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Cae el Atlético, vive el “cholismo”

 

[Este artículo fue editado y publicado en abril de 2016 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – “Jugar una final es algo fantástico, ganarla es supremo”, avanzó el viernes Diego Simeone. “No hay otra cosa que me deje más feliz que ganar”, subrayó.

Ya en la noche de sábado, el técnico argentino del Atlético de Madrid se mostraba de todo menos radiante en la sala de prensa adosada al estadio San Siro, donde el equipo colchonero venía de perder la tercera final de la Copa de Europa de su historia, la segunda desde que adoptó la denominación de Liga de Campeones, y también la segunda bajo el timón del “Cholo”.

La anterior en 2014 en Lisboa, la cedió el Atlético en la prórroga, 4-1 contra el Real Madrid. La más reciente fue más dramática si cabe, pues el odiado vecino se la adjudicó en la tanda de penales tras el tiempo extra que había forzado previamente el Atlético.

“Si hablo de emociones y sentimientos, no van de la mano de las otras situaciones. Ahora prefiero pensar y reflexionar. Curar las heridas en casa”, comentó tras la derrota Simeone, visiblemente afectado en la rueda de prensa.

“No es fácil, pero nunca tuve las cosas fáciles. Para el Atlético es maravilloso jugar dos finales en tres años, pero yo no estoy contento. Perder dos finales es un fracaso”, estimó.

Pero la derrota rojiblanca, aunque dolorosa por repetida y evocadora también de la final perdida en 1974 contra el Bayern de Múnich, cuando el equipo germano forzó un partido de desempate que eventualmente ganaría, no debería forzosamente significar también el fracaso del “Cholo”, el ideólogo de la progresiva transformación –“partido a partido”, como se encarga de pregonar sistemáticamente el propio entrenador– que ha experimentado el Atlético desde su arribo en 2011.

“Ganar, ganar y volver a ganar”, la célebre frase que repetía el venerado ex jugador y técnico madrileño, Luis Aragonés, fallecido dos años atrás, se ha convertido en casi rutinaria realidad en el último lustro para la entidad previamente conocida como “el pupas”, que ha visto cómo sus vitrinas acogían sucesivamente la Liga Europa, Supercopa de Europa, Copa del Rey, liga española, y Supercopa de España.

Cierto que ningún triunfo hubiera sido más apreciado por la afición que la todavía inédita Champions.

Más, de producirse contra el todopoderoso vecino y con los argumentos de toda la vida del Atlético, en base al juego de robo y contraataque, pulidos, perfeccionados y complementados por el inigualable ardor guerrero de Simeone.

El bautizado “cholismo” no logró el sábado tomar el poder en Europa con la conquista de la copa apodada “orejona”, pero amenaza con crear escuela; si es que no ha iniciado ya la revolución del llamado “tiqui-taca” en torno al fútbol de posesión que puso tan de moda el anterior campeón Barcelona y que se ha topado con una nueva y sugestiva tendencia.

Así lo entienden al menos muchos en Italia, tierra históricamente abonada al llamado “catenaccio” defensivo y supuestamente con el corazón partido en la final entre el Atlético de Simeone, quien ejerció en su día como futbolista en Pisa, Inter de Milán y Lazio, y el Madrid de Zinedine Zidane, admirado organizador con la Juventus.

El sábado prevaleció el imponente palmarés y gen ganador del Madrid sobre los conceptos del argentino y sus futbolistas, capaces de contrarrestar largo rato el superior talento de un oponente formidable, pero que careció de los automatismos necesarios para ganar la batalla con autoridad.

“No creo en la justicia en el fútbol. Gana el que merece ganar. Las excusas no están hechas para mí”, prosiguió Simeone.

Ningún grande de Europa ganó en orden al Atlético, un ejército compacto y valiente bajo el firme mando del “Cholo”, capaz de sacar el máximo rendimiento a un delantero en crecimiento como Antoine Griezmann, o un veterano con ansias de reivindicarse como Fernando Torres.

“Tus valores nos hacen creer”, rezaba una gigantesca pancarta desplegada en el fondo de los seguidores atléticos al inicio de la final.

Fue el PSV Eindhoven, en octavos de final, el equipo que en más aprietos puso a los madrileños, quienes entonces sobrevivieron en la tanda de penales y supieron luego sufrir en cuartos ante el Barsa y en semifinales frente al Bayern de Múnich entrenado por Pep Guardiola, curiosamente el técnico que antes perfeccionó el juego de posesión del conjunto catalán.

No deja de ser significativo que fuera precisamente el Atlético el equipo que acabara destronando al último campeón, Barsa, en el torneo recién finalizado.

“Del segundo no se acuerda nadie”, insistió un inconsolable Simeone.

Quizás tenga razón el entrenador, aunque a tenor de lo visto y vivido en San Siro, cuesta creer que el “cholismo” caiga pronto en el olvido.

Madrid, de posible fundido en negro a celebrar la “undécima”

[Este artículo fue editado y publicado en abril de 2016 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MILÁN, Italia (AP) – “Correr, correr y correr”, repitió el viernes Zinedine Zidane respecto a lo requerido para que su Real Madrid ganara la final de la Liga de Campeones al vecino Atlético de Madrid.

Y el equipo blanco corrió, corrió y corrió el sábado en el estadio San Siro hasta celebrar su undécima copa de Europa, el mayor número de la historia que fue también la segunda del técnico francés, ganador como jugador en 2002 con el club merengue.

Al nuevo campeón de Europa casi no le alcanzó para tumbar al equipo dirigido por el argentino  Diego Simeone, aguerrido también cómo pocos, y capaz de forzar una prórroga a poco del final del tiempo reglamentario, que acabó derivando en tanda de penales.

Cristiano Ronaldo marcó el tiro decisivo y posó para la foto, pero más que el triunfo del astro portugués, la victoria del Madrid fue también la de actores secundarios como Lucas Vázquez, quien convirtió con seguridad el primer lanzamiento, o el ascendente Carlos Casemiro, el mediocentro recuperador que encumbró Zidane y respondió con creces en la gran final.

Tanto empecinamiento en la carrera acabó por dejar mella en el equipo blanco, y los futbolistas supieron arremangarse tanto como el Atlético, aguantando los 120 minutos disputados a todo trapo desde el silbato inicial.

“Al final sufrimos mucho físicamente. Fue un partido durísimo y mentalmente hay mucha presión. Luchamos, trabajamos y cuando consigues algo tan grande significa mucho para el club, la plantilla y la afición”, valoró un radiante Zidane en rueda de prensa.

Al fin y al cabo, el técnico se subió al galope a un tren en marcha a mediados de temporada, cuando el presidente Florentino Pérez cesó al supuesto nuevo líder del proyecto madridista, Rafa Benítez, apenas seis meses después de su nombramiento como técnico.

La preferencia del máximo mandatario, que ha consumido cinco entrenadores desde que volviera a asumir el sillón en 2009, siempre fue la Champions, que ansiaba teñir de blanco por tercera vez bajo su gestión ejecutiva, contando también la anterior etapa, entre 2000 y 2006.

Si aquel Madrid fue conocido como el de “los galácticos” por el elenco de figuras reunidas en persecución de la mayor gloria planetaria, el actual plantel no desmerece aquel proyecto faraónico, que también lideró Zidane sobre la cancha.

Pero el técnico francés moldeó en la final un once a su gusto con Casemiro como ancla, mientras nombres más  célebres como el colombiano James Rodríguez ni siquiera entraron en acción, y sus decisiones acabó salvando por ahora la errática gestión de su presidente.

La apuesta improvisada por la carta de Zidane y la puja por el máximo título continental limitaron la pelea por la liga española 2015-2016, finalmente ganada por el Barcelona con un solitario punto de ventaja sobre el Madrid, que reaccionó tarde con 12 victorias consecutivas y se quedó a las puertas del éxito.

La entidad merengue, que solo ha conquistado uno de los últimos ocho campeonatos nacionales, ya había penalizado su creciente desidia por la estructura deportiva en diciembre, cuando se vio eliminada a las primeras de cambio de la Copa del Rey tras  grotesco despiste por la alineación indebida del sancionado Denis Cheryshev, que acarreó la descalificación directa de la competición doméstica.

Pero la vista de Pérez seguía clavada en la Champions, el torneo que casi todo lo tapa, que perdona cualquier error pasado, por grave que haya parecido en su momento. El título que todos desean con fervor, más si cabe, en caso de arrebatárselo de las manos al irreverente vecino.

“No consideraría un fracaso acabar la temporada sin títulos, pero si una oportunidad perdida, porque cuesta mucho llegar hasta aquí”, había ponderado en la previa Sergio Ramos, goleador en la final.

La cita ante el Atlético era, efectivamente, una ocasión pintiparada de hacer borrón y cuenta nueva, engordando aún más las vitrinas del club y abrillantando el aura de Zidane, abanderado del último proyecto de Pérez, a quien gran parte de los aficionados exigieron la dimisión en febrero, precisamente tras perder el “derbi” liguero contra los de Simeone en su propio estadio.

Pero, más que un plan con definida hoja de ruta, la jugada del empresario constructor fue más bien un salto al vacío de la mano de una leyenda que inició la campaña anterior sin tan siquiera poseer el carnet de entrenador, apenas destacó dirigiendo al equipo filial, y bastante hizo con direccionar la nave extraviada hasta las puertas de la “undécima”.

El vértigo y las prisas no acabaron pasando factura al equipo de Zidane, capaz triunfar gracias en parte a los meritorios que menospreció no hace tanto Cristiano.

“Sabía que se podía ganar este título. Lo hemos conseguido con esfuerzo y trabajo. Los futbolistas se lo merecen todo”, insistió Zidane.

Le bastó al Madrid con correr y acertar desde el punto de penal. El fundido en negro que por momentos amenazó con culminar en una cuarta temporada sin grandes títulos para Pérez acabó en la “Undécima” teñida de blanco.

Claves de la final Real Madrid-Atlético, línea por línea

[Este artículo fue editado y publicado en abril de 2016 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MILÁN, Italia (AP) – Con diez títulos europeos en sus vitrinas, el Real Madrid cuenta con el peso de la historia en la final de la Liga de Campeones que disputará el sábado contra el vecino Atlético de Madrid en el estadio San Siro de Milán.

Pero, pese a caer derrotados ante su acérrimo rival en el partido decisivo de 2014 en Lisboa, los rojiblancos destilan confianza en la previa de su segundo asalto contra el Madrid.

Liderado por el técnico argentino Diego Simeone, el Atlético se ha mostrado un hueso duro de roer para el poderoso equipo merengue en sus últimos enfrentamientos, y los indicios apuntan, nuevamente, a un duelo de lo más equilibrado.

Aquí analizamos, línea por línea, las fortalezas y debilidades de ambos finalistas.

 

DELANTERA

Real Madrid: Como en Lisboa, planea cierta inquietud sobre el estado físico de Cristiano Ronaldo, quien acarrea también un amplio historial de no dar la talla en las finales.

Pero nadie duda de su olfato goleador y ardor competitivo, visible el en entrenamiento del viernes, así como de la capacidad de Karim Benzema para desestabilizar la zaga rival. El francés ejerce de pegamento entre el portugués y Gareth Bale, quien asumió galones en su tercera temporada en el Madrid, especialmente en el tramo decisivo.

La química entre los tres no siempre funciona, pero suman 98 goles en la temporada y tanto Bale como Cristiano alcanzan la cita enrachados.

Atlético de Madrid: La delantera del Atlético responde al nombre de Antoine y se apellida Griezmann. El polivalente atacante francés crece a pasos agigantados bajo la tutela de Simeone, y es el único ariete fiable a estas alturas de campaña, con 32 redes en todas las competiciones.

Meritorio ha sido también el desempeño del veterano Fernando Torres, liberado tras la marcha del colombiano Jackson Martínez, y aportador de siete tantos en sus diez últimas titularidades. La familiaridad con el estadio tras su paso por el AC Milán quizás juegue a favor, aunque su rendimiento dista mucho del de sus mejores tiempos y probablemente no esté para sobreesfuerzos en caso de prórroga.

Apostar por la velocidad de Yannick Carrasco es otra opción que baraja Simeone. El descarado extremo ofrece desborde, disparo de lejana distancia y llegada al área, y facilita la conexión con el hombre más avanzado, a menudo excesivamente aislado.

Ventaja: Madrid

 

MEDIOCAMPO

RM: Zidane apostó decididamente por Carlos Casemiro hace semanas, y el mediocentro recuperador equilibró el juego del Madrid, permitiendo un paso adelante que Toni Kroos no ha explotado al máximo aún, y exhibiendo gran sintonía con Luka Modric, quien dota al equipo del cambio de ritmo necesario para acelerar las transiciones.

La falta de gol es la principal laguna de los centrocampistas, con facilidad para jugar a dos toques y salvar la fuerte presión del Atlético.

AM: Como Casemiro, Agusto Fernández aportó la solidez necesaria al Atlético en el segundo tramo de la temporada. Fichado del Celta de Vigo, el argentino se ha adaptado rápidamente al sistema de Simeone, asumiendo responsabilidades organizativas y jugando con el aplomo de un veterano.

Pero los galones siguen perteneciendo al capitán Gabi Fernández, un seguro de vida con excelente criterio y enorme despliegue físico, capaz de entenderse a las mil maravillas con Jorge Resurreción “Koke”, especialista en el último pase y las jugadas a balón parado.

La marcha de Arda Turan privó al equipo de buena dosis de magia, pero a los rojiblancos les sobra capacidad de improvisación en escenarios de máxima exigencia, y su ilimitado potencial lo personifica como nadie el joven Saúl Ñíguez, ascendente en influencia y con goles decisivos en la Champions.

Ventaja: Parejo

 

DEFENSA

RM: Cuesta encontrar dos centrales experimentados y de tantas garantías como Pepe y Sergio Ramos en el panorama futbolístico actual, pues el portugués disfruta de una segunda juventud desde la marcha del técnico José Mourinho hace tres temporadas, y el segundo ya demostró su valía en la última Champions ganada por el Madrid, cuando marcó el gol que forzó la prórroga.

Pero Ramos ha sufrido una temporada irregular, sin duda lastrado por sus problemas físicos, y el francés Raphael Varane no estará disponible por lesión.

Dani Carvajal estabilizó el lateral derecho y relegó a la suplencia al decepcionante Danilo, mientras que Marcelo aporta peligro por la banda izquierda, aunque sufre defensivamente.

AM: No se conocen más fisuras en la zaga del Atlético que algún puntual error de concentración del joven José María Giménez. Pero el uruguayo es deseado por los grandes de Europa por su poderío físico, tesón, polivalencia y capacidad para iniciar el juego.

Su compatriota Diego Godín no disfruta del mismo cartel por edad veterana, pero es considerado el auténtico cacique de la zaga rojiblanca, bien arropada en los laterales por Juanfran Torres y Filipe Luis, soberbio en su despliegue tras retornar al club.

Los colchoneros han sido el equipo menos goleado de la liga española, y sus centrales siempre son una amenaza ofensiva a balón parado.

Ventaja: Atlético

 

PORTERIA

RM: Keylor Navas ha respondido al intento de traspaso del Madrid, frustrado en última instancia por un problema burocrático, con un impoluto desempeño a lo largo de la temporada. Al guardameta costarricense no le han afectado ni lo rumores sobre su fututo ni la presión que acarrea defender el arco madridista.

Portero completo, valiente en sus salidas, luce grandes reflejos y es especialista en parar penales. Sufre algo más en los cruces por alto y en el manejo con los pies.

AM: Con decir que nadie en el Atlético echa de menos al gran Thibaut Courtois, el arquero que disputó la final de 2014, basta para entender los méritos de Jan Oblak en su primera temporada completa como titular.

De gran envergadura, el esloveno también ha demostrado notable agilidad, capacidad para dominar el área y poder intimidatorio frente al punto de penal.

Menos raudo que Navas en campo abierto, compensa por su amplio radio de cobertura, y no se complica a la hora de patear el balón.

Ventaja: Parejo.

 

BANQUILLO

RM: Kiko Casilla es un relevo sólido para Navas, y el extremo Lucas Vázquez una opción más interesante que Jesé Rodríguez como revulsivo en las segunda partes. Pero las opciones de Zidane para el mediocampo sin limitadas. A pesar del potencial técnico de Isco Alarcón y del colombiano James Rodríguez, ninguno ha estado a la altura en la actual campaña, y Mateo Kovacic apenas ha jugado. La defensa tampoco anda sobrada con la baja de Varane.

AM: Si Giménez forma en el once, Stefan Savic puede asumir cualquier contratiempo desde la banca del Atlético, donde cada suplente, incluido el portero Miguel Moyá,  interpreta su rol. El argentino Angel Correa es pura dinamita en cuanto salta al ruedo, y Carrasco también puede aportar variantes como segundo punta. Simeone dispone de fondo de armario con Thomas Partey y el organizador Oliver Torres. Solo su compatriota Luciano Vietto ha decepcionado.

Ventaja: Atlético

 

TECNICO

RM: Zidane ha conseguido en poco tiempo enderezar el rumbo del Madrid y convencer a sus futbolistas del camino a seguir para levantar la undécima copa continental de la entidad. Su aura como futbolista y campeón europeo son sus grandes cartas, pero su experiencia como entrenador es limitada.

AM: Ningún técnico goza de mayor crédito con su plantel que Simeone, capaz de hacer campeón de liga al Atlético y llevarlo por dos veces a la final de la Champions. Acompañado de su ayudante Germán Burgos, el bonaerense maneja como pocos la pizarra a balón parado y la tensión emocional del plantel.

Ventaja: Atlético

La final del Madrid ya es el triunfo de Zidane

[Este artículo fue editado y publicado en abril de 2016 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – La temporada empezó para el Real Madrid en agosto, con duras críticas a su entonces entrenador Rafa Benítez luego de un decepcionante empate sin goles en cancha del Sporting de Gijón por la jornada inaugural de la liga española. Pero bien podría acabar el sábado con Zinedine Zidane, toda una leyenda del club “merengue”, siendo manteado por sus futbolistas tras la consecución de la inesperada 11ma Copa de Europa en la historia de la entidad.

Para poner el broche de oro a su encomiable e improvisada tarea, el técnico francés deberá derrotar al vecino Atlético de Madrid en la final la Liga de Campeones que se disputa en Milán, un reto harto complicado, pero que todos los aficionados “merengues” hubieran firmado poder afrontar hace apenas seis meses.

Generalmente un cambio de entrenador a mitad de temporada no suele conllevar éxitos deportivos para un club de la talla del Madrid, pero el factor “Zizou” resultó sin duda decisivo para concretar una meritoria remontada en la liga española con una racha de 12 victorias finales, que sirvieron para arrebatarle al Atlético la segunda plaza. El equipo, además, superó también las eliminatorias de Champions hasta plantarse en su segunda final en tres años, nuevamente frente al vecino rojiblanco.

Comprometidos e identificados con su nuevo técnico, los jugadores reaccionaron a cada botón que pulsó desde su arribo en enero Zidane, quien no escatimó duras críticas cuando la ocasión requirió franqueza.

“Tenemos que jugar mejor. Así no vamos a ninguna parte”, espetó el francés después de una apurada victoria liguera por 2-1 en cancha de Las Palmas a mediados de marzo.

Posiblemente menos dotado para la estrategia que el veterano Benítez, el admirado ex futbolista sí le dio toda una lección a su antecesor en el manejo de la prensa y equilibrio emocional del vestuario, donde supo alternar el palo y la zanahoria, hasta activar a la mayoría de implicados.

Beneficiado por su aura carismática, Zidane gozó del beneplácito generalizado de sus pupilos, a los que se acercó con palabras bienintencionadas, como cuando elogió al colombiano James Rodríguez y al otro mediapunta creativo, Isco Alarcón, previamente ninguneados por Benítez.

“Son muy buenos, son jugadores importantes. Hay que darles cariño y confianza”, expresó entonces.

Pero las acciones del timonel hablaron mucho más claro. Ni le tembló el pulso a la hora de sentar a James después que el internacional cafetero no mostrara el máximo en sus apariciones, ni tuvo reparos en poner a Pepe y Sergio Ramos por delante de Raphael Varane, el prometedor defensa que él mismo recomendó fichar años atrás.

El “efecto Zizou” generó éxitos inmediatos en el estadio Santiago Bernabéu, donde el Madrid hilvanó goleadas consecutivas practicando un fútbol de alta escuela, que llegó incluso a generar apelativos grandilocuentes como la “felizidane” en el entorno “merengue”.

Fuera de casa, el equipo sufrió más, pero el punto de inflexión llegó en el Camp Nou por la 31ra fecha liguera, cuando reaccionó a un gol adverso del Barcelona y, pese a jugar con un hombre menos desde el minuto 83, logró voltear el resultado hasta llevarse la victoria en el feudo menos esperado.

De verse 13 unidades atrás con una posible derrota en el clásico, el equipo pasó a sólo siete, con siete fechas por jugarse, e inició su escalada hasta el segundo lugar del torneo doméstico y la posibilidad de levantar la llamada “orejona” el sábado, tras remontar también la eliminatoria de cuartos contra Wolfsburgo con exhibición de Cristiano Ronaldo.

Atrás quedaron las interrogantes sobre el rendimiento del organizador Toni Kroos, a quien el técnico escoltó con el mediocentro Carlos Casemiro, de ascendente influencia en el equipo. Tampoco muchos se acordaron de la distracción que supuso en noviembre la detención del goleador Karim Benzema con relación a un caso de chantaje sobre su compañero de la selección de Francia, Mathieu Valbuena, y que le mantendrá fuera de la próxima Eurocopa.

Ni el debate sobre James ni las dudas sobre la fiabilidad de Gareth Bale lograron desviar el rumbo de la nave madridista, aferrada como siempre a los goles de Cristiano y asentada en la firmeza del costarricense Keylor Navas en el arco.

El portero “tico” se sobrepuso sin aparente dificultad al frustrado fichaje de David De Gea a principios de temporada y se afianzó desde el primer momento como titular.

La solidez del último hombre, unida al resurgir de Pepe en el eje de la zaga, tapó las notables lagunas de la línea defensiva, donde Sergio Ramos acusó problemas físicos a lo largo de la temporada y el lateral Danilo apenas rindió al nivel esperado, siendo desplazado de la titularidad por Dani Carvajal.

La gran crisis de la temporada se produjo fuera de la cancha, cuando Cristiano explotó en febrero tras perder el clásico ciudadano, 1-0 contra el Atlético.

“Si todos estuvieran a mi nivel, igual estábamos los primeros”, espetó el astro portugués, dolido por las dudas sobre su rendimiento, según él injustas.

Las declaraciones amenazaban con dinamitar el ecosistema del plantel pero, quitando alguna mala cara de Isco o murmuro desde el entorno de James, el vestuario se mostró unido, sacrificado y más solidario que en pasadas campañas, valores representados a diario en la persona de Casemiro.

Ningún futbolista mejor que el brasileño para resumir la trayectoria del Madrid. Tras inicial protagonismo con Benítez, el técnico madrileño renunció a sus principios y le devolvió al banco para ubicar a James e Isco, los preferidos por el presidente. Entrado en escena Zidane, el francés tardó poco en decantarse por el mediocentro recuperador, pieza angular del juego en la remontada liguera, marcada por el sentido coral, con 11 goleadores distintos en los últimos 12 triunfos del campeonato.

Poco importó que la estadística desmintiera al propio Cristiano, pues el equipo “merengue” ganó los ocho partidos en que causó baja el portugués; o que el siempre frágil Bale no alcanzara a disputar 10 cotejos seguidos en el torneo doméstico.

“Desde que llegó Zidane, jugamos con más libertad y alegría. Es una persona elegante y humilde, con el aura y la confianza de quien fue uno de los mejores jugadores del mundo”, resume Bale. “Se nos cae la baba cada vez que habla”.

Tanto Cristiano como el galés brillaron por momentos y cumplieron con su cuota goleadora, aportando 51 y 19 dianas respectivas en el total de competiciones.

Pero fue la base la que sostuvo al equipo rumbo a Milán y una final que, independientemente de su desenlace, ya cuenta como triunfo personal para Zidane.

El cara a cara entre Zidane y Simeone, punto por punto

[Este artículo fue editado y publicado en abril de 2016 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MILÁN, Italia (AP) – Zinedine Zidane, de 43 años, y Diego Simeone, tres años mayor, coincidirán el sábado en el estadio San Siro por la final de la Liga de Campeones entre sus respectivos equipos, Real Madrid y Atlético de Madrid. Pero el escenario no será tan novedoso para ellos como para la gran mayoría de sus jugadores, o los aficionados que se desplacen con la ilusión de ver a los blancos levantar su 11ma Copa de Europa, quizás la primera en caso de los colchoneros.

Ambos técnicos pisaron más de una vez la cancha que comparten AC Milan e Inter Milan, los dos históricos clubes de la ciudad, cuando militaron como futbolistas en la liga italiana a lo largo de la década de 1990 y parte de la década posterior.

Marsellés de cuna con raíces argelinas, Zidane sacó el máximo provecho de su talento natural, así como de la escuela técnica francesa, destacando como elegante organizador con llegada al área y carácter sobrado para echarse el equipo a la espalda. Esas virtudes le llevaron a conquistar la Champions, ya con el Madrid, y empiezan también a percibirse en su incipiente carrera como entrenador, que por ahora dirige con la vista alzada y visión panorámica propia del mariscal, la pelota bajo la suela del botín.

La trayectoria del argentino Simeone como técnico es más larga y laureada, no sólo con base en el palmarés, sino en cómo lo ha conseguido en inferioridad de condiciones respecto a sus rivales. También forjado como futbolista en el Calcio italiano, el “Cholo” mamó igualmente conceptos de su compatriota Carlos Bilardo en el Sevilla e incluso Radomir Antic, con el que congenió el tiempo justo para celebrar un histórico doblete de Copa del Rey y liga española en el Atlético de Madrid. Como Zidane, se caracterizó por pisar el área con peligro, pero su fútbol siempre fue más de escaramuza que periscopio; un arte de guerrilla perfeccionado desde la banca y que su equipo espera validar el sábado con el trono europeo en juego.

Años atrás hubieran formado un mediocampo de ensueño. Hoy se retan, pizarra en mano. Aquí les comparamos:

PALMARÉS COMO TÉCNICO

Simeone: Ganador del campeonato Clausura 2008 en Argentina con River Plate y del Apertura 2006 con Estudiantes. Desde que llegó al Atlético, ha celebrado la consecución de la Liga Europa (2012), Copa del Rey (2013), liga española (2014) y Supercopas de España (2014) y Europa (2012).

Zidane: Ningún título.

FILOSOFÍA DE JUEGO

Simeone: Más que un equipo defensivo como muchos han interpretado, el “Cholo” apuesta por una escuadra camaleónica con futbolistas de roles intercambiables, capaces de amoldarse a variantes escenarios y rivales. La posesión de la pelota sólo importa cuando la situación lo requiere, pero nunca prevalece lo estético sobre lo práctico. Estrategia a balón parado, seguridad atrás, robo y contragolpe son sus señas de identidad, pero sin renunciar a ser protagonistas.

Zidane: El Madrid ofrece un juego más alegre en el plano ofensivo desde que tomó el mando, con libertad de movimientos para los delanteros pero constante demanda de asociación y relevos, personificada en la figura del mediocampista recuperador Carlos Casemiro. Zidane es notablemente más laxo que su antecesor, Rafa Benítez, a la hora de fomentar la creatividad de sus futbolistas, pero tampoco olvida los conceptos defensivos asimilados de su etapa en el Calcio y la selección francesa campeona del mundo.

HISTORIA COMO JUGADOR

Simeone: Tras iniciarse en el Vélez Sarsfield argentino, emigró al modesto Pisa italiano y de allí dio el salto a la liga española para enrolar en el Sevilla, donde ejerció brevemente de escudero de Diego Armando Maradona. Triunfó luego en el Atlético, ganando la liga española y Copa del Rey en 1996, y volvió al Calcio con Inter de Milán y Lazio, sumando liga y copa en 2000, más Copa de la UEFA en 1998 a su palmarés, donde también figuran dos Copas América en 1991 y 1993 y una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1996 con Argentina.

Zidane: Formado en el Cannes, empezó a destacar en el Girondins de Burdeos y atrajo la atención de la Juventus, que lo fichó en 1996 y lo emparejó con Didier Deschamps, su habitual pareja en el mediocampo de la selección francesa, con la que se proclamó campeón de Europa en 2000 y del Mundo en 1998. Conquistó la Copa Intercontinental con los “bianconeri” en 1996 y también dos campeonatos en 1997 y 1998, pero debió esperar a enrolar en el Madrid para ganar la Champions en 2002, otra Intercontinental en 2002, y la liga en 2003.

SU MEJOR IMAGEN

Simeone: La efusiva celebración del primer doblete de Copa del Rey y liga española con el Atlético de Madrid, la temporada 1995-96.

Zidane: La impecable estética y efectividad de su volea en la final de la Liga de Campeones en Glasgow, que acabó en golazo al rincón clave para la victoria final por 2-1 sobre el Bayer Leverkusen y novena copa europea del Real Madrid.

SU PEOR IMAGEN

Simeone: Los tacos que dejó clavados en el muslo del jugador del Athletic de Bilbao, Julen Guerrero, con profunda herida, en un partido de la liga española 1996-97.

Zidane: El cabezazo al defensor italiano Marco Materazzi en la final del Mundial 2006, que supuso su expulsión por tarjeta roja directa.

LO DIJO

Simeone: “Para correr rápido hay que tener un auto bueno. Si tienes un auto menos bueno tendrás que buscar la manera de pincharle la goma al otro y correr lo más cerca de él que puedas”.

“Las guerras no las ganan los que tienen mejores soldados, sino los que las combaten mejor estratégicamente”.

“Prefiero tener una ocasión y ganar, a varias y perder”.

Zidane: “Hay entrenadores que se creen más que los jugadores. Cuando eso ocurre, es un grave problema a resolver”.

“El fútbol empieza en las calles, donde aprendes que hay otros que persiguen el mismo objetivo. Si tú ayudas, ellos te ayudan. Eso es el fútbol”.

“Un equipo de fútbol es bueno cuando se permite el lujo de encajar tres goles, sabiendo que puede marcar cuatro en la portería contraria. Por esto el Madrid es grande”.

Atlético, ese equipo que siempre vuelve

[Este artículo fue editado y publicado en abril de 2016 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

MILÁN, Italia (AP) – A lo largo de “The Revenant”, una de las películas triunfadoras en las últimas entregas de los premios Oscar de Hollywood, el personaje encarnado por Leonardo Di Caprio sobrevive, en estremecedora secuencia fílmica, al ataque de un oso. Y esa es sólo una de las múltiples peripecias en las que escapa milagrosamente de la muerte: sortea también la persecución de una tribu india ávida de venganza, resiste la intemperie del inhóspito entorno natural que le rodea y se siente incluso con ánimos de intensificar su particular caza, dispuesto a ajusticiar de una vez por todas al asesino de su hijo.

Hasta aquí el “spoiler”.

Entra en escena el Atlético de Madrid.

El equipo dirigido por el técnico argentino Diego Simeone vivirá el sábado el símil futbolístico de la célebre alfombra roja que suele acompañar las galas cinematográficas.

El escenario, el mítico estadio San Siro de la glamorosa ciudad de Milán, acoge la final de la Liga de Campeones, la segunda en tres años que jugará el conjunto rojiblanco, y depara un rival con aura de villano en el imaginario de la tribu “colchonera”: el vecino Real Madrid, máximo ganador de Copas de Europa, con 10 en sus vitrinas.

Todo un oso para el Atlético, que precisamente le cedió la última en 2014 en Lisboa, cuando los hombres de Simeone rozaron la proeza pero acabaron doblando la rodilla por culpa de un gol del madridista Sergio Ramos en los descuentos. La igualada forzó la prórroga y permitió la remontada del Madrid, vencedor por 4-1.

Aquel zarpazo, similar por doloroso con el de la final pérdida en 1974, cuando el Bayern de Múnich niveló agónicamente y obligó a un segundo y fatídico partido de desempate, hubiera dejado tendido en la lona un buen rato a más de uno.

Pero, si algo caracteriza a este nuevo Atlético de Simeone es la constancia, unida a la capacidad de reinventarse y adaptarse a las circunstancias que se le presentan por el camino.

Profundamente herido pero para nada desfallecido, el equipo rojiblanco reaccionó con orgullo y dosis de gran fútbol a la temporada siguiente, la primera que acabó sin título importante desde el arribo de Simeone al banquillo en 2011.

Eso no fue obstáculo para que la entidad madrileña siguiera firme en su propósito de codearse con los grandes de Europa, mientras peleaba a la vez por reconquistar la liga española ganada hace dos campañas. Partido a partido, secuencia a secuencia, el director Simeone ha logrado recolocar a su equipo en la cúspide, finalizando tercero el campeonato nacional, a sólo tres puntos de distancia del ganador Barcelona, y protagonista del último gran acto de la temporada, con oportunidad de cobrarse la deuda que, en opinión generalizada, le debe el fútbol.

Un guion digno de superproducción hollywoodiense, por mucho que Simeone haya vetado la palabra “venganza” del manuscrito entregado a sus pupilos, y que el propio reparto haya sufrido destacadas fugas desde aquella final en Lisboa.

“En la vida no hay revanchas. Sólo nuevas oportunidades”, insistió Simeone.

Ya no figura el goleador Diego Costa, al que el estratega bonaerense consideró tan relevante que colocó de titular pese a llegar renqueante a la cita de 2014. Un error que pagó caro, al verse forzado a sustituirle y malgastar un cambio que echaría de menos en el tiempo añadido.

Tampoco están Miranda, el central traspasado al Inter de Milán, o el creativo Arda Turan, fichado un año después por el Barsa. El imponente Thibaut Courtois defiende hoy el arco del Chelsea, y el volante Raúl García, entonces revulsivo, batalla actualmente en el Athletic de Bilbao.

Ningún candidato a ganar la Champions sufrió en tan poco tiempo semejante diáspora de talento y, aunque bien es cierto que el Atlético ha dispuesto de dinero para atraer delanteros considerados de talla mundial como el croata Mario Manduzkic, el  colombiano Jackson Martínez o el argentino Luciano Vietto, también lo es que ninguno de los tres ha funcionado desde la salida de Costa. Apenas el cordobés se mantiene en el plantel, y los indicios apuntan a su inmediata salida.

Curiosamente, la secretaría técnica ha fallado en la evaluación en que se le suponía más experta, la de ariete. No en vano, antes defendieron la camiseta rojiblanca goleadores de la talla del uruguayo Diego Forlán, el argentino Sergio Agüero o el colombiano Radamel Falcao.

Simeone solo llegó a tiempo de dirigir al último, que rindió de maravilla bajo su tutela, antes de fichar por el Mónaco y caer en el olvido. Y allí reside gran parte de la diferencia entre el nuevo y el viejo Atlético, conocido con el sobrenombre de “pupas” por su alargada desgracia.

Si antes equipo e hinchas caían en depresión con la inevitable despedida de sus jugadores-bandera, ahora el plantel exhibe una asombrosa capacidad de regeneración que ilusiona repetidamente a la afición, mientras que muchos de los emigrados como Turan, prácticamente inédito en el Barsa, o Costa, frustrado en Londres, ocultan con dificultad su morriña.

Otros, como el lateral Filipe Luis, forzaron su regreso tras una insatisfactoria experiencia en el Chelsea, y el sábado tendrá ocasión de culminar una brillante campaña individual y colectiva en la final continental.

El brasileño formó parte del once del Atlético que hace cuatro años y medio cayó eliminado de la Copa del Rey ante el modesto Albacete, previo a la llegada de Simeone. Otro de los grandes méritos del técnico ha sido el de, tras una ligera limpieza inicial, aprovechar muchos de los mimbres que le fueron entregados entonces. Concretamente hombres que parecían deportivamente desahuciados como el uruguayo Diego Godín, Juanfran Torres, Gabi Fernández y Jorge Resurreción “Koke”, protagonistas de aquel batacazo y presumibles titulares el sábado junto a Fernando Torres, el “Niño” que se formó en la cantera y regresó como veterano para intentar levantar la primera Copa de Europa de la historia del club.

“Simeone es lo mejor que le ha pasado a mi carrera deportiva”, asegura Godín.

Unidos los futbolistas reciclados a nuevas y acertadas incorporaciones como el uruguayo José María Giménez, fichado con apenas 18 años, el argentino Angel Correa, apartado del fútbol durante prácticamente un año por un problema cardiaco, el arquero Jan Oblak o el goleador Antoine Griezmann, ambos en trayectoria ascendente, el Atlético ha logrado no sólo sobrevivir junto a los grandes, sino despeñarlos del desfiladero rumbo a Milán.

Por el camino quedaron Barsa y Bayern. Como el oso que figura en el escudo del club vecino, el Madrid espera de pie, empeñado en frustrar de nuevo las esperanzas rojiblancas. Pero en esta película, los únicos “indios” que aparecen son los ruidosos fieles que acompañaran a la tribu “colchonera” en las gradas de San Siro.

Y el que sigue volviendo no es Di Caprio.

Es el Atlético de Simeone.

Campeón a contrapié, Barcelona amplía su dominio en España

[Este artículo fue editado y publicado en abril de 2016 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP)  – “Hemos tenido que ganar esta liga dos veces, resumió el sábado el central del Barcelona, Gerard Piqué, después de que su equipo lograra celebrar con añadido suspenso la consecución de la liga española en su última fecha, cuando venció 3-0 en cancha del Granada con triplete del uruguayo Luis Suárez y convirtió en intrascendente la victoria simultanea de su más inmediato perseguidor, Real Madrid, que derrotó de visita 2-0 al Deportivo La Coruña.

Resultó una conquista algo a contrapié, propia de la montaña rusa de emociones que fue para los azulgranas la secuencia de 38 fechas disputadas con bagaje suficiente de 91 puntos, uno de ventaja sobre los madridistas y tres respecto al tercer clasificado, Atlético de Madrid. Cuando parecía que el torneo se acabaría decidiendo de forma agónica entre los tres, la sorprendente derrota de los rojiblancos, 2-1 en Levante por la penúltima fecha, deparó un nuevo cara a cara entre Barsa y Madrid, separados por mínima diferencia al arranque del acto final.

Paradójicamente, tampoco muchos apostaron hace dos meses que la liga estuviera aún en juego a estas alturas, pues el Barsa llegó a contar con nueve puntos de ventaja sobre el Atlético y 10 respecto al Madrid al término de la 30ma fecha.

El 24to campeonato del equipo azulgrana, segundo consecutivo y octavo de los últimos 12, viene a resaltar su reciente dominio nacional, pero destila un sabor ligeramente agridulce en el festejo, pues queda lejos del enfoque marcado a principios de temporada por el entorno “culé”.

Ganador del triplete de liga, Copa del Rey y Liga de Campeones la pasada campaña, el Barsa arrastró como pesada losa las desmedidas expectativas en torno al plantel de Luis Enrique, en cierto sentido víctima de su propio éxito y de un discurso viciado, exigente con la defensa de sus tres coronas.

Hoy, el club catalán celebra ser justo campeón del torneo de la regularidad, donde ha ocupado la cima de la clasificación en 28 fechas, incluidas las últimas 18. Pero a muchos les puede más su prematuro adiós de la Champions, donde cayó en cuartos de final a manos del Atlético, que un nuevo trofeo doméstico que añadir a sus vitrinas.

Proclives al desencanto precoz, los “culés” verán la final continental entre los rojiblancos y el Madrid por televisión; un hecho que aún escuece y que, pese a que el Barsa puede sumar antes la copa si le gana la final al Sevilla, por momentos amenazó con sabotear también la consecución de la liga.

“Hace 20 años no la habríamos ganado porque muchas veces nos hundíamos en nuestro propio pesimismo”, reconoció Piqué, criado en la cantera azulgrana.

El campeón acabó el torneo como lo empezó, enganchado al olfato de Suárez y justito de fuerzas tras un tramo de imponente superioridad sobre sus rivales en que mereció con creces los mejores elogios.

Si el triplete de la campaña anterior encumbró al tridente ofensivo que forman charrúa, el argentino Lionel Messi y Neymar, su revalida debía confirmar el nuevo reinado de los tres atacantes, con posible relevo a medio plazo del brasileño al rosarino.

Pero el equipo arrancó sin excesiva gloria la liga, apenas tres victorias por la mínima, aunque la tercera por 2-1 en cancha del Atlético, gracias al poder realizador de Suárez, quien se asentó en su segunda campaña de azulgrana como alternativa a desatascar aquellos partidos embarrados, en que Messi andaba lejos de su mejor forma.

A razón de 40 tantos en el torneo, tres en el último y decisivo choque, el uruguayo cumplió sobradamente con su esperada cuota goleadora y aportó el tesón necesario que muchos echaron de menos en la última liga perdida por el Barsa, en 2013-2014, bajo el timón del argentino Gerardo Martino.

Neymar también arrimó el hombro a partir de octubre, cuando destacó en ausencia de Messi, quien se perdió dos meses de competición por una lesión de rodilla. El brasileño asumió mayores galones sin “La Pulga” sobre la cancha, pero se diluyó en el segundo tramo de la temporada; concretamente desde marzo, después de que el técnico, Luis Enrique, le diera permiso para tomarse unos días de descanso y viajar a Brasil.

Por entonces, el Barsa navegaba a ritmo de crucero en el torneo doméstico, donde se colocó líder por segunda vez en la undécima fecha, goleó 4-0 a domicilio al Madrid por la duodécima en el retorno de Messi y, salvo un breve tramo de tres jornadas (18va, 19na y 20ma), se mantuvo en la cima hasta levantar el título, benefactor de una impresionante racha de 39 partidos invicto en todas las competiciones que incluyó también la conquista del Mundial de Clubes en diciembre.

El plan funcionaba a las mil maravillas: el triplete seguía a tiro, pese a la sanción de la FIFA que no permitió inscribir nuevos futbolistas hasta enero, cuando finalmente se incorporaron Aleix Vidal y Arda Turan. El equipo había solventado sin grandes apuros la baja de Messi, el chileno Claudio Bravo y el alemán Marc-André ter Stegen alternaban sin problemas la titularidad en el arco, y Luis Enrique medía con precisión de alquimista el desgaste físico del plantel, especialmente en el mediocampo.

El temido bajón tras la disputa del Mundial de Clubes no se produjo de inmediato, y lo cierto es que el Barsa alcanzó marzo con la mira puesta en el récord de 43 partidos invicto de la Juventus en 2012, mejor registro para un equipo europeo.

Solventada sin excesivo brillo la eliminatoria de octavos de la Champions ante el Arsenal, llegó un inesperado tropiezo liguero ante el Villarreal, que se sobrepuso a una desventaja de dos goles para igualar 2-2 por la 30ma fecha.

Y acto seguido, el Madrid dio el golpe, ganando 2-1 en el Camp Nou el día del homenaje al ex futbolista y entrenador, Johan Cruyff, fallecido poco antes. Fue la primera de tres derrotas seguidas en el campeonato, que dilapidaron el colchón de puntos del Barsa, de repente emparejado con el Atlético, con solo el balance goleador favorable para mantenerse líder.

Eliminado también de la Champions, el cuadro azulgrana acusó el golpe y entró en recesión. La liga se tambaleaba en el peor momento, con el Madrid igualmente al acecho con solo una unidad de desventaja y viento favorable desde el relevo técnico de Zinedine Zidane a Rafa Benítez en enero.

Obligado a un  cambio, ya sin margen de error, el Barsa finalmente encontró su punto de inflexión por la 34ta fecha, cuando goleó 8-0 al Deportivo La Coruña, y sumó otra paliza por 6-0 al Sporting de Gijón, ambas con “pókers” de Suárez.

“Tuvimos una racha no muy buena y los rivales se acercaron, pero la liga es el torneo de la regularidad y la acaba ganando el mejor”, sostuvo el sábado el volante, Andrés Iniesta.

Molesto por la falta de refuerzos en la delantera, Luis Enrique fio nuevamente su suerte al tridente pese al mal momento de Neymar y el paso atrás de Messi, quien retrasó su posición en la cancha para ejercer más de mariscal que pistolero, escenificando la prioridad del equipo en gobernar de nuevo los partidos y administrar su escueta renta en la clasificación.

Con el argentino de faro, Suárez de bala y Bravo y Ter Stegen combinando para poner el cerrojo, al Barsa le alcanzó para celebrar el título con un último golpe de riñón: cinco victorias consecutivas con balance goleador favorable de 24-0 y 14 tantos del ariete uruguayo en ese tramo.

Un campeonato de inesperados vaivenes, plagado de trampas pero también joyas para el recuerdo como el penal-asistencia de Messi a Suárez evocador de Cruyff. Una liga sufrida, pero que reafirma al club azulgrana como claro dominador de la época moderna en el fútbol español.

CONCACAF dio un segundo impulso a Infantino

[Este artículo fue editado y publicado en febrero de 2016 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

ZURICH, Suiza (AP) – En unas elecciones a la presidencia de la FIFA que ganó sorpresivamente Gianni Infantino en una segunda vuelta, los 35 votos con que contaron los delegados de la CONCACAF se revelaron de lo más valiosos para el triunfo final del candidato suizo.

El hombre encargado de liderar el gran cambio del máximo organismo del fútbol mundial necesitó el máximo apoyo posible de los 207 votantes totales en la ronda supletoria, y encontró los 115 suficientes como para ganar los comicios, buena parte de ellos procedentes de la confederación de Centro y Norte América y el Caribe.

Infantino contó 88 votos en la primera vuelta, por los 85 del Jeque Salman, de Bahrein, quien era considerado el favorito en la previa; mientras que el Príncipe Alí de Jordania recaudó 27 y el francés Jerome Champagne siete. Pero la segunda votación evidenció el cambio de rumbo y nuevo impulso a Infantino, pues Alí solo contabilizó cuatro papeletas y Champagne ninguna. La mayoría fueron a parar a la candidatura del suizo.

“Infantino le viene muy bien a la CONCACAF, porque hizo tres visitas a la confederación, prácticamente conoció más de la mitad de los países, y entiende las necesidades y las diferencias: se tiene que invertir en infraestructura y capacitación para ir cerrando brechas”, declaró el presidente de la federación mexicana, Decio De María. “Tiene muchos puntos, uno es darle transparencia y credibilidad a FIFA, el otro es construir un proyecto importante para las 209 federaciones en los próximos años”.

El abogado de la CONCACAF, Sam Gandhi, estimó para la AP que la gran mayoría de votantes de la confederación, una treintena, apoyaron a Infantino en la segunda votación, mientras que en la primera calibró que fueron unos 20. La gran mayoría habría apostado por Alí en primera instancia, variando en la segunda tras los buenos resultados de Infantino.

La influencia de la CONCACAF en el nombramiento del nuevo mandamás de la FIFA fue pues, considerable; sobre todo teniendo en cuenta de que el organismo sigue con su propia presidencia vacante, pendiente de celebrar elecciones en mayo para decidir un nuevo líder que maneje su renovación, tras una convulsa etapa marcada por los casos de corrupción.

Infantino también tiene la titánica tarea de capitanear a la FIFA en medio de la tormenta de las investigaciones criminales en Estados Unidos y Suiza, que pusieron en marcha la caída de su antecesor, Joseph Blatter, y los tres últimos presidentes de la Conmebol y la CONCACAF, que acabaron siendo encarcelados o acusados en casos de corrupción.

“Encaramos un momento nuevo que nos brinda la oportunidad de hacer limpieza en la FIFA”, dijo Jorge Rajo, presidente de la federación salvadoreña de fútbol. “El fútbol estaba tocado. Esperamos que los nuevos administradores vayan por otro rumbo e Infantino tire adelante con los programas de desarrollo, una mejor formación en las escuelas de fútbol, que necesitamos todos para ofrecer un fútbol más competitivo”.

Al contrario de la mayoría de federaciones integrantes de la CONCACAF, Rajo sí se había manifestado con antelación a favor de Infantino, pues El Salvador es una de las siete naciones centroamericanas miembro de la UNCAF, que optó por respaldar públicamente al suizo en enero.

Infantino hizo gala de su dominio de los idiomas en su discurso antes de la votación, cuando soltó un guiño a las confederaciones latinoamericanas, hablando parcialmente en español y reiterando su compromiso a financiar esos programas de desarrollo.

“El mundo tiene que agradecer a Sudamérica lo que da la a FIFA. La Conmebol es la confederación más pequeña en número, pero en futbol es la más grande”, opinó. “Tenemos que seguir trabajando por el futbol sudamericano. CONCACAF tiene federaciones pequeñas y grandes, con diferentes niveles. La FIFA no tiene que frenar, tiene que estar allí”, puntualizó.

Eric Labrador, presidente de la federación de Puerto Rico, valoró muy positivamente la jornada. “Para nosotros fue un gran día. Logramos dos cosas muy importantes: una reformas que van a garantizar que cosas inaceptables que sucedieron no vuelvan a pasar, y probar que tenemos la capacidad de gobernarnos y recuperar la credibilidad perdida”.

Sin querer revelar su voto particular, Labrador reconoció que muchos votantes apoyaron a Infantino, alentados por su buen resultado en la primera ronda. “Allí se cambió la dinámica, y la CONCACAF cerró filas”, explicó. “Elegimos a Infantino de una manera democrática, sin presiones de ningún tipo. Y cuando dieron el resultado, la reacción del auditorio fue muy emocionante”.

Infantino también gozó de la mejor ovación la jornada anterior, cuando visitó el congreso de la CONCACAF, y expuso sus ideas junto al resto de candidatos.

“Infantino nos ha dado mucho, ha hablado repetidamente con nosotros y le conocemos mejor que los demás”, comentó el secretario general interino, Ted Howard. “El favorito era el Jeque Salman, pero Infantino remontó. Ha sido una victoria muy satisfactoria. Ahora esperamos que cumpla con sus promesas”.

Infantino dijo a lo largo de su campaña que pretendía expandir el Mundial de 32 a 40 equipos y abrir las puertas para que el torneo sea organizado por más de un país al mismo tiempo; aunque su intención de destinar más fondos a las federaciones provocó críticas de Salman, al considerar este que comprometería las finanzas de la FIFA.

“(Infantino) está comprometido con las reformas”, dijo tras las elecciones el presidente de la federación de Estados Unidos, Sunil Gulati, a la cadena de televisión FS2.

Como tantos otros en CONCACAF, el organismo estadounidense votó por el príncipe Alí en primera ronda, y luego favoreció a Infantino en la segunda. “El (Infantino) sabía que estaríamos con él a la hora de la verdad”, indicó Gulati.

Conmebol e Infantino, un abrazo que dice mucho

[Este artículo fue editado y publicado en febrero de 2016 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

ZURICH, Suiza (AP) – Nada más pronunciar su discurso de aceptación como nuevo presidente de la FIFA ante los 209 delegados de su congreso extraordinario, Gianni Infantino se giró emocionado y se topó con el aplauso de uno de sus más firmes y valiosos aliados: el presidente de la Conmebol Alejandro Domínguez.

Saltándose cualquier protocolo, el ganador suizo no reprimió su primer instinto y se fundió en un efusivo abrazo con el máximo mandatario de la confederación sudamericana, que devolvió el gesto con cariñosas palmadas a ojos del mundo entero.

Así quedó inmortalizado el triunfo de Infantino el viernes, y escenificada la más reciente alianza entre dos regiones, la europea y sudamericana, históricamente con peso significativo en la toma de decisiones del fútbol mundial.

La Conmebol, que desde enero había respaldado en bloque la candidatura de Infantino, vio así premiada la fe depositada en el candidato suizo, sorpresivo ganador en segunda ronda de las elecciones sobre el teórico favorito, el Jeque Salman de Bahrein.

Es por ello que se reveló especialmente cálido el abrazo entre el nuevo presidente y Domínguez, quien a su vez cumplió exactamente un mes en su cargo tras tomar las riendas de una Conmebol cuyos tres últimos presidentes fueron imputados por corrupción y que, en gran medida obligada por los arrestos de muchos de sus dirigentes, hizo una limpieza casi total de su plana mayor.

“Estamos muy contentos porque la elección era pareja y se había puesto en tela de juicio la postura de Conmebol”, declaró el presidente de la federación uruguaya, Wilmer Valdez, cuya delegación festejó el resultado de la votación como si hubiesen protagonizado otro Maracanazo. “Es una buena etapa la que se  viene. Para Sudamérica es importante, porque el discurso de Infantino lo resaltó muy significativamente”.

Pero, tras las palabras, los aplausos y los abrazos, se acerca el momento de las acciones, precedidos de interrogantes.

¿Y ahora qué?

“Ahora viene una etapa de trabajar muy duro todos juntos para salir de un momento de crisis”, dijo Valdez. “Surge una gran oportunidad para revertir la situación. Gianni es latino por su parte italiana. Tenemos una forma de ver el fútbol muy parecida y charlaremos con él para ver los aportes que se puede hacer a Sudamérica”.

Salman contaba a priori con la confianza de las confederaciones de Asia y África, que acumulan cerca de un centenar de votos entre ambas, mientras que Conmebol se decantó unánimemente por la propuesta europea de Infantino, y CONCACAF mantuvo libertad de voto para sus 35 delegaciones afiliadas.

Los 10 afiliados con que cuenta la Conmebol en la FIFA son el menor número de entre las seis confederaciones, pero se trata del organismo más antiguo, fundado en 1916, y cuenta entre sus miembros a Brasil, Argentina y Uruguay, que se reparten nueve de los 20 Mundiales celebrados.

“Conmebol se cree en posición de aportar mucho más a la FIFA de lo que hoy está aportando”, había avanzado el jueves Domínguez, cuando se reafirmó públicamente en el sí unitario a Infantino. “Si no se dan los votos en primera ronda, también votaremos a Infantino en la segunda”, aseguró.

Existía, pese a las declaraciones públicas, cierto escepticismo respecto a la confederación sudamericana, que no logró presentarse unida a las anteriores elecciones de mayo, cuando Uruguay rompió con el bloque y apostó al Príncipe Alí en lugar del eventual ganador, Joseph Blatter.

Aquel congreso fue sacudido por el arresto de siete dirigentes latinoamericanos acusados de corrupción, entre ellos el uruguayo Eugenio Figueredo, ex presidente de Conmebol y entonces vicepresidente de la FIFA.

Blatter acabó renunciando a los pocos días por la presión internacional, abriendo la puerta a los actuales comicios, tras 17 años de mandato.

Funcionarios de la FIFA, delegados y observadores dijeron el jueves a The Associated Press que las encuestas entre votantes y confederaciones indicaban que Salman era el candidato que reunía el mayor apoyo, y podría lograr incluso la mayoría en la primera votación. Los dirigentes hablaron con la AP a condición de permanecer en el anonimato, y así no contrariar a los participantes de una votación secreta.

La campaña de Infantino se basó en promesas de mayor financiación a las federaciones, ampliación de los cupos mundialistas, y posibilidad de organizar mundiales con sede multi-regional. La posibilidad de que Sudamérica reciba un boleto adicional a los mundiales -actualmente tiene cuatro más un repechaje- sin duda tentó a los dirigentes de la región.

El suizo hizo gala de su dominio de los idiomas en su alocución previa a la votación, y soltó un guiño a las confederaciones latinoamericanas, hablando parcialmente en español y reiterando su compromiso a financiar programas de desarrollo.

“El mundo tiene que agradecer a Sudamérica lo que da la a FIFA. La Conmebol es la confederación más pequeña en número, pero en futbol es la más grande”, expuso. “Tenemos que seguir trabajando por el futbol sudamericano. CONCACAF tiene federaciones pequeñas y grandes, con diferentes niveles. La FIFA no tiene que frenar, tiene que estar allí”.

El presidente de la federación peruana, Edwin Oviedo, subrayó el sentimiento dualidad que evocó la elección de Infantino. “Su triunfo es el nuestro. Es verdad que tenemos más familiaridad con él que con otros, y que está es una gran oportunidad para la Conmebol. Pero lo único que pedimos ahora es poder colaborar y aportar a que la FIFA limpie su nombre”.

Valdez secundó el ánimo colaboracionista de la confederación. “Sudamérica planteó una alianza con UEFA. Tenemos puntos en común, pero no lo tomo como una victoria de los grandes países del fútbol. Nosotros defendemos la historia del fútbol y queremos también hacer mucho por el resto de federaciones”, dijo.

La Conmebol, que ha visto cómo sus tres últimos presidentes (Figueredo, más los paraguayos Nicolás Leoz y Juan Angel Napout) fueron arrestados o acusados de corrupción, cerró su feliz jornada sin declaraciones de Domínguez, pero con otra imagen reveladora de su estado de ánimo en un tuit: dos emoticones de manos aplaudiendo junto a la fotografía de un abrazo para el recuerdo.

 

Latinoamérica en busca de la influencia perdida en congreso FIFA

[Este artículo fue editado y publicado en febrero de 2016 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

ZURICH, Suiza (AP) – Más de 10,000 kilómetros de distancia separan Zúrich, la sede de la FIFA en Suiza, de las modernas oficinas de la CONMEBOL en la ciudad de Asunción, en Paraguay. El recorrido se acorta en unos 3,000 respecto al centro de operaciones de la CONCACAF en Miami. Pero si algo une hoy en día a ambas confederaciones americanas, más allá de su latente desconcierto institucional, es el anhelo de acercarse a la máxima entidad del fútbol mundial.

Sus dirigentes tendrán una primera oportunidad de estrechar lazos a partir del martes, cuando se desplacen a la metrópolis europea para participar en el congreso extraordinario de la FIFA que se celebra el viernes y servirá para escoger al nuevo presidente del macro organismo, tras el escándalo de corrupción que sacudió sus cimientos en mayo de 2015, y que acabó cobrándose meses después la cabeza del anterior mandamás, Joseph Blatter.

El también suizo Gianni Infantino y el jeque Salman bin Ibrahim al Khalifa, de Bahrein, son los dos candidatos mejor posicionados para ocupar el trono.

Las consecuencias de aquel terremoto, que derivó también en las detenciones de siete mandatarios latinoamericanos, incluidos dos vicepresidentes de la FIFA como el uruguayo Eugenio Figueredo y Jeffrey Webb, de Islas Caimán, siguen nublando el panorama futbolístico actual, como demuestra el hecho de que la totalidad de representantes de CONMEBOL y CONCACAF ejercerán de novatos en el próximo congreso.

De hecho, la confederación suramericana estrenará presidente en el paraguayo Alejandro Domínguez, una figura poco conocida que surgió del primer sillón de su federación nacional luego de figurar en la directiva del club Olimpia, y que ganó las elecciones celebradas en enero.

“Uno tiene que asumir responsabilidades que conllevan coraje”, declaró tras su nombramiento Domínguez, firme en su compromiso de recaudar más dinero par asociaciones y clubes.

“La CONMEBOL está en crisis y no va a salir de ella por una sola persona, tiene que ser un equipo. La transparencia tiene que ser de adentro para afuera”, subrayó.

El organismo de las regiones del Centro, Norte y Caribe ni siquiera lucirá líder, ya que el puesto sigue vacante después de la depuración de su plana mayor, pendiente de que los comicios programados para mayo dicten el encargado de comandar su nueva etapa.

“Obviamente tenemos que poner la casa en orden”, reconoció Víctor Montagliani, presidente de la federación de Canadá. “Hay mucha gente buena en la CONCACAF y mucha gente que está molesta, pero creo que todos se dan cuenta que la única forma de salir de esto es juntos”.

Lejos quedan los tiempos en que el fútbol latinoamericano, especialmente del cono sur, ocupaba asiento de privilegio en la mesa donde los peces gordos del balompié departían, decidían y repartían, entre otros asuntos de gran calado, los beneficios que proporciona el jugoso negocio de la pelota.

Casi nada permanece, apenas tierra quemada, del cuestionable legado de hombres como el fallecido Julio Grondona, todopoderoso presidente de la AFA, que tantos años ejerció como mano derecha de Blatter.

El considerado “Padrino  del fútbol argentino”, quien sin siquiera hablar inglés figuró como vicepresidente de la FIFA durante casi cuatro décadas, dio cierta continuidad a la influencia continental que antes ostentó el brasileño Joao Havelange a lo largo de casi un cuarto de siglo, desde que asumiera la presidencia en 1974.

Tras cuatro mandatos de Blatter, la línea de sucesión en principio debía recaer en Ricardo Teixeira, a quien Havelange, su compatriota y suegro, había señalado como delfín; pero sus aspiraciones de presidir el máximo organismo mundial se evaporaron en 2012 con las denuncias de corrupción que forzaron su renuncia de la CBF. Fue el europeo quien siguió en la FIFA hasta ser inhabilitado el pasado diciembre por el comité de ética del organismo, tras revelarse que realizó pagos irregulares al jefe de la UEFA, Michel Platini. Pero todo había saltado ya por los aires siete meses antes en Zúrich, con la irrupción de las autoridades locales en el lujoso hotel Baur au Lac.

El grotesco triunfo de Blatter en aquellas elecciones, dos días más tarde, no tuvo continuidad, al renunciar el suizo sin siquiera cumplirse una semana, y tanto CONCACAF como CONMEBOL vieron como muchos de sus dirigentes ingresaron en prisión, tras nueva redada en diciembre que dejó el balance de los tres últimos presidentes de cada confederación acusados. El mencionado Webb, Jack Warner, de Trinidad y Tobago, y Alfredo Hawit, de Honduras, por la primera; más los paraguayos Nicolás Leoz y Juan Angel Napout, junto a Figueredo, por la suramericana.

Pero toda crisis viene acompañada de oportunidad de resurgimiento, y a ello aspiran las delegaciones afectadas en el presente congreso, deseosas de retejer relaciones de privilegio y asegurarse no solo voto, sino voz, en la toma de las grandes decisiones relativas al fútbol mundial.

Los 10 afiliados con que cuenta la CONMEBOL en la FIFA son el menor número de entre las seis confederaciones, y desde luego pírrico en comparación con los 46 de Asia o 54 de Africa. Pero el organismo decano, fundado en 1916, siempre gozó de peso internacional, tanto en los despachos como en la cancha, donde Brasil, Argentina y Uruguay se reparten nueve de los 20 Mundiales celebrados.

Esa misma influencia le ha sido negada históricamente a México, miembro destacado de la CONCACAF y postulante a liderar el repunte continental con antecedentes de un fútbol supuestamente limpio, no contaminado por escándalos de corrupción.

A diferencia del apoyo unitario a Infantino expresado por CONMEBOL, no ha trascendido por el momento el candidato preferido de los miembros de CONCACAF, cuyas 35 federaciones afiliadas votarán según su particular conveniencia. Solo los siete miembros centroamericanos se han posicionado del lado del suizo. Aunque, más allá de concretar la anhelada ampliación de las plazas mundialistas, de 32 a 40, al organismo le interesa igualmente abordar el caso de la congelación de sus fondos; unos 10 millones de dólares inicialmente destinados a la región caribeña.

La FIFA también cerró el grifo a la CONMEBOL, cuyo actual director general, Gorka Villar, formará parte de la delegación que represente a la organización en Zúrich. Mientras, en Uruguay, el encarcelado Figueredo implica al abogado español como una de las figuras claves en el entramado de sobornos por la concesión de derechos televisivos.

Tal es el estado de incertidumbre que planea sobre el fútbol latinoamericano, por el momento señalado como principal foco del descalabro del órgano internacional y que, pese a todos sus males, aspira a cobijarse bajo la bandera de una inminente y profunda renovación.