ante el Milan”, declaró.

Sin Messi en el entrenamiento, aludiendo “fiebre y malestar general”, el Barsa despertó el día después de la derrota buscando reconocerse ante el espejo. Como quien cruza mirada desconcertante con gato negro.

Sergio Pérez y el bulevar de los sueños

[Esta entrevista fue editada y publicada en febrero de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MONTMELÓ, España (AP) – Sergio “Checo” Pérez cuenta entre sus referentes al desaparecido Ayrton Senna, el carismático y, en ocasiones, impredecible tricampeón brasileño que vio sesgada su vida a los 34 años en una fatídica curva de Monza, en Italia, en 1994.

Los manierismos al volante de Pérez, nacido en Guadalajara (México) hace 23 años, en su tercera temporada como piloto de Fórmula Uno y salvando las distancias que separan a la promesa del mito, han levantado alusiones al estilo de conducción de Senna; aunque los logros de uno y otro estén a un mundo de distancia.

Pese a su inequívoca aura confiada, el flamante fichaje de McLaren es considerado por la gran mayoría de sus colegas como un piloto ofensivo a la par que prudente, calculador y extremadamente fiable, pero aún carente de un factor clave: la experiencia.

El articulado, cerebral, circunstancialmente volátil y casi siempre genial Senna sigue siendo recordado más por su talento y coraje que por su mesura; con triunfos memorables, remontadas inverosímiles y, también, algún que otro arrebato de temeridad.

Idolatrado en su país natal e ingresado con honores de leyenda en el Olimpo del mundo del motor, mientras duró su carrera en activo la adoración internacional nunca fue absoluta, condicionada por su tensa relación con otro piloto de altura divina, el francés Alain Prost, con quien compartió equipo y aciaga rivalidad en McLaren.

La escudería de las fechas plateadas recibe ahora a una de las más firmes promesas de la Fórmula Uno en Pérez quien, como Senna en su día, deberá luchar por hacerse respetar ante un compañero más establecido: el británico Jenson Button, campeón del mundo en 2009 y, al igual que Prost, extremadamente frío al volante.

“Es uno de los jóvenes con más talento, somos optimistas y ambiciosos respecto a sus habilidades y creemos que puede ser campeón. Jenson y Sergio serán tratados por igual”, se afanó en proclamar tras la primera sesión de entrenamientos oficiales en Jerez (España) el patrón Martín Whitmarsh, aunque remarcando que el británico “parte con ventaja porque conoce el equipo y es campeón del mundo”.

La temporada 2012 de Pérez en una escudería menor como Sauber fue relativamente satisfactoria, aunque huérfana de victorias. Un excelente pilotaje en el Gran Premio de Malasia, donde llegó a comprometer al bicampeón español Fernando Alonso (Ferrari) y acabó segundo (primera ocasión en 40 años en que un mexicano subía al podio), despertó ciertas comparaciones con el estilo de conducción de Senna. Destacaron su habilidad para conservar los neumáticos y su seguridad al volante, pese a las críticas de unos cuantos, como el oficial de Ferrari Luca Baldisserri, quien lo tachó de “demasiado agresivo”.

“En pista hay que serlo, pero si repasa toda la temporada, verá como no cometí ningún error”, respondió entonces el mexicano, quien ahora tiene oportunidad de aportar su fiabilidad a un equipo de primer orden como McLaren, rápido pero irregular la pasada campaña, clasificando tercero en el Mundial de constructores.

Ocupara en la caravana la plaza que dejó vacante el británico Lewis Hamilton, otro campeón del mundo, pero nuevamente de pilotaje distinto a Pérez, en ocasiones pecando de temperamental.

“De afuera parece que es muy frío el equipo, pero es una gran familia, muy unida y con el mismo objetivo: ganar el campeonato. En el poco tiempo que llevo me he sentido como en casa”, explica Pérez. “Ser parte del equipo en que una leyenda como Senna manejó significa mucho para mí. Toda mi vida soñé con estar en McLaren. Cuando voy a fábrica y quiero un descanso, salgo caminar por el bulevar, veo los coches de Senna, Fitipaldi, Prost… y  regresó con ganas de trabajar aún más. Son cosas que solo McLaren las tiene y yo quiero poner mi nombre junto a esos grandes campeones”.

Campeón vigente y con mayúsculas es Christian Horner, jefe del admirado equipo Red Bull, quien enumera a los “sospechosos habituales como Alonso, Hamilton y Button” entre los principales candidatos a disputar la corona de su protegido Sebastián Vettel. Excluye del grupo a Pérez quien, pese a las buenas palabras, deberá ganarse a pulso un trato equitativo a Button en la escudería de Woking. “Pérez es joven y muy talentoso, pero hay mucha diferencia entre pilotar en Sauber y hacerlo en McLaren. Todavía está en fase de aprendizaje; aunque es muy rápido, eso seguro”, opina Horner.

Vettel coincide con su patrón, aunque abriendo la puerta a una posible campaña sorpresa del mexicano. “No tiene la experiencia de Button, Hamilton o Alonso, pero está en uno de los mejores equipos. Los McLaren estuvieron muy bien el año pasado, las reglas no han cambiado demasiado, han trabajado muy bien en invierno, y eso, unido a su buen pilotaje, le convierte en un rival a tener en cuenta”, comenta el tricampeón.

Actualmente probando el nuevo monoplaza en la segunda sesión de tests en el Circuito de Catalunya, Pérez marcó el miércoles la mejor vuelta, quedando “muy contento” con el rendimiento del McLaren, pero menos con la “increíble degradación de los neumáticos”, que estrenan compuesto en 2013.

“Tienes que adaptarte al nuevo asiento, a la manera de agarrar el volante. Al sistema. Es como volver a la escuela”, reconoce Pérez sobre el cambio de equipo. “Muy poca gente se imagina lo que implica. Es una filosofía muy diferente a Sauber. Los coches trabajan y se manejan muy distinto. Me ha tocado cambiar mi estilo de manejo a un McLaren, que estaba diseñado al gusto de Button, pero tenemos un coche muy competitivo”.

Otro ex campeón en la escudería británica, el venerado Niki Lauda, se cruza con el mexicano sobre el paddock catalán y aporta el privilegiado análisis que le otorgan sus tres coronas en la máxima competición: “Es un buen chico. Tiene grandes cualidades y ahora un coche competitivo. Es un error entrar en comparaciones con Senna. Eran otros tiempos. Pérez estuvo muy bien el año pasado, sobretodo en Malasia. Ahora ha dado un paso arriba y hay que ver cómo responde”.

Desconocedor de las palabras Lauda, Pérez anunció tras los entrenamientos su inmediato regreso a Woking para seguir trabajando y, de paso, reencontrarse con el bulevar de los sueños.

Esteban Gutiérrez: “Estar al filo de la navaja me dio seguridad”

[Esta entrevista fue editada y publicada en febrero de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MONTMELÓ, España (AP) – El primer recuerdo “automovilístico” de Esteban Gutiérrez es el de una tapa redonda que, corriendo a velocidad infantil, manejaba como volante en el domicilio de sus padres en Monterrey (Nuevo León, México).

El joven de 21 años ha transitado un largo trecho en poco tiempo hasta encontrarse a las puertas de su estreno como piloto de Fórmula Uno en el próximo Gran Premio de Australia (17 marzo). Nuevo y cuestionado fichaje de la escudería Sauber, en sustitución de su compatriota Sergio “Checo” Pérez (partido a McLaren), Gutiérrez es plenamente consciente de que la etiqueta de “piloto de pago” que acarrea el patrocinio del multimillonario empresario Carlos Slim arrastra también miradas escépticas sobre su habilidad al volante.

Campeón de GP3 en 2010, irregular en 2012 en GP2 y actualmente probando su nuevo monoplaza en los entrenamientos oficiales del Circuito de Catalunya, afronta las dudas generadas con entereza y sin complejos, consciente de que, si una cosa manda más que las palabras en el circo de la Fórmula Uno, eso son los resultados.

Associated Press: ¿Cómo está durmiendo?

Esteban Gutiérrez: Muy bien. No me cuesta nada. Estoy muy tranquilo y contento con el equipo.

AP: ¿Y cómo se levanta?

EG: Muy animado, especialmente cuando hay entrenamientos así. He debido adaptarme, pero tampoco es un cambio drástico.

 AP: ¿Sin nervios?

EG: Es una motivación importante estar al nivel más alto, con los mejores ingenieros y tecnología.  El equipo trabaja con gran profesionalidad y eso me otorga tranquilidad.

AP: ¿Cómo se disfruta más: con la tapa o en el bólido?

EG: Son sensaciones diferentes. Uno es recuero de niño, pero ahora es una combinación de deporte con estilo de vida, cada vez más profesional y personal, y responsabilidad creciente. Lo más importante es intentar disfrutar todo lo que se hace.

AP: ¿Sus padres lo disfrutan o lo sufren?

EG: He tenido un gran apoyo de mi familia desde el inicio. Vienen a todas mis carreras, aunque implica una aceptación muy grande por su parte.

AP: Recientemente expresó sus dudas sobre su preparación…

EG: Me malinterpretaron. Dije que no lo sabría hasta disputar la primera carrera, no que no fuera a estar listo.

AP: ¿Qué le falta?

EG: La práctica es la base de la experiencia y el equipo está adaptando el programa para ponerme al tanto lo más rápido posible en cuestión de pit-stops, procedimientos en pista, cambios en el volante y similares. Todo lo que cambia de ser un piloto de GP2 a estar en la máxima competición para tener tranquilidad en los momentos adecuados.

AP: ¿A quién recurre en caso de dudas?

EG: No pienso en mis debilidades. Hay momentos en que tienes que centrarte más en unas cosas que en otras y la manera de crear más seguridad en mi mismo es dando mi mejor esfuerzo. No solo para estar en Fórmula Uno, sino para ser exitoso.

AP: ¿Ha crecido su popularidad en Méxixo?

EG: Me ha tocado vivir un proceso muy progresivo por el éxito de “Checo” en los últimos años y porque solo somos dos mexicanos en la F1. Siempre hubo mucho interés.

AP: ¿Allanó el camino “Checo”?

EG: Gracias a él pude estar con Sauber desde antes y con un plan de desarrollo, pero no deja que tengas que hacer tu trabajo. Tenemos muy buena relación y siempre nos apoyamos, como buenos mexicanos.

AP: ¿Siente que pueden ayudar a mejorar la imagen de su país?

EG: Es una gran responsabilidad hacerlo, pero no solo por el país. Hay que comportarse profesionalmente y dar buena imagen en general, por uno mismo.

AP: ¿Sabía que era el piloto más joven del paddock?

EG: No, pero ahora que lo dices…  He tenido la suerte de vivir el ambiente desde hace tres años, ver lo que le pasaba a “Checo”, y eso me ayudó para afrontar lo que pueda venir. Estoy preparado.

AP: ¿Qué es lo que más está disfrutando?

EG: Puedo estar concentrado en un solo objetivo y pilotar sin más preocupaciones. Antes tenía que combinar GP2 con ser piloto de pruebas, lo que generaba algún conflicto de intereses y cierta inestabilidad.

AP: Su jefe, Peter Sauber, reconoció que llegó a tener ciertas dudas sobre su rendimiento…

EG: Es verdad. No le echo la culpa a nadie, pero no me arrepiento de lo que me ha tocada vivir. Todas las experiencias se toman muy en cuenta para el futuro. Las categorías inferiores son para formarse, pero en el nivel más alto ya se esperan resultados. Me hubiera gustado dominar la GP2, pero eso no te da necesariamente el mismo aprendizaje que la situación que me tocó vivir: estando al filo de la navaja y teniendo que buscar la manera de convencer a la gente que merecía un puesto. Me dio mucha seguridad.

AP: Sauber añadió que esperaba que empezase el mismo nivel que su compañero, NIco Hulkenberg. ¿Lo está?

EG: Nico tiene tres años de experiencia en Fórmula Uno, y esa es una gran ventaja. Probablemente me cueste adaptarme al principio en algunos aspectos de comunicación con el equipo, o en situaciones de carrera en que esté la pista seca y empiece a llover, que es algo que no he vivido en F1. Estoy buscando ser constante y aprovechar las oportunidades.

AP: Mezcla exótica de mexicano en equipo suizo…

EG: Son diferentes culturas y mentalidades, pero un piloto tiene que saber adaptarse. A fin de cuentas hay unos principios básicos de puntualidad, eficiencia y tener claras las responsabilidades de cada cual.

AP: ¿Cómo se define como piloto?

EG: Si tengo un objetivo, trato, con mucha paciencia, de conseguirlo. No me desesperó tan rápido. Busco ser tranquilo pero constante en mi progreso.

AP: ¿Algún referente?

EG: Siendo sincero, yo empecé a seguir la F1 cuando empecé a correr en 2007. Es algo seguramente muy diferente a otros pilotos: me gustan los coches y la velocidad, pero nunca fui seguidor desde el principio. Una vez involucrado, conoces más la historia. Pero de pequeño siempre seguí más a los pilotos mexicanos de la Champ Car como Adrián Fernández y Míchel Jourdain.

AP: ¿Le han comparado con alguien?

EG: Sí, pero cada piloto tiene sus características y son cosas en que no es tan importante enfocarse. Prefiero pensar en el presente.

AP: ¿El casco transforma al hombre?

EG: De los actos naturales de una persona y sus características, como vive y se ordena, se desprende lo que hace en su vida profesional. Una estructura de equipo u otra te puede forjar a actuar de cierta manera, pero los principios individuales influyen mucho en como afrontas las carreras.

AP: ¿Hay que aceptar el miedo?

EG: El miedo se convierte en adrenalina. Si los pilotos pensáramos en eso, no estaríamos acá corriendo al límite.

AP: ¿Tiene manías?

EG: Normalmente duermo 15 minutos antes de la carrera. Me preparo también con ejercicios físicos. Soy religioso y en el coche llevo estampitas, pero ya en pista, no pienso en otra cosa que no sean pilotar.

AP: Se le considera “piloto de pago”. ¿Le irrita?

EG: No me molesta ni pienso en ello. Cada persona tiene sus propias ideas y es una característica difícil de diferenciar hoy en día, que los equipos necesitan dinero. Al final, el que está aquí, está aquí y es mi responsabilidad aprovechar esta oportunidad al máximo. Y otro punto: yo tengo relación con este equipo desde antes de que los patrocinadores mexicanos empezaran.

AP: Dice que su objetivo es aprender, pero, ¿con qué sueña?

EG: Ahora quiero consolidarme, pero mi meta es ser campeón del mundo. Sería inútil decir que lo voy a conseguir en mi primer año. Es un proceso y voy  hacer mi mejor esfuerzo para alcanzarlo en el futuro.

Javier Aguirre o el “Moneyball” de trinchera

[Este artículo fue editado y publicado en enero de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Mediada la primera parte del partido Espanyol-Mallorca del pasado viernes, el local Rui Fonte cayó al choque con un rival frente al área técnica, a pies de su entrenador, Javier Aguirre.

Perplejo por la no señalización de lo que consideró una falta clara, el joven extremo, tendido sobre la hierba, reclamó vehementemente al árbitro. Acto seguido y sin desviar la mirada de la acción sobre la cancha, Aguirre hizo enérgico aspaviento de manos a su pupilo con mensaje inequívoco: “Calla, levántate y corre”.

El ademán vino a resumir tanto el estilo propio del timonel mexicano como el precario estado de urgencia del Espanyol en la liga española, donde ha sufrido 17 fechas en la zona de descenso.

Sólo tras la llegada de Aguirre el pasado 29 de noviembre ha conseguido el equipo sacar la cabeza del pozo, a razón de 12 puntos sumados en siete fechas; tres más de los acumulados por su antecesor en el cargo, el argentino Mauricio Pochettino, en el doble de jornadas.

El mal inicio se cobró también un relevo presidencial, y lo primero que hizo el nuevo mandatario, Joan Collet, fue apelar a la contrastada experiencia del mexicano en situaciones límite para intentar revertir la tendencia.

Parte de la misión se cumplió con el sufrido triunfo por 3-2 sobre el Mallorca, rival directo al que el Espanyol debió remontar un marcador adverso tras error defensivo de Héctor Moreno, compatriota y futbolista de confianza de Aguirre.

“Falló, pero no se vino abajo y siguió compitiendo”, elogió el técnico, quien a su vez resaltó la tarea de Fonte, muy criticado por la hinchada. Centrado en ensalzar el sentimiento tribal de un vestuario frágil a su llegada, Aguirre insiste en que debe “contar con todos para llegar a buen puerto” y ha recuperado futbolistas olvidados como Simao Sabrosa o Joan Capdevila.

Y todos repiten como abnegados reclutas las consignas transmitidas.

“Es muy intenso. Desde el primer día nos dijo que debíamos ser exigentes con nosotros mismos. Se entrena como se juega”, recita Javi López. “Nos ha enseñado a ser prácticos para salir del fango”, sigue Capdevila. “Nos dimos cuenta que no hay tiempo para jugar bonito”, conviene Moreno. “Inculca carácter y sacrificio”, añade el argentino Diego Colotto. “Te mira a los ojos”, zanja Simao.

En su recetario básico caben tanto apelaciones al orgullo macho como al razonamiento práctico. “Nos salvaremos con la cabeza, el corazón y lo de más abajo”, proclamó nada más pisar las instalaciones blanquiazules.

El orden de los factores sí altera el producto, según el ideario de Aguirre, quien volvió a insistir previo al clásico con el Barcelona en “jugar con la razón, entregarnos al máximo, ser profesionales y no dejarnos llevar por la fiebre. No hay margen para eso”.

Al contrario que en la visita previa al Real Madrid, cuando rescató un empate por 2-2, el resultado no acompañó entonces al equipo, que encajó cuatro tantos en apenas media hora, forzando al técnico a apretar el botón de reinicio con miras al siguiente choque contra al Celta de Vigo. “Esa es nuestra liga”, proclamó.

Y acertó: dos victorias consecutivas sobre rivales directos han alejado al Espanyol a tres puntos del descenso antes de enfrentar, el sábado, al Zaragoza, precisamente el anterior equipo al que Aguirre salvó de la quema.

El pragmatismo es probablemente, la principal cualidad de Aguirre, acérrimo seguidor de los Atléticos de Oakland en las Grandes Ligas del béisbol estadounidense. No consta, por ahora, que el “Vasco” aplique las teorías descritas por Michael Lewis en el célebre libro “Moneyball” sobre optimización del plantel en base a datos estadísticos; pero la actual crisis financiera del Espanyol obliga, como en el caso de Billy Beane con los Atléticos, a reforzarse con retales del mercado.

En espera de concretarse la cesión del delantero colombiano Dorlán Pabón o el argentino Nicolás Blandi, la política de fichar a coste cero del club catalán ha supuesto el reclutamiento de un veterano curtido en mil batallas como el búlgaro Martin Petrov, desvinculado del Bolton.

Carrilero zurdo de 34 años y ex discípulo de Aguirre en el Atlético de Madrid, Petrov encarna a la perfección la mentalidad de trinchera del mexicano, con el equipo en plena guerra deportiva por escapar el infierno de la segunda división. “Aguirre me llamó a la medianoche y no me lo pensé. Ya no pude volver a dormir”.

Para cumplir su objetivo, Aguirre necesita hombres bregados en infantería más que primeras espadas, circunstancia que ha resultado en el auge de futbolistas como el uruguayo Cristian Stuani en detrimento de promesas como el italiano Samuele Longo.

La clarividencia estratégica es inherente a todo buen mariscal de campo, independientemente de su facilidad para arengar las tropas, y Aguirre evidenció la suya mejorando la pizarra de Pochettino y experimentando con Stuani, un “nueve” puro que descubrió una nueva vocación como extremo circunstancial.

Pero el ex seleccionador mexicano es el primero en desdramatizar sus decisiones. Inquirido sobre las razones que le llevaron a apostar por Stuani en la banda derecha, al Vasco se le escapó la risa: “!Y yo que sé, hijo! Pues cualquier cosa… Por suerte funcionó”.

Convencido de que el buen humor “es vital para andar por la vida”, no tuvo reparos en resaltar “el tremendo ridículo” que sintió al tropezar estrepitosamente camino del banquillo en su estreno ante la afición. “Saldré en todas las televisiones”, bromeó quien, en apenas un mes, se reveló un entrenador a medida para un club que, acomplejado por las mastodónticas dimensiones del vecino Barsa, acostumbra a moverse al compás de la tragicomedia.

Nadie como Aguirre para balancear responsabilidad y relatividad en el complicado equilibrio que supone la delicada situación de la entidad. “Llegué en un momento difícil, empezando de cero con el equipo en alta mar. Pero el reto no solo es mío, sino de toda la institución que, en 15 días, sufrió un relevo en todas sus estructuras: entrenador, presidente, director deportivo, fútbol base… No será fácil para nadie”, contextualizó.

Si el slogan “Más que un club” exhibe las ambiciones sociopolíticas del Barsa, el Espanyol reivindica todo lo contrario; y, en ese sentido, la contagiosa personalidad y el mensaje llano de Aguirre han calado sin complejos.

Su último toque de corneta da buena cuenta del estado de alerta permanente en que se mueve el Vasco: “No hay que bajar la guardia. Si lo haces, no transmites nada. Te conviertes en un fantasma”, recordó recién. Aunque le bastaran un gesto y tres conceptos: Callar. Levantarse. Correr.

Del “Bombardero” a “La Pulga”: 85 goles separados por cuatro décadas de fútbol

[Este artículo fue editado y publicado en diciembre de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – 85 dianas en un año calendario se dicen pronto, pero la marca que actualmente ostenta el astro argentino Lionel Messi solo fue alcanzada previamente por un futbolista, cuyo nombre se asocia irremediablemente con el gol: Gerd Mueller.

Apodado “Der Bomber” (El Bombardero) por sus potentes disparos al arco, el prolífico delantero alemán de los años 60 y 70 comparte con Messi la sed insaciable por perforar redes contrarias, su menudo tamaño, cierto aspecto mundano poco asociado a un deportista de élite y la posición de delantero; aunque en caso de Mueller mucho más centrada.

Estandarte junto a Franz Beckenbauer del Bayern de Munich que se coronó campeón de Europa en tres temporadas consecutivas (1974, 1975 y 1976) y la selección alemana que ganó el Mundial de 1974, Mueller vivió un año de ensueño en 1972, cuando además de la Eurocopa consiguió promediar un gol cada 4,29 días.

Tras alcanzar Messi la cifra este sábado con su triplete al Athletic de Bilbao, queda clasificado provisionalmente en segundo lugar el mítico Pelé, que sumó 75 dianas en 1958 con el Santos y la selección brasileña.

Al argentino, que ya rebasó a “O Rei” el pasado 11 de noviembre en Mallorca con un doblete, le restan seis partidos en lo que queda de año para quedarse solo en la cima histórica de goleadores. Y dado su espectacular ritmo en la liga, con 22 dianas en 14 fechas, los 100 goles en un año no parecen una utopía.

En un 2012 mágico en el aspecto anotador, Messi se ha acostumbrado a vivir grandes noches, la mayoría ante su público.

12 meses dan para mucha “Pulga”, y la afición azulgrana ha gozado de partidos como el de sus cinco goles en la goleada por 7-1 sobre el Bayer Leverkusen en octavos de final de la Liga de Campeones, el 7 de marzo.

Era la primera vez que alguien conseguía cinco tantos en la competición, pero Messi tardó sólo 13 días en volver a dejar huella, rebasando la marca de 232 tantos de César Rodríguez como goleador histórico del club azulgrana. No contento con igualar el registro de 57 años de antigüedad, el “10” regaló un triplete para alcanzar los 234.

Siempre resulta complicado comparar décadas, y el fútbol ha evolucionado notablemente en los 40 años que separan los 85 tantos de Messi y Mueller. Pero el alemán opina que “era más difícil marcar goles en mi época: tenías delante al defensa central y un líbero. Siempre había dos hombres para marcar al delantero. Ahora solo hay uno.”.

La teoría es cuestionable viendo algunos de los tantos de Messi, escurridizo como Mueller cuando se encuentra rodeado de contrarios, y a menudo víctima de la dureza de los zagueros, que no saben cómo frenar su combinación de potencia, velocidad y talento gambeteador.

El Barsa fichó a Messi por vía del técnico Carles Rexach y tras hacerse cargo del costoso tratamiento de crecimiento de “La Pulga”, de quien había dudas sobre su físico. El arribo de Mueller al Bayern en 1964 también desconcertó al entrenador Tschik Cojkovski, quien no tardó en apodarlo “Bajito Gordito Mueller”.

Pero si un trazo comparten ambos es su capacidad de asociación con sus compañeros. Con cada nuevo galardón conquistado, Messi recuerda que su éxito personal se debe al trabajo del colectivo, y la videoteca confirma que, aparte de su desbordante talento individual, tanto “La Pulga” como el “Bombardero” consiguieron buena parte de sus goles participando del juego coral de sus equipos.

Las combinaciones rápidas e intuitivas, al primer toque, incluso sin mirar, entre Messi y el resto de formados en la cantera azulgrana tienen precedente en el Bayern de Mueller, donde el germano tejía jugadas de parecida estampa apoyándose en Uli Hoeness o Franz Roth, aunque con menor fluidez.

Messi ya batió el récord de Mueller de 67 dianas en una temporada el 2 de mayo. Acostumbrado a superarse, registró una más, 68, con el triplete ante el visitante Málaga.

23 días después, en su último partido del curso, la final de la Copa del Rey, el rosarino estableció el récord definitivo de 73 con el segundo de la victoria por 3-0 sobre el Athletic de Bilbao.

Previamente, el 6 de mayo había anotado su gol 50 en la liga, otro récord, marcando los cuatro de la goleada al Espanyol en el derbi y la despedida del técnico Pep Guardiola ante su afición. Pero ese medio centenar resultó agridulce por la cesión del campeonato al Real Madrid.

Alimentando la teoría de Mueller, cabe señalar que los registros de los máximos cañoneros en aquella década palidecen en comparación a los números actuales: Mariano Arias (Oviedo) y Carlos Ruiz (Athletic) se llevaron “Pichichis” respectivos en 1973 y 1975 con apenas 19 redes.  Y José Garate y el propio Rexach compartieron el galardón en 1971 con 17.

Su descubridor explica que “el fútbol ahora es más zonal. Antes se marcaba más al hombre y se daban más patadas”. Pero Rexach tiene clara la diferencia: “Mueller tocaba cinco pelotas en un partido y metía tres o cuatro goles. Messi interviene más en el juego. Marca goles, pero también los da”.

En 1972 Mueller contaba 27 años, dos más que Messi en la actualidad. El “Bombardero”  duró siete al más alto nivel, optando por retirarse en la liga estadounidense, donde sufrió problemas con el alcohol.

Así como su nula predisposición a cambiar de club en un futuro, el astro del Barsa reconoce que apenas ha visto alguna imagen de su predecesor en los anales futbolísticos, aunque admitió respecto al récord que “soy competitivo y me gusta ganar”.

Ciertamente, el rosarino también sufrió días tristes en 2012. Los dos más sonoros fueron espaciados en solo 72 horas. El 21 de abril se quedó sin marcar en el clásico contra el Real y el equipo cedió una derrota clave en el Camp Nou para que los blancos acabaran coronándose. Y el 22, vivió su noche más aciaga sobre el mismo escenario al fallar un penal en la vuelta de semifinales de la Champions, quedando eliminado tras empatar con el Chelsea.

Pero el inicio de temporada a todo tren del Barsa y Messi, líderes invictos en la liga, coincide con un feliz final de año fuera de la cancha, donde el astro celebró el nacimiento de su primogénito, Thiago, el pasado 2 de noviembre.

Dice el refrán que un recién nacido siempre llega “con un pan bajo el brazo”. A “La Pulga” le sobran ingredientes y alicientes para seguir horneando goles. Y la gran clave: tiempo.