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Primer póker de Neymar valida apuesta del Barcelona

[Este artículo fue editado y publicado en octubre de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – A once metros de la línea de gol y con la pelota inerte en el punto de penal, Neymar clavó la mirada en el arquero con cara de póker, apoyó la pierna zurda atrás y dio un paso adelante, impulso suficiente para patear con la derecha, raso y a la derecha de Toño Rodríguez, que estiró el cuerpo al lado contrario, burlado por el brasileño que volvería a victimizarlo tres veces más.

Fue el primer tanto que Neymar celebró el sábado en la goleada del Barcelona por 5-2 al Rayo Vallecano, que le mantiene compartiendo el primer lugar de la liga española, mientras espera defender el liderato de grupo en la Liga de Campeones, el martes en cancha del Bate Borisov. Y caería otro de pena máxima, también provocada por él mismo mediante sotana al lateral Nacho Martínez, más los dos últimos empujados con la zurda tras intervenir Luis Suárez.

El oriundo de Sao Paulo, de 23 años, tardó poco en devolverle el favor al uruguayo, pues le sirvió la diana definitiva que aseguró que ambos engordaran su cuenta goleadora en ausencia de Lionel Messi, quien celebró desde la grada, contando los días para regresar a las canchas, probablemente el próximo 21 de noviembre en el clásico contra el Real Madrid.

Mientras, los aficionados del Barsa se agarran a la magia de Neymar y la garra de Suárez, quien tomó el timón al lesionarse el astro argentino, marcando tres goles en situaciones límite para el equipo dirigido por Luis Enrique.

Neymar tardó algo más en aparecer, pero la esperanza es que su primer póker en Europa, más allá de alzarle como máximo cañonero del campeonato con ocho dianas, haya significado su puesta de largo tras fichar por el club catalán en junio de 2013, precisamente para ejercer de escudero y eventual relevo de Messi.

“Disfrutaremos de muchas noches mágicas juntos”, aventuró el día de su presentación el entonces director deportivo, Andoni Zubizarreta, seguramente sin sospechar el cúmulo de problemas legales que desencadenaría el traspaso de la principal figura del Santos y que, en la previa de su exhibición ante el Rayo, vivió su más reciente episodio con petición de inhabilitación por parte de su antiguo club.

Pero el paulista, aparentemente ajeno al runrún del entorno, se destapó con la que muchos consideraron su mejor actuación vestido de azulgrana, que incluyó la gestación de los dos penales que iniciaron la remontada del Barsa tras el tanto inicial visitante. En el primero desbordó sobre una baldosa a Diego Llorente, quien incurrió en derribo necesario, aunque adornado en la caída por Neymar. En el segundo, contravino el manual del delantero al uso, abandonando el área para regresar de inmediato, como si algo hubiera olvidado; pero se trataba apenas de habilitar la superficie para su siguiente diablura, en la que se zafó de su defensor con un ligero toque de diestra y bicicleta para colarle el balón entre las piernas antes de caer trastabillado y recibir la felicitación de Suárez.

“Estuvo eléctrico, impresionante”, sintetizó Luis Enrique, quien hizo especial hincapié tras la lesión de Messi en que Neymar debía seguir ejerciendo de sí mismo, más que asumir las estratosféricas tareas del rosarino.

“Ha sido uno de mis mejores partidos”, reconoció el propio brasileño, quien había dejado bien claro a su arribo que nunca aspiraría a igualar al “diez”, aunque también ha quedado patente la mutación en su juego según la presencia o no de Messi en el once.

Como el resto de compañeros, Neymar delega sobre la cancha en “La Pulga”, quien tira del carro con el principal requerimiento de que los destinatarios de sus pases no fallen ante el arco contrario. Bajo ese prisma, la convivencia entre ambos es excelente, como demuestran sus  frecuentes intercambios y sintonía en las celebraciones, con 62 goles en 101 partidos del brasileño.

Pero el papel finalizador del “once” se agranda al de canalizador del juego cuando no le acompaña el rosarino, y a esos efectos lideró al equipo frente al Rayo, bajando a la zona de medios a recibir el balón cuando sus compañeros se trababan en la salida, acusando también la baja del volante Andrés Iniesta.

Su repertorio de conducciones, cambios de ritmo, aperturas y controles cirquenses que incluyeron una rabona recordaron a algunos los malabarismos que en su día desplegó Ronaldinho sobre el verde del Camp Nou. Pero, aunque Neymar proviene de la misma escuela del fútbol-samba que pregona Brasil y se esforzó en premiar la colaboración de sus compañeros con pases generosos, las diferencias entre ambos siguen siendo notables.

La más clara reside en la polarización que el actual delantero del Barsa provoca entre rivales y aficionados, que discrepan sobre su interpretación de los cánones en que debe discurrir el juego respetuoso. Gustoso de celebraciones altisonantes cara a la galería y la bronca a ras de césped, irrita en parte su tendencia al excesivo protagonismo, mientras que al carismático Ronaldinho, igualmente profeta del divertimento, se le reían la mayoría de gracias, incluido en el estadio del Madrid, del que un día salió ovacionado.

Cuesta vislumbrar un sentimiento unánime respecto a Neymar, mientras el futbolista se encuentra en pleno desarrollo futbolístico entre el líder que le exige ser Brasil y el secundario de lujo que cultiva el ecosistema del Barsa. Más que al idolatrado “Dinho”, que cambió con su alegría el humor de un club entonces en estado depresivo, su figura futbolística quizás evoque más a la de Rivaldo, híbrido entre prolijo goleador y organizador de potente zancada y conducción, condenado a menudo a labores antinaturales en banda izquierda por el entonces técnico, Luis Van Gaal.

Su ex compañero y actual entrenador, Luis Enrique, se cuida mucho de limitar la fantasía de Neymar, a quien mayormente exige implicación defensiva, y con el que comparte preferencia por los choques de ida y vuelta y tensión permanente.

Sí bien su desempeño sobre en el rectángulo de juego es el que acabará juzgando la valoración que Zubizarreta hizo del futbolista, es fuera de la cancha donde el apodado “Ney” más se acerca al risueño Ronaldinho. Ídolo de masas e imán para los patrocinadores, cuentan que, al contrario que su compañero Gerard Piqué, no suele enfadarse jugando al póker, si no que disfruta de la partida, broma va, broma viene, sin mayores preocupaciones.

Pero de su perspicacia y capacidad para seguir creciendo como futbolista habla su alteración en la forma de ejecutar los penales, constatada ante el Rayo, cuando desestimó las carreras largas con rocambolescos cambios de dirección y amagos del pasado por el minimalismo del pateo a pierna parada, más similar a aquellos lanzamientos ralentizados de Rivaldo.

Y, como frente al tapete, cara de póker ante las distracciones del arquero, guardando tres ases más en la manga para completar la mano de cuatro y validar la gran apuesta del Barsa.

Suárez y el sufrido tránsito del barro al éxtasis

[Este artículo fue editado y publicado en octubre de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – “El uruguayo sufre mucho para llegar a profesional”, asegura Luis Suárez, anotador de 233 goles en Europa y otros 44 con la selección celeste, y actual punta de lanza del Barcelona en ausencia de Lionel Messi.

Desde que el astro argentino cayera lesionado el pasado sábado, Suárez ha marcado tres de los cuatro tantos que le han permitido al Barsa vencer por 2-1 al Las Palmas y al Bayer Leverkusen en la liga española y Liga de Campeones, respectivamente. Ambas victorias han servido para que los azulgranas se mantengan segundos en el campeonato y escalen al liderato del grupo en la competición continental; un logro considerable teniendo en cuenta que Messi no volverá a las canchas hasta finales de noviembre, en la mejor de las previsiones.

Conjurado el plantel en espera de su retorno, Suárez dio el primer paso al frente en la cancha con dos tantos de auténtico centrodelantero ante el Las Palmas, cuando sus compañeros aún andaban conmocionados por la lesión de “La Pulga”. Fue también el uruguayo quien le hizo de chofer al astro al día siguiente, cuando le trasladó en su auto hasta la ciudad deportiva, y quien certificó la agónica remontada ante el Bayer con un golazo al rincón a falta de ocho minutos.

El golpe de genio, y la apasionada celebración resultante con dedicatoria a Messi, figuran ya entre las estampas épicas de Suárez con la camiseta del Barsa. Pero otra secuencia típica del charrúa ocurrió dos minutos antes con la consecución del 1-1 por parte de Sergi Roberto, cuando el oriundo de Salto, incansable en sus llegadas al área e instintivo para buscar zonas de remate, fue el primero en rescatar el balón del fondo del arco para depositarlo en el círculo central. Quedaban 10 minutos con el liderato en juego y había partido.

“En Uruguay, los chicos caminan kilómetros a veces para ir a entrenar, y eso se refleja a la larga en el carácter, a no desperdiciar las oportunidades que te da la vida”, explica Suárez, quien empezó a moldear su fútbol en las canchas embarradas del club Sportivo Artigas donde jugaba su padre, en ocasiones pateaba el balón descalzo al no disponer de botines y, ya en Montevideo, llegaba con dos horas de adelanto a los entrenamientos para aprovechar el boleto gratuito del bus para escolares, que finalizaba a media tarde.

“Lo tuve desde los cinco años. Entonces a los niños no les enseñas de táctica, solo corren atrás de la pelota. Pero ya se veía la chispa que tenía, esa viveza para jugar”, relataba en 2014 Richard Suárez, quien ejerció de primer entrenador del “Pistolero” y compañero del progenitor en aquel equipo salteño.

Esa misma chispa espera seguir aportando Suárez al Barsa el sábado, en exigente visita al Sevilla por la séptima fecha liguera. Acostumbrado a buscarse la vida dentro y fuera de la cancha, con la maleta cargada de experiencias con el Groningen y el Ajax en Holanda, luego en Liverpool y ahora en la capital catalana donde residen también sus suegros, el delantero ha destacado en su año de azulgrana como desatascador de partidos enfangados. Aquellos raros choques en que Messi no tiene el día, Neymar no aparece o la defensa se empeña en dilapidar la renta proporcionada por el tridente ofensivo.

Tras la conquista de la liga, la Champions y la Copa del Rey el pasado curso, el equipo de Luis Enrique ha tenido un difícil arranque de temporada y ya cuenta tres partidos con al menos cuatro goles encajados, incluida una dolorosa derrota hace nueve días en cancha del Celta de Vigo, cuando Suárez estuvo inusualmente fallón, pese a haber descansado la jornada anterior.

Quizás sea precisamente el no jugar lo que le siente mal al salteño, pendiente de cumplir la sanción de la FIFA para reincorporarse a su selección en 2016. Pese a las numerosas lesiones que han lastrado al equipo “culé”, Suárez sigue con la tónica de la campaña pasada, cuando disputó 43 partidos tras debutar el en el clásico de octubre contra el Real Madrid.

Aunque algunos se atrevieron entonces a declararle pasado de peso por la inactividad, el internacional celeste se ha revelado una auténtica roca para Luis Enrique, quien ha podido disponer de él en todas las citas, ha disfrutado de su adaptabilidad a un rol secundario por detrás de Messi, y le ha visto emerger como líder cuando más le ha necesitado.

“Cuando Luis empezó, era súper cuestionado y, cuando tenga un bajón, aparecerán de nuevo las críticas”, lamentó el viernes el entrenador. “Para nosotros es clave por lo que aporta futbolísticamente y también en carácter para liderar al equipo en situaciones comprometidas”.

De las seis victorias del Barsa esta campaña, cinco se han producido por un solo gol de diferencia y en tres ha marcado el “nueve”, cuyas dianas suelen ser sinónimo de victoria: 23 en los 53 partidos oficiales como azulgrana, con balance de un empate y 22 triunfos, ninguno más importante que el de la pasada final de la Champions, cuando desniveló con el segundo tanto en el 3-1 a la Juventus.

“El Barsa no necesita un salvador, necesita carácter. Siempre que no esté Messi, se le va a exigir a uno. Pero nadie quiere imitarle”, aclaró tras decantar también la balanza ante el Bayer, que cobró ventaja en un tiro de esquina mal defendido por el Barsa y que resultó en bronca del arquero al ariete.

“Ganamos más por fe que méritos futbolísticos. No se trata de recriminar nada al compañero, sino de apoyarnos”, aclaró Luis Enrique quien, aparte del nombre a menudo también referido como “Lucho”, comparte con Suárez rasgos futbolísticos como la entrega innegociable, que convierte cada partido una cuestión de honor.

Messi es indudablemente el mejor futbolista del plantel, y habrá quien opine que Neymar es más habilidoso que el uruguayo, aunque es en este último donde el técnico seguramente vea mejor reflejados sus valores vitales de sufrido maratonista, donde la fe alcanza en ocasiones cotas que se le niegan al talento.

El asturiano claramente gozó de mayores privilegios que su pupilo, el mediano de siete hermanos, pero también sabe lo que es patear un balón pesado tras iniciarse como delantero centro en las norteñas playas de Mareo que frecuentan los canteranos del Sporting de Gijón.

Arena húmeda y fango son cosas distintas, pero que presentan similares dificultades a la hora de domar la pelota en tránsito hacia el éxtasis del gol. Se suele tardar y sufrir más en llegar, como bien dice Suárez, fiel representante del fútbol “charrúa” en Barcelona.

Bajado del avión a Manchester, Navas vuela alto en Madrid

[Este artículo fue editado y publicado en septiembre de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – A bordo de un vuelo privado con destino a Manchester, anclado en la terminal T1 del aeropuerto madrileño de Barajas, Keylor Navas le daba vueltas a como había pasado, en apenas 48 horas, de ser aclamado en el estadio Santiago Bernabéu por los hinchas del Real Madrid a ejercer de moneda de cambio en el traspaso del español David De Gea a la entidad blanca.

Y en esas, le avisaron que se bajara del avión.

El reloj corría la tarde del 31 de septiembre y no habría tiempo para que pasara la revisión médica en Inglaterra antes del cierre del mercado de fichajes a medianoche, por lo que el Manchester United enviaba a sus galenos a Madrid, donde el arquero costarricense acabó superando las pruebas físicas. Ahora sí, el fichaje por el equipo de Old Trafford era prácticamente un hecho.

Pero tampoco.

Tras tanto ir y venir, tirar y aflojar, el vodevil veraniego no logró batir el cronómetro del cierre mercantil por la pésima gestión burocrática de las partes implicadas.

En una de las historias más rocambolescas que puedan gestarse en el siempre surreal mundo del futbol, Navas acabó desembarcando de aquella aeronave para quedarse, De Gea nunca aterrizó en Madrid y tanto la entidad “merengue” como el ManU se vieron feamente retratados, tristes protagonistas de un embrollo en el que buena parte de sus actores perdieron algo más que la dignidad profesional.

No así Navas, quien reaccionó con entereza tras el mazazo inicial y se plantó al día siguiente en la ciudad deportiva del Madrid para entrenar como un poseso. Nada será ya igual en el club blanco para el oriundo de San Isidro, pero el arquero se propuso hacer lo que único que estaba realmente a su alcance: demostrar a quienes le menospreciaron que habían cometido otro error garrafal.

Y dos semanas después, mientras De Gea debutaba con el United en la liga Premier tras renovar su contrato con los “diablos rojos” hasta 2019, Navas saltó también al ruedo del campeonato español como arquero titular del equipo de Rafa Benítez. Lo hizo en cancha del Espanyol, donde se presentó con el arco invicto y, noventa minutos y dos excelentes atajadas después, se retiró con una amplia sonrisa y marcador inmaculado: goleada por 6-0 y tres puntos al zurrón para seguir a dos del líder Barcelona.

“Jugué con confianza, tranquilo. Tengo ganas de trabajar y de seguir ese camino. Queremos que la defensa sea uno de los puntos fuertes este año y estamos consiguiendo que los rivales no nos creen ocasiones”, sintetizó casualmente el portero, previsible protagonista también para el debut en la Liga de Campeones, el martes contra el Shakhtar Donetsk

Benítez, que en la víspera del frustrado traspaso con De Gea dijo haber cenado con Navas y su entorno, reafirmándole su confianza, no quiso el lunes confirmar su titularidad en la Champions, aunque un nuevo bandazo en el arco madridista, donde también compite por minutos el recién fichado Kiko Casilla, no se antoje lo más recomendable para el técnico novel. “Aún no he hablado con los porteros de este tema, por lo que no diré nada ante la prensa. Que jugase uno u otro no sería ningún problema”, expuso el madrileño en la previa continental.

Cierto que Navas parece curado de espantos a estas alturas de la película. Llegó a inicios de la campaña pasada como una de las principales figuras del Mundial de Brasil 2014 y debió adaptarse a un rol secundario tras la alargada sombra del emigrado Iker Casillas, contentándose con disputar seis partidos de liga, tres de Copa del Rey y dos de Champions.

Y no es que el internacional “tico” se arrugara precisamente en los entrenamientos. “Era impresionante ver sus reflejos bajo palos”, recuerda el entonces tercer arquero, Fernando Pacheco, actual del Alavés. Cualidades evidenciadas nuevamente el pasado sábado, cuando Navas salvó con la yema de los dedos un violento zapatazo del ecuatoriano Felipe Caicedo al rincón, aún con 0-0 en el marcador, y luego exhibió reflejos felinos para sacar un cabezazo picado de Gerard Moreno, ya con el triunfo encarrilado.

Su tensión competitiva, la misma que le impulsó a entrenar en la resaca del cierre mercantil, ha sido ampliamente elogiada desde que se presentó en Madrid procedente del modesto Levante, donde permitió 71 goles en 70 partidos las tres temporadas anteriores.

En el presente campeonato, y en esperas de lo que depare la Champions, es el único guardameta que conserva su arco invicto tras las tres primeras fechas, algo que no ocurría en el Madrid desde la campaña 1975-76, con Miguel Angel González.

Otro histórico del arco madridista, Paco Buyo, ya avisó la pasada campaña que consideraba a Navas sobradamente preparado para defender la portería en las citas más exigentes. “El Madrid se ha fijado en él pensando en el futuro. Ha demostrado ser de total garantía y está acostumbrado a la presión. Tiene una agilidad fantástica, grandes reflejos y juego de pies”, valoró el ex cancerbero, visionario en su consejo. “Que sea él mismo, tenga paciencia y disfrute. Lo peor es la ansiedad”.

Resistida la espera con Carlo Ancelotti al timón, aparentemente en sintonía con Benítez y el plantel, que elogió su actuación en la victoria por 5-0 sobre el Betis por la segunda fecha, con penal atajado incluido pese a los constantes rumores sobre su futuro, Navas se siente con fuerzas y respaldado sobre la cancha, por mucho que le infravaloren en los despachos.

El que se antojaba su único partido como madridista el Bernabéu finalmente no lo fue, y el portero espera, como entonces, ganarse nuevas ovaciones por parte de la hinchada gracias a sus vuelos. Y aquel disparatado vuelo que nunca despegó.

Real Madrid: La BBC se mueve, golea y persigue al Barcelona

[Este artículo fue editado y publicado en septiembre de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – La liga española arrancó la presente temporada el 22 de agosto, aunque no fue hasta el segundo sábado de septiembre, cuando el campeonato retomó su actividad por la tercera fecha tras el parón de selecciones, que el torneo dio señales de vuelta a la normalidad con la irrupción en escena de sus dos astros más reconocibles: Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.

Tras dos jornadas de sequía goleadora, Messi apareció desde la banca para marcar el gol de la victoria del Barcelona, 2-1 en cancha el Atlético de Madrid, y reforzó así la condición de líder inmaculado del vigente campeón azulgrana, que ha ganado sus tres partidos disputados hasta la fecha.

Horas antes, precisamente ante el otro equipo de la ciudad de Barcelona, Cristiano había truncado su propia mala racha anotadora e inaugurado su casillero goleador con cinco dianas en la paliza del Real Madrid, 6-0 al Espanyol. Con los mismos siete puntos que el Atlético, los “merengues” permanecen a rebufo de los nueve del Barsa en la tabla clasificatoria; pero, tras goleadas consecutivas, aparcaron debates sobre supuestos bajones de efectividad realizadora con el arribo del nuevo técnico, Rafa Benítez.

“Quiero un Madrid ofensivo, que ataque”, había subrayado el entrenador madrileño a su llegada, a modo de aviso para quienes vaticinaron un fútbol aburrido y rácano con el marcador. El arranque liguero pareció darles la razón, pues los blancos firmaron un insulso empate sin goles en su visita al recién ascendido Sporting de Gijón y evidenciaron falta de sintonía arriba, con Cristiano, Gareth Bale y Karim Benzema limitados en sus movimientos por la férrea defensa asturiana.

Se habló mucho, antes del partido inaugural, del nuevo rol de Bale en el esquema de Benítez, quien aspira a maximizar las cualidades del galés en la posición de mediapunta; aunque sin perjuicio para Cristiano, el mejor goleador del equipo y de la historia del club tras su más reciente repóker, pese a la condición de delantero centro de Benzema.

El poderoso tridente del Barsa, con Messi, el uruguayo Luis Súarez y el brasileño Neymar, marcó distancias con los tres del Madrid la temporada pasada, en que los azulgranas se complementaron a las mil maravillas dentro y fuera de la cancha y totalizaron 122 dianas entre los tres, buenas para la conquista del campeonato, la Liga de Campeones y la Copa del Rey.

El trío “merengue” alcanzó las 102 redes bajo el timón de Carlo Ancelotti, pero ningún título relevante, y el pulso entre Barsa y Madrid para la campaña 2015-16 vuelve a antojarse un cara a cara entre Cristiano, Bale y Benzema y Messi, Neymar y Suárez.

Cumplidas tres fechas del actual torneo, los seis astros han cantado gol al menos una vez. Y, aunque los madridistas sumen nueve entre los cinco de Cristiano, dos de Benzema y dos de Bale, los tres del Barsa han valido dos puntos de más al líder azulgrana, que se mantiene perfecto.

Mientras que los “merengues” no vieron puerta hasta la segunda fecha, cuando la titularidad del colombiano James Rodríguez sirvió para alimentar de balones a los atacantes y golear 5-0 al visitante Betis, el Barsa se ha valido de la capacidad improvisadora de sus delanteros. Sin Neymar sobre la cancha, aquejado de paperas, Suárez desatascó con su único gol el partido frente al Athletic de Bilbao, solventado con victoria por 1-0. Un defensor, Thomas Vermaelen, decantó la balanza ante el Málaga, también por 1-0, y Messi acudió al rescate frente al Atlético, después de que Neymar nivelara la contienda con un golazo de falta en un momento delicado.

Nadie discute el potencial de los azulgranas, con el comodín de Messi, capaz de decidir choques de altura como el del Vicente Calderón aún sin descanso, tras un viaje transoceánico para jugar amistosos con su selección y noches sin descanso por el nacimiento de su segundo hijo.

Pero Cristiano luce óptimo estado físico y parece empeñado en discutirle el título de mejor goleador, en defensa también del Trofeo al Balón de Oro que logró arrebatarle las dos últimas campañas. Consciente de su singular olfato, Benítez busca seguir alimentando al astro con una disposición más coral, en que Benzema continúe ejerciendo de escudero y Bale, de palanca creciente en protagonismo.

Si bien el portugués se quedó sin marcar ante el Betis, el esquema funcionó estupendamente frente al Espanyol, cuando CR7 arrancó desde la izquierda pero acabó asumiendo tareas de delantero centro; y con nota sobresaliente, como evidenció su repóquer.

Las iniciales reservas sobre el papel de Bale como mediapunta siguen allí, a tenor de las cualidades físicas del galés, ideales para correr la banda zurda del ataque. Pero, por lo visto hasta la fecha, Benítez no pretende que Bale interprete funciones de enganche clásico, capaz de asociarse al primer toque o imponer la pausa según requiera la jugada; sino más bien que se erija como impulsor del asalto definitivo, ya sea con un violento zapatazo al arco o un par de poderosas zancadas hacia el área, donde Cristiano y Benzema amplíen su espectro de opciones.

Ante el cuadro “periquito”, los tres exhibieron sin duda su mejor versión, con un futbol fluido a la par que asertivo y vertical, generoso en los últimos metros, donde Bale se descolgó a menudo a la banda para asistir a Cristiano. Y por el centro, el galés también fue punzante, forzando el penal que convirtió el indiscutible triunfador de la noche.

“Los números hablan por sí solos. Espero que Cristiano siga marcando goles para su beneficio y el nuestro. Incluso hoy pudo lograr alguno más”, comentó Benítez, igualmente satisfecho por el excelente desempeño de Bale, quien participó decisivamente en cinco de los seis tantos, pese a no marcar ninguno. Quizás sea esa la mejor noticia para los aficionados madridistas, que en el pasado reprocharon excesivo individualismo al fichaje más caro de la historia del fútbol.

Transcurridas tres fechas, el Barsa se mantiene en lo alto de la liga española y Messi ya golea. Pero el Madrid sigue cerca, con la BBC entonada, comunicativa, físicamente en forma y especialmente motivada para destronar a los azulgranas.

Jackson se reserva el “chachachá” y apunta al Barsa

[Este artículo fue editado y publicado en septiembre de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Le apodan “Chachachá” en memoria de las particulares  celebraciones de gol de su padre ex futbolista. Pero Jackson Martínez marcó distancias con su progenitor al festejar su primer tanto en la liga española, por la segunda fecha en cancha del Sevilla.

El oriundo de Quibdó se limitó a la flexión del brazo izquierdo y bombeo del puño cerrado con levantamiento final de pulgar y mirada incisiva en busca de la eventual piña con sus compañeros.

Eso, tras una diana de bandera saliendo desde la banca, cuando arrancó por el centro, se apoyó en Antoine Griezmann, avistó al arquero adelantado y soltó un zurdazo combado al fondo de las mallas. El 3-0 para el Atlético de Madrid, actual líder del campeonato empatado a seis puntos con Eibar, Celta de Vigo y Barcelona, precisamente su rival del próximo sábado.

Aunque el torneo empezó a finales de agosto, el cruce ante los azulgranas por la tercera fecha será básicamente la puesta de largo del Atlético ante su afición y un examen de altura para Jackson, fichado en julio para aportar al club rojiblanco ese plus de competitividad ante los grandes equipos del continente.

El ariete colombiano ya debutó ante sus nuevos seguidores en la jornada inaugural contra el Las Palmas y causó buena impresión, aunque su juego quedara eclipsado por el de Griezmann, autor del gol de la victoria local por 1-0.

Relegado a la suplencia en Sevilla, Jackson ingresó a los 78 minutos y tardó apenas siete en celebrar su primer tanto oficial como rojiblanco. No bailó el “chachachá”, pero sí gritó con ganas y reivindicó su titularidad ante el Barsa, un partido que el Atlético tiene marcado en rojo en el calendario.

Las ambiciones siguen altas para el técnico argentino Diego Simeone, que el año pasado se quedó sin un gran título por primera vez al timón de la nave colchonera. El objetivo es mejorar ese tercer lugar, quizás incluso volver a ganar el campeonato como en el curso anterior, y pelear también la Liga de Campeones. Para ello, “El Cholo” pidió refuerzos como el del argentino Luciano Vietto y el propio Jackson, llamado a mejorar ostensiblemente las prestaciones del traspasado Mario Mandzukic.

En el esquema del técnico bonaerense priman la solidez defensiva, la estrategia a balón parado y un delantero multiusos capaz de generar espacios, aguantar la pelota en busca de apoyos al contragolpe y definir en el área con instinto asesino. Pese a su innegable brega, Mandzukic nunca sacó más que un notable en los tres apartados, y la previsión es que el colombiano añada también otras facetas como el juego combinativo en corto y el disparo de larga distancia para asemejarse más al añorado Diego Costa, el punta que mejor interpretó el solfeo de Simeone hace dos campañas.

Contrastado goleador en el Oporto, donde totalizó 92 redes las tres últimas temporadas, Jackson llegó a Madrid con mayores expectativas que el brasileño nacionalizado español. Su elevado precio de 40 millones de dólares, el segundo desembolso más alto en la historia del club tras su compatriota Radamel Falcao, justifica en parte las esperanzas de la grada. Pero también su evidente talento: viéndolo evolucionar sobre la cancha, cuesta ponerle limitaciones futbolísticas en un Atlético diseñado para explotar al máximo sus características.

Ansioso por recuperar las señas de identidad extraviadas en algunos tramos del pasado curso, Simeone ha puesto especial énfasis en el juego raudo y vertical; y es allí donde el internacional cafetero debe marcar diferencias junto al habilidoso Vietto y el chispeante Griezmann, autor de 25 tantos en 2014-2015.

Pese a su gran olfato, el francés dejará la punta de ataque a Jackson, el encargado de abrir boquete en las defensas rivales con su velocidad de fórmula uno y carrocería de tanque, ideal para chocar y proteger el balón en espera de centrocampistas como su ex compañero en el Porto, Oliver Torres, y Jorge Resurección “Koke”, a quien Simeone ha retrasado un paso para ejercer de catapulta del colombiano. “Es muy difícil moverlo cuando recibe de espaldas, no suele perder pelotas en el juego asociado y permite al equipo avanzar mucho mejor desde atrás”, valoró el técnico tras su estreno.

El gran fichaje, que precipitó la salida del mexicano Raúl Jiménez y Raúl García, tendrá el sábado oportunidad de medir sus fuerzas con una zaga camaleónica como la del Barsa, donde Thomas Vermaelen pondrá la envergadura y el argentino Javier Mascherano, la anticipación.

Falcao trajo en su día de cabeza al “Jefecito”, pero Jackson no gusta de comparaciones y aspira a distanciarse tanto del samario como del otro delantero colombiano en lucir la camiseta del Atlético, Adolfo “El Tren” Valencia, quien descarriló de mala manera en su única campaña de rojiblanco, en 1994-95.

Como Valencia, integrante de la selección que ganó 5-0 a Argentina en aquel mítico partido clasificatorio al Mundial 1994, Jackson también forma parte de una generación dorada de futbolistas colombianos, e integró el combinado que alcanzó los cuartos de final de Brasil 2014. Limitado al rol de suplente en el torneo, así como en la pasada Copa América, el quibdoseño espera convencer próxima y definitivamente al seleccionador José Pékerman.

Plenamente instalado con su familia en la capital de España, donde tendrá ocasión de coincidir con su compañero de selección y actual figura del Real Madrid, James Rodríguez, el ariete ultima su puesta a punto para enfrentar al Barsa, tras someterse a un plan físico específico mientras el Atlético andaba de gira veraniega por Asia.

La competencia es alta en el plantel, con veteranos como Fernando Torres peleando por un puesto o el joven Angel Correa pidiendo paso. El plan de Simeone requiere del mejor tono de sus futbolistas, y a esos efectos reservó en Sevilla al colombiano, que se bastó de poco más de un cuarto de hora para dejar patente su calidad.

Control, carrera, asociación, toque ambidiestro y definición. Sellos distintivos de un Jackson por ahora solo falto de rodaje y sobrado de chachachá.

Barcelona parte con ventaja sobre Real Madrid y Atlético

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Vigente campeón de la liga española, el Barcelona parte con viento a favor en el campeonato que inicia el viernes. El equipo que dirige en su segundo año Luis Enrique luce vigor y entusiasmo tras la conquista de los tres trofeos en liza la pasada campaña, cuando levantó también la Copa del Rey y la Liga de Campeones de la mano del mejor Lionel Messi, igualmente postulado a recibir su quinto galardón al Balón de Oro.

Pero los azulgranas tampoco olvidan que era el Real Madrid quien marcaba músculo 12 meses atrás, cuando el acérrimo rival blanco emanaba aún la fragancia victoriosa de su décima Champions y ostentaba fichajes de campanillas como el colombiano James Rodríguez, el costarricense Keylor Navas o el alemán Toni Kroos.

Pese a ello, los merengues apenas celebraron la Supercopa de Europa el curso anterior; un botín insuficiente para las aspiraciones del presidente Florentino Pérez, quien cesó a final del mismo al entrenador Carlo Ancelotti y abrió la puerta de salida a toda una institución como el arquero Iker Casillas.

El nuevo proyecto que encabeza el técnico Rafa Benítez bien podría rendir dividendos en su primer año, como ocurrió con Luis Enrique en el Barsa; pero por ahora son los azulgranas quienes inician la carrera por el carril interior, una vez automatizadas las consignas del asturiano y sintonizada la delantera de lujo que forman Messi, el brasileño Neymar y el uruguayo Luis Suárez.

El trío contabilizó 122 dianas totales la pasada temporada y marcó el demoledor ritmo del campeón, una vez superada la crisis de inicio de 2015, en que el astro argentino y el entrenador chocaron cabezas.

Seguro atrás, con la defensa armada en torno a la recuperada versión de Gerard Piqué, el francés Jeremy Mathieu y el argentino Javier Mascherano, el equipo se congratuló del saber hacer del chileno Claudio Bravo, quien se erigió como el arquero menos goleado del campeonato y llenó el vacío dejado por Víctor Valdés. Pese a ello, deberá disputarle nuevamente la titularidad al alemán Marc-André ter Stegen.

Messi cedió el trono goleador al madridista Cristiano Ronaldo, autor de 48 tantos en el torneo doméstico; pero el argentino fue el mejor futbolista, destapándose como asistente y liderando el cambio de estilo con un juego más directo y vertical que en la anterior etapa dorada bajo la dirección de Pep Guardiola.

Lastrado por la sanción de la FIFA, el Barsa continúa sin poder inscribir nuevos fichajes hasta enero, cuando debutarían los incorporados Aleix Vidal y Arda Turan, aspirante a tomar el testigo del ex capitán Xavi Hernández, penúltimo guardián del fútbol de posesión. Permanece Andrés Iniesta, aunque sean hombres como Ivan Rakitic quienes abanderen el nuevo ciclo, en espera que la entidad pueda mover ficha en el mercado internacional.

El Madrid se ha mostrado inusualmente cauto en lo referente a transacciones: apenas el lateral Danilo, el mediapunta Mateo Kovacic y el arquero Kiko Casilla para pelear con Navas el puesto vacante que dejó Casillas.

Mientras los socios del Barsa votaron la continuidad de Josep María Bartomeu como presidente, Pérez ejerce básicamente de director deportivo en la entidad blanca, y eligió a Benítez para pilotar un plantel de lujo, nuevamente con máximas aspiraciones.

Como Luis Enrique, el madridista se ajusta al perfil de entrenador meticuloso en el apartado estratégico y amante de la presión defensiva. La esperanza es que sepa aprovechar al máximo las virtudes del galés Gareth Bale, quien afronta su tercera temporada con ganas de dar un paso adelante y, posiblemente, al centro de la pizarra para ejercer de mediapunta.

Cristiano se mantiene por ahora como referente ofensivo junto al veterano Sergio Ramos en la zaga, mientras Kroos y James deben garantizar el fútbol de alta escuela en el mediocampo.

El tridente formado por Cristiano, Bale y Karim Benzema totalizó 102 goles en el pasado campeonato; números inferiores a los registrados por los atacantes del Barsa, pero muy por encima de las prestaciones ofensivas que puedan ofrecer las delanteras de Atlético, Valencia y Sevilla, de nuevo candidatos menores a meterse en la pelea por el título.

El Atlético fue el último en interrumpir la racha de nueve ligas repartidas entre Barsa y Madrid, cuando ganó en 2014. Liderado por el técnico argentino Diego Simeone, recién renovado hasta 2020, el cuadro colchonero volvió a perder futbolistas importantes como Arda, el central Miranda o el goleador Mario Mandzukic. Pero los nuevos fichajes ilusionan; notablemente el colombiano Jackson Martínez, autor de 28 goles la pasada campaña con el Porto, y el argentino Luciano Vietto, adquirido del Villarreal. Junto al francés Antoine Griezmann, quien consiguió 25 tantos bajo la tutela del “Cholo”, quizás logren erigirse en el tercer mejor tridente del torneo.

Valencia y Sevilla también disputarán la Champions y ansían reclamar su dosis de protagonismo en la liga, que espera mejorar su competitividad con el nuevo reparto de los ingresos televisivos.

Los primeros ganaron por última vez en 2004, precisamente con Benítez al timón, y cuentan con un plantel envidiable aunque expuesto a la tradicional inestabilidad institucional. El prometedor lateral José Gayá seguirá como valencianista, pero no el zaguero argentino Nicolás Otamendi; la incorporación del joven Santi Mina potenciará el ataque, en tanto el arquero Diego Alves se rehabilita de su lesión.

El Sevilla perdió dinamita con el traspaso del colombiano Carlos Bacca al Milan, pero debería seguir plantando cara gracias a su talentoso mediocampo, con hombres como Ever Banega, José Antonio Reyes y Denis Suárez, y la tensión competitiva que garantiza el timonel Unai Emery.

Junto a su nuevo socio Jonathas y el arquero argentino Gerónimo Rulli, el mexicano Carlos Vela espera despuntar de nuevo en la Real Sociedad tras una campaña algo decepcionante, mientras que su compatriota Héctor Moreno abandonó finalmente un Espanyol lastrado por las bajas de Sergio García y el uruguayo Christian Stuani, aunque ilusionado con el año de experiencia acumulado por el ecuatoriano Felipe Caicedo.

Ambos conjuntos quisieran desbancar al Villarreal de su puesto europeo, pero el cuadro castellonense se erige nuevamente como favorito a liderar el segundo pelotón, donde también figuran Athletic de Bilbao, Málaga, y el Celta de Vigo que dirige el argentino Eduardo Berizzo, apenas el segundo latinoamericano en una liga que cuenta 16 entrenadores españoles.

Los recién ascendidos Betis, Sporting de Gijón y Las Palmas se contentaran con permanecer en la primera división y contaran como rivales directos a Rayo Vallecano, Levante, Getafe, Deportivo La Coruña, Granada y Eibar, finalmente reinsertado por el descenso administrativo del Elche.

Sevilla y Valencia persiguen la senda marcada por Atlético

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Hace poco más de un año, el Atlético de Madrid celebraba efusivamente su décima conquista de la liga española tras una travesía por el desierto con doloroso descenso a la segunda división incluido.

Los rojiblancos penaron dos temporadas en la categoría de plata antes de regresar a primera, donde Barcelona y Real Madrid continuaron repartiéndose los títulos: entre ambos, ganaron 14 de las 17 ligas disputadas entre aquel campeonato atlético en 1996 y el último de 2014.

Solo la vuelta del argentino Diego Simeone a finales de 2011 logró devolver al Atlético al primer plano. El ex jugador colchonero agarró con fuerza el timón y dirigió al club a la conquista de la Liga Europa primero, la Supercopa continental después, luego la Copa del Rey y finalmente el torneo más deseado: la liga.

Lastrado un año más por la fuga de talentos y notable cansancio físico y psicológico, su equipo no logró repetir el éxito la pasada campaña, la primera en que Simeone no celebró un título de primer nivel, pues acabó tercero en la clasificación del campeonato finalmente ganado por el Barsa y apenas saboreó el triunfo en la Supercopa doméstica; eso sí, frente al más acérrimo rival, el poderoso Madrid.

El Atlético se quedó con las ganas de repetir como campeón liguero y disputar nuevamente la final de la Liga de Campeones, donde rozó la gloría en la anterior edición, cediendo agónicamente el partido decisivo ante los blancos.

Pero Simeone puede enorgullecerse de haber trazado el camino a seguir por otros pretendientes al título español como Valencia o Sevilla, respectivos cuarto y quinto clasificados en la liga 2014-15 y serios aspirantes a emular la gesta de los rojiblancos de hace 15 meses.

El trio de candidatos disputará a la vez la Champions en la campaña 2015-16, y es por ello que presentan plantillas amplías y poderosas, reforzadas  conciencia pese a la estimable distancia respecto al potencial de Barsa y Madrid.

El fichaje más notable sería el del argentino Luciano Vietto por el Atlético. Estelar en su primera aventura en España con el Villarreal, el joven talento anotó 18 goles en 47 partidos y acaparó rápidamente la atención. Los rojiblancos, que volvieron a hacer caja con los traspasos del creativo Arda Turan al Barsa y el goleador Mario Mandzukic al Inter de Milan, donde también recaló el central Miranda, supieron jugar sus cartas para reunir a Vietto con Simeone, el técnico que le hizo debutar en Racing.

El “Cholo” tendrá el reto de repetir con su compatriota un éxito similar al experimentado con Antoine Griezmann la pasada campaña, cuando el francés se destapó con 25 dianas. Menos acertado estuvo Mandzukic en su relevo del partido Diego Costa, impulsando la puja del club madrileño los servicios de Jackson Martínez, puntal del Porto las tres últimas campañas y nuevo representante colombiano en la entidad que exhibió la mejor versión de Radamel Falcao hace dos temporadas.

Vista la incrementada competencia ofensiva, el mexicano Raúl Jiménez buscó minutos en el Benfica, mientras el uruguayo José Giménez se postula como recambio natural de Miranda. Simeone también celebra el retorno del lateral Filipe Luis e intentará exprimir al máximo el talento del canterano Oliver Torres, posible alternativa a Arda en la medular.

En su quinto año al frente de la nave colchonera y recién alargado su contrato hasta 2020, el entrenador bonaerense aspira tanto a volver a meterse en la pelea con Barsa y Madrid como a reconquistar corazones, tras escuchar sus primeras (aunque tibias) críticas el pasado curso por supuesto juego especulativo.

No se plantean tamañas discusiones estilísticas Valencia y Sevilla, a pesar de que la exigencia siempre es máxima en casa de los primeros. La llegada del magnate Peter Lim hace un año revolucionó el panorama  en la entidad “ché”, que mantuvo un buen pulso con el Atlético por el tercer lugar y plantó cara a azulgranas y madridistas en sus duelos directos. El cuadro valencianista ha cambiado nuevamente de director deportivo, una decisión polémica por la influencia que el agente Jorge Mendes ejerce en la confección de un plantel aderezado con la incorporación del delantero Santi Mina pero indudablemente debilitado por el precipitado adiós del defensor argentino Nicolás Otamendi.

Opuesta filosofía mantienen en Sevilla, donde Ramón Rodríguez “Monchi” renovó su vínculo hasta 2020. Con excelente olfato para los fichajes, el veterano director deportivo logró reclutar al italiano Ciro Inmobile para suplir los goles que dejó el colombiano Carlos Bacca, actual del Milan. Mientras espera la recuperación del central argentino Nico Pareja, el técnico Unai Emery se reencontrará con el defensor Adil Rami y seguirá apostando por el fútbol aseado con hombres como Denis Suárez, el también argentino Ever Banega o el recién incorporado Michael Krohn-Dehli.

Ya sin Vietto o el mexicano Giovani Dos Santos, el Villarreal se encomendará de nuevo a su envidiable cantera, además de los ex malaguistas Samuel Sánchez y Samu Castillejo, y los atacantes Leo Baptistao y Roberto Soldado para competir también en Liga Europa junto al Athletic de Bilbao.

 

Real Madrid limpia el tablero y Benítez mueve a Bale

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Consumado ajedrecista, Rafa Benítez inicia el domingo su primera temporada en el Real Madrid con tablero nuevo bajo el brazo y algunas de las piezas más lujosas del mercado. El flamante técnico merengue es un minucioso estratega que afronta la mayor partida de su vida deportiva expuesto al siempre intenso foco del estadio Santiago Bernabéu y la atenta mirada de su principal valedor, el presidente Florentino Pérez.

Poco dado a la paciencia, el máximo mandatario madridista contuvo el gasto en fichajes este verano pero optó por limpiar la superficie de juego tras una decepcionante última campaña, en que el club ganador de diez Ligas de Campeones apenas logró celebrar la consecución de un título menor como la Supercopa europea.

Fuera de plano quedaron el técnico Carlo Ancelotti y el arquero Iker Casillas, quien ostenta el récord absoluto de 334 victorias en la liga. Se incorporaron el lateral Danilo proveniente del Porto, el mediapunta Mateo Kovacic del Inter Milan, y el portero Kiko Casilla del Espanyol; pero el mayor movimiento muy posiblemente se produzca entre filas veteranas, ganando peso la figura de Gareth Bale en perjuicio del jugador-bandera del último lustro, Cristiano Ronaldo.

Fichado hace dos campañas a precio astronómico por capricho de Pérez, Bale siempre ha gozado del beneplácito del presidente, quien ansía una estelar campaña del galés que justifique semejante desembolso. Sus números hasta la fecha se revelan notables: 41 goles, algunos decisivos, en 92 partidos oficiales. Pero aún quedan lejos de las prestaciones de Cristiano, quien se coronó máximo goleador del campeonato anterior con 48 dianas y sigue siendo el preferido de la grada.

En sus dos temporadas al timón, Ancelotti intentó encajar a ambos en posiciones avanzadas junto a Karim Benzema, otra debilidad de Pérez que aportó 22 tantos y 13 asistencias. El talentoso trío combinó para 102 redes, pero perdió la batalla con el tridente del Barcelona que forman Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar, capaz de alcanzar 122 goles y celebrar la consecución de la liga, Copa del Rey y Champions.

El espejo del acérrimo rival suele desfigurar el reflejo propio, y el Madrid se siente hoy menos apuesto de lo que seguramente debería, a tenor de lo visto al cierre de 2014, cuando el equipo llegó a hilvanar 22 victorias consecutivas en todas las competiciones. Salvando la ausencia de Casillas y secundarios como Sami Khedira, el plantel a disposición de Benítez es prácticamente el mismo, reforzado aún más por los retornos de cedidos como el mediocentro Casemiro o Denis Cheryshev y Lucas Vázquez, dos extremos habilidosos y veloces de los que suelen gustar al entrenador madrileño; lo mismo que el canterano Jesé Rodríguez.

Pérez apostó por el estratega una vez sentenciado Ancelotti tras acabar a dos puntos del Barsa en el torneo doméstico y caer en semifinales de la Champions frente a la Juventus; y ahora espera que la elección le salga mejor que la de José Mourinho en su día, pues la táctica de tierra quemada que dejó el portugués se cobró su última víctima en Casillas, cuya despedida destiló cierto desencanto con la institución.

Como Ancelotti, Benítez es de trato bastante más afable y sabe también lo que es dirigir a un gran club, tras pasar por Inter de Milan, Chelsea y Liverpool, al que guio a la conquista de la Champions en 2005. Pero su estilo es innegablemente defensivo, incluye marcas zonales a balón parado, y suele mantener distancia personal con los futbolistas. La herencia del técnico italiano deja, aparentemente, un vestuario unido exceptuando la escasa sintonía de Bale con el resto del plantel; notablemente respecto a Cristiano, quien le ha reprochado exceso de individualismo en más de una ocasión.

Pero Benítez suele establecer sistemas rotativos en sus equipos, y ya ha dado algunas pistas sobre cuál va a ser el rol del galés en su nuevo esquema, situándolo en el centro del ataque por detrás de Benzema para aprovechar mejor su privilegiado perfil zurdo. Queda por ver si el recurso es definitivo y cómo encaja Cristiano un posible desplazamiento hacia la derecha, con teórico detrimento para su cuota goleadora, o en punta, donde tampoco se siente cómodo, mientras escucha los cantos de sirena de Manchester United y PSG.

Sergio Ramos seguirá finalmente capitaneando la zaga tras su contencioso con Pérez, quien hubiera deseado a David De Gea para suplir a Casillas pero deberá contentarse con Casilla o el costarricense Keylor Navas bajo palos.

El colombiano James Rodríguez superó las expectativas en su primer año de blanco y se antoja dueño de la parcela izquierda del mediocampo, donde el alemán Toni Kroos y el croata Luka Modric garantizan un juego aseado y responsable. Aunque pocas veces ha jugado Benítez sin un recuperador puro, llámese Javier Mascherano en el Liverpool o David Albelda en el Valencia, donde ganó dos ligas; y ese perfil de futbolista no aparece en el plantel, salvo sorpresa de los brasileños Casemiro o Lucas Silva.

La conquista de la décima copa continental no impulsó, como Pérez esperaba, un dominio planetario y, tras un año prácticamente en blanco, el Madrid tiene hambre de títulos que acompañen su futbol de alta escuela. Pero, como buen ajedrecista y experimentado ganador, Benítez sabe que un gran salto adelante requiere, a menudo, de un ligero paso atrás.

Versión adulta de Messi impulsa un renacido Barcelona

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – “Si no me quieren, me voy”, amenazó al final de la temporada 2013-14 Lionel Messi, antes de partir a Brasil para disputar el Mundial con Argentina. La advertencia iba dirigida a aquellos hinchas del Barcelona recelosos de su compromiso con la entidad catalana, que venía de cerrar el curso casi de vacío: apenas la conquista de la Supercopa española bajo el timón de su compatriota, Gerardo Martino.

Una campaña más tarde, la primera de Luis Enrique como entrenador, el club transmite optimismo tras la conquista de los tres grandes títulos en disputa: Liga española, Copa del Rey y Liga de Campeones. Y Messi, autor de 58 tantos en todas las competiciones y de nuevo postulado a llevarse el trofeo al Balón de Oro que le acredita como mejor futbolista del planeta, se muestra de lo más feliz.

“Después de un año duro, volver a levantarnos es algo espectacular. Hay ilusión. No tengo dudas de que vamos a seguir. Querían las tres (copas), acá están”, espetó el astro a la fanaticada del Camp Nou el pasado junio, cuando los azulgranas celebraron por todo lo alto el triplete.

Contra la gran mayoría de pronósticos, el Barsa logró renacer cuando lo previsible hubiera sido penar un año de transición para intentar reeditar la época dorada del técnico Pep Guardiola, ganador de 14 de los 18 títulos posibles entre 2008 y 2012.

Pero Luis Enrique igualó la gesta de su ex compañero al hacer tres de tres en su estreno. Y, como entonces, quien lideró la empresa desde la cancha fue Messi.

La diferencia radica en la nueva, y mejorada, versión del rosarino. Ligeramente menos explosivo, aunque más por decisión propia que limitaciones físicas, a sus 28 años y con 24 títulos en la mochila, Messi puede considerarse en la cúspide de su carrera. Tras la decepcionante experiencia con Martino, en que rindió por debajo de su estratosférico nivel y se vio mermado por las lesiones, “La Pulga” cambió ciertos hábitos fuera de la cancha y midió a conciencia sus esfuerzos sobre el verde. El delantero, que afronta su 12da temporada en el Barsa con la ambición intacta, mezcla hoy sus eléctricas carreras con una visión más panorámica del rectángulo de juego, abre espacios, asiste con deslumbrante facilidad en larga y corta distancia y continúa goleando al ritmo de los elegidos.

Sigue siendo un genio, con carácter acorde, como demostró al tensar la cuerda con Luis Enrique a principios de año, y enigmáticamente tímido; pero Messi pisa definitivamente la edad adulta de un futbolista, capaz de descifrar instantáneamente las necesidades del equipo según la contienda y adaptarse a ellas, sacrificando incluso algo de brillo personal.

Negada, pese a ello, la celebración de títulos con su selección, el reto de 2015 con el Barsa era el sextete que formaban la liga, Copa del Rey, Champions, Mundialito de Clubes y ambas Supercopas: la de Europa ganada recientemente al Sevilla significó el cuarto título del año calendario, aunque la España cayó inesperadamente del lado del Athletic de Bilbao el pasado lunes.

Para culminar sus restantes aspiraciones, “La Pulga” cuenta con la inestimable colaboración de dos bólidos en la delantera, como son el uruguayo Luis Suárez y el brasileño Neymar. El primero fue clave la pasada campaña, pese a incorporarse con retraso por su sanción en el mundial, y su línea ascendente parece inalterable, a tenor de lo visto en la pretemporada. Neymar culminó también un gran año al destaparse como el segundo máximo realizador del plantel tras Messi y, al igual que Suárez, marcó en la final de la Champions. Pero las miradas se posan de nuevo sobre él de cara al nuevo curso: siendo el más joven del espectacular trio, inquieta su tendencia al desenfreno.

La entidad, que sigue sin poder inscribir nuevos fichajes hasta enero por castigo de la FIFA, renovó finalmente al lateral Dani Alves e incrementó su competencia con la adquisición de Aleix Vidal, quien deberá estar inactivo hasta 2016. Lo mismo que Arda Turan, proveniente del Atlético de Madrid y esperado relevo del ex capitán Xavi Hernández, emigrado con honores al fútbol catarí.

Reelegido presidente pese a graves problemas judiciales que afectan también al club, Josep María Bartomeu confía en que su nuevo director deportivo, Robert Fernández, pueda atar para el futuro a futbolistas atléticos además de habilidosos, como el francés Paul Pogba o el italiano Marco Verratti.

La filosofía en torno a la posesión predicada por Guardiola dejó paso al juego más directo de Luis Enrique, apoyado siempre en el voraz tridente y la solvencia de hombres como Sergio Busquets y el argentino Javier Mascherano, garante de la competitividad en la caseta. Mientras pesos ligeros como Andrés Iniesta luchan por mantener viva su llama ante el empuje de volantes como Ivan Raktic o los canteranos Rafinha y Sergi Roberto, también el chileno Claudio Bravo pugnará de nuevo con el alemán Marc-André ter Stegen por la titularidad en el arco.

Habilitado finalmente Thomas Vermaelen tras su larga lesión, se espera que el belga potencie una defensa donde resurgió Gerard Piqué. El central, como el Barsa, disfruta de renovados horizontes por obra y gracia de un Messi decidido a escalar un nuevo peldaño que eleve su leyenda.

Canchanya acaba 26ta y primera latinoamericana en maratón

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BEIJING (AP) – La peruana Clara Canchaya acabó el domingo la matarón del Mundial del Atletismo de Beijing en 26ta posición y mirando a la vez adelante y para atrás.

Enfrente, la oriunda de Huancayo tiene nuevos e importantes retos como los próximos Juegos Olímpicos de Londres 2016. Atrás, dejó 42.2 kilómetros, recorridos en dos horas, 39 minutos y 24 segundos; y también a su compañera de equipo Hortensia Arzapalo. Eso pensaba ella.

“Ahorita viene”, repetía Canchanya, echando la vista sobre sus pasos, pendiente de que Arzapalo cruzara en algún momento la meta.

Pero la cerreña nunca llegó. Como su compatriota Kimberly García dos días antes en la carrera de los 20 kilómetros marcha, Arzapalo abandonó prematuramente la prueba sobre los 30 kilómetros, víctima del exigente recorrido por las calles de Beijing.

Para muchos de los corredores, completar la competencia ya fue un éxito. No así para Canchanya, quien lamentó no haber podido rebajar su mejor crono personal de 2:35:41 en el certamen.

“Me voy triste, quería sacar un mejor resultado”, dijo la maratoniana de 32 años. “Hacía mucho calor hoy, y eso nos chocó a los peruanos. Empeoramos nuestros tiempos y muchos abandonaron. La ruta tampoco es favorable para sacar buenas marcas. Tiene subidas, pendientes y bajadas. Si hubiera sido más plano, habría sacado un buen tiempo, seguro”.

Pese a la decepción, Canchanya valoró también el factor positivo de su participación en la carrera, que finalmente ganó la etíope Mare Dibaba (2:27:35), por delante de la keniana Helah Kiprop (2:27:36) y Eunice Jepkirui Kirwa (2:27:39), de Barein.

“Era la primera vez que corría en un mundial y fue una gran experiencia competir con las kenianas, que son muy fuertes. Para Perú es buen resultado acabar entre los 30 primeros clasificados”, comentó la atleta, que solo había participado en dos maratones previamente.

La mejor participación mundialista del país andino la firmó en 1991 Ena Guevara, al acabar en el 19no lugar.

Canchanya, quien suele entrenar en la altura de Huancayo, fue la primera de las tres participantes latinoamericanas en cruzar la meta, por delante de la brasileña Roselaine Benítez (2:49:28), la cubana Dailín Belmonte (2:56:18), quien también sufrió fuertes dolencias físicas y meditó abandonar, y Arazapalo, quien optó por desistir.

El equipo peruano llegó con tiempo suficiente para adaptarse a las especiales condiciones ambientales de Beijing, donde entrenó la semana previa a la exigente maratón. Aunque, de cara al futuro, Cachanya consideró un cambio en los hábitos preparatorios.

“Quizás nos faltó entrenar más con este clima y no tanto en la altura. Ahora el objetivo es mejorar el tiempo de cara mi participación en los Juegos de Río”, concluyó la peruana, aún no apercibida de que su coequipera Arzapala se había quedado en el camino.