La primera liga de Vilanova, y la más a destiempo

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – El 22do título de liga conquistado el sábado por el Barcelona pasará a la historia como el primero de la etapa “post-Pep Guardiola”. O lo que es lo mismo: el primero de Tito Vilanova como timonel azulgrana.

Pero el campeonato conseguido en la temporada de su estreno en el banquillo será seguramente también recordado como uno de los más a destiempo. El Barsa selló matemáticamente la liga a su favor viendo los acontecimientos por el televisor y gracias a la colaboración de uno de sus rivales más acérrimos, el vecino Espanyol, quien rascó un empate por 1-1 al Real Madrid, único escolta de los azulgranas por la 35ta fecha.

El Barsa se proclamó campeón con 88 puntos en 34 partidos y siete de ventaja sobre los blancos, que ya tenían la mente en la final de Copa del Rey contra el Atlético de Madrid

Aunque en verdad el torneo había quedado sentenciado virtualmente hace fechas, convirtiendo casi la totalidad de la segunda ronda en un paseo militar azulgrana, con vistas a otros objetivos como la copa o la Liga de Campeones.

Eliminado el 26 de febrero de la copa por el Real y arrollado en semifinales de la Champions por el Bayern Munich con global de 7-0 el pasado 1 de mayo, al Barsa se le ha hecho larga la competición doméstica; mientras que los “merengues” hace meses que renunciaron a dar caza a su máximo rival.

El mejor arranque de la historia de la liga tuvo la culpa, pues el plantel azulgrana respondió con renovado ardor competitivo al relevo en el banquillo y recaudó 55 puntos de 57 posibles en la primera ronda, que cerró invicto.

El principal cometido de Vilanova, quien ejerció de ayudante de Guardiola durante la época dorada en que el club ganó 14 de los 19 títulos en disputa, fue resuelto con creces y cierta naturalidad; hasta que el preparador catalán debió delegar en su propio segundo, Jordi Roura, por enfermedad.

Diagnosticado en 2011 de un cáncer glandular, Vilanova sufrió una recaída en diciembre de 2012 al que acompañó un notable bajón en el rendimiento del equipo una vez que el jefe debió ausentarse por dos meses para someterse a un tratamiento en Nueva York a mediados de enero.

A la primera vuelta de ensueño siguieron dos dolorosas derrotas ante el Madrid de José Mourinho, que finalmente pareció haberle tomado la medida a su principal enemigo deportivo, y una mala imagen de visitante en Europa frente al Milan, el Paris Saint Germain y finalmente el Bayern, que abundó en la herida en el Camp Nou.

Solo la desbordante capacidad goleadora del argentino Lionel Messi, quien acabó el año 2012 con récord absoluto de goles (91, rompiendo la previa marca de 85 del alemán Gerd Mueller en 1972) y empezó el 2013 aupando su cuarto Balón de Oro consecutivo, alargó el éxito del Barsa bajo la extendida tutela de Roura.

El rosarino, máximo cañonero con 46 dianas (13 de ventaja sobre el madridista Cristiano Ronaldo), tiró del carro en aquellos partidos que al equipo le costaba reconocerse, llegando a firmar un nuevo récord de 19 fechas consecutivas marcando; hasta caer lesionado en Paris y perderse los tres siguientes choques ligueros con vistas a recuperarse de cara a la Champions.

La ausencia de Messi, unida a la gran ventaja cosechada sobre el segundo clasificado y consecuente distensión, mermó el rendimiento en el tramo final y pareció desvirtuar por momentos un logro mayor como la conquista de la liga, en año etiquetado como de transición pero que dejó grandes actuaciones y gestas en el camino.

El Barsa, que junto al Real es el único equipo que mantiene el invicto en su estadio, no perdió un partido hasta la 20ma fecha contra la Real Sociedad, de visitante y por ajustado 3-2. Fue precisamente el último partido que dirigió Vilanova antes de su prolongada baja; pero antes el equipo había deleitado en noches como la del 13 de enero al cierre de la primera vuelta, cuando derrotó, 3-1, de visitante al peligroso Málaga en un partido para enmarcar. O el 16 de diciembre, fecha en que remontó (con doblete de Messi) un gol del colombiano Radamel Falcao para vencer por 4-1 al Atlético, entonces su principal perseguidor, para distanciarlo en nueve puntos.

Fue precisamente el conjunto entrenado por el argentino Diego Simeone quien más pelea le dio hasta caer relegado al tercer lugar tras perder 1-0 con la Real por la 27ma fecha.

El último equipo en romper el bipartidismo de Barsa y Real en la liga fue el Valencia en la campaña 2003-2004 y, por momentos, pareció que el Atlético tenía opciones de darle relevo; aunque al final debió conformarse con luchar por la segunda plaza con su gran rival ciudadano, al que enfrentará también por la final de la Copa del Rey el próximo 17 de mayo.

La prematura celebración del Barsa, que a falta de cuatro partidos tiene a tiro superar los récords de 100 puntos y 121 goles del Real la temporada anterior (acumula 105 tantos a favor), supone que Vilanova mejoró la estadística de Guardiola en su primer año, pues su antecesor nunca se coronó campeón antes de la 36ta fecha. Pero también implica que el plantel recibió la noticia previo viaje a Madrid para enfrentar al Atlético y festejará con retraso el campeonato con su afición.

Recuperado Vilanova, la atención en Barcelona pasa más por buscar remedio a los males del Barsa de cara a la temporada que viene que de celebrar sus méritos en la actual.

“¡Bendito ciclo!”, exclamó Andrés Iniesta, disconforme cuando se le planteó la conveniencia de un cambio de página tras el revés de Múnich. El mediocampista esgrimió la cercanía del sexto campeonato ganado en nueve años como argumento, aunque la simple cuestión delataba el asunto de fondo: la primera liga de Vilanova se aplaude a destiempo.

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