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Mourinho, adiós con amargura y sin La Décima

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Cuando el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, salió el lunes a la sala de actos del estadio Santiago Bernabéu y anunció que el entrenador José Mourinho no seguiría al frente el equipo blanco la próxima temporada, la declaración sonó a portazo enrabietado, cerrando una de las etapas más convulsas del club nueve veces campeón de Europa.

No hubo grandes lamentos, más allá de la constatación por parte del dirigente de la injusta presión mediática a la que, a su juicio, se sometió el técnico portugués.

Tres años de Mourinho en la capital española han dado para mucho, y ha corrido larga tinta sobre sus éxitos y fracasos, ninguno de los cuales ha causado indiferencia.

Pérez, el impulsor del Real Madrid de “Los Galácticos” en su primera etapa como presidente, entre 2000 y 2006, quiso repetir en su segundo mandato iniciado tres años después la fórmula que libró a la entidad su novena Copa de Europa bajo el influjo de futbolistas de primer nivel como Zinedine Zidane, Luis Figo, David Beckham o el goleador brasileño Ronaldo.

Para ello fichó de inmediato a los astros Kaká y Cristiano Ronaldo y, un año después, al que consideró mejor entrenador del planeta para liderar el faraónico proyecto: Mourinho.

El palmarés del portugués era incuestionable, pues acababa de hacer campeón de Europa al Inter Milan por primera vez desde 1965, su segundo título continental tras ganar la Champions con el Porto en 2004; y también había conseguido que el Chelsea conquistara la liga inglesa por primera vez en medio siglo.

La precedía igualmente una  fama de polémico irritador ganada a pulso, sobre todo en los duelos directos con el Barcelona, club en el que había militado  como traductor del británico Bobby Robson y ayudante de Louis Van Gaal.

Pero ello no fue obstáculo para que Pérez le diera la alternativa en lugar del chileno Manuel Pellegrini, cuyo estilo sosegado y gusto por el juego ofensivo contrastaba abiertamente con la volcánica actitud de Mourinho y su preferencia por el fútbol contragolpeador.

La apuesta de Pérez, obsesionado con recuperar la época de esplendor “merengue” y poner fin al dominio de la liga por parte del Barsa, era clara: sacrificar parte del tradicional señorío del Madrid en beneficio de reinar en España y levantar la ansiada décima Copa de Europa.

Y a la hora de pasar balance, no se puede decir que Mourinho decepcionara  en cuanto a histrionismo. Sí en lo referente a objetivos puramente deportivos.

Una liga española, una Supercopa y una Copa del Rey son el discreto balance del apodado “Special One” en tres años de servicio; palmarés a todas luces insuficiente para un técnico que siempre ha basado la evaluación de sus éxitos en relación a títulos conseguidos, como se ha encargado de recordar periódicamente.

Los “papelitos”, como él mismo los denominó en su día, han sido habituales en las crispadas ruedas de prensa del entrenador portugués, quien nunca dudó en pasar lista sobre los que consideró errores arbitrales graves de la UEFA respecto a su equipo; o más recientemente, cuando enumeró los 18 entrenadores que le precedieron en el club blanco, queriendo compararse favorablemente.

Mourinho erró en esa presentación, de la que omitió, entre otros, los éxitos del seleccionador español Vicente Del Bosque, campeón continental en 2002. Como erró en la estrategia de desgaste que algunos interpretaron precipitó el adiós de su colega del Barsa Pep Guardiola y que, en definitiva, acabó desquiciando a su propio plantel y gran parte de los seguidores madridistas.

La propia y amarga despedida de Mourinho a solo dos días de cumplir el primer año de los cuatro que se pactaron en su renovación deja un rastro de tierra quemada que al Madrid le costará resembrar, síntoma de que los fracasos excedieron ampliamente los logros.

Probablemente no sea casualidad que la más reciente imagen del técnico sea la de un descontrolado protagonista camino de los vestuarios, después de ser expulsado en la final de la Copa del Rey, perdida el viernes por 2-1 frente al Atlético de Madrid, en su propio estadio Santiago Bernabéu.

Ninguno de aquellos 18 entrenadores mencionados hace unas semanas había perdido un clásico ciudadano contra el vecino rojiblanco, pero obviamente Mourinho no recurrió a los famosos “papelitos” tras el duro revés, optando en cambio por retar nuevamente a la prensa, después de menospreciar el protocolo deportivo y negarse a recibir su medalla de parte del Rey de España.

Notorios sus desprecios y rifirrafes, la imagen más recordada seguirá siendo, pese a todo, la de su dedo en el ojo del entonces segundo entrenador del Barsa, Tito Vilanova, durante la disputa de la Supercopa de España en 2011, también ganada por los azulgranas.

El “Special One” sí podrá jactarse de haber nivelado en parte los duelos con el Barsa, recuperándose de un doloroso 5-0 en su primer cruce para acabar con balance de cinco victorias, seis empates y seis derrotas.

En el legado de Mourinho, quien elevó considerablemente la crispación en las áreas técnicas con sus constantes protestas, hay que anotar la mano dura mostrada esta temporada por parte del colectivo arbitral, que ha expulsado a numerosos entrenadores a lo largo del curso.

El portugués incluso sacó de sus casillas a colegas tan respetados como el fallecido Manolo Preciado, quien le llegó a llamar “canalla” después de que Mourinho criticara una alineación suya ante el Barsa con el Sporting de Gijón.

Su hipocondría rebasó el límite de las instituciones deportivas, a las que acusó de conspirar en su contra incluso con la elaboración del calendario, y pronto alcanzó a su propio plantel, que intentó dividir y conquistar primero, y al que acabó por desprestigiar en público con el claro ejemplo del capitán internacional Iker Casillas, relegado a suplente en la que acabaría siendo la campaña de su adiós.

Sus últimos incondicionales, Cristiano Ronaldo y Pepe, se le tornaron en contra en un final digno de obra shakespeariana, añadiendo a una larga lista de víctimas como Pedro Léon, Lass Diarra o Kaká, que nunca emergió de las tinieblas bajo su mando.

El ninguneo a la cantera también fue notorio, así como su enfrentamiento con su responsable, José Alberto Toril; otro de sus múltiples enemigos dentro de la institución, como fuera el argentino Jorge Valdano, relevado de su función como director deportivo a petición suya.

Cegado por la luz de “La Décima” que nunca acabaría llegando tras caer por segundo año consecutivo en semifinales de la Champions ante un equipo alemán (Bayern Munich en 2012, Borussia Dortmund en 2013), Pérez le mantuvo en el cargo durante un último curso crispado en que muchos directivos demandaron su cese fulminante.

“Está ha sido mi peor temporada”, reconoció el propio Mourinho tras la derrota copera.

En su haber quedan la Supercopa, la Copa en su año de estreno ganada al Barsa tras 18 años de sequia y la liga de 2012, también conocida como la de los 100 puntos y 121 goles. Ambos récords vigentes, a menos que el cuadro azulgrana, con dos fechas restantes y estadística de 94 unidades y 109 dianas, se empeñe en borrar de un plumazo su último, y en verdad único, gran éxito.

Simeone, del doblete de Gil a los brazos de Neptuno

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MADRID (AP) – “Estoy feliz porque mañana habrá más niños que llevarán la camiseta del Atlético de Madrid y será un día especial”, se congratuló Diego Simeone, radiante en su comparecencia ante los medios informativos después de conquistar el viernes la Copa del Rey española al ganar 2-1 en la prórroga al vecino Real Madrid en su propio estadio Santiago Bernabéu.

La constatación no fue gratuita, pues el técnico argentino venía de enumerar el groso de razones por las cuales se sentía el hombre más dichoso del mundo. “Hemos ganado en un campo extraordinario. Una victoria terrible. Los logros han sido importantes. Me viene a la mente mucha gente que trabaja a diario para el club. Había que ganar este partido”, subrayó antes de despedirse con un recuerdo especial para el fallecido Jesús Gil, el polémico presidente que le fichó en 1994 siendo futbolista del Sevilla.

Fue el principio de una intensa relación entre el club rojiblanco y “El Cholo”, quien pronto se ganó el aprecio de la grada, el respeto de sus compañeros y el recelo de algún técnico inseguro.

Pocos como él entienden mejor el latido del seguidor “colchonero” y la idiosincrasia del club conocido como “El Pupas” por supuesta mala fortuna y torpeza general a la sombra del nueve veces campeón de Europa. De ahí la mención a la ostentación infantil de colores en la mañana siguiente al triunfo y el llamado a celebrar en la céntrica fuente de Neptuno, cita obligada paras los incondicionales.

Jugador bandera del histórico doblete (copa y liga) conquistado en 1996, Simeone se subirá por tercera vez como técnico a los brazos del Dios de los mares pues, en poco más de año y medio como timonel, ha ganado la Liga Europa, la Supercopa de Europa y ahora la copa.

A modo de Rey Midas rojiblanco, el “Cholo” convierte en oro todo lo que toca desde que ocupara el banquillo junto a su ex compañero, compatriota y hombre de confianza, Germán “El Mono” Burgos, pues ha ganado sus tres finales disputadas.

Y consecuentemente, su caché cotiza al alza; aunque en el seno de la entidad “colchonera” respiran tranquilos después de que los dirigentes, en inusual ataque de cordura, ataran su continuidad el pasado marzo.

Renovado cuatro años hasta 2017, Simeone se ha asegurado la vigencia de un proyecto que inició con sentido de urgencia tras el mal arranque de la campaña anterior bajo la dirección de Gregorio Manzano.

Poco a poco, sin arrebatos mediáticos, disputas públicas ni estridencias, el bonaerense ha conseguido a base de trabajo constante e insistencia diaria forjar una identidad ganadora en el Atlético y ganarse, con ello, amplio crédito en la toma de decisiones. En el partido más importante de su carrera como técnico, en cancha del eterno rival, el destino quiso que el autor del gol decisivo fuera Joao Miranda, el central cuestionado a principios de 2012 que Simeone se empeñó en mantener en el plantel.

La estrategia contrasta, una vez más, con la empleada por su colega José Mourinho en el Madrid con los mismos fines e inferiores resultados. Los plenos poderes ansiados por el portugués es probable que nunca se los den en la Casa Blanca, donde se intuye un relevo inminente en el banquillo.

Mientras, en el Vicente Calderón, los atléticos celebran su primera victoria en el clásico capitalino en 14 años y su quinto trofeo del actual trienio, los tres últimos bajo el mandato de Simeone.

“Hemos dado pelea y podido ganar, y así ser una referencia para la gente que sufre y no le salen las cosas. Con compromiso y humildad se puede”, alentó el argentino, antes de elogiar calurosamente, casi uno a uno, a sus futbolistas.

“El Madrid es mejor, pero le perdieron el miedo y trabajaron mejor que ellos. Ver a Costa correr 50 metros atrás, el partidazo de “Koke” cada vez más grande, a Falcao sacrificándose por el equipo, Juanfran, Mario… lo de Gabi fue impresionante, para emocionarse”, enumeró, dando elegante vuelta a la torpe ironía de Mourinho momentos antes en el mismo lugar, cuando el madridista repitió aquello de que “cuando se gana es mérito de los jugadores y cuando se pierde, del entrenador”.

Al contrario que su colega, Simeone se despedirá del curso con los objetivos trazados al principio ampliamente superados y la certeza de que tanto él como el núcleo duro del plantel, quitando al cotizado goleador colombiano Radamel Falcao, seguirán compitiendo juntos a medio y largo plazo.

En su primera temporada completa al timón, “El Cholo” no solo ha añadido otro trofeo a las vitrinas, sino que también ha logrado clasificar al equipo a la Liga de Campeones por la vía directa, asegurando el tercer lugar en la liga tres fechas antes de la conclusión del torneo.

El Atlético no conseguía tamaña gesta desde la temporada del doblete, rescatada de la memoria colectiva por el técnico, manteado por sus pupilos en la celebración. Y lo ha hecho respetando las señas de toda la vida de la entidad. “Pase y contragolpe”, fue la consigna imperante durante la semana previa a la final, que Simeone preparó con esmero y disfrutó en plenitud: “La afición hubiese elegido esta forma de ganar”, afirmó.

Consciente de la singularidad del momento, “El Cholo” quiso remarcar una vez más que “nos costó mucho y esperamos que la victoria sea inolvidable en el tiempo. Este equipo jugó con un amor propio enorme. Tuvimos algo de suerte, pero estábamos preparados para recibir esa suerte”, explicó, resumiendo en cinco palabras el secreto de su éxito: “Sin grupo, no hay equipo”, sentenció.

Falcao, siempre fiable y en otra final

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MADRID, España (AP) – A Radamel Falcao García Zárate su padre, Radamel García, le puso el nombre del fino mediocampista  brasileño Falcao, del que era gran admirador.

A su vez defensor central en las décadas de los años 70 y 80, el progenitor de Radamel no podía estar más alejado del estilo futbolístico de su hijo, uno de los goleadores más puros de los últimos tiempos, que tampoco se asemeja demasiado al Falcao original, mucho más creador que rematador.

Pero si algo destaca precisamente en el delantero colombiano del Atlético de Madrid, aparte de su innata capacidad para alojar el balón en la red, es su alta fiabilidad en las grandes citas, donde acostumbra a dar lo mejor de sí.

No digan Falcao. Digan fiable. Digan final.

“El Tigre” tiene el viernes una nueva oportunidad para extender su reputación como hombre decisivo, cuando enfrente con el Atlético de Madrid al vecino Real Madrid por la final de la Copa del Rey en España.

Tras un excelente torneo liguero de los “colchoneros” en que el equipo del técnico argentino Diego Simeone escoltó durante muchas jornadas al campeón Barcelona, será la ocasión de cerrar la temporada con un título de prestigio, muy valorado en el club madrileño, que lo ha conquistado en hasta nueve ocasiones, pero en ninguna de sus últimas tres finales.

No será el único título de Falcao con la camiseta rojiblanca, pues el colombiano sumó la Liga Europa y la Supercopa de Europa en la temporada de su estreno. Pero podría tratarse del último si, como apuntan los rumores, el futbolista acaba fichando por el Mónaco, el Chelsea o uno de sus muchos pretendientes al término del campeonato.

Varios son los clubes europeos que pujan por hacerse con los servicios de un goleador contrastado como Falcao; y la tradición vendedora de la entidad, que en el pasado se despidió de referentes como Fernando Torres, el uruguayo Diego Forlán o el argentino Sergio “Kun” Agüero, no reconforta precisamente a sus seguidores.

Al Atlético en España se lo conoce como “El Pupas”, bien sea por una percibida falta de fortuna deportiva o torpeza en los despachos, con víctimas tan ilustres como las figuras mencionadas anteriormente.

El adiós de Agüero, al fin y al cabo, precedió el arribo de Falcao, y la probable partida del colombiano ya ha provocado una notable lista de sustitutos como el uruguayo del Liverpool Luis Suárez.

Pero la afición sabe lo que vale Falcao, quien en sus dos  campañas en la capital española suma la friolera de 70 goles anotados en 86 partidos.

Si los tantos del “Tigre” le valieron al Atlético un boleto europeo la pasada campaña, en la actual han posibilitado que los “colchoneros” clasifiquen directamente a la Champions por primera vez desde 1996.

Aunque Falcao no llegue a disputar la próxima de rojiblanco, sí tiene a la mano sumar su tercer título con el equipo de Simeone en la cita copera. Y ningún integrante del plantel inspira, en ese sentido, más confianza a sus compañeros y seguidores de cara a la final.

Rematador instintivo, sin necesidad de grandes elaboraciones para convertir con cualquier parte del cuerpo, ha sido garantía de gol en su amplia trayectoria finalista.

La reputación se inició en el Oporto portugués en 2011, cuando se erigió en el máximo goleador de la Liga Europa y decidió la final con el tanto de la victoria, 1-0, ante el Sporting de Braga.

Esa victoria tuvo réplica a la campaña siguiente con el Atlético, cuando dos dianas suyas tumbaron al Athletic de Bilbao, derrotado por 3-0. Y la leyenda se engrandeció definitivamente el pasado agosto por la Supercopa de Europa disputada ante el Chelsea, destrozado por tres arañazos del “Tigre” que sentenciaron la final, 4-1 a favor de los rojiblancos.

Uno de los pocos ídolos que el Atlético pudo retener en el pasado, el portugués Paolo Futre, aventuró en la previa copera otra actuación decisiva del  goleador. “Yo siempre digo que la clave de estos partidos son los jugadores que desequilibran, y mi apuesta para el viernes es Falcao”, reveló.

Actual amigo del representante del colombiano, el poderoso agente Jorge Mendes, Futre también se permitió aconsejar al futbolista: “La recomendación que le hago si se marcha, es que no se vaya al Real Madrid. Para él sería muy duro vivir en esta ciudad si hace ese cambio”.

Las rebosantes estadísticas le han valido prácticamente la inmunidad al ariete, al que tampoco le han faltado defensores ante el menor atisbo de crítica.

Tras una inusual sequía a principios de abril, Simeone salió en socorro de su estrella: “Ojalá todas las malas rachas fueran así, que le falta un solo gol para igualar su total en liga del año pasado”, ironizó el “Cholo”, consciente de que sus 52 dianas en liga hasta la fecha hablan por sí solas.

En cuanto a la final, sus compañeros expresaron confianza en que repita pasadas actuaciones decisivas, con el uruguayo Christian “Cebolla” Rodríguez a la cabeza: “Falcao es un goleador nato y nos a seguridad y tranquilidad en ataque”, expresó.

Su compañero Adrian, más joven, añadió que “es un lujo y una suerte tener un delantero como Falcao por todo lo que aporta al equipo, además de todos los goles que hace”, comentó, mientras que su dupla atacante, el brasileño Diego Costa subrayó que “ellos tienen sus estrellas y nosotros las nuestras. Falcao es tremendo, está haciendo una gran temporada y, si esta allí metido, la va a enchufar seguro”.

“Yo creo que los defensas del Madrid van a estar preocupados porque saben que es un jugador decisivo y que ya lo ha demostrado en otras finales. Nosotros, estando con él, mucho más tranquilos. Puede decidir un detalle y confiamos en que marcará. Es un futbolista espectacular”, opinó el central Miranda.

Falcao, quien espera el nacimiento de su primer hijo dentro de unos meses, posiblemente lo empadrone lejos de Madrid. En cuanto a nombres, no ha trascendió la elección de la pareja. Ni siquiera una pista que empiece por “efe”.

Futbolista de retos, Campbell supera el desafío en el Betis

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MADRID (AP) – Cuando Joel Campbell jugaba largas horas al fútbol de niño en su barrio de San Rafael Abajo, en la ciudad de San José (Costa Rica), no tenía balón propio, marcaba los arcos con piedras y siempre le tocaba elegir equipos. Y entonces, como suele hacer también ahora sobre las canchas de la liga española, se decantaba por la vía menos habitual.

“No elegía ni a los mejores ni a mis amigos. Elegía a los menos buenos para que hubiera emoción y fuera más entretenido”, cuenta el joven delantero costarricense del Betis desde Sevilla, donde goza del sol, la buena comida y de un notable momento de forma en el fútbol profesional.

Se nota que a Campbell, extremo descarado en uno de los equipos más valientes de la liga, le gustan los retos. Es en parte por ello que no dudó demasiado en dar el salto cuando un emisario del Arsenal londinense se plantó en el hotel de concentración de la selección de Costa Rica tras un partido de Copa América para tantear su fichaje.

“Yo estaba en mi habitación y me llamaron desde recepción, que querían plantear una oferta. Siempre quise salir a Europa, así que no me lo pensé dos veces y enseguida acordaron con mi papá”, recuerda Campbell quien, casi dos años después, no brilla en el lujoso estadio Emirates sino en el histórico Benito Villamarín, después de que el Betis negociara la cesión por un año de los “gunners”.

Y no se mudó porque Arsene Wenger no confiara en las cualidades del joven “tico”, pues el técnico francés del Arsenal apretó desde el inicio para que el futbolista salvara la rígida burocracia británica y debutara en la Premier League.

Pero Campbell no recibió ni el permiso de trabajo requerido ni la consideración excepcional de “Special Talent” (talento especial). Así que, tras apenas semana y media entrenando en Londres, hizo las maletas rumbo al Lorient francés, donde destacó con seis goles en 33 encuentros, antes de recalar este curso a las órdenes de Pepe Mel.

Con nutrida nómina de arietes, el entrenador bético ubicó al ex futbolista de Deportivo Saprissa y Puntarenas en la banda, donde se ha reconvertido en un jugador de ida y vuelta, con amplio recorrido y capacidad de desborde en el fútbol de espacios que practican los verdiblancos.

“Siempre había jugado de delantero centro y nunca tuve que realizar labores defensivas, pero ya me acostumbré”, cuenta el zurdo Campbell, quien firmó por la marca deportiva NIKE; como el brasileño Ronaldo, del que se declara admirador desde que viera por televisión su primer Mundial de Francia 1998.

El experimento ha funcionado y el caribeño no necesita mirar la estadística de 24 partidos jugados, tres goles y dos asistencias para sentirse satisfecho. “Para ser mi primer año estoy muy contento. He jugado bastante, aunque soy consciente de que puedo dar muchísimo más. El nivel acá es más alto, pero me he acoplado bastante bien. Mi representante me habló muy bien del Betis, al que ya conocía de seguir la liga española. Me gusta la ciudad, el clima caluroso y estoy tranquilo. Ha sido una experiencia muy productiva en lo personal y en lo futbolístico”, resume.

El objetivo principal de la cesión, jugar minutos, ganar experiencia, progresar, se ha cumplido con creces; y tanto es así que el Betis ya se ha planteado pedir al Arsenal que alargue el préstamo a una segunda temporada.

“Que quieran que siga es un orgullo, pero eso lo llevan los clubes y no depende de mí. Está al cincuenta por ciento”, se zafa Campbell, quien sueña con poder clasificar al Mundial de Brasil 2014 con Costa Rica tras el chasco sufrido en 2009, cuando la tricolor se quedó a las puertas de la Copa del Mundo de Suráfrica.

Con el boleto actual aún en el aire, restan compromisos de altura en las eliminatorias ante Honduras, México y el líder Panamá, a quien escolta Costa Rica en el grupo. “Está difícil, y estos tres partidos de junio van a ser vitales para marcar el camino”, concede el delantero, que recuerda con amargura la no clasificación de hace tres años. “Yo estaba mi casa viéndolo y muy alegre porque ganábamos 2-0 contra Estados Unidos, pero nos empataron en el último minuto, y debimos jugar el repechaje con Uruguay, que ya sabíamos que iba a ser difícil”.

Ante México, Campbell probablemente se cruce con Giovani Dos Santos, a quien también deberá medirse el lunes por la 36ta fecha liguera, cuando el Betis visite al colista Mallorca.

Pese a su apurada clasificación, Dos Santos ha renacido en España tras un triste paso por el Tottenham, y su compatriota Carlos Vela está triunfando en la Real Sociedad tras no convencer al Arsenal. Otro precedente más para Campbell, quien anunció que el Betis pelearía por cotas altas el día de su presentación y ahora acaricia la clasificación europea con los verdiblancos.

“Ojalá lo consigamos. Si tuviera que regresar al Arsenal, lo haría más contento. La imagen que tengo de la Liga de Campeones es el gol de (Andrés) Iniesta contra el Chelsea que clasificó al Barcelona a su última final. Siempre soñé con jugar acá, pero no pensé que llegaría tan pronto”, revela el futbolista, que reza antes de ingresar a la cancha con la pierna derecha e improvisa la celebración de sus goles.

Preguntado sobre el futuro del delantero, su representante Joaquín Batica, subraya que “el argumento que mas pesará será el tiempo de juego y la continuidad para que siga progresando. En los próximos días, el Arsenal tomará una decisión al respecto. Joel está a gusto en el Betis pero, ahora mismo, todas las opciones siguen abiertas: Sevilla, volver a Londres, u otra cesión a un equipo europeo”.

Fanático del baloncesto de la NBA y, más concretamente de los Warriors de Golden State, Campbell, a quien acompañan su madre, su novia y el fisioterapeuta de la selección en Sevilla, dice estar disfrutando de los playoffs del equipo californiano, con especial mención para el dinámico base Stephen Curry, su favorito.

Lo cierto es que el estilo ofensivo y desacomplejado de Curry le viene como anillo al dedo al “tico”, que se pasa horas jugando al baloncesto en su consola de videojuegos.

Asegura preferirlo al juego de fútbol, que disfruta más bien poco y siempre en compañía de amigos. “No acostumbro a elegirme a mí mismo en el juego”, confiesa. “Solo una vez, pero agarraba la bola y ya no la soltaba”, bromea el amante de los retos, a un océano de distancia de la cancha polvorienta que vivió sus primeros gambeteos en San Rafael.

Maldonado, en frustrante transformación, regresa a Barcelona

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – “El casco transforma al hombre”, declaraba hace un año un radiante Pastor Maldonado durante el Gran Premio de Europa de Fórmula Uno en Valencia.

El piloto venezolano de la escudería Williams, entonces en lo alto de la ola tras haber ganado su primera carrera cinco semanas antes en Barcelona, echaba mano del aforismo para justificar en parte las críticas de algunos a su estilo de conducción, considerada algo agresivo por los más moderados y temerario por los menos.

Maldonado, también eprimer piloto de su país en ganar un Gran Premio, volverá a salir a por todas desde la parrilla del circuito de Montmeló el domingo; aunque sus esperanzas de repetir triunfo sobre el asfalto barcelonés sean mínimas, por no decir nulas.

Ni el caribeño ni el equipo británico han logrado levantar cabeza desde que fuera aupado a hombros en el podio por Fernando Alonso (Ferrari), quien acabó segundo en 2012, y Kimi Raikkonen (Lotus), tercero.

La solitaria victoria del nativo de Maracay se tiñó entonces de singularidad, pues aparte de truncar la sequía de ocho años sin triunfos de la prestigiosa escudería, sirvió también de regalo de cumpleaños del fundador y manager Frank Williams; aunque los festejos fueran interrumpidos por un peligroso incendio en el box del equipo.

Maldonado, quien recuerda estos días “la sensación única, sin palabras que puedan describir”, que le provocó el éxito barcelonés, no ha repetido podio desde entonces y marcha huérfano de puntos en el presente campeonato, clasificado 17mo con dos retiradas en los dos primeros grandes premios.

La decepción es visible en su rostro, cuentan los habituales del paddock sobre uno de los personajes más risueños y animosos en la temporada de su debut. El segundo año no está siendo fácil para el equipo, que introdujo cambios notables en un coche con amplio potencial pero que no ha rendido lo esperado sobre el asfalto.

“Estamos tristes. Es un deporte de evolución constante y veloz y no hemos progresado como los demás. Caminamos en la dirección adecuada pero queda mucho camino. Vamos un segundo más lentos que el resto”, analizó el director técnico, Mike Coughlan, tras los entrenamientos libres del viernes.

Los tiempos registrados en la clasificación del sábado evidenciaron el radical cambio de panorama: en la misma pista donde Maldonado había logrado la “pole position” en 2012, iniciará en el 18vo lugar el domingo, al no superar, junto con su compañero Valtteri Bottas, el corte en la  primera ronda

“Todo el mundo esperaba que ganáramos acá pero, ¿cómo lo vamos a hacer? La situación es crítica y solo Dios sabe si vamos por buen camino. El que habla es el cronometro, y hoy ha hablado claro. Saco un poco de impotencia porque no puedo trabajar como yo quiero, pero de un día a otro no te vuelves estúpido”, expuso el piloto, quien recetó “paciencia” a sus incondicionales.

Criado en el taller familiar de su padre y sus dos tíos, Maldonado se sumerge como pocos en la evolución del coche, con esperanzas de que pronto el trabajo de rédito en pista.

“Es muy disciplinado en su entrenamiento y técnicamente muy fuerte. Conoce el coche por dentro y por fuera y eso fue clave para que Williams diera ese salto el año pasado. Cometió algunos errores, pero este año está mucho más calmado y sabe que no todas las carreras se pueden ganar”, explica Rodolfo González, compatriota y piloto reserva del equipo Marussia.

“Es difícil pedirle que sea menos agresivo porque siempre ha sido un piloto fuerte y rápido. Son etapas de aprendizaje. Él sabe que puede hacer el trabajo. No se gana una carrera en F1 siendo mal piloto”, prosigue González, quien reconoce haber sido criticado en Venezuela por proteger a su colega. “Cuando estás arriba todo el mundo te quiere y cuando caes te dan palos. Pastor está frustrado, está claro. Es difícil que gane una carrera este año”.

Para mayor defensa del venezolano se presenta quizás una figura menos subjetiva pero decididamente más autorizada como Joan Viladelprat, ex jefe de mecánicos en Ferrari y ganador de cinco campeonatos de pilotos y tres de constructores en sus 30 años de experiencia en la Fórmula Uno.

“Lo de Barcelona no fue suerte, porque en la F1 no existe la suerte. Pero sí estaba un coche bien balanceado, donde no sufrían los neumáticos, y Pastor pudo demostrar que merecía un puesto. Este año han hecho muchos cambios y el coche no está a la altura del piloto. Pastor puede hacerlo mucho mejor y nos lo ha demostrado. Es cierto que tiene un carácter agresivo, pero yo vi una maduración el año pasado y, en este, aún no ha tenido oportunidades”, expone Viladelprat, quien considera que “quizás esté apretando demasiado por falta de confianza”, pero no descarta “un pequeño avance” el domingo.

“No creo que esté presionando. Son muchos los pequeños detalles que influyen. El año pasado se sentía muy confiado el sábado, y no tanto el viernes. Está muy concentrado y trabajando duro, que es de lo que se trata para ir dando pequeños pasos”, opina Coughlan.

Otra teoría que pueda explicar su mal momento pasa por el ascenso su ex ingeniero de pista, Xevi Pujolar quien, como nuevo jefe de ingenieros, debe ahora repartir su atención entre el venezolano y Bottas.

“No hemos empezado como queríamos y vamos un poco cojos. Aun no hemos visto al Pastor de verdad. Cuando consigamos poner el coche a punto como él quiere, podremos esperar mucho más de él. Todos estamos frustrados, pero él lo entiende y nos está ayudando a desarrollar el bólido. No hay nervios ni pánico”, aclara Pujolar, distanciado actualmente del muro, desde donde Maldonado comunica con su relevo, Andrew Murdoch.

No es fácil para el piloto acatar las ”expectativas realistas de luchar por los diez primeros puestos” que plantea su hombre de confianza, Pujolar. Pero sabe que cuenta con el sólido respaldo del máximo responsable: “No hay dudas sobre Pastor. Demostró el año pasado que es un ganador. Tenemos la fortuna de disfrutar de él y no lo cambiaría. Es un piloto determinado y de verdad”, pondera Williams.

A contra natura, Maldonado tira actualmente de paciencia en el mundo de la velocidad, posiblemente reforzado por el respeto que le profesan colegas como el mexicano Sergio Pérez (McLaren), quien también sufre un decepcionante arranque de campaña.

“Hizo una gran carrera en Barcelona y sí es verdad que luego tuvo altibajos muy grandes cuando el coche estaba competitivo. Williams ha sufrido un bajón este año. Si no, seguramente estaría peleando por las posiciones delanteras”, valora Pérez.

Esperando que la anunciada transformación del hombre se extienda a la máquina, Maldonado intenta relajarse y aislarse de las críticas junto a su esposa y progenitor, quienes le acompañan en Barcelona.

Pero con victorias o sin, con casco o sin, acaba siempre emergiendo el verdadero carácter de un piloto de raza.

Preguntado sobre los consejos que le ofrece su mentor, González desvela, quizás sin proponérselo, que ciertos impulsos no entienden de frenada: “Pastor me dice que empuje como loco”, sonríe.

El Bayern le marca el camino al Barsa

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Poco antes del inicio del partido de vuelta de semifinales de la Liga de Campeones del miércoles en Barcelona, un inquieto murmullo recorrió como reguero de pólvora las gradas del Camp Nou. Y saltó la noticia: Lionel Messi no salía en el once titular contra el Bayern Munich.

La polémica omisión del astro argentino sacudió los cimientos del coloso y del frágil estado de ánimo de una afición que ya llegaba con escasas esperanzas de remontar el mal resultado de la ida (4-0 favorable al Bayern), y acabó yéndose a casa con el duro varapalo de otra derrota de época: 3-0 y adiós traumático de la competición que conquistó en tres de las últimas siete ediciones.

El “Caso Messi”, quien arrastraba molestias desde los cuartos de final, acaparó la atención tras el partido, pero no ocultó la evidencia de que la sonada eliminación del Barsa y consecuente sensación de vacío en su entorno tienen raíces que van mucho más allá de la influencia del rosarino.

Pendiente de la conquista de su 22da liga española, que podría alcanzar el domingo ante el Betis por la 34ta fecha, el Barsa regresara a la actividad el viernes  buscando recuperar la tensión competitiva que le falta desde la 20ma fecha, cuando sufrió su primera derrota frente a la Real Sociedad.

La trayectoria empezó a truncarse ese 19 de enero, poco antes de que el entrenador Tito Vilanova debiera ausentarse por dos meses para someterse a un tratamiento contra el cáncer. Pero los síntomas de la enfermedad del Barsa hacía tiempo que se insinuaban.

Es muy probable que Pep Guardiola, antecesor en el cargo de Vilanova y precisamente próximo entrenador del Bayern, los adivinara el curso anterior, cuando decidió tomarse un año sabático, alegando agotamiento.

La transición pareció libre de traumas durante toda la primera ronda, que el Barsa completó invicto;  pero la ausencia de Vilanova, quien delegó en su segundo, Jordi Roura, destapó las vergüenzas del equipo, capaz de tumbar a rivales menores pero dejado progresivamente en evidencia por los “grandes”.

Cuando se le exigió un esfuerzo extraordinario, el Barsa salió malparado en duelos directos con Real Madrid, Milan, Paris Saint Germain y, finalmente, el Bayern. El juego coral y sacrificado de antaño, el que marcó época, despareció en favor de la “messidependencia. Y “La Pulga”, lanzada en frenética carrera competitiva con el madridista Cristiano Ronaldo, acabó desfondada.

Ganador de su cuarto Balón de Oro consecutivo, Messi suma 58 goles en la temporada pero también 4,147 minutos, y tanto él como Cristiano pagaron el desgaste en ambas semifinales europeas.

La condición física ha sido un problema constante en el plantel de Vilanova, quien tampoco pudo contar con el mediocampista Sergio Busquets el miércoles y vio una disminuida versión de futbolistas como Xavi Hernández, Andrés Iniesta y Pedro Rodríguez.

Ha trascendido la molestia del club azulgrana con la selección española por la considerada sobreexplotación de sus estrellas; aunque ni Xavi ni Busquets, los más perjudicados, pusieron el freno en su momento. Optando por la línea conservadora en el año de su estreno, Vilanova tiró de jerarquía en las alineaciones y apenas rotó futbolistas. Y cuando lo intentó, algunos se rebelaron en la caseta u optaron por acelerar intervenciones quirúrgicas hasta entonces postergadas; caso del capitán Carles Puyol tras no ser de la partida ante el Milán.

Otro internacional como Gerard Piqué dijo tras la semifinal que el club “necesitará tomar decisiones” de cara al próximo curso, y el propio Vilanova apeló a la “autocrítica”, aunque insistiendo en que no hubo mala gestión con la lesión de Messi y deslizando que “acusamos las bajas y el resultado de Múnich, donde no hay que olvidar cómo llegaron los goles”.

La velada crítica arbitral es una de las sutiles divergencias respecto a la anterior etapa de Guardiola, quien mayormente evitó tales justificaciones en la derrota y, el día de su presentación, prometió que “los jugadores correrán y se esforzarán”.

El próximo entrenador del Bayern también llegó entonces tras una dolorosa goleada ante el Real Madrid (4-1), que supuso el fin a la etapa de Frank Rijkaard y generó el adiós instantáneo de ídolos como el brasileño Ronaldinho y su compatriota Deco, siendo reemplazados por Piqué y Dani Aves, entre otros. Un año más tarde, también se despediría el goleador Samuel Eto’o.

Los seguidores esperan ahora una similar vuelta de tuerca que dé relevo al mejor Barsa de la historia, irreconocible ante el Bayern tanto en el resultado final como en la forma, falto del orgullo que anunció falsamente el mosaico desplegado en la introducción.

Las traumáticas enfermedades de Vilanova y el defensa Eric Abidal explican en parte la dificultad añadida de un año de transición que, salvo insólito descalabro final, generará un título; pero no justifican la mala gestión de los recursos y falta de alternativas para alargar el ciclo.

El ex arquero internacional y hoy director deportivo, Andoni Zubizarreta, deberá pasarse a la ofensiva para abordar casos como el fichaje de los brasileños Neymar o Thiago Silva, así como evaluar si jugadores de cuestionado rendimiento como Cesc Fábregas o el chileno Alexis Sánchez merecen más cuerda.

No parece peligrar la continuidad de Vilanova, dispuesto a seguir si su salud lo permite. El técnico había declarado en la previa del Bayern que “no tiro la toalla”, aunque la sustitución de veteranos como Xavi e Iniesta en la segunda mitad escenificó precisamente eso.

Fue una eliminación poco honorable, distinta a la del Madrid. Ahora al Barsa le urge ganar la liga cuanto antes; básicamente, por pasar página y ponerse a trabajar.

El Bayern hizo precisamente eso tras caer 4-0 en el Camp Nou en 2009. Dos entrenadores y múltiples fichajes después, mira desde lo alto al Barsa, con Guardiola en el horizonte, trazando el camino a recorrer.

La primera liga de Vilanova, y la más a destiempo

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – El 22do título de liga conquistado el sábado por el Barcelona pasará a la historia como el primero de la etapa “post-Pep Guardiola”. O lo que es lo mismo: el primero de Tito Vilanova como timonel azulgrana.

Pero el campeonato conseguido en la temporada de su estreno en el banquillo será seguramente también recordado como uno de los más a destiempo. El Barsa selló matemáticamente la liga a su favor viendo los acontecimientos por el televisor y gracias a la colaboración de uno de sus rivales más acérrimos, el vecino Espanyol, quien rascó un empate por 1-1 al Real Madrid, único escolta de los azulgranas por la 35ta fecha.

El Barsa se proclamó campeón con 88 puntos en 34 partidos y siete de ventaja sobre los blancos, que ya tenían la mente en la final de Copa del Rey contra el Atlético de Madrid

Aunque en verdad el torneo había quedado sentenciado virtualmente hace fechas, convirtiendo casi la totalidad de la segunda ronda en un paseo militar azulgrana, con vistas a otros objetivos como la copa o la Liga de Campeones.

Eliminado el 26 de febrero de la copa por el Real y arrollado en semifinales de la Champions por el Bayern Munich con global de 7-0 el pasado 1 de mayo, al Barsa se le ha hecho larga la competición doméstica; mientras que los “merengues” hace meses que renunciaron a dar caza a su máximo rival.

El mejor arranque de la historia de la liga tuvo la culpa, pues el plantel azulgrana respondió con renovado ardor competitivo al relevo en el banquillo y recaudó 55 puntos de 57 posibles en la primera ronda, que cerró invicto.

El principal cometido de Vilanova, quien ejerció de ayudante de Guardiola durante la época dorada en que el club ganó 14 de los 19 títulos en disputa, fue resuelto con creces y cierta naturalidad; hasta que el preparador catalán debió delegar en su propio segundo, Jordi Roura, por enfermedad.

Diagnosticado en 2011 de un cáncer glandular, Vilanova sufrió una recaída en diciembre de 2012 al que acompañó un notable bajón en el rendimiento del equipo una vez que el jefe debió ausentarse por dos meses para someterse a un tratamiento en Nueva York a mediados de enero.

A la primera vuelta de ensueño siguieron dos dolorosas derrotas ante el Madrid de José Mourinho, que finalmente pareció haberle tomado la medida a su principal enemigo deportivo, y una mala imagen de visitante en Europa frente al Milan, el Paris Saint Germain y finalmente el Bayern, que abundó en la herida en el Camp Nou.

Solo la desbordante capacidad goleadora del argentino Lionel Messi, quien acabó el año 2012 con récord absoluto de goles (91, rompiendo la previa marca de 85 del alemán Gerd Mueller en 1972) y empezó el 2013 aupando su cuarto Balón de Oro consecutivo, alargó el éxito del Barsa bajo la extendida tutela de Roura.

El rosarino, máximo cañonero con 46 dianas (13 de ventaja sobre el madridista Cristiano Ronaldo), tiró del carro en aquellos partidos que al equipo le costaba reconocerse, llegando a firmar un nuevo récord de 19 fechas consecutivas marcando; hasta caer lesionado en Paris y perderse los tres siguientes choques ligueros con vistas a recuperarse de cara a la Champions.

La ausencia de Messi, unida a la gran ventaja cosechada sobre el segundo clasificado y consecuente distensión, mermó el rendimiento en el tramo final y pareció desvirtuar por momentos un logro mayor como la conquista de la liga, en año etiquetado como de transición pero que dejó grandes actuaciones y gestas en el camino.

El Barsa, que junto al Real es el único equipo que mantiene el invicto en su estadio, no perdió un partido hasta la 20ma fecha contra la Real Sociedad, de visitante y por ajustado 3-2. Fue precisamente el último partido que dirigió Vilanova antes de su prolongada baja; pero antes el equipo había deleitado en noches como la del 13 de enero al cierre de la primera vuelta, cuando derrotó, 3-1, de visitante al peligroso Málaga en un partido para enmarcar. O el 16 de diciembre, fecha en que remontó (con doblete de Messi) un gol del colombiano Radamel Falcao para vencer por 4-1 al Atlético, entonces su principal perseguidor, para distanciarlo en nueve puntos.

Fue precisamente el conjunto entrenado por el argentino Diego Simeone quien más pelea le dio hasta caer relegado al tercer lugar tras perder 1-0 con la Real por la 27ma fecha.

El último equipo en romper el bipartidismo de Barsa y Real en la liga fue el Valencia en la campaña 2003-2004 y, por momentos, pareció que el Atlético tenía opciones de darle relevo; aunque al final debió conformarse con luchar por la segunda plaza con su gran rival ciudadano, al que enfrentará también por la final de la Copa del Rey el próximo 17 de mayo.

La prematura celebración del Barsa, que a falta de cuatro partidos tiene a tiro superar los récords de 100 puntos y 121 goles del Real la temporada anterior (acumula 105 tantos a favor), supone que Vilanova mejoró la estadística de Guardiola en su primer año, pues su antecesor nunca se coronó campeón antes de la 36ta fecha. Pero también implica que el plantel recibió la noticia previo viaje a Madrid para enfrentar al Atlético y festejará con retraso el campeonato con su afición.

Recuperado Vilanova, la atención en Barcelona pasa más por buscar remedio a los males del Barsa de cara a la temporada que viene que de celebrar sus méritos en la actual.

“¡Bendito ciclo!”, exclamó Andrés Iniesta, disconforme cuando se le planteó la conveniencia de un cambio de página tras el revés de Múnich. El mediocampista esgrimió la cercanía del sexto campeonato ganado en nueve años como argumento, aunque la simple cuestión delataba el asunto de fondo: la primera liga de Vilanova se aplaude a destiempo.

Morales se sube al tren de la liga en Málaga

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – En uno de los clásicos ejercicios de Marcelo Bielsa con la selección de Chile, en que el preparador argentino parcelaba el césped con estacas, el organizador Pedro Morales (27 años, Viña del Mar) amagó un centro al segundo poste para lanzar al primero, con tan mala suerte que resbaló, chocó con una de ellas y cayó lesionado.

“Se me hinchó la rodilla y me quedé sin jugar”, recuerda Morales desde Málaga, donde brilla actualmente bajo el tutelaje de su compatriota Manuel Pellegrini. “A la siguiente nómina, ya no estaban las estacas. Bielsa las había quitado”.

Tal es la predilección del “Loco” por los futbolistas de talento y espíritu amateur como Morales, a quien no dudó en saludar durante el último Málaga-Athletic de Bilbao, visto desde la banca por el ex pupilo. “Me dio la mano y me dijo que se alegraba mucho de verme acá”, cuenta Morales.

El mediocampista chileno, fichado libre del Universidad de Chile por el Málaga durante el mercado invernal el pasado enero, aún no se había asentado por entonces en el once de Pellegrini, quien apostó por la reincorporación de un futbolista relativamente desconocido en Europa pero que contaba con la recomendación personal de Arturo Salah, ex compañero del técnico en La U, y el visto bueno de otro compatriota como Manuel Iturra, quien hoy le acompaña en la medular malacitana.

“Iturra me habló muy bien del club, la ciudad, la afición y los compañeros, así que me lancé. Tras la etapa en el Dinamo Zagreb, pensaba que regresar a Chile en un equipo potente como La U sería bueno, pero no jugué mucho. Siempre quise triunfar en Europa, lo peleé hasta el último momento y gracias a Dios se dio, porque era un sueño para mí y no quería perder ese tren”.

El viaje resulto insospechadamente largo para un futbolista de la calidad de Morales, quien, en apenas unos meses, se ha ganado el respeto de sus compañeros y el cariño de su nueva afición con un despliegue de virtuosismo a balón parado y capacidad organizativa. “Todos me preguntan donde aprendí a golpear así el balón, pero nadie me enseñó. Mirando se aprende mucho, y me fijaba en (el inglés) David Beckham y (el uruguayo) Alvaro Recoba. Es algo que siempre tuve, que fui mejorando, e intento sacarle el mayor provecho posible”, explica.

Tras brillar en el torneo de Esperanzas de Toulon en 2008, eligió la oferta del Dinamo “porque era la que me parecía más concreta” y, tras un buen inicio en la liga croata, su estela paulatinamente se apagó, precipitando la vuelta a su país en 2012. “Nació mi hijo, hubo circunstancias familiares y, al final, el club también tuvo problemas económicos. No era feliz”, resume.

Cuesta entender que Morales, quien suma tres partidos de titular, dos dianas, tres asistencias e incontables tiros libres y de esquina con sello de gol, no fuera reclutado antes por algún equipo con aspiraciones de las grandes ligas europeas. Pero él mismo reconoce que sufrió para sacudirse el estigma de falta de carácter que, a menudo, acompaña a los futbolistas surgidos de Huachipato, el club de Concepción: “Es verdad que existe, y a mí me acusaron de ello. Lo estoy mejorando porque, seguramente, me impidió crecer más como jugador y perdí algún año de mi carrera. Quizás hubiera llegado antes a España”.

Desde la lejanía, no dejó nunca de seguir las ligas española e italiana, encontrando siempre el refuerzo necesario a la otra esquina del sofá. “Con mi mujer las veíamos por televisión, y ella me decía que me veía jugando allí; que tenía condiciones para hacerlo. Y yo también lo creía y le daba vueltas a la cabeza”, revela.

Especialista en la recuperación de futbolistas descartados desde que el Málaga se decantó por la austeridad al término de la pasada temporada, Pellegrini le recetó paciencia a su llegada, consciente que la falta de rodaje podría pasarle factura en una liga tan intensa como la española.

Pero la irrupción de Morales fue de alto impacto, con un despliegue de centros con veneno en 13 minutos de acción contra el Valladolid y un debut de ensueño como titular: dos asistencias y un golazo desde fuera del área frente al Rayo Vallecano.

Sin ficha para jugar la Liga de Campeones, donde el equipo cayó eliminado por el Borussia Dortmund en los cuartos de final, solo una leve lesión  le apartó dos semanas de la competición doméstica, a la que regresó el pasado domingo contra el Getafe como si nada, acumulando otra asistencia y ampliando su clase magistral a balón parado.

El próximo miércoles, su prodigiosa diestra tiene cita en el Santiago Bernabéu para medirse a los “cracks” del Real Madrid; pero Morales, quien ya visitó el coloso blanco con el Dinamo por la Champions de 2011 (no jugó), prefiere centrarse en el choque previo contra el Granada. “Mentiría si dijera que no es de los partidos más importantes para mí, pero hay que ir día a día y el sábado nos jugamos una plaza europea”, subraya.

La entidad, en convulsa situación financiera con casos de impagos, sigue pendiente de que el TAS revierta el castigo de la UEFA para jugar torneos continentales la próxima campaña, y Morales no pierde la esperanza de que los directivos hagan efectiva su opción de renovación automática: “Me gustaría. Estoy muy alegre acá pero no sé nada todavía. Depende del club”.

Al apodado “Pokegol” no le gusta avanzar a acontecimientos, y por ello tampoco se desvela pensando en una vuelta inminente a la selección chilena, de la que no forma parte desde que Bielsa le dejara fuera del Mundial de Sudáfrica. “Fue muy triste. Quién sabe si podré ir a Brasil. Está difícil. Veo bien al equipo”, suspira.

El anterior seleccionador, Claudio Borghi, jamás llamó su número, y el actual, Jorge Sampaoli, no le dio demasiada bola cuando estaba al mando de La U. Aunque quizás las últimas actuaciones del centrocampista varíen su opinión de cara a la cita con Paraguay el próximo 7 de junio, por las eliminatorias clasificatorias.

Humilde, respetuoso y solidario con sus camaradas, Morales no duda en ensalzar las virtudes de su colega Alexis Sánchez, cuestionado en el Barcelona, y apelar al espíritu del “Matador” Marcelo Salas, con quien compartió vestuario en el tramo final de su carrera y del que quedó prendado por su “gran categoría como persona y futbolista, sacrificándose y siendo campeón con todos sus equipos”.

No parece ocurrírsele reclamar un lugar, ni en “La Roja”, ni en el Málaga, pues prefiere hablar con el balón. Valedores no le faltan entre compañeros como el defensor uruguayo Diego Lugano, quien hace tiempo le reclama una asistencia de gol.

Vistas sus prestaciones en la liga, parece cuestión de tiempo. En ese aspecto, el tren de Morales es de los más puntuales de Europa.

Cristiano, de la “saudade” a la madurez

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MADRID, España (AP) – “Estoy triste”.

La frase la soltó Cristiano Ronaldo en la zona mixta del Santiago Bernabéu el pasado 2 de septiembre tras marcar un doblete y vencer 3-0 al Granada; y resonó con estruendo en las entrañas del coloso del Real Madrid, generando una onda expansiva de consecuencias imprevisibles en el mediatizado entorno “merengue”.

El destinatario de tan enigmático pero contundente mensaje parecía ser el presidente Florentino Pérez, quizás demasiado pasivo a ojos del astro portugués en materias tan sensibles como la renovación de su contrato o el apoyo institucional en la lucha por galardones individuales como el Balón de Oro.

El lamento con tintes de melancolía, conocido en Portugal como “saudade”, no parecía aventurar precisamente la mejor de las temporadas para Cristiano, futbolista de talento ilimitado pero mercurial carácter, capaz de decidir un partido con un golpe de riñón o contagiar su crispación al resto del plantel en una mala noche.

Pero el siguiente partido en casa marcó un punto de inflexión en la particular campaña del delantero, quien borró cualquier atisbo de tristeza rescatando al equipo en su estreno de la Liga de Campeones contra el Manchester City, cuando  marcó el gol de lA victoria en los descuentos y lo celebró con ganas ante su público.

“Lo importante es que el equipo ganó”, zanjó desde el mismo lugar donde, días antes, había acelerado el pulso a los seguidores madridistas.

Al término de su cuarta temporada en la capital de España, la afición “merengue” adora como nunca a Cristiano, a quien avalan las estadísticas pero refuerza un renovado espíritu deportivo, más pendiente de ayudar al equipo en momentos de zozobra que de reivindicar logros individuales.

Alejado, como tantos otros en el vestuario, del particular tono incendiario del entrenador José Mourinho, Cristiano ha actuado más de bombero que de pirómano desde que salvara los tres puntos ante el City y, aparcada la “saudade”, ha optado por hablar sobre la cancha.

Y el discurso ha sido impecable.

Lejos quedan ya la actitud altiva y gestos desconsiderados del astro con compañeros, rivales, árbitro y público. Siguen supurando, de vez en cuando, ciertos síntomas de irritación cuando no salen las cosas, pero ya no el sentimiento de que el mundo se torna en su contra. La versión 2013 de Cristiano no solo muestra a un futbolista más completo, generoso y altruista sobre la cancha, capaz incluso de decidir como suplente, sino también a un hombre más maduro y ajeno a la polémica.

Consciente de que cada palabra suya se calibra al detalle, ha optado, cuanto menos, por la reclusión, saliendo a escena solo cuando la situación lo merita. Como en la previa de la final de la Copa del Rey, el viernes, contra el Atlético de Madrid.

“Es un partido especial, pero mi ambición es siempre la misma: jugar bien, hacer goles, dar asistencias. Lo afronto con gran responsabilidad. Estoy tranquilo”, declaraba el miércoles en la web oficial del club.

Cristiano sumó 87 goles en sus primeros 89 partidos con la camiseta blanca. Pero esas dos temporadas iniciales apenas dispensaron un título y generaron imágenes narcisistas como la exhibición de sus abdominales en el Bernabéu o el enfrentamiento habitual con aficiones rivales.

“A nivel personal, ha siso mi mejor temporada: me pongo un ocho o un nueve”, consideró el portugués sobre su segunda campaña, aunque dejando claras cuales iban a ser sus prioridades. “Batir un récord es muy importante, pero preferiría marcar menos goles y ganar la Champions”, subrayó entonces.

Cuatro años después, poco ha cambiado en ese sentido para el astro portugués, quien sigue marcando goles a granel y suma una liga pero al que elude, repetidamente, la ansiada Champions.

52 dianas en 51 encuentros contemplan esta temporada a Cristiano, privilegiado inquilino del Olimpo de goleadores junto al barcelonista Lionel Messi, anotador de 58 en 48 encuentros. En aparente plenitud deportiva, la voracidad de ambos se antoja ilimitada, y el duelo personal alimenta sus respectivos ardores competitivos.

Así, si Messi firmó con el Barsa el mejor arranque de la historia de la liga y acabó el 2012 como el máximo goleador en un año calendario con 91 dianas, Cristiano aceptó el desafío y tiró del Madrid en el inicio de 2013, liderando al equipo a su segunda semifinal consecutiva de Champions y creciéndose particularmente en los duelos ante el Barsa.

Acostumbrados a medirse en las galas de premios internacionales, los últimos clásicos entre Madrid y Barsa han servido a Cristiano para reivindicarse ante el rosarino, al que ha superado en los duelos directos. Harto de caer siempre segundo en las comparaciones, el luso dio un golpe sobre la mesa; sobre todo en el Camp Nou, donde ha marcado ocho goles en sus últimas seis visitas, con solo dos derrotas de su equipo, ambas por ajustado 3-2.

Nunca el madridista había martilleado tan contundentemente al rival azulgrana como en la presente campaña, en que acumula media docena de tantos ante el equipo de Messi. Y si algo más la ha caracterizado, ha sido su capacidad para crecerse en partidos importantes, librándose de un estigma que le perseguía desde sus tiempos en el Manchester United, especialmente tras fallar un penal en la final de Champions ganada en 2008.

Fue precisamente en Old Trafford, ante su ex equipo el pasado 5 de marzo, donde más evidenció su progreso, resolviendo la eliminatoria de octavos de final con el gol decisivo (que no celebró) y justificando los elogios de su ex entrenador.

“Ha batido todos los récords en Madrid: Di Stefano, Puskas, Hugo Sánchez… Ni Zidane ni Figo eran mejores. Es fundamental”, dijo Sir Alex Ferguson, mientras que Gareth Bale, lateral del Tottenham y objetivo del Madrid, proclamaba ya desde enero la condición de “mejor jugador el mundo” de Cristiano, así como favorito para quitarle el Balón de Oro a Messi en 2013.

Decisivo también en cuartos con tres dianas al Galatasaray, Cristiano acabó pagando el sobreesfuerzo en semifinales contra el Borussia Dortmund (como Messi) y finaliza la temporada renqueante pero con su segundo título de copa al alcance de la mano.

Más maduro y avispado, ha evitado entrar al trapo públicamente con Mourinho, quien aludió recientemente a su “tristeza” para explicar las penas del equipo en la liga. El futbolista se distanció este curso del timonel, con quien se enfrentó definitivamente tras un partido contra el Valencia, y se acercó a veteranos como Sergio Ramos e Iker Casillas.

Le sigue aflorando ocasionalmente el arrebato orgulloso, como cuando pide calma a los aficionados del Barsa tras cada gol en el Camp Nou. Pero, en general, ha sabido soportar de forma ejemplar el acoso al que es sometido regularmente en los estadios visitantes.

Solo en la última fecha ante el Espanyol se enredó en escaramuzas, ganándose una absurda tarjeta amarilla. Casualmente, fue en el partido que selló matemáticamente el campeonato para el Barsa y que Mourinho planteó sin más ambiciones que alcanzar plácidamente la final copera.

Fue, quizás, el último ramalazo de rebeldía del astro, librado de “saudade” pero incapaz de rendirse al ninguneo, al vacio competitivo. El mejor Cristiano compite, sin atender a razones. Y este curso lo ha hecho mejor que nunca.

Mourinho, mal perder en una final con tintes de despedida

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MADRID (AP) – Al término del tiempo reglamentario de la final de Copa del Rey que el Atlético de Madrid le ganó el viernes por 2-1 al Real Madrid en la prórroga, el arquero y capitán “merengue” Iker Casillas se situó en el coro de los jugadores del Real Madrid y arengó al equipo, entonces igualado a un gol en el marcador.

Era, quizás la mejor escenificación de la inusual asunción de funciones por parte de los pesos gordos del vestuario blanco; en ausencia espiritual y por momentos física del timonel José Mourinho desde hace semanas.

El técnico portugués, cuyo futuro en el club nueve veces campeón de Europa está pendiente de resolución tras una temporada carente de títulos, no vivió desde el banquillo ni la prórroga, ni los últimos 15 minutos del tiempo reglamentario, al haber sido expulsado con tarjeta roja directa por protestar airadamente al árbitro.

La secuencia fue, cuanto menos, curiosa, pues Mourinho se pasó gran parte del encuentro como viene haciendo últimamente: sin salir del banquillo y en actitud pasiva.

La estampa cobraba aún más significado considerando que en el área técnica contigua, el argentino Diego Simeone se desgañitaba jaleando a los suyos, dando también instrucciones precisas en los prolegómenos de la prórroga.

“Prefiero no comentar lo que pasó”, se zafó Mourinho en la rueda de prensa posterior a la derrota, cuando se le preguntó por el incidente con el árbitro.

Tampoco quiso explicar por qué no acudió a la cita con los medios en la previa de la final, cediendo la comparecencia al defensor Sergio Ramos.

“Si eres honesto, dirás que durante tres temporadas nunca me escondí”, aleccionó a un periodista. “Siempre vine tras una derrota o un empate y, en victorias importantes no he venido. Mourinho siempre ha dado la cara en todas las derrotas del Madrid. Antes de un partido es derecho mío atender a la prensa o no”, espetó, obviando la cuestión de fondo sobre su mala relación con el plantel en el tramo final de la temporada.

La crispada situación no era nueva en las instalaciones del estadio Santiago Bernabéu, pues la etapa del portugués en el club “merengue” ha estado más marcada por incidentes desagradables, como cuando le puso el dedo en el ojo al hoy entrenador del Barcelona, Tito Vilanova, que por los éxitos deportivos que se le exigen a un club de la talla del Madrid.

Una copa en 2011, una liga en 2012 y la última Supercopa son el discreto balance de Mourinho en tres temporadas de servicio, aunque él mismo trato de lustrar su currículum tras la derrota en la final copera.

“Ganar una copa que no se ganaba hace 20 años en la primera temporada, y ganarle la liga al Barsa en la segunda no es fracasar. Llegamos a semifinales de la Champions el año pasado, pero los penaltis no puedo tirarlos”, enumeró, aludiendo a la tanda de penales de la pasada Liga de Campeones contra el Bayern de Múnich, pérdida por el Madrid.

“Es verdad que la tercera es un fracaso. Es la peor de mi carrera, con un título que no es suficiente para alimentarme ni a  mí, ni al Real Madrid. Lo que para muchos seria una muy buena temporada, con un segundo puesto en liga, para mí es la peor. Cuando las cosas van bien es mérito de todos. Cuando van mal, es merito del entrenador”, expresó antes de achacar la derrota a la mala fortuna y el arbitraje.

Molesto con el mundo, el entrenador del Madrid renunció a seguir el protocolo y recibir su medalla de manos del Rey de España, despreciando la ocasión como el astro Cristiano Ronaldo, quien también acabó expulsado y desquiciado, al igual que la mayoría del plantel.

Algunos testigos aseguraron que Mourinho incluso esperó al árbitro en el túnel de vestuarios y le invitó “a celebrar el título con ellos”, en referencia a los jugadores del Atlético.

La imagen en la prórroga de Pepe, el central castigado por defender a Casillas, animando con pasión a sus compañeros antes de protagonizar una tangana con los “colchoneros”, retrató tanto el actual desgobierno del Madrid como su incierto futuro en el banquillo.

“Tengo contrato por tres años más y todavía no me he sentado con el presidente para hablar. Es normal que se hable de (Carlo) Ancelotti (entrenador del PSG). También se habla de mí al Chelsea. Cuando hablemos y decidamos, deberemos hacerlo oficial”, zanjó Mourinho, quien parece no querer reparar en que los malos modos exhibidos pueden pesar tanto o más en su evaluación como la falta de títulos.

Por si acaso, la afición ganadora del Atlético no tuvo reparos en expresar abiertamente sus deseos con cánticos inequívocos: “¡Mourinho quedaté! ¡Mourinho quedaté!”, corearon los rojiblancos a modo de guasa.