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Héctor Moreno sigue subiendo peldaños en el Espanyol

 [Este artículo fue publicado en octubre de 2011 por THE ASSOCIATED PRESS]

BARCELONA (AP) – En la cálida Barcelona, a la sombra del considerado mejor club del mundo, el Espanyol y su fichaje estrella del pasado junio, el central mexicano Héctor Moreno, trabajan estos días pensando en su próximo rival en la liga española. El considerado segundo mejor club del mundo: el Real Madrid.

“Trataremos de estar atentos y concentrados, con el debido respeto que le tenemos a todos los equipos, no sólo al Madrid”, avanzó este jueves Moreno, que se cruzará por primera vez con el portugués Cristiano Ronaldo.

“Es un gran jugador, muy completo, de los mejores del mundo. Lo demuestran sus números y su ambición por ganar. Pero el Madrid tiene a otros. Pararlos será un trabajo colectivo”.

Partido a partido. Paso a paso.

Ese parece ser el mantra del internacional mexicano, titular indiscutible para el argentino Mauricio Pochettino en el joven cuadro “periquito” y llamado tomar el testigo de su admirado Rafa Márquez en la selección “Tricolor”.

“Es un halago que me comparen con él. Me genera un compromiso porque Rafa es un ídolo para mí y alguien que ha hecho bastante por el futbol mexicano, que ha triunfado,  así que debo seguir trabajando para llegar a ese nivel”, comentó Moreno, de los últimos en abandonar el gimnasio tras la sesión de entrenamiento y de los pocos que se quedan a comer en la ciudad deportiva blanquiazul. Su Land Rover blanco, aparcado, espera ruta a la tranquila población de marítima de Alella, donde este soltero de 23 años ha montado residencia.

Se da la casualidad que fue el propio “Kaiser de Michoacán”, padrino futbolístico de Moreno, quien le recomendó el fichaje a Pochettino. Y el Espanyol, equipo no precisamente derrochador en el mercado de fichajes, se animó a pagarle unos cuatro millones de euros al AZ Alkmaar de la liga holandesa por hacerse con los servicios de este central zurdo, joven y con proyección.

Después de que Moreno haya disputado la totalidad de minutos en liga partiendo de titular, con tres tarjetas amarillas acumuladas y un gol anotado, no parece que vayan a pedir una devolución.  Y menos, tras su pase de modelo para el nuevo patrocinador de la camiseta: Cancún. El gobierno de Quintana Roo también apuesta por el nuevo jefe la zaga españolista.

“Héctor ha tenido una adaptación muy rápida y tiene mucha calidad, como decían los informes. Estamos muy contentos con él”, declaró Pochettino.

Y no es el único enamorado del mexicano en el vestuario blanquiazul.

“Central completo, agresivo, con una gran salida de balón. Muy joven, con una proyección enorme. Y grandísima persona, muy buena gente”, comentó el portero argentino Cristian Alvarez.

“Nos ha sorprendido a todos. Me gusta mucho: tiene muy buena salida de balón y va muy bien en el juego aéreo. Espero que tengamos más continuidad para entendernos mejor. Como persona, muy buen tipo, la relación es fantástica”, añadió su compañero de zaga, Jordi Amat.

Y el argentino Juan Forlín, con el que compartió auto a los entrenamientos mientras vivía en un hotel cercano, tampoco tiene más que elogios para su competencia directa por un puesto en la zaga: “Sin duda es un gran jugador que lo seguirá demostrando a lo largo de la liga. Aporta mucha calidad, por algo es de selección. Como persona, espectacular”, resumió.

Algo parecido debió decirle su hoy compañero en la selección mexicana, Efraín Juárez,  a Jesús Ramírez, seleccionador de aquella Sub-17 que quedó campeona en el Mundial de Perú 2005.

“Le vi jugar con las divisiones inferiores de Pumas de la UNAM y le pregunté a Efraín, que ya estaba con nosotros: ‘este chavo juega muy bien, ¿no?’ y me contestó que sí, que tenía muy buena zurda. Los propios futbolistas son los mejores consejeros, porque te dicen la verdad sobre sus compañeros”, explicó Ramírez, quien lo definió como “un chico alegre pero discreto, que siempre cumple”.

Ya entonces empezaban las recomendaciones con Moreno, y el técnico no tardó en convocarle para ese primer paso de lo que se aventura un largo recorrido en el combinado nacional.

Moreno ha ido quemando etapas, sin prisa pero sin pausa, desde que México ganara ese mundial con gol suyo en semifinales contra Holanda. Los grandes titulares de prensa se los llevaron compañeros como Giovani Dos Santos, Carlos Vela o, posteriormente, Pablo Barrera.

Pero el defensor, de familia asentada, madre profesora y padre director técnico de fútbol, ha sido el más regular, jugando en todas las categorías internacionales, hasta abanderar el próximo gran reto del “Tri”: las eliminatorias de clasificación al Mundial de Brasil 2014.

Sus valedores esperan que sea en tierras brasileñas donde Moreno tome definitivamente el testigo de Márquez y se convierta en el capitán del equipo. “¿Porqué no?”, preguntó Ramírez. “Tiene las condiciones para serlo. Siempre fue muy colaborador y, aunque de bajo perfil, ejerce de líder silencioso con su ejemplo. Trabaja con muy buena disposición, nunca se mete en problemas y desde pequeño que tiene gran facilidad para hacer grupo”, comentó.

Moreno insistió en su mantra de que “lo importante es seguir trabajando cada día para mejorar, aprender algo nuevo y crecer como futbolista y persona”, aclaró que su rol con respecto al combinado nacional no varía más allá de “ayudar a un equipo joven con mi experiencia en todo lo que pueda” y resaltó que en la liga española está adquiriendo un nivel competitivo  superior.

“Un paso adelante en mi carrera”, dijo.

Otro más.

Antes del llamado para el próximo cotejo con Brasil, Moreno se enfrentó hace dos semanas con Barrera, fichado por el Zaragoza, quien coincidió con Ramírez en que “es un líder en la selección, ayuda mucho dentro y fuera del campo y eso lo nota el equipo. Aunque es diferente a Márquez, también puede desempeñar un papel muy importante en el futuro. Su adaptación al fútbol español será buena”.

Partido a partido, como siempre.

Messi, el rey camino de Wembley

[Este artículo fue editado y publicado en Mayo de 2011 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por: Alex Oller

BARCELONA (AP) — “Me guardo las palabras para el día 29”.
La proclama de Leo Messi ante un Camp Nou entregado el día de la celebración del título de Liga del FC Barcelona le sirvió de coartada a La Pulga para zafarse una vez más de hablar en público..
Este lunes, a las puertas de su segunda final de la Champions League frente al Manchester United, tras perderse la que el Barça le ganó al Arsenal en Paris en 2006, el astro argentino enfrenta, por enésima vez un su carrera, un tumulto de micrófonos y cámaras en la zona de prensa del Camp Nou. Con semblante serio, casi ausente, como quien trata de imaginar las agujas de un reloj avanzando lentamente hacia el día del partido mientras atiende a las preguntas de siempre, responde casi como juega: rápido y directo al grano, sin exceso de adornos ni demasiado tiempo para la reflexión. “Tengo ganas de que empiece la final”, resume.
Que es un pésimo entrevistado lo saben todos los que se agolpan a su alrededor y los millones de seguidores que le ven y escuchan a menudo al lado opuesto de la lente. Pero a Messi no le pagan por hablar. Él es el número uno del mundo sobre un campo de fútbol. Y eso también lo saben todos.
A punto de cumplir 24 años, 11 de ellos en el Barça desde que Carles Rexach quedara prendado de sus gambetas en un partidillo ante los mayores, La Pulga no admite discusión alguna cuando la pelota echa a rodar. Y si no lo dice él, siempre tímido, introvertido y humilde lejos del terreno de juego, lo aseguran sus compañeros. “Leo es el mejor del mundo, de largo. No hay color”, espetaba Andrés Iniesta, el del gol ganador del pasado Mundial para España, previo a la entrega del Balón de Oro 2010 a Messi. Y Xavi, otro de los candidatos forjado en La Masia azulgrana, remataba: “Es un espectáculo, el mejor del mundo. Antes, de diez le salían cuatro; ahora, se la juega en el momento justo y no le paras. Tiene gol y es solidario, lo tiene todo”.
El año en que Cristiano Ronaldo vino a disputarle el trono en la Liga española con su fichaje por el Real Madrid, Messi ha vuelto a engrandecer su figura hasta límites estratosféricos. Purgado el vestuario azulgrana con la llegada de Pep Guardiola al banquillo y la marcha progresiva de Ronaldinho, Deco y Samuel Etoo’o desde 2008, el rosarino se siente más cómodo que nunca en Can Barça, entregado como está el equipo a su estela y el propio delantero, a la causa común. Sólo el Gaucho llegó a eclipsar a Messi tras su irrupción en escena en 2004, y ningún jugador ha progresado más que Leo desde que ejerce de entrenador Guardiola, quien ha sabido dejar hacer al genio, exigiéndole al mismo tiempo: “Queremos que tenga libertad y dé rienda suelta a su creatividad. Él está contento porque tiene a jugadores que le apoyan y se siente importante”.
Los números validan la condición de monarca mundial de Messi en los últimos tres años en que, aparte de ganarlo casi todo con el Barça, ha mejorado progresivamente su media goleadora: 0,75 goles por partido en la campaña 2008-2009, 0,89 en la 2009-2010 y 0,96 en la actual para un total de 137 en 158 partidos; y con posibilidad de mejora en la final de Wembley, en la que también podría superar los 53 tantos totales de Ronaldo esta campaña. Aunque sus íntimos aseguran que a La Pulga le mueve secretamente un profundo sentido competitivo, también a nivel individual, Messi insiste en “felicitar a Ronaldo y esperar a ganar otro título colectivo, que es lo que de verdad me importa”.
Sus compañeros no pierden detalle de un futbolista descrito unánimemente como un genio, pero apuntan a un carisma personal también fuera de lo común para ratificar su actual standing como número uno mundial a todos los niveles. “Hay jugadores bueno, otros muy buenos, otros top, y otros que están por encima de todos, que son muy pocos. Leo está entre ellos. Es de los que dejan historia. Una leyenda del futbol”, resume Maxwell, quien se apresta a añadir que se trata “un chico espectacular como persona, con el que compartimos grandes alegrías a diario”. Y Adriano corrobora: “Es espectacular tanto dentro como fuera del campo, sobre todo por lo que representa para el futbol mundial y, concretamente, su país”.

Precisamente sus bajas prestaciones con la selección argentina sólo se explican en Barcelona bajo la tesis de que, con la zamarra azulgrana, Messi se siente arropado y comprendido. Su equipo juega por él y, en contraprestación, el se entrega al equipo, esforzándose tanto en el desmarque como en la recuperación, como demuestran sus 8 kilómetros recorridos en la segunda vuelta de la semifinal de Champions contra el Madrid, muchos de ellos de cara a su propia portería. Y si en la calle todos tienen claro quién es el número uno, en el cuadro técnico también. No en vano Zlatan Ibrahimovic fue devuelto al Calcio al negarse a ponerse en fila y David Villa ha sido adecuadamente reubicado en la banda para que Messi campe a sus anchas como falso nueve. Y con inmejorables resultados, por cierto.
En la actual temporada, Messi lidera la tabla de goleadores de la Champions con 11 goles, y con uno más en la final de Wembley igualaría a Ruud Van Nistelrooy en la clasificación histórica, ya que el holandés contabilizó 12 en la campaña 2002-2003. Se antoja también el futbolista más hiperactivo de la competición europea en la presente edición, siendo el que acumula mayor número de remates a puerta (31) y faltas recibidas (30) en el equipo que promedia mayor posesión de balón por partido (62%). Guardiola, que no cree el legado de Messi dependa de una victoria el día 28, se deshace en elogios: “Leo es grande en todo: lo es porque es capaz de decidir una semifinal de la Champions en un partido, como hizo con los dos goles en el Bernabéu y también porque, si hay que hacer un esfuerzo para ayudar a sus compañeros, él lo hace. No se puede hablar de los éxitos del Barça en los últimos años sin él”.
En el Olimpo europeo es el madridista Paco Gento quien lidera la clasificación de campeones de Europa con 6 trofeos entre 1955 y 1966, con el gran Alfredo Di Stefano a uno de distancia, mientras que Etoo’o y Clarence Seedorf le siguen con cuatro Champions en la era moderna. Messi, que espera conseguir su tercera Champions, se equipararía con Cruyff en caso de vencer al Manchester United y ya igualó a Di Stefano con la conquista de su segundo Balón de Oro, así como al brasileño Ronaldo, siendo los tres los únicos futbolistas latinoamericanos en repetir galardón. Y, de conseguir un tercero, algo más que probable, entraría en el club de los ilustres, formado por los holandeses Johan Cruyff y Marco Van Basten, y el francés Michel Platini. Messi reconoció que el último “no me lo esperaba”, y que tanto Xavi como Iniesta, los otros finalistas, “lo merecían tanto como yo, ya que sin ellos no estaría aquí”. En uno de sus mejores años, el argentino se adueñó de 473 de los 480 votos, un inédito 98,5% del total, que rompieron la norma no escrita de que el galardón se lo llevaba el ganador del Mundial anterior.
Messi sí anda tras Ronaldo en el ranking anual que la revista Forbes hace de las celebridades más poderosas del mundo, donde sus 32 millones de dólares embolsados en el último año ‘sólo’ le valen el puesto 62, unos 19 detrás del portugués, con sus 38 millones en ganancias. Y seguramente también le ande a la zaga en presencia mediática.
Pero, como todo buen rey, sabe lo que quieren sus fieles.
Camino de Wembley, le esperan el día 29 de vuelta en el Camp Nou.

Mascherano: venir, ver, ganar

Mascherano: venir, ver, ganar
[Este artículo fue editado y publicado en Mayo de 2011 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por: Alex Oller

BARCELONA (AP) — Javier Mascherano fue el último de los futbolistas del FC Barcelona en abandonar el terreno de juego del Ciutat de Valencia tras la conquista de la Liga española por parte del conjunto azulgrana el pasado 11 de mayo. Quizás porque, a sus 26 años, el joven capitán de la selección argentina se considera un futbolista de raza, de esos que disfrutan más del olor del pasto y la zamarra sudada que del calor de los focos y el magnetismo de los micrófonos. O porque, tras cinco temporadas en el Viejo Continente, procedente del Corinthians brasileño, acababa de conseguir su primer título europeo. Mascherano, El Jefecito, un ganador nato, se estrenaba por fin con el Barça lejos de Latinoamérica.
“Vine para saber si podía jugar en un equipo como este”, explica Mascherano sobre el porqué de su marcha del Liverpool, donde ejerció “de escoba, de balance”, según sus propias palabras, a lo largo de tres años huérfanos de trofeos colectivos. Reconoce, apenas nueve meses más tarde y en los días previos a la disputa de su primera final de la Champions League frente al Manchester United, que “lo más fácil hubiera sido quedarme: tenía el sitio asegurado y nadie me iba a tocar”.
Pero El Jefecito prefirió embarcarse en una incierta aventura plagada de retos, cambiando el 20 de los reds por el 14 del azulgrana, un dorsal lucido por Johan Cruyff, el sempiterno ídolo culé, en la selección holandesa. Recordando que, en el Barça, Cruyff siempre portó el 9, el mediocampista bregador que relevó al Jefe Astrada en 2003 en River Plate, dejó claro desde un principio que afrontaría su nueva etapa con la máxima humildad y partiendo desde cero, una actitud que le ganó la estima del vestuario. “Me ha sorprendido su simplicidad y humildad. Es un trabajador nato que nunca está cómodo: siempre quiere aprender más y más, y acaba siendo él, el que nos enseña a los demás”, explica Adriano, antes de destacar la capacidad de adaptación del mediocentro a diversas posiciones: “Javier no sólo ha cumplido en todos los puesto donde el míster lo ha colocado, sino que lo ha hecho realmente muy bien”.

Y el técnico asiente. “Es muy inteligente y lo ves porque, cuando hablas con él, antes de acabar tu frase, ya ha captado lo que le quieres decir”, explica un adorador Pep Guardiola. “A nivel humano, se ganó el vestuario en seguida por su manera de ser”. Y si algún futbolista peligraba de heridas susceptibilidades tras el fichaje, ese podía ser Sergio Busquets, teórica competencia en el puesto de pivote defensivo. Pero, lejos de considerar a Mascherano una amenaza, el internacional español no tiene más que alabanzas para el nuevo escobero del Barça: “Aquí hay un gran vestuario y somos una gran familia que siempre busca el bien del equipo. Javier puede ocupar mis sitio, pero también jugamos juntos, y para mi es un placer tenerlo de compañero”.
Tras iniciar la temporada en el banquillo, Mascherano supo observar y esperar su oportunidad como buen profesional, y estuvo listo cuando Guardiola tiró de él, ya fuera en la medular o como zaguero de emergencia tras las lesiones de Puyol, Maxwell y Adriano, o la enfermedad de Abidal. El técnico probó primero con el propio Busquets, pero en seguida se dio cuenta de que el sistema del Barça requería de mayor velocidad en las coberturas y, tras experimentar exitosamente con Mascherano en Donetsk frente al Shaktar, le adjudicó la tarea al argentino, incluso por delante de su compatriota y amigo, el renqueante Gabi Milito.
Desde entonces, El Jefecito ha tomado la directa, completando 27 partidos de Liga, 10 en Champions y 7 en Copa, perdiéndose sólo dos encuentros ligueros desde la jornada 23. El hombre al que Mascherano relevó en tareas recuperadoras, Touré Yayá, ha rendido irregularmente en el Manchester City, mientras que El Jefecito ha calado mejor en el vestuario y cuajado notablemente en el campo. Estadísticas en mano, el ex del Liverpool no tan sólo ha superado ampliamente al marfileño en número de partidos jugados (43 por 32) y minutos disputados (3071 por 2268) sino que, en esos 11 partidos de más, ha dejado en evidencia a su predecesor en las trincheras del mediocampo azulgrana, con 194 más balones recuperados que Touré. Si en la temporada 2009-2010 el africano recuperó 129 balones en el total de competiciones con el Barça y perdió 115, Mascherano presenta actualmente un parcial favorable de 323 recuperaciones por 165 entregas al contrario; es decir, una mejora de +144 sobre Touré. Y todo eso cometiendo 4 faltas menos (43 por 47) y recibiendo 8 más (39 por 31). Y nunca fue tan evidente su ejemplar disciplina defensiva como en los dos partidos de alta tensión de semifinales de la Champions frente el Madrid, donde se contabilizaron 87 faltas, y el argentino sólo cometió dos para un tarjeta amarilla, recibiendo tres.
La clave, según el ex del Liverpool, es que “ahora corro menos, pero siempre estoy cerca de la jugada. En el Barça, el juego posicional es muy importante. Trato de aprender y ser mejor cada día porque mi anhelo es mirar atrás y estar orgulloso de lo que hice. Mi rol es el mismo acá que en la selección argentina. Estar en un club como este requiere la obligación de estar preparado para cuando te toque. Lo mejor que puede hacer uno es apoyar a sus compañeros, ya sea dentro o fuera del campo, al máximo”.
Guardiola, prendado del mediocampista desde que Messi y Milito avalaran su fichaje, ha quedado gratamente sorprendido con sus prestaciones y rápida adaptación: “Ya sé que la gente piensa que se trata tan sólo de un jugador defensivo, pero es mucho más que eso. Tiene mucho más criterio con la pelota de o que la gente cree. Es un jugador fantástico, muy simple, muy limpio en esa posición, que nos aporta amplitud en el mediocampo y también un buen pase en largo. Físicamente es muy fuerte, sobre todo en la transición defensiva. Es joven pero con mucha experiencia al más alto nivel y no es ninguna casualidad que, a su edad, ya sea capitán de la selección argentina: sabe estar y es muy competitivo”.
Sin saber aún si jugará o no en la final tras su gran temporada, Mascherano piensa seguir fiel a su mantra: venir, ver, ganar.

El Draft de la NBA, paso a paso

El fin de semana de San Juan, festividad de gran arraigo aquí en Cataluña, recibí la visita sorpresa de mi amigo de infancia, Butch. Su desembarco a Barcelona, ciudad de viejos correríos diurnos y nocturnos cuando aún  no estaba insoportablemente infestada de turistas anestesiados y/o desbocados (no hay término medio), supone siempre un tsunami logístico para sus amigos nativos. No importa que venga por trabajo o por placer: Butch, mexicano defeño, apasionado seguidor de Pumas y exiliado en la fría Bruselas, requiere de atención y asistencia ilimitada. Idealmente, por parte de un equipo de profesionales. Ante dilemas tan dispares del tipo ¿cómo planchar una camisa sin plancha? o problemas tan acuciantes como ¿dónde encuentro una tirita/tapones para los oídos/comida para levar/un taxi/un sastre/tabaco/un restaurante vegetariano/Alka Seltzer/(insertar minucia de turno acá…)?, impulsos del género tengo pis, caca, pupa, hambre, ganas de tomar una cerveza y su nulo sentido del concepto espacio-tiempo-responsabilidad personal, no hay defensa zonal ni táctica 5-4-1 que valga. Y claro, siempre acaba perdiendo el avión de vuelta o cambiando un plan para alargar la estancia un día mas y rememorar su fase Auberge Espagnole con su simpático grupo de amigos que, ya bien asentados en su condición de mileuristas en plena crisis económica, se apaña por atender cada uno de sus antojitos. ¿Cómo acabamos la noche de San Juan? Pues medio pedos, cantando roñosas canciones de The Police en un mugriento y semivacío karaoke cerca del Puerto Olímpico. Y creedme, podría haber sido mucho peor.

Finalmente, saciada su sed de juerga y satisfechas sus ansias escapistas, Butch embarcó al mediodía siguiente (no sin el habitual suspense final) rumbo a la aburrida Bruselas y el feliz reencuentro familiar. A modo de inmediata lavativa e intento por recuperar mi Gandhi interior, procedí a la siguiente cura de seis pasos:

1. Cambio de cerradura y desconexión de móvil e Internet para suspender indefinidamente cualquier contacto con el exterior.

2. Limpieza obsesiva del apartamento, digna de la Mónica más neurótica en un episodio de Friends, para borrar todo rastro del tsunami Butch.

3. Fuga de tres horas al gimnasio para sumergirme en el jacuzzi y relajarme en el spa. Casi lo consigo, de no ser por el alboroto creado cuando una mujer me vio dar repetidos cabezazos al cristal de la sauna tras fracasar en el intento de cortarme las venas en la fuente de hielo.

4. Menú anti-resaca consistente de ensalada, agua mineral con gas, fruta y té esotérico-digestivo.

5. Llamada a la puerta de mi septuagenario vecino para, en un momento de despiste suyo, patearle la panza a su insoportable perra obesa.

6. Desplome sobre el sofá para lanzarme ininterrumpidamente al anodino consumo televisivo.

…. Y conste que, de esa media docena de pasos, sólo uno y medio me los he inventado.

El tema era, ¿Qué ver en TV? En estos casos, uno pensaría que una comedia vendría al pelo, pero para eso se necesitan ganas de reír. ¿Un melodrama? Mi delicada situación emocional aconsejaba no exponerme demasiado a escenas excesivamente trágicas. ¿Un reality show de la MTV? Posible, pero mis favoritos (Paris Hilton’s new BFF, Parental Control y Next) no estaban programados a esa hora. ¿La final de la Libertadores? Demasiada violencia explícita para esos momentos de shock post-traumático.

Y de repente, lo vi claro: ¿Qué evento hoy en día reúne los factores de risa, drama, realidad y competencia deportiva, y los mezcla en la licuadora resultando en una sabrosa papilla de fácil digestión, leve aturdimiento mental y dulce regusto final?

¡El Draft de la NBA! ¿Cómo no?

Afortunadamente, me lo había grabado previo al tsunami Butch con la intención de disfrutarlo más tarde. Era el remedio perfecto para mis tres meses…. eh, días… de Butchiasistencia en Barcelona: una promoción de jugadores, en principio, de lo más vulgar, interés relativo por mi parte al no escoger mis Bulls hasta el puesto 30, intriga sobre cómo el comisionado David Stern pronunciaría 73 nombres  europeos distintos y la desternillante posibilidad de que el general manager de Minnesota, David Kahn, se viera obligado a elegir a otro base en caso de que Cleveland pasara de Kyrie Irving y seleccionara a Derrick Williams con el número uno. Todo ventajas.

Y sí, acabo de gastar 699 palabras y puesto en peligro una amistad añeja sólo para introducir mi segundo post de Balón Lebowski. Dejémonos pues, de preliminares. Damas y caballeros, güeyas y güeyes, el Draft de la NBA, paso a paso, selección a selección.

0.     Discurso inicial.

Stern entra en escena y aguanta estoicamente los abucheos antes de pedir un aplauso para Nueva Jersey. Buen detalle del comisionado considerando la inevitable mudanza de los Nets a Brooklyn. Sólo le faltó pedir un aplauso para “el hockey hielo en Nueva Jersey”, o “Los Soprano en Nueva Jersey”, o “las marismas en Nueva Jersey”. Los pitos no cesan ni siquiera cuando Stern menciona a los Mavericks como nuevos campeones, provocando un irónico “buen público” de su boca y que uno se pregunte como habría acabado el discurso de haber ganado las Finales los repudiados Heat. Por mi parte, cuento los días para que Stern se retire y se dedique a su verdadera vocación: encabezar un cartel de lujo en El Club de la comedia. “Gracias, gracias, estaré aquí toda la semana…”. Dada su reciente pasión por Nueva Jersey, propongo el Bada Bing como antro primerizo.

1. Cleveland Cavaliers: Kyrie Irving (Duke)

Los Cavaliers eligen con la primera elección a Irving, el base de Duke, e inmediatamente echan por tierra el momento de mayor potencial cómico del Draft: la cara de Kahn ante la posibilidad de tener que elegir nuevamente a un base tras el experimento Ricky Rubio-Johnny Flynn. En el set de ESPN, Jeff Van Gundy, Jon Barry, Jay Bilas y Stu Jackson se pasan 10 minutos advirtiendo que Irving no es LeBron y los aficionados de Cleveland deberán tener paciencia. Gracias por venir, chicos. Luciendo ya una horrible gorra de granate difuminado al peor estilo ochentero (¿quién ha diseñado las nuevas gorras de la NBA? ¿MC Hammer?), Irving saluda a Stern y se maneja con soltura en la entrevista posterior. Sólo ha jugado 11 partidos en la universidad, con un promedio de 17 puntos, pero ya me cae mejor que LeBron. ¿No estarás tomando notas mentales, verdad, LeBron? ¿Bron? ¿Bron-Bron? ¿Hola? ¿Hay alguien allí?

2. Minnesota Timberwolves: Derrick Williams (Arizona)

Voy a mojarme: Me gusta. Destila confianza y fe en sus posibilidades. Perfecto para una franquicia desesperada como Minnesota. Parece preparado para absorber el cambio al gran escenario y abraza a sus familiares con calma y serenidad antes de fotografiarse junto a Stern y explicarle a Mark Jones que prefiere jugar de tres que de cuatro. No suelo aliarme con rookies que van de listillos, pero los andares de Williams irradian actitud ganadora. ¿Podemos poner eso en la ficha de ojeadores? ¿Andares de campeón? Como no podría ser de otra manera, resulta que los Timberwolves ya tienen a un jugador muy parecido en Michael Beasley: juega de tres/cuatro, y también tenía unos andares muy confiados al ser elegido con la segunda selección en 2008. Tras su… ejem, fase de desintoxicación y posterior traspaso, ha demostrado su calidad con cuentagotas en Minnesota, dejando al pobre Kahn en una encrucijada con sólo dos salidas: traspasarlo a precio de saldo o invitarlo a un fin de semana de pesca en el Lago Minnetonka, un poco como Michael Corleone hizo con su hermano Fredo en El Padrino II.  Ave María, que estás en los cielos…

3. Utah Jazz: Enes Kanter (Turquia)

Más abucheos para Stern, que sonríe, saluda con su mano izquierda y espeta: “Gracias” al personal. Está en racha, claramente. Los Jazz seleccionan a, posiblemente, el mejor jugador de toda la promoción: Kanter. Es un pívot alto, fuerte, rápido, tiene buena mano, visión de juego y una cara de tipo duro digna de un clan rival de Tony Soprano. Pequeño problema: todas esas virtudes han sido anotadas en contados partidos de exhibición, algún compromiso de selección y entrenamientos privados. En el lado opuesto de la balanza, es turco, tiene un nombre contundente y viene avalado por la siniestra mano de John Calipari, el equivalente baloncestístico de Jimmy Conway en Goodfellas. El técnico de Kentucky representa la peor cara del baloncesto universitario (Kanter al final no pudo jugar con los Wildcats al ser considerado profesional) pero nadie duda de su capacidad para escarbar y encontrar talento. Y, sí, llevo tres referencias mafiosas en las tres primeras elecciones, ¿algún problema?.

4. Cleveland Cavaliers. Tristan Thompson (Texas)

Tras otro largo debate en la mesa de ESPN sobre las carencias anotadoras de Cleveland y la supuesta calidad de Jonas Valenciunas, salta la sorpresa en el número cuatro, cuando los Cavs deciden apostar por Thompson, un atlético ala-pívot de técnica reducida y casi nula aportación anotadora, para rebotear y proteger la pintura. Su madre grita de alegría descontrolada… mmmhhh… casi demasiado. Alerta roja. En Canal Plus, Antoni Daimiel dice que no le acaba de convencer y, en ESPN, Stu Jackson apunta que será el tercer canadiense de nacimiento en la actual NBA, junto a semejantes superestrellas como Joel Anthony y Jamal Magloire. Es todo lo que quería saber. Pasa palabra.

5. Toronto Raptors: Jonas Valenciunas (Lituania)

Bryan Colangelo sigue con su proceso de europeización de los Raptors y casi derrama su mocha frapuccino cuando Valenciunas cae en sus brazos con el número cinco. Bilas, el más elegante de los analistas con un look discreto y aseado propio de Tom Hagen (y tiro porque me toca), explica que el lituano bien podría ser el mejor jugador de todo el Draft… en un par de años. Dejemos pues, un momento para que los seguidores de los Raptors, que primero perdieron a Chris Bosh y llevan un año pidiendo la cabeza de Andrea Bargnani, se fustiguen levemente en la espalda con un cinturón de cuero.

¿Listos?

Uno último…

Y… ya.

Algunos lo comparan con “el Pau Gasol de los pobres”, dice Bilas. Yo iría un poquito más lejos: más bien, “el Pau Gasol de los sintecho”. Valenciunas es atlético, ágil y relativamente físico, pero demasiado a menudo parece no tener muy claro qué hacer con el balón en las manos. Impagable su entrevista posterior con Jones. Lástima que no haya subtítulos. Me recuerda un poco a Darko Milicic, con esa expresión perdida, un tanto ausente, y no veo nada claro como se complementaría con Bargnani; ni en la pista, ni en los bares de Toronto. Me cuesta creer que un dúo interior con nombres como Andrea y Jonas pueda intimidar a los bases rivales. Para más inri, Van Gundy se refiere a Valenciunas como “el tipo alto de Lituania” (excelente preparación, Jeff, de verdad) y parece que su equipo de procedencia, el Lietuvos Rytas, es controlado por mafiosos (de los de verdad), con lo que el tema del traspaso de sus derechos podría enfangarse considerablemente. Pero obviando lo dicho, ¡Felicidades Toronto! ¡A disfrutar!.

6. Washington Wizards: Jan Vesely (República Checa)

Y, a la media docena, llega la elección, el Instante (porqué fue un Instante, con mayúscula) que a partir de entonces pasaría a ser conocido como El Beso (también mayúscula). Para contexto histórico, recordar que en los últimos años, ya desde que Madonna y Brittney Spears juntaran labios en los MTV Music Awards de 2003, se puso de moda el tema de besarse en grandes eventos, con resultados tan cachondos como Scarlett Johansson y Sandra Bullock en los MTV Movie Awards 2010 o tan impactantes como este morreo de Adrien Brody a Halle Berry en los Oscars de 2004.

Ninguno de ellos comparable con El Beso del Draft de la NBA 2011.

Rebobinemos la cinta:

Stern no ha acabado aún de introducir a Vesely, cuando  éste se levanta, se ajusta la chaqueta, alza la mirada y, a continuación, recibe un monumental lengüetazo de su acompañante, una despampanante rubia de glamoroso vestido verde pistacho que, no contenta con un primer morreo, le agarra del cuello para una dosis extra de pasión made in Europa. ¿Para cuándo la nueva campaña de promoción de la liga? NBA: Where Jan Vesely’s hot girlfriend happens. Realmente, el único aspecto negativo de El Beso fue que el añorado Andrés Montes no estuviera entre nosotros para narrarlo: ¡¡¡Ay vaaaa!!!… ¡¡¡Daimiel!!! ¡¡¡Pero bueno…!!! ¡¡¡Vesely!!! ¡¡¡Jugooooón!!!

Besos aparte, Vesely se me antoja perfecto para los Wizards. Corre como un gamo, salta por encima o alrededor de quien sea y ataca el aro con una ferocidad digna del más descarado Vince Carter (ya saben, antes de que fuera abducido por alienígenas y devuelto a la tierra con una extrañísima aversión a acercarse a más de cinco metros del aro). Junto al eléctrico John Wall y el también súper atlético Javale McGee, el checo promete al menos una jugada de Top 10 por jornada y le dice a Jones que espera participar algún día en el concurso de mates. Le sobra confianza y le falta un tiro exterior consistente, pero me declaro oficialmente ilusionado con el inicio de la Era Jan Vesely en Washington.  En serio, ¿podía tener un mejor comienzo?

7. Sacramento Kings: Bismack Biyombo (Congo)

El nombre más chulo del Draft pertenece al hombre más elegante y sonriente. Biyombo, ex Fuenlabrada, recala finalmente en Charlotte junto a Corey Maggette tras un triple intercambio con Milwaukee. Me alegro por el congoleño que, sólo por físico, debería ganarse un puesto en la liga; pero me pregunto si el canje fue aprobado por Michael Jordan, blackberry en mano, desde el campo de golf de turno junto a su compadre, Charles Oakley:

-MJ: “Oak, dicen que nos dan a Maggette y un Biyombo”.

-Oakley: “Eso que es?”

-MJ: “Ni idea, pero suena sabroso”.

-Oakley: “Quizás mezclado con algo de bourbon…”.

-MJ: “Hecho”.

Biyombo, luciendo una deslumbrante sonrisa Profident, dice estar “muy ilusionado” con la posibilidad de jugar para Jordan. Desde algún oscuro apartamento de un barrio marginal, Kwame Brown asiente maliciosamente.

8. Detroit Pistons: Brandon Knight (Kentucky)

Algunos creen que Cleveland podría haber canjeado sus selecciones para quedarse con Williams y retroceder en busca de Knight, que bien podría superar las prestaciones de Irving a medio plazo. No tengo ni idea, pero queda claro que Knight no está nada contento con haber caído tan bajo: mirada altiva, cara de considerable puteo al sonar su nombre, andar rígido hacia el podio y respuesta lacónica a la pregunta de Jones sobre si puede jugar de base. “Creo que lo he demostrado a lo largo del año, liderando a mi equipo a la Final Four”, espeta. Ya tengo ganas de ver su primera introducción en el Palace, de boca del histriónico John Mason, mientras muestra ambos dedos corazón al respetable desde el jumbotron.

9. Charlotte Bobcats: Kemba Walker (Connecticut)

Daimiel se moja en Canal Plus y dice que le gusta, que es un ganador. Ante la duda, me pondría de su lado, pero no lo veo tan claro. Me da la impresión que Walker, que luce unos atrevidos zapatos blancos, podría ser víctima de su propio éxito en Youtube. Su canasta ante Pitt en el Madison fue antológica, sin duda, pero no parece que tenga un gran repertorio ni pueda clavar esos tiros con consistencia. Si tuviera que apostar, me la jugaría a que resulta un buen sexto o séptimo hombre, pero para eso debería aceptar un rol secundario. Y justamente por esa actitud desafiante, no intuyo que le vaya demasiado lo de dar un paso atrás, aunque aparentemente le apodan E-Z Pass. En el peor de los casos, Jordan acumula un segundo nombre carismático junto a Biyombo y posible compañero de timbas de póker con Oakley, propiciando infinidad de posibilidades para la bromita de turno con semejante mote.

10. Milwaukee Bucks: Jimmer Fredette (BYU)

Y hablando de nombres… Al fin cae Jimmer con el número 10, pero es inmediatamente traspasado a Sacramento en un cambio múltiple que da con los huesos de Stephen Jackson en Milwaukee. No acabo de entender muy bien el razonamiento: Jimmer es un anotador puro incapaz de defender y deberá compartir pista con Tyreke Evans, que lanza hasta las zapatillas y pasa de marcar a nadie, John Salmons, y el volátil DeMarcus Cousins, alias Derrick Coleman 2.0, quien también necesita el balón para sentirse importante. Si solo se trata de llenar el Arco Arena para mantener la franquicia en Sacramento supongo que tiene sentido, pero en algún momento también se supone que los Kings deberán algún partido, ¿o no? Me hubiera gustado más en Milwaukee, con el sistema de Scott Skiles y siguiendo los pasos de Michael Redd. Lo mejor, la entrevista de Heather Cox a su hermano y agente, TJ, que parece recién salido de un casting de Jerry McGuire II: Me tenías con ‘En el número 10…’. Entrevista en la que Cox deja con la mano al aire al pobre TJ, por cierto.

11. Golden State Warriors: Klay Thompson (Washington State)

Los Warriors eligen al hijo de Mychal Thompson, ante el bostezo colectivo de los presentes. Jackson señala se trata del quinto hijo de una primera selección del Draft en jugar en la NBA. En serio, ¿a alguien le importa lo que hagan los Warriors a estas alturas? Lo único loable por su parte es que, al menos, nos han librado de Mark Jackson en las retransmisiones para el año que viene. Gracias, Warriors. Buenas noches y buena suerte.

12. Utah Jazz: Alec Burks (Colorado)

Promedió 20 puntos por partido en la universidad y Bilas lo ve listo para jugar en Utah. Explica que Chauncey Billups ha ejercido de mentor para él. ¿Eso es bueno o malo? No me queda claro.

13. Phoenix Suns: Markieff Morris (Kansas)

Momento destacado: los Suns eligen al primero de los gemelos Morris, el del nombre raro. Markieff, siete minutos mayor que Marcus, en seguida busca a su hermano para ejecutar un saludo de cinco pasos que seguramente empezaron a ensayar en el útero de su madre 21 años atrás. Parece que a Phoenix le van los gemelos. ¿No se podrían arreglar con los Nets para rejuntar a Robin y Brook Lopez y elegir luego a Marcus para presentar el primer equipo con dos pares de gemelos de la historia y cambiar el nombre de la franquicia a los Phoenix Twins? Yo voto a favor.

14. Houston Rockets: Marcus Morris (Kansas)

Mierda. Los Rockets boicotean la reunificación familiar de los Morris y seguidamente seleccionan a Marcus, visiblemente emocionado durante las entrevistas previas a su hermano. Y Stern le pone un extra de salsa al momento con un semi-socarrón “los Rockets eligen a Marcus Morris… ¡Sí, lo hacen!”, que no sé muy bien cómo interpretar. ¿Temía que uno de los dos terminara en la liga griega? ¿Tiene preparada una campaña de promoción especial con los chocolatitos M&M? Misterio. Se supone que Marcus es el mejor de los dos, aunque Bilas advierte que su posición es más indefinida: entre un tres y un cuatro, mientras que Markieff es un cuatro nato. Si tuviera que apostar, lo haría por el gemelo que va a jugar en el mismo quinteto que Steve Nash, es mayor, no ha llorado ante la audiencia televisiva internacional ni lleva el pañuelo de la chaqueta desparramado y estará bajo la tutela del equipo de fisioterapeutas mejor considerado de la NBA. Pero, ¿qué sabré yo? Me queda la duda si los complejos estudios estadísticos del general manager de Houston, Daryl Morey, contemplan variantes en el caso de gemelos. Ric Bucher, el hombre del peinado Ken, informa que los Rockets no se están haciendo ningún tipo de ilusiones con la posible recuperación de Yao Ming. Francamente, ya era hora. Entre el chino e Iván De La Peña, no sé quien se lleva la palma en partes médicos durante los últimos cuatro años.

15. Indiana Pacers: Kawhi Leonard (San Diego State)

Los Pacers eligen a Leonard, un joven de trenzas vestido a lo gánster años 50 que sumó 23 dobles-dobles en San Diego State, y del que Bilas destaca sus “enormes manos y garra” (supongo que como conceptos independientes). Es inmediatamente traspasado a los Spurs a cambio de George Hill, en una a operación que automáticamente quíntupla su valor, pues sabemos que los Spurs no suelen hacer tonterías en el Draft. Leonard pasa de ser un ala-pívot con potencial en Indiana junto a Roy Hibbert, a posible sucesor de Tim Duncan en San Antonio. Más importante aún, el movimiento parece indicar que los Spurs seguirán confiando en Tony Parker al menos una temporada más, con la consiguiente inquietud de todos los hombres comprometidos del vestuario texano.

 

… Y en 15 lo dejamos. Lamentablemente, tanto la cobertura televisiva de Canal Plus como mi propio cerebro optan por bajar la persiana del Draft 2011 antes de que les llegue el turno a los 76ers y los Knicks. Es lo que tiene la resaca de San Juan mezclada con los efectos post-traumáticos del Tsunami Butch. Bueno, y que soy un vago empedernido, eso también.

Y ahora… ¿Dónde tenía yo ese Alka Seltzer?

Señor Barea, su mesa está lista

Estreno este blog a destiempo, como casi todo lo que hago en la vida, pero… ¡qué carajo! José Juan Barea obliga. Es lo que tiene el menudo base boricua de los Mavericks. Eso y tantas otras cosas más que, espero, siga exhibiendo en lo que queda de estos estupendos Playoffs de la NBA.
El plan era inaugurar Balón Lebowski con un mínimo de fanfarria. Quizás la primera entrega de los Premios Little Lebowski Achievers de la temporada NBA o algo similar que sirviera de introducción a este modesto rincón cibernético de miscelánea deportiva; o lo que sea que vaya a devenir en el futuro Balón Lebowski.
Pero todo saltó por los aires la pasada madrugada, cuando José Juan Barea (simplemente JJ a partir de ahora) se marcó uno de esos partidos que a uno le hacen rencontrarse con la principal razón por la que ama el deporte. ¿Qué hago yo despierto a estas horas de la mañana, viendo en diferido un partido de Playoffs de la NBA que no involucra a mi equipo (Chicago) ni se intuye vaya a ofrecerme nada nuevo bajo el sol?, pensaba tirado en el sofá, esperando que los efectos del primer café del día cundieran.
Claro, Dirk Nowitzki se marcó un partidazo antológico (41 minutos jugados, 48 puntos, 12 de 15 en tiros de campo, 24 de 24 en tiros libres, 6 rebotes, 4 asistencias, 4 tapones) y su cara a cara con Kevin Durant (42 minutos, 40 puntos, 10 de 18 en tiros de campo, 2 de 5 en triples, 18 de 19 en tiros libres, 8 rebotes, 5 asistencias, 2 tapones) recordó aquellos duelos clásicos de los 80 entre Dominique Wilkins y Michael Jordan. Pero lo de JJ….
¿Cuántas veces un latino de 1,80 metros y 80 kilos, no seleccionado por el Draft y más parecido a Jeff Van Gundy que a LeBron James ha sido capaz de secuestrar un partido como el primero de las Finales del Oeste? Pasada la media hora de partido, JJ había logrado que me semi-incorporara sobre mi asiento y, cuando clavó su segundo triple, a punto estuve de levantarme y romper el código de afiliación de todo fiel seguidor (solo saltar de la silla en un juego que involucra a tu propio equipo). Increíble pero cierto: JJ había pasado la prueba del sofá, por muy raro y sexualmente ambiguo que eso suene.
Que Nowitzki era capaz de anotar con los ojos vendados ya lo sabíamos. Que Durant puede seguirle paso a paso también. Pero lo de JJ…
Y eso que ya había dado muestras de poder poner patas arribas un juego con su eléctrica serie ante los Lakers, donde desquició tanto a los campeones que Andrew Bynum se sintió obligado a marcarse un ajuste de cuentas al más puro estilo Cobra-Kai en la despedida de Phil Jackson como entrenador. Poco le importó al puertorriqueño, que reaccionó a lo be water, my friend cuando le preguntaron sobre el feo gesto tras la barrida a los angelinos.
Pero, ¿de dónde salió este tipo?
La respuesta rápida es de Mayaguez, Puerto Rico. De un padre jugador de waterpolo y una madre practicante de voleibol y tenis, deporte al que se dedicó hasta optar por el baloncesto a los 17 años. Súbitamente convertido en la mayor estrella baloncestística de su país, y encima pololeando con la Miss Universo Zuleyka Rivera, JJ está literalmente que se sale y cuesta imaginar quien le desbancaría en la cola del restaurante de moda. Señor Barea, su mesa esta lista.
Pese a que promedió más de 20 puntos por partido en sus últimos tres años en la universidad de Northeastern y dobles dígitos en la segunda mitad de la actual temporada con los Mavericks, nunca esperé que el hermano baloncestístico de Michael J. Fox se convirtiera en la versión un Mini-Me de Derrick Rose en el tramo decisivo de la temporada. Tal como destrozó a los Lakers y explotó para 22 puntos y 8 asistencias en 27 minutos en el primer juego contra Oklahoma City con un despliegue insospechado de fintas, penetraciones, tiros y asistencias, esperaba que, mediado el tercer cuarto, empezara a brotarle pelo de la nuca y garras de las zapatillas, recreando aquella escena de Teen Wolf en que Micheal J. protagonizó uno de los finales de partido más dominantes de todos los tiempos.
Y más sorprendente todavía, ¿quién iba a pensar que Barea se convertiría en el segundo JJ en robarme el corazón en unos Playoffs de la NBA? Después de que Redick se revelara el año pasado como el mejor jugador de los Orlando Magic (sí, incluyendo a Superman Howard), Barea ha conseguido que me replantee muy seriamente mis prejuicios con el apodo de la doble jota. Incluso sopeso la posibilidad de nombrar a mi primer barón Justin Jerome. Seguiremos informando.
Espero por el bien de los Thunder que su técnico, Scott Brooks (otro asombroso clon de Michael J.), haya dado con la tecla para frenar a nuestro amigo de cara al segundo partido porque, de seguir así, la mejor opción para los ex Seattle Supersonics será la de no dejarle entrar al pabellón. Algo que, aludiendo a su pinta de escolar, ya han intentado otros equipos anteriormente, sin éxito.
Tendrán que espabilar si quieren seguir con su cartel de equipo en alza, porque lo que no puede ser es que el tipo con pinta de aparcacoches de Russell Westbrook esté mareando al joven All Star hasta el punto de que Brooks tenga que recurrir a Nate Robinson para intentar frenar a mini D-Rose. Y con desastroso resultado, por cierto, como se puede contemplar en la maravillosa secuencia en que JJ burla al pequeño saltamontes para una de sus múltiples bandejas.
Pensándolo bien, esa imagen resume perfectamente el fenómeno JJ: Robinson comete el error de quitarle el ojo de encima por un solo instante y ese microsegundo es lo único que nuestro nuevo héroe necesita para quemar a los Thunder. Como en el tenis que practicaba de pequeño, el base suplente de Dallas apuesta por un juego agresivo de servicio y volea, buscando el punto ganador.
Lección aprendía pues: prohibido perder de vista a Barea.

Adiós con pena (Mi último post en éne-bé-a)

Ya pasaron unos días y, que quieren que les diga, a uno le apenan estas cosas. La escritura siempre ayuda un poco en la terapia, pero el hecho de que uno decida irse antes de tiempo no deja der ser una noticia triste, por mucho que el futuro le depare otras grandes oportunidades.
No tengo la menor duda que a Fabricio Oberto le va a ir fenomenal en la vida tras colgar las zapatillas. Se trata, a mi modesto y limitado entender, de un tipo listo, alegre, vital y optimista al que, se diría por sus andares, sólo le pasan cosas estupendas cada día.
Cuando me enteré de su precipitada retirada por culpa de unos problemas cardiacos, dos pensamientos opuestos chocaron en mi mente de inmediato: 1. Qué suerte que se lo detectaron a tiempo. 2. Qué lástima que no pueda seguir jugando, haciendo lo que más le gusta.
Quien suscribe estas líneas no puede contarse entre los íntimos de Fabricio, ni mucho menos. Pero sí entre los muchos afectados por su retirada del baloncesto. No es muy casual, en estos tiempos, encontrarnos con tipos tan genuinamente amables, sinceros y generosos como el ya ex internacional argentino. Siempre una sonrisa a punto y una mano extendida, una declaración de interés mutuo y respeto profesional cuando, seguro, tenía muchos más motivos que otros para andar cabizbajo y enfurruñado.
Llegó algo tarde a la NBA, aunque él, siempre positivo (¿qué opinaría Louis Van Gaal de este tipo?), no lo viera así. Los Spurs se lo trajeron del Pamesa Valencia con 30 años para ejercer de poste suplente en un equipo campeón. Jugaría detrás del titular Nazr Mohammed. Lo que muchos no entendíamos, -“¡Oberto destrozaría a Ben Wallace! ¡Le haría un traje!”, se desesperaba un colega por aquel entonces-, él lo veía como una triple oportunidad: vivir una nueva aventura en un país lejano de la mano de su esposa e hija recién nacida, jugar con su amigo Manu Ginóbili en San Antonio y conseguir un anillo de campeón de la NBA.
Y, cómo no, Fabricio consiguió todos esos objetivos y disfrutó de cada uno de ellos. Fue una gozada verle entrar en cancha y empezar a carburar con Manu, con el que se entendía a las mil maravillas.
Pero a nosotros siempre nos supo a poco. Pensamos que Oberto podía, debía ser titular. Que un tipo que lo había ganado todo con la Selección Argentina y que venía de demostrar su valía en Europa con un palmarés envidiable merecía un mayor reconocimiento en la NBA. No era un poste glamouroso, ciertamente. Pero, muy a la semejanza de su otro amigo, Luis Scola, era un jugador técnicamente bueno, con excelentes fundamentos, una manera privilegiada de entender el juego como algo colectivo y, sobretodo, mucho corazón y muchas ganas.
Pero Gregg Popovich nunca lo consideró más allá de un rol de reserva y, tras conseguir el ansiado anillo, lo traspasó a Detroit, quien lo desestimó para que finalmente fueran los Wizards quienes le ofrecieran un contrato. De allí, Fabricio pasó a ser agente libre y, presto a seguir jugando, enroló en Portland el pasado verano. Un veterano, ganador contrastado a todos los niveles, sólo quería seguir jugando. Disfrutar del baloncesto. Y siempre con una sonrisa en la boca, cero quejas, cero reproches hasta el final. Como en el Canto a Itaca, el viaje es lo que importa.
Y el viaje se acabó recién. Irónicamente fue ese corazón enorme el que le avisó definitivamente en un partido contra Milwaukee: “Fabricio, hora de decir adiós”. Y Fabricio supo escuchar y dijo adiós, nuevamente, con la mejor de sus sonrisas. “No se preocupen”, vino a decir. Un nuevo viaje le espera al viejo rockero, y así me enteró que ya anda haciendo de las suyas como conductor radiofónico en su amada Córdoba.
Pues, pese a la tristeza, no queda más que desearle la mejor de las suertes a nuestro amigo. Y aprovechar estas últimas líneas para, ya puestos, afiliarme al modus vivendi ‘Obertiano’ para despedirme de ustedes en este espacio dedicado al Blogsquad. Han sido cinco años colaborando y realizando, como Fabricio, un pequeño sueño infantil con la mayor ilusión del mundo; por lo que únicamente me queda agradecerle a la NBA la oportunidad y, a quienes me hayan leído durante este tiempo, la paciencia.
Encaro nuevo viejo proyecto, de nombre ‘Balón Lebowski’. Les contaría más pero, ¿qué quieren?… las despedidas me apenan.