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Magliocco, corazón de boxeo

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

LONDRES (AP) — “¡Tírale! ¡Cerradito! ¡Sorprende! ¡No te pares! ¡Sé oportuno! ¡Un minuto! ¡Se acaba!”.

La ráfaga de instrucciones, transmitida en aguda y estridente voz que resuena en cada rincón del poblado Excel Arena, proviene de la grada superior cerca del túnel que comunica el ring con los vestuarios y pertenece a la menuda Karlha Magliocco, la talentosa púgil venezolana que debutará el domingo en los Juegos Olímpicos.

Su destinatario no es otro que su compatriota Gabriel Maestre, quien finalmente gana el combate contra el sudafricano Lusizi Siphiwe por 18-13 y se clasifica a cuartos de final de peso welter.

“¡Levanta la mano!”, solicita por última vez Magliocco, jaleada por el público a su alrededor y antes incluso de que los jueces anuncien el veredicto favorable a Maestre, momento en que abandona de un salto su butaca para acercarse y tomarle una foto camino de la zona mixta.

El torbellino de emociones, saltos varios y, en suma, ejercicio de mímica de combate en la grada es sólo un botón muestra de la intensidad con que vive la vida Magliocco, la única mujer venezolana en participar en una competición de boxeo olímpica.

Y es que el boxeo femenil salta el domingo por primera vez a escena en la historia de unos Juegos. La púgil de Ciudad Bolívar, que enfrentará en la categoría de 51 kilos a la brasileña Erica Matos, es sólo la cuarta latinoamericana de las 35 mujeres participantes en debutar.

“La pelea está bastante reñida porque ambas tenemos un récord similar y perseguimos el mismo sueño. Aunque no hemos peleado nunca, nos conocemos bien. Espero hacer un buen papel”, expresó la venezolana previo al estreno.

Tras inscribirse en natación a los seis años por su condición de asmática, Magliocco se aficionó en el boxeo a los 12 por roce familiar. “Mi mamá era juez árbitro y siempre estaba inmersa en el deporte. Después de la natación practiqué el fútbol, pero ninguna disciplina me llenó tanto como el boxeo y me casé con él”.

Era un caso raro en su país, donde ninguna de sus amigas frecuentaba un ring, pero Magliocco tenía claro su camino y, tras años de dedicación, recibió su recompensa con la experiencia olímpica. Antes había saboreado el premio de una medalla de bronce en los Juegos Panamericanos.

En el camino desafió las expectativas de “mucha gente que no entendía porqué me dedicaba al boxeo”.

Su propio entrenador, Alfredo Lemus, se maravilla ante tanto ardor guerrero. “Mucha mujer para tan poquito cuerpo”, zanja.

Al contrario que la mayoría de sus compañeros, Magliocco explica que tiene más problemas para aumentar peso que para perderlo. Pero los nervios no parecen hacer mella en la púgil a pocas horas de la gran cita, pues revela que sufre más cuando acude a los combates de su novio, también boxeador, aunque no está clasificado para los Juegos.

“Fuera del ring soy muy tranquila, porque no se trata de trasladar la violencia fuera de la tarima. Cuando subo es otra cosa”, cuenta la venezolana, con planes de boda para el año entrante y madre de la pequeña Noemí, fruto de una anterior relación. “Ella ve mis peleas, y me aúpa y me da ánimos”.

¿De tal palo, tal astilla?

Magliocco, quien es licenciada en educación física, asegura que no tendría ningún problema si a su hija le diera por seguir sus pasos sobre el cuadrilátero. “Si ella quiere, perfecto. La apoyaré al cien por cien”, afirma.

Bravo, de la guerra a la gloria

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

Londres — Osmar Bravo se convirtió el lunes en el primer boxeador nicaragüense en ganar un combate de boxeo al derrotar al montenegrino Bosko Draskovic por 11-6 en los Juegos de Londres 2012.

El nativo de Santa Fe, en el departamento de Nueva Guinea, remontó en el segundo y tercer asaltos una desventaja de 5-2 en el primer round, acabando con fuerza frente el europeo, y pasando a los octavos de final en la categoría de peso semipesado.

Bravo es el único boxeador de Nicaragüa que compite en la cita londinense, y el primero en acudir a unos Juegos desde que lo hiciera Marcos Romero en Barcelona 1992, donde fue eliminado en su único combate.

“Al principio no le conocía y no sabía cómo llevarlo”, dijo Bravo sobre su triunfo sobre Draskovic. “Levanté el segundo asalto cuando cambié de estrategia y demostré las armas que tengo en mi arsenal técnico. Saqué corazón, pude alcanzarlo mejor y definí en el tercero. Acabé fuerte, pero no fui a por el nocáut. Sólo quería la victoria”.

Bravo, de 27 años y origen humilde, nació entre balazos por la guerra de Nicaragua y se crió en el campo, donde trabajó largas horas antes de aprender el oficio de ebanista a los siete años. En la actualidad, combina los tablones de madera con la cuerda de saltar y los sacos pesados, madrugando por las mañanas para correr, luego trabajar en el taller y volver por la tarde a encerrarse en el gimnasio.

Empezó tardío su carrera sobre el ring. A los 23 años se animó a participar en competencias municipales, demostró buenas maneras y, cuatro años después, levantó los brazos en unos Juegos por primera vez, de la mano de su entrenador, Javier Medina.

“Es algo muy difícil en tan poco tiempo. Me siento muy orgulloso y doy gracias a Dios”, dijo el púgil, que se enfrentará el sábado en segunda ronda al ucraniano Oleksandr Gvozdyk.

“Mi familia sufre cuando boxeo, pero siguen todos mis combates y se emocionan con mis victorias”, cuenta Bravo, quien tiene un hijo de un mes esperándole de vuelta a casa.

Pese al escaso apoyo de aficionados en comparación con otros atletas en Londres, Bravo no parece acusar la solitud, sino todo lo contrario.

“Somos muy pocos los nicaragüenses acá y sentía la responsabilidad del país encima porque me llaman, diciendo que soy la única esperanza de medalla. No quise hacer entrevistas porque quería concentrarme en la pelea y me gusta hablar en el ring”, dijo Bravo, quien sí participó del desfile de la ceremonia inaugural de los Juegos en una posición privilegiada, como abanderado de Nicaragüa.

Un largo camino para un hombre humilde con esperanzas de grandeza.

“Nací entre balazos de la guerrilla, con mi mamá andaba huyendo por los montes. Pero lo importante es que salí bien y aquí estoy, representando con orgullo a mi país”.

La promesa de Falcao

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

LONDRES (AP) — Yamaguchi Falcao sorprende primero por el nombre, híbrido entre portugués y japonés. Pero lo que más impacta son sus puños, como pudo dar constancia el lunes el indio Sumit Sangwan, quien cayó derrotado ante el brasileño en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

El subcampeón panamericano Falcao, de 24 años, sudó de lo lindo para imponerse finalmente por un ajustado 15-14 que fue discutido por buena parte de los asistentes. Sangwan, un boxeador que mostró buenas maneras, llegó al tercer asalto con desventaja de 10-8 pero se impuso en el round final por 6-5, quedando al límite de la remontada.

“Ha sido un rival difícil. Doy gracias a Dios por la victoria. Se la dedico a mi familia, que está en Brasil con gran felicidad en el corazón”, dijo tras la pelea un aliviado Falcao, el tercer brasileño que ganó su primer combate. Otros dos perdieron. Previamente, su compatriota Juliao Henriques se deshizo del norcoreano Jong Pak en peso mosca para clasificar a la ronda de 16.

En caso de victoria contra su siguiente rival, el chino Fanlong Meng, Falcao tendría un combate complicado en cuartos de final, seguramente ante el cubano Julio La Cruz, actual campeón del mundo. Precisamente La Cruz fue quien apartó a Falcao de la medalla de oro panamericana en la final.

Brasil trajo siete boxeadores a Londres y busca su primera medalla sobre el ring desde que Servilio de Oliveira ganara el bronce en México 1968.

Falcao agradeció el apoyo de la empresa brasileña Petrobras, quien colabora con el pugilismo olímpico de su país, ansioso por totalizar medallas sobre el ring de cara a los Juegos de Río de Janeiro.

“Quiero estar en Río 2016 representando a mi país. Vivimos mejor como atletas olímpicos que como profesionales”, dijo Falcao, cuyo nombre de pila es un homenaje a la profesora de judo de su padre. Cuando la judoka japonesa falleció previo al nacimiento de Falcao, el progenitor quiso honrar su memoria bautizando a su primer hijo Yamaguchi.

Sorprende también el ostentoso colgante que luce tras el combate, y en este caso, la explicación radica en la superstición.

“Fue un regalo de una referí dominicana. Me dijo que le gustaba mucho como boxeaba y me lo ofreció bajo la condición que lo llevaría en los Juegos para que me diera suerte. Le prometí que lo haría y ganaría una medalla”.

Además de su amuleto, Falcao acudió a Londres acompañado de su hermano menor Esquiva, quien compite en la categoría de peso de 75 kilos. “Una vez nos enfrentamos y le gané, pero yo soy dos años mayor que él y, desde entonces, prometimos que no volveríamos a pelear el uno contra el otro”, explica el primogénito, que participa en semi-pesado.

Esquiva, quien fue bronce en el pasado Mundial Aficionado de Bakú, también buscará subir al podio en Londres, donde debuta el próximo jueves, tras clasificarse directo a segunda ronda.

Mientras, Yamaguchi y su amuleto de la suerte siguen adelante.

Puertorriqueño Ortiz progresa sonriente

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

LONDRES (AP) — El puertorriqueño Jantony Ortiz subió al cuadrilátero del Excel Arena vestido de rojo chillón y con una sonrisa de oreja, que volvió a exhibir al final de su indiscutible victoria por 20-6 sobre el ghanés Tetteh Sulemanu el martes en el boxeo de los Juegos Olímpicos.

El peso minimosca de 18 años tiene cara de ángel, pero en el cuadrilátero se movió como un demonio ante el africano, al que mareó con un ágil juego de pies y eléctrica combinación de golpes desde el primer asalto, que se anotó por 8-1 y marcó el devenir del combate.

“Esperaba una gran pelea. Hice caso a los consejos de los entrenadores en la esquina. Empecé a moverme, porque sabía que estaba delante en el marcador”, explicó Ortiz, quien reconoció que no dio todo en los dos siguientes rounds.

El boricua reservó parte de su arsenal para la siguiente ronda, donde quedó emparejado con el rusoDavid Ayrapetyan, medalla de plata en el mundial de 2009 en Milán. “Es un boxeador experimentado, pero estamos seguros de que puedo boxear a su nivel”, comentó, mimando su dedo corazón derecho, feamente amoratado tras golpearse la mano con una puerta durante su campo de entrenamiento en Irlanda.

Considerado una de las grandes esperanzas de medalla de Puerto Rico, Ortiz llegó a Londres con alto pedigrí deportivo tras ganar el oro en el preolímpico de Brasil y el bronce en los pasados Juegos Panamericanos de Guadalajara. En caso de ganar al ruso, tendría a tiro la primera presea para su país desde que Daniel Santos consiguiera el bronce en Atlanta 1996.

Dirigido en Londres por la sabia mano de José Laureano y entrenado en la escuela olímpica puertorriqueña por el veterano Orlando Rodríguez, frecuenta el gimnasio de su barrio El Junquito en Humacao. Y, como no, también siente el peso de la responsabilidad regional, pues es sólo el segundo púgil de la “Ciudad Gris” en clasificarse a unos Juegos. El primero fue Francisco “Pancho” Rodríguez en Los Angeles 1984.

El linaje boxístico es cuestión de familia, y en casa de los Ortiz “se desayuna, se come y se cena boxeo”, bromea el púgil, cuyo padre ejerce de consejero, entrenador y referente tras colgar los guantes.

“Mi mamá luchó mucho por mí y mi papá siempre está conmigo. El me regaló mis primeros guantes a los cinco años y luego me animó a trabajar con dedicación y actitud positiva”, cuenta, recordando su primera pelea en categoría de 35 kilos.

Ortiz, quien se dirigió con el puño en alto a la fanaticada boricua tras certificar la tercera victoria de su país en Londres, es el segundo de cuatro hermanos y les dedica cada pelea. En especial al mayor, Antonio, también boxeador pero ausente en los Juegos por culpa de una lesión que le apartó del torneo preolímpico.

“Lucho por él, por mi familia y por Puerto Rico. Mi hermano es un ídolo para mí, uno de mis boxeadores favoritos y siempre lo tengo presente”, apuntó.

Jantony y Antonio no son los únicos Ortiz que pegan duro. También están los gemelos quinceañeros, Génesis y Jonatan. Y el debutante olímpico avisa que la que más daño hace es la hermana. “La nena es una guerrera y le gustan todos los deportes. Es campeona de atletismo en los 1.500 metros obstáculos, con mucho talento. Pero siente pasión por el boxeo”.

Como tantos de sus colegas, Ortiz luce estos días un amuleto en forma de colgante. “Es un rosario que me envió mi mamá a Londres. Me lo trajo la mamá de Lorena (Quiñones, una gimnasta de Humacao) y es una bendición. Sólo me lo quito para pelear”.

Amante de la comida china, quien sabe si el destino tiene reservado a Ortiz una final por la medalla de oro con el tricampeón chino Zou Shiming, oro en los Juegos de Beijing 2008 y bronce en Atenas 2004.

Pero el humacaeño no quiere avanzar acontecimientos. Solo una cosa tiene clara: “Pase lo que pase, no voy a perder mi sonrisa. Define mi personalidad”.

Jeyvier, cachorro boxea como perro viejo

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

LONDRES (AP) — Empapado en sudor, sin apenas aliento pero radiante de la felicidad propia de la victoria, Jeyvier Cintrón alcanzó a la zona mixta de prensa del Excel Arena y se abalanzó sobre los micrófonos. La escena retrataba el júbilo del boxeador de Puerto Rico tras ganar su combate inicial el lunes en los Juegos Olímpicos de Londres por un ajustado 14-12 frente a Oteng Oteng, de Botswana.

El triunfo, el segundo de un boricua en competición, colocó a Cintrón en los octavos de final del peso mosca, donde enfrentará el viernes al brasileño Juliao Neto, quien ganó previamente al norcoreano Jong Pak por 12-8. Cintrón ya derrotó a Neto en el torneo preolímpico por 19-10 y espera repetir “con la ayuda de Dios, mi escudo, y la fe en mí mismo”.

Pero la jovial espontaneidad de Cintrón obedece también a su condición de imberbe novato.

Nacido hace 17 años en Bayamón, es el segundo púgil más joven de los 250 hombres que participan en los Juegos, sólo superior en edad al australiano Jai Tapu, quien cumplió los 17 el pasado 30 de junio.

No es casualidad que un puertorriqueño sea el segundo más joven, pues el país caribeño suele nutrir de jóvenes sus delegaciones olímpicas de boxeo, y la actual tampoco es una excepción: cuatro de sus cinco componentes tienen entre 17 y 18 años, siendo el ya eliminado Enrique Collazo el más veterano con 23.

Pese su condición de cachorro, Cintrón mostró maneras de perro viejo en lo que fue un reñido combate con el africano. A mediados del decisivo tercer asalto, con puntaje de 9-9, facilitó la caída de su casco para arañar unos segundos.

“Se me cayó la careta y aproveché para tomar un segundo aire”, reveló con una sonrisa maliciosa. “Luego escuché a los boricuas en la grada y me dije: ‘Hoy no hay mañana. Tengo que meter caña ahora’. Estuve siempre concentrado y saqué mi calidad”.

No en vano, el boxeo le viene de cuna al que apodan “Perrito” en honor a su padre, Javier “El Perro” Cintrón, quien fuera boxeador profesional.

“El me enseño todo. Ya desde los dos años me puso los guantes y peleábamos el uno contra el otro. Le admiro como padre y entrenador”, relató. En caso de riña, podía intervenir su madre, quien también vive con pasión el deporte boxístico, aunque en calidad de referí.

El mediano de tres hermanos, Cintrón explica que habla a menudo por teléfono con sus familiares desde Londres, y espera cumplir las expectativas de medalla de su país, que no sube al podio olímpico desde que Daniel Santos consiguiera una presea de bronce en Atlanta 1996.

“Conversamos con mi papá antes del combate y me dijo que no me pusiera presión, que boxeara como yo sé. No vino porque dijo que prefería venir a buscarme, orgulloso, al aeropuerto cuando regrese con una medalla y consiga lo que él no pudo. Lucho por él, por toda mi familia y todo Puerto Rico”, declaró.

Su entrenador, José Laureano, opinó que “hoy estuvo un poco ansioso y estático. Le faltó at acar más, pero a su edad es normal en este escenario. Y más por la presión que tiene por el nombre de su papá. Una medalla es posible, pero tiene que ir pasito a pasito”.

El mentor, que le adivinó cualidades ya en el internado olímpico donde ingresó hace cuatro años, opina que Cintrón suple su inexperiencia con una buena preparación y concentración previa a los combates. Virtudes camufladas bajo una apariencia llamativa de largas trenzas coloreadas y pelo de diseño.

“Es un chico muy alegre, hiperactivo y espontáneo, al que le gusta hacer maldades, lucir vestimentas raras Siempre nos sorprende con el pelo de un color diferente”, apuntó el entrenador.

Pero por encima de todo ello pesan las privilegiadas cualidades atléticas de un deportista polifacético que, antes de ceñirse exclusivamente al boxeo, destacó sobremanera en otras disciplinas.

“Cuando tenía 13 años, paramos una vez en Barceloneta (un pueblo en la costa norte de Puerto Rico), donde había un festival. Participó en una carrera y la ganó. Luego jugó el partido de béisbol y también lo ganó. Y acabó boxeando, ¡y también ganó!”, relató Laureano. Cintrón, quien jugaba de campocorto, cuenta la pelota como su principal afición lejos del cuadrilátero, aunque no se decanta por ningún equipo.

“La dejé hace dos años para perseguir mi sueño y lo logré, pero la extraño demasiado”, suspira.

Quizás en un futuro lo vean empuñar un bate pero, por ahora, el imberbe Cintrón sólo se plantea seguir su camino rumbo al podio londinense. Pasito a pasito.

Esparza, un nombre para recordar

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

LONDRES (AP) — Se crió oyendo hablar de Julio César Chávez y Salvador Sánchez, a quienes sus padre idolatraba, y el día que una compañerita de escuela la provocó, se trenzó a golpes con ella.

Esa riña infantil fue el punto de partida de una carrera que tiene a Marlen Esparza peleando por una medalla olímpica de boxeo.

“De pequeña era más gordita y algunos compañeros bromeaban sobre mí, hasta que adelgacé y me tomé la revancha”, relata Esparza, nacida en Houston y quien por entonces tenía 12 años. “Ese día me estaba riendo de la chica y, entonces, ella me tiró de mi silla. Me levanté y empezamos a pegarnos. Fue mi primera pelea”.

Actualmente Esparza, quien el lunes luchará por asegurar una medalla de bronce ante la venezolanaKarlha Magliocco en los Juegos Olímpicos de Londres, suma bastantes combates más en su historial pugilistico. La mayoría saldados con idéntico resultado: victoria indiscutible.

Pero aquel incidente infantil fue seguramente la pelea más importante, ya que resultó en un cambio de instituto y la determinación de Esparza de dedicarse al boxeo.

Partía con cierta ventaja pues, siendo hija de inmigrantes mexicanos originarios de ciudad Juárez, se aficionó viendo peleas en televisión con su padre, acérrimo seguidor de sus compatriotas Chávez y Sánchez.

El progenitor andaba ilusionado con la posibilidad de que uno de sus hijos se subiera algún día a un cuadrilátero para emular a sus ídolos, aunque le costó más aceptar la decisión de su hija.

Pero la púgil de 23 años, a quien sus entrenadores olímpicos describen como “intensa”, se caracterizó siempre por su testarudez, y así consiguió también el tutelaje de su actual preparador, Rudy Silva, presentándose un día tras otro a su gimnasio para convencerle de que le dejara boxear con los chicos. Silva accedió finalmente, esperando que la joven se desanimara a las primera de cambio. Pero, conforme pasaron los días, eran los chicos los que abandonaban.

“Sólo he peleado con chicos en el ring”, asegura Esparza, quien recela del boxeo profesional y retomará sus estudios de biología en la universidad de Houston en cuanto acaben los Juegos. Su deseo a largo plazo, para mayor ironía, es ejercer de anestesista.

Uno de los que da fe de su potencial es el peso gallo José Díaz, con quien comparte raíces mexicanas y tiempo muerto en la Villa Olímpica de Londres. “Hemos hecho buenas migas, vamos al cine y tenemos muy buena conexión. Es una gran chica”, dice el nativo de California. “Definitivamente, es muy intensa. Siempre me está dando discursos motivadores y me insiste en que sea humilde, trabaje mucho y cuide mi alimentación, evitando la comida basura”.

Obsesiva en su preparación física y mental antes de los combates, Esparza sí se permite en ocasiones la tentación de la comida rápida para beneficio de algunos de sus patrocinadores como McDonalds o Coca-Cola.

Aunque en sus anuncios aparece hablando en inglés y en español, no se atreve coloquialmente con el idioma paterno, “aunque entiendo todo”, señala la púgil, medalla de bronce en el Mundial de 2006.

También hace publicidad para Nike y la marca de cosméticos Covergirl, ha aparecido boxeando en vestido de gala en un reportaje fotográfico de la revista Vogue y protagonizó un documental de la CNN sobre la comunidad latina.

Pero por ahora, Esparza se centra en hacer historia en los Juegos con único objetivo. “Sólo queda uno de los chicos en el torneo y siento la presión de ganar la medalla de oro para mi país”, dijo tras quedar eliminados ocho de los nueve boxeadores del equipo en competición varonil.

Para conseguirlo, deberá derrotar en su primer combate a la pundonorosa Magliocco, quien ya dio muestras de poder igualar el tesón de la texana en su combate de octavos de final.

Se antoja poco probable que Esparza, quien clasificó directa a cuartos, se confíe ante la venezolana. Intratable antes de saltar al ring, cuando se mantiene taciturna y alejada de rivales y compañeros, su liturgia incluye una siesta, ducha templada acabando en polar “para no deshidratarme”, boxeo de sombra frente al espejo y una oración a Dios.

Por si acaso, el domingo vio en directo la victoria de Magliocco, probablemente consciente de que el combate del lunes tampoco será un combate cualquiera.

La lucha antidopaje redobla esfuerzos para Londres

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA — Al acercarse los Juegos Olímpicos de Londres, los operarios trabajan contrarreloj en la puesta a punto de las instalaciones, los atletas ultiman su preparación, los comités olímpicos evalúan delegaciones, los medios de comunicación planifican su cobertura y el profesor David Cowan piensa en cómo garantizar al máximo una cita libre de tramposos.

Lo hace desde un flamante laboratorio antidopaje localizado en la localidad de Harlow, en el oeste británico. Ahí, junto a un millar de colaboradores, analizará los controles de más del 50% de los atletas participantes: unos 6.250 entre muestras de sangre y orina, superando la cifra de 4.470 de la pasada edición en Beijing.

“Tenemos la mejor tecnología y podemos detectar sustancias prohibidas mucho más rápido”, proclama Cowan, coordinador de una ofensiva que incluirá controles aleatorios, así como a todos los medallistas.

El moderno centro de operaciones abandera la sempiterna lucha de la Agencia Mundial Antidopaje contra lo que el presidente de la Comisión Médica del Comité Olímpico Internacional, Arne Ljunqvist, describe como “problema creciente de salud pública, especialmente entre la generación joven, proclive al uso de sustancias dopantes”.

Como los demás implicados en la lucha antidopaje, Ljunqvist loa “las mejoras técnicas en los laboratorios, que nos permitirán analizar una muestra de EPO en 20 minutos en lugar de 24 horas”.

Pero el propio presidente del COI, Jacques Rogge, advirtió en mayo pasado que “no debemos ser ingenuos: aunque hemos hecho todo lo humanamente posible para minimizar la amenaza del dopaje, siempre ha habido positivos en los Juegos desde que iniciamos controles”.

Rogge, que compitió en vela en tres Juegos consecutivos, explicó que “el atleta hace trampas porque cree que los demás también lo hacen. Está incrustado en la naturaleza humana”.

Pese al despliegue, la AMA sospecha que la cifra de cazados por cada cinco infractores es inferior a uno. Según su presidente, David Howman, “el problema es que la ciencia que les ayuda también es muy sofisticada”.

“Muchas veces, las muestras que recibimos no son analizadas al máximo, como con el EPO, por ejemplo. Es una lucha diaria”.

El organismo, que cuenta un presupuesto de 25 millones de dólares para combatir una lacra mundial, requiere, dice Howman “una mayor implicación de los países, federaciones y la policía ante el poder de las mafias”.

Los mejores propósitos ya se plantearon previo a la cita de Beijing, cuando la ciclista española Maribel Moreno se convirtió en la primera de 23 atletas en dar positivo durante los Juegos.

España, con grandes triunfos deportivos en los últimos años, se considera especialmente estigmatizada por la sombra del dopaje. Tras el caso de Moreno, el ciclista Alberto Contador fue perseguido por la AMA tras su positivo por clembuterol durante el Tour de Francia 2010, del que fue desposeído como ganador.

Su caso sirvió para exponer el, en ocasiones, complicado entramado procesal de la lucha antidopaje, donde las jurisdicciones de los múltiples estamentos involucrados parecen pisarse las unas a las otras.

Tras los controles efectuados por las agencias antidopaje de cada país, las federaciones nacionales ejercen de primer instrumento sancionador en caso de un positivo. Generalmente a instancias de la federación internacional de turno, capacitada -como la AMA- para recurrir ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), órgano regulador que dicta sentencia definitiva.

“Ningún país hace más que nosotros en la lucha antidopaje”, defendió el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, ante las críticas llovidas desde la vecina Francia, especialmente con ácidas parodias televisivas.

Desde ciertos sectores, se intentó explicar la fallida candidatura olímpica de Madrid por su falta de credibilidad en la lucha antidopaje. Y aunque Ljunqvist suscribe esa relevancia a la hora de evaluar sedes, Brasil, que acoge los siguientes Juegos, ni siquiera dispone de agencia antidopaje propia.

Incluso la AMA suspendió la acreditación del laboratorio de Río de Janeiro por un caso de falsos positivos.

Howman razona que su organismo sigue los protocolos establecidos en el polémico caso del velocista británico Dwain Chambers que, tras dar positivo por consumo de esteroides, fue vetado de por vida de los Juegos por el Comité Olímpico Británico. Pero, al considerar que ya había cumplido su sanción, la AMA recurrió el fallo ante el TAS, que permitió su participación en los Juegos de Londres.

“No estamos en contra de las sanciones vitalicias. Simplemente seguimos el código vigente. Si alguien pretende cambiar esa norma, ahora es el momento, porque está bajo revisión”, explica Howman.

En octubre de 2011, el TAS ya falló en contra del COI, en intento del organismo de vetar la participación en los próximos Juegos a quienes hubieran sufrido una sanción de más de seis meses.

Era el caso del estadounidense LaShawn Merritt, medalla de oro en los 400 metros que, cumplidos sus 21 meses, vio como la máxima corte jurídica, a petición el Comité Olímpico de Estados Unidos, negaba al COI la potestad de sumar sanciones. Merritt podrá finalmente estar en los Juegos.

El matiz, como en el caso de Chambers, radica en la interpretación del castigo. No puede ser acumulativo, como sostiene el TAS ante la postura del COI, que define la diatriba como una cuestión de “elegibilidad” a la hora de seleccionar los participantes en sus eventos. Algo parecido al “derecho de admisión”.

Aún reconociéndola, Ljungqvist relativiza la presión social sobre el atleta moderno. “Antes era peor, porque se politizaba el éxito y los atletas ingresaban como conejillos en programas de dopaje gubernamental, como ocurrió en Alemania del Este. Ahora les mueve el dinero”.

Las tres grandes diferencias respecto a Beijing, según Howman, radican en que “ningún atleta puede alegar no estar al corriente de las reglas. No hay excusas. La ciencia ha avanzado y podemos detectar nuevas sustancias prohibidas. Luego, tenemos mucha más información sobre los movimientos de los tramposos, en especial por Internet, gracias a una mayor colaboración policial”.

Y todo lo resume en un consejo: “Mejor no hacer trampas”.

Maldonado, un reservista en el paddock

[Este artículo fue editado y publicado en junio de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

VALENCIA (AP) – “De tal palo, tal astilla”, dice el popular refrán. Y, aunque a Pastor Maldonado se le aventure madera de campeón más que maneras de carpintero, el dicho aplica como armario a mida para el piloto venezolano de la escudería Williams de la Fórmula 1.

Nacido hace 27 años en Maracay, Maldonado confirma la leyenda de niño solitario que prefería la compañía de sus cochecitos de juguete al alboroto de los parques infantiles. Su carácter, ahora abierto y de acceso fácil, ha evolucionado notablemente desde entonces, pero gran parte de su infancia transcurrió entre bujías, pistones, tornillos y olor a neumáticos y gasolina.

En tierra de pasión por las cuatro ruedas, su padre y sus dos tíos regentaban diversos concesionarios automovilísticos y talleres mecánicos donde el pequeño Pastor se sentía como pez en el agua. “Maracay es la ciudad de los motores, con un karting en el centro que todo el mundo conoce. Allí me crié junto a motos y coches. Al principio no me dejaban montar porque era muy chico”, recuerda el actual décimo clasificado del mundial de automovilismo, uno de los más excitantes que se recuerdan, con siete ganadores distintos en las siete carreras disputadas.

Los que aventuraron en Maldonado un futuro brillante en la Fórmula 1 no se equivocaron. En sólo su segunda campaña al volante de un Williams, logró lo que ningún piloto de su país había conseguido antes: ganar un Gran Premio.

Fue el pasado 13 de mayo en Barcelona, cuando el venezolano ofreció una auténtica lección de pilotaje y estrategia sobre el circuito catalán, territorio del bicampeón español Fernando Alonso, cuyo Ferrari acabó segundo.

El triunfo vino a reflejar la perfecta sintonía entre Maldonado y su ingeniero de pista, el catalán Xevi Pujolar. “Trabajar con Pastor es un lujo: se pasa el día en el taller preguntando y conversando con los ingenieros, buscando cualquier manera de mejorar el coche”, explica en vísperas del Gran Premio de Valencia. “Visita la fábrica entre carreras y en seguida nota si se ha cambiado algo. Le cuesta mucho desconectar. Yo solo le digo que salga y disfrute”.

Pero no hay mayor gozo para Maldonado que sumergirse en su oficio. “Disfruto al máximo de la ingeniería y la mecánica”, admite. “Viviendo en la meca de la tecnología, eres consciente de que detrás de toda pequeña pieza hay muchos materiales distintos y millones de horas de dedicación. En el equipo hay más de quinientas personas trabajando para dos coches”.

Se confiesa religioso y reconoce que sólo sus duras sesiones de gimnasio le ayudan a relajarse, pero aún así razona su obsesión por la preparación física: “Cuando uno se cansa, el músculo es lo primero que se resiente, pero seguidamente lanza una señal al cerebro, y eso afecta la habilidad mental para tomar decisiones”.

La recompensa llegó para él en Barcelona. Y también para Venezuela, que se volcó en la celebración y le recibió como héroe pese a la etiqueta de “piloto de pago” que algunos le colgaron tras el apoyo explícito del presidente Hugo Chávez.

Fue también el primer triunfo de Williams tras ocho años de sequía, pero Pujolar reconoce que en el equipo se alegraron principalmente por él y por lo que la gesta representó para su país. “Antes de la carrera, los ingenieros estábamos algo nerviosos porque notábamos la presión por puntuar pero, cuando apareció Pastor, nos calmó a todos y nos aseguró que todo iba a salir perfecto ese día. Y así fue”.

Si la pasión por el motor de Maldonado nació en el taller, el carácter disciplinado y determinado lo  forjó en la academia militar en que ingresó por voluntad propia a los 11 años. “Lo decidí porque siempre me han gustado los caminos distintos y me fue muy bien porque vi muchas cosas y me dotó de la humildad necesaria para conseguir éxitos”, asegura, subrayando que “la fama es una consecuencia de mi trabajo, pero no soy amante de ella. Sé muy bien donde estoy parado y la manejo gracias a mi educación. Nos debemos al público porque, sin él, no estaríamos”.

De la academia y su posterior servicio en el ejército heredó también lecciones avanzadas en cursos de supervivencia, pasión por las armas de fuego (“Sólo las miro por Internet”, puntualiza), su actual condición de reservista militar, y un lema irreductible: “Hay que ganar siempre. Incluso cuando no se puede”.

El español Pedro Martínez De la Rosa, piloto veterano de 41 años en el equipo HRT, no duda en valorar a Maldonado como “el futuro de la Fórmula 1 junto al mexicano Sergio Pérez, actual noveno clasificado. “Ambos son jóvenes y tienen experiencia. Pastor es más agresivo con el volante y en las salidas. Me recuerda a (el ex piloto colombiano) Juan Pablo Montoya”.

Pujolar matiza la comparación señalando que Maldonado “conduce con mucho nervio pero es más sereno al volante y se puede dialogar con él aún en las situaciones más comprometidas. Tiene una gran capacidad de concentración, así como de borrar y empezar de nuevo cuando algo va mal”.

A pesar de transmitir una personalidad metódica en el ‘motorhome’ de Williams, Maldonado define como “muy emocional” su estilo de manejo y subraya la transformación de Doctor Jekyll y Mr. Hyde cuando se sube al bólido blanquiazul. “El casco transforma al hombre y yo me dejo llevar por las sensaciones. He estado estudiando cómo alcanzar una nueva dimensión en lo subconsciente que me permita no pensar en lo que estoy haciendo e ir más allá”.

Felipe Massa, de Ferrari, opina que Maldonado “ocasionalmente sigue tomando demasiados riesgos porque busca resultados inmediatos, pero es muy rápido. Sólo debe calmarse un poco”.

Maldonado defiende que “en la pista hay que ser agresivo porque, si no, te pasan por encima”. La argumentación la sostiene Pujolar, que vislumbra “potencial de campeón”  en el venezolano, y la avala el legendario jefe de la escudería, Sir Frank Williams, quien no esconde su devoción por el piloto: “Pastor tiene gran talento y potencial. Es un hombre de equipo que siempre anda sonriente y tiene tiempo para todos”.

El día que renuncie a la adrenalina de los monoplazas y en el improbable caso que no hallara acomodo en los talleres, uno aventura a Maldonado ejerciendo de embajador de su país. “Tenemos de todo: montaña, mar, frío calor, desierto…”, recita, destacando la playa de Los Roques como su preferida.

Eso, siempre que Venezuela no reclame su presencia en filas. El único llamado que, por estricto cumplimiento del deber patrio, conseguiría alejar a este reservista de su hábitat natural: el paddock de la F1.

Sergio Pérez: “He demostrado que puedo ser un piloto de primer nivel”.

[Esta entrevista fue editada y publicada en junio de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

VALENCIA (AP) – “Humildad y fortaleza”. “Never give up”. Ambos recordatorios, escritos a mano con rotulador negro sobre la franja blanca de la bandera tricolor que cuelga de un diminuto despacho en el ‘motorhome’ del equipo Sauber fueron allí dispuestos por Sergio Pérez. El joven y descarado piloto mexicano, que clasificó tercero en el último Gran Premio de Canadá, causa sensación en el actual Mundial de la Fórmula Uno y ansia subir a lo más alto del podio por primera vez en su carrera este domingo en el GP de Valencia.

Noveno clasificado en el campeonato, un puesto por delante del venezolano Pastor Maldonado, Pérez irradia la confianza propia de sus 22 años y una personalidad fuerte que le ha permitido sobreponerse a la etiqueta de “piloto de pago” alusiva al apoyo del multimillonario Carlos Slim.

La directiva de Sauber, Monisha Kaltenborn, tuvo claro desde el inicio que Pérez apuntaba maneras “por su carácter asertivo y su innata rapidez. Recibimos críticas cuando le fichamos, pero él respondió en la pista sin vacilar porque sabe lo bueno que es, y sus dos podios esta temporada lo avalan”.

La admiración sobrepasa los límites del equipo. Su colega de HRT, Pedro Martínez de la Rosa, veterano de 41 años en el circuito, opina que “Maldonado y Pérez son el futuro de la Fórmula 1. Sergio es más fino en la conducción y corrige el coche constantemente en las curvas, como (el piloto finlandés de Lotus) Kimi Raikkonen. Es brillante, efectivo y muy rápido”.

En esta ocasión, el nativo de Guadalajara tira de jerarquía para trasladar la entrevista desde la habitual sala de visitas a un despacho abarrotado de cajas y piezas mecánicas, pero dotado de aire refrigerado. “Tengo calor”, espeta ante la insistencia de la responsable de prensa y en complicidad con un mecánico atareado.

Y desde su refugio conversa, destornillador en mano, ajustando el volante de su monoplaza, cual zapatero a sus zapatos.

“Cuando quieras…”

¿Cómo valora su temporada?

Estoy muy contento. Hemos tenido altibajos que nos han quitado buenos resultados pero el potencial está allí, el coche responde y yo cada vez me encuentro mejor en la F1.

¿Qué falta mejorar?

La parte trasera del coche no está todavía al nivel deseado y nos hemos tenido que concentrar mucho en ese apartado para subir el rendimiento.

¿En qué nota su evolución como piloto?

La experiencia es básica. Puedo llevar al equipo en una nueva dirección y, el domingo, sacarlo de problemas que tengamos durante el fin de semana. Mis ganas de aprender aumentan a cada Gran Premio.

¿Queda más margen en la preparación del coche que la conducción?

Obvio que la conducción también, pero eso viene automáticamente cuando tienes un coche competitivo. Tengo que trabajar en la preparación, pero voy muy bien y me siento satisfecho de las carreras que he tenido.

¿Cuál era el objetivo al principio de temporada?

Consolidarme en F1.

¿Le satisfacen sus dos podios?

He demostrado que tengo el potencial para hacer bien las cosas y eso era lo más importante para mí.

Siete ganadores distintos en siete carreras este año. ¿En Valencia le toca?

Sé que viene un fin de semana complicado pero me encantaría. ¿Por qué no?

¿Tiene sensaciones especiales antes de cada Gran Premio?

Sí. Pero siempre te falla. A veces te sientes muy seguro y no se te da ni en los entrenamientos. Es relativo.

En carrera ha funcionado, pero la clasificación le está costando.

Cierto. Le estamos poniendo énfasis para poder partir de mejores lugares.

Slim dijo recientemente que lo veía ganando un Mundial. ¿Valora su confianza?

Es alguien muy sincero, que sabe mucho de deporte y, si lo dice, es porque lo siente. Tenemos una gran relación. Eso me motiva.

¿También le critica?

También. Toda la vida me ha hablado con la verdad por delante.

¿Siente presión por llegar a ser el primer campeón mexicano?

Al contrario. Motivación de hacer historia en mi deporte.

Slim lo abandera para promocionar un potencial Gran Premio en Distrito Federal. ¿Es importante mejorar la imagen del país?

México tiene muy mala reputación por todo lo que está pasando en los últimos años, pero me siento orgulloso de vivir en un país tan hermoso al que siempre quiero regresar, con tanta gente con buen corazón que siempre me ha tratado con cariño.

¿Qué es lo primero que hace cuando vuelve?

Trabajar, seguramente.

¿Trabajar?

Siempre que regreso tengo chamba y, cuando me relajo, lo hago como haría cualquier joven de mi edad.

¿Qué es lo que más echa de menos?

Extraño a mi familia y mis amigos. Cada piloto es diferente, pero yo me concentro mejor cuando estoy con los míos, en casa.

¿Y la comida?

Menos. Me fui a los 15 años a Alemania y siempre comí bien allá donde fui, así que estoy acostumbrado.

¿Costó ese cambio?

Sufrí bastante. Todo era distinto. No fue nada fácil

Realizó test con Ferrari a principios de temporada. ¿Tiene una espina clavada?

En Sauber tengo una oportunidad increíble, y tanto en Valencia el año pasado como este en Canadá he demostrado que puedo ser un piloto de primer nivel. Me siento con mucha confianza: sé que el día que tenga un carro competitivo puedo pelearle a cualquiera.

El oficial de Ferrari, Luca Baldisserri, comentó recientemente que su estilo era demasiado agresivo. ¿Está de acuerdo?

Respeto mucho su opinión pero, si repasa toda la temporada, verá que no he cometido ni un solo error. Todos los problemas que hemos tenido han sido por circunstancias ajenas a mí. Desde fuera se ve diferente, pero en pista hay que ser agresivo.

¿Maldonado también lo es?

Es buen piloto, y muy rápido. Puede hacer buenas carreras como en Barcelona, cuando ganó. Lo conozco desde la GP2 y no tenemos ningún tipo de problema.

¿Cuál es su secreto para desgastar tan poco los neumáticos?

Yo creo que el coche este año degrada más que el año anterior, pero vamos mejorando.

¿Le cuesta desconectar lejos del paddock?

Puedo llevar una vida tranquila fuera de las pistas. Con mis prioridades en mente, pero siendo también capaz de pensar en otras cosas.

¿En qué piensa cuando pilota?

Siempre vas tan ocupado que es fácil concentrarte, pero puedes pensar desde en tu novia hasta en cómo va la estrategia. Yo pienso en todo, hasta las cosas más tontas.

¿Sigue algún ritual previo?

Escucho pop latino para relajarme y boxeo un poco para activarme. Soy poco supersticioso,

¿Religioso?

Mucho. En la parte derecha del coche siempre llevo una estampita del Cristo de los Milagros.

Recomiende una película de motor.

El documental de Ayrton Senna.

¿Y Top Gun no le gusta?

No va conmigo.

¿Se reconoce en las comparaciones con Fernando Alonso?

Cada piloto tiene su estilo. Él es de los más completos que hay. Que me comparen con él es un orgullo.

También ha sonado como recambio de Felipe Massa, su compañero en Ferrari al que supera en la clasificación. ¿Lo mira de reojo?

No. Quiero ganarle. Como a Alonso. Quiero ganar a todos.

Viñetas para la indignación

[Este artículo fue editado y publicado en junio de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA (AP) – El título, así como la imagen de un hombre de piel azul fosforescente en camiseta negra, llama poderosamente la atención: el sujeto alza las manos como garras mientras su cabeza se evapora, cual pastilla efervescente, sobre el fondo amarillo que lo rodea.

Es el retrato del “indignado” que la editorial Norma escogió para la portada del cómic Revolution Complex, una antología de 25 autores barceloneses que trata el fenómeno del 15-M, respuesta ciudadana a la crisis económica, social y de valores surgida en las ciudades de España hace justo un año, cuando la sociedad civil salió a la calle y ocupó las plazas durante días y noches en forma de acampadas.

Sus 33 historietas se presentan a modo de comprimidos efervescentes, y deben tomarse, según receta en el interior “por vía óptica”.
“Al principio quisimos que la cabeza fuera simplemente un comprimido, a modo de receta contra la indignación, pero finalmente optamos por mostrar como al hombre se le evaporaba el cerebro en forma de burbujas que son pequeñas personas y acaban formando un movimiento”, explica uno de sus dibujantes, Claudio Stassi. “Tampoco quisimos usar “15-M” en el título, pues pertenece a los indignados, y no queríamos que se nos acusara de oportunistas para vender”.

Nacido en la ciudad italiana de Palermo hace 34 años, Stassi reside en Barcelona, donde las protestas del 15-M cobraron especial relevancia internacional la pasada primavera, sobre todo a raíz de los violentos desalojos de manifestantes en el centro de la ciudad.

“Quisimos contar lo que pasaba: por qué la gente se indignó tanto como para ocupar las plazas en España, Europa, Sudamérica…”, dice Stassi sobre una viñetas que dan cabida a un amplio abanico de actores sociales: ciudadanos, políticos, policías, periodistas, sacerdotes… con ánimo de “queja colectiva por la situación que estamos atravesando”, según redacta el colectivo de autores.

La idea partió de la propia editorial, que inquirió a los dibujantes locales sobre la posibilidad de retratar el singular periodo del 15-M. Dotados de libertad creativa, los autores se animaron, optando por la fórmula farmacéutica, a la que añadieron las siguientes indicaciones:

“Revolution Complex pertenece al grupo de obras realizadas por el ser humano compuestas de ironía + indignación + rabia rabiosa + cruce cables + grrrrrrrrrrrrrr (o eso pretende y está en el ánimo de sus pobres autores). Está indicado para el tratamiento sintomático de la impotencia diaria que uno siente al conocer las políticas económicas que se están levando a cabo en nuestra querida y vieja Europa”.

Viñetas en forma de cartel publicitario critican ferozmente la sociedad de consumo. Otra, en que aparece un hombre que vive aislado en su apartamento y lanza objetos a los manifestantes, denuncia la falta de conciencia social, uno de los principales reclamos del 15-M. También se abordan las relaciones intergeneracionales en un diálogo imaginario entre un “indignado” acampado en la plaza y su abuelo fallecido, el papel de las redes sociales en la sociedad actual, el saqueo desvergonzado y corrupción de la clase política mediante la conversación de cinco prostitutas de lujo, la autocrítica de los que vivieron por encima de sus posibilidades o los efectos devastadores de los recortes sociales en una tira protagonizada por humanos con rostro animal.

El humor y la ironía son la principal arma de una obra dirigida a todos los públicos y que pretende afrontar temas duros que preocupan a la sociedad: crisis, paro, corrupción, precariedad, inmigración, recortes sociales, burbuja inmobiliaria, banqueros, agencias de calificación…

“El cómic se quita así el traje infantil. Tiene la ventaja que llega a un público muy amplio, de todas las edades, y recurre a la ironía como recurso de denuncia. Ya lo hizo (Charles) Chaplin en “El Gran Dictador” o Roberto Benigni con “La Vida es Bella”. Y aquí cada autor ha aplicado su particular punto de vista”, apunta Stassi.

33 comprimidos cuenta una recopilación con apoyo en forma de prólogo del periodista Jaume Vidal, quien reivindica el cómic como “un nuevo periodismo vivido, radical e inconformista. Herramienta para difundir y compartir anhelos”, al tiempo que referencia “Persépolis” de la iraní Marjane Satrapi como ejemplo de novela gráfica que despertó conciencias, siguiendo la senda de maestros reconocidos como Will Eisner o Art Spiegelman.

“Es un cómic difícil de criticar. Como ocurre con recopilaciones de diversas historias, habrá algunas que gusten más y otras menos, pero el resultado es muy loable. Algo superior a otros cómics del 15-M  como “Yes We Camp!”, que presenta autores más consolidados pero quizás peca de mayor precipitación, aunque hay que recordar que se trata de una obra sin ánimo de lucro”, opina Xavier Domenech, propietario de la tienda Arkham Comics y simpatizante del movimiento “aunque indignado desde dentro, porque el trabajo obliga”.

Domenech explica que Revolution Complex ha tenido buena acogida entre el público “mayoritario de treinta a cuarenta años” al tiempo que valora con notable la calidad de los dibujos y las historietas “como las entrevistas de Stassi a personajes de la calle o las viñetas con un único dibujo y frase de (Artur) Laperla y (Marcos) Morán, muy del  estilo de (la revista) The New Yorker. Se trata de un buen concepto, bien desarrollado por dibujantes jóvenes que retratan la sociedad que les rodea y evitan ser tendenciosos”.

Como único “pero”, Domenech señala que “igual la tira de Martín Pardo con vestidos recortables para que se infiltre la policía catalana no la puedan entender del todo algunos indignados del extranjero que también han comprado el cómic”.

Arcadi Oliveres, reconocido economista catalán y presidente de la asociación Justicia y Paz, quien participó activamente de las manifestaciones, charlas y comisiones del 15-M, colaboró también en el proyecto con un texto en el que destacaba el valor de la discrepancia como “elemento básico de cualquier democracia verdadera”.

Pasado un año, Oliveres opina que  “el movimiento ha alcanzado un posición de madurez. Las mismas razones y motivos para la protesta continúan y la sociedad ha evolucionado, trabajando en los barrios, aportando pedagogía política y reivindicaciones sociales concretas, como con los desahucios de viviendas por imago de hipotecas que afectan especialmente a los inmigrantes”.

El economista recuerda que “el colectivo inmigrante se ha movilizado por su cuenta desde hace mucho tiempo, pero es verdad que ha sufrido en especial las consecuencias de la actual situación y lucha a diario por salvar su precariedad”.

Se suma a la denuncia Stassi: “Yo no tengo problemas por pertenecer a la Comunidad Europea, pero un sudamericano, cuando llega aquí, no es nada. Y el nuevo gobierno español está tomando las peores medidas que he visto en mi vida (recortes presupuestarios en sanidad, educación, servicios sociales y pérdida de derechos laborales). Incluso peores que las de (el ex primer ministro de Italia) Silvio Berlusconi, que es decir mucho. Los inmigrantes tienen miedo, y los políticos no se dan cuenta que, en realidad, son la espina dorsal de la sociedad. Con su dinero, permiten que la gente mayor se pueda jubilar, y hacen el trabajo que mucha gente no quiere hacer. Parece que echándoles del país se resuelvan todos los problemas, cuando es la integración lo que marca la evolución de un país”.

El autor de la portada, Danide, la define como “autoparódica” y exhibe el proyecto colectivo como “reflejo de la pluralidad que se vivió en las diferentes manifestaciones de las plazas”.

Con una tirada de 4000 ejemplares en España y distribución en Latinoamérica, Revolution Complex aspira a “dar voz a los millones de personas que se han manifestado para pedir una sociedad más justa y un gobierno trasparente”, según sus autores.

“Este cómic no va curar la indignación, pero puede aliviar un poco el dolor, el estrés y la rabia leyendo las historias y pasándolo bien. Afrontando temas fuertes de forma ligera. Es una pastilla revolucionaria”, resume Stassi.