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Cuestión de toque para mexicana González

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Recién salida de la carrera preliminar de los 50 metros espalda el miércoles en el mundial de natación, donde acabó segunda, María Fernanda González seguía sin estar satisfecha.

A la nadadora mexicana, quien el lunes acabó en 23er lugar la clasificación de los 100 metros espalda, tampoco le valía el crono de 29.17 segundos para avanzar a la semifinal de la tarde, pues finalizó 28va entre las 51 participantes.

Aunque, con el objetivo real de luchar por un podio en los 200 metros del viernes, a González no le molestó tanto el resultado como un error que requerirá de urgente resolución por parte de su entrenador en el certamen, el británico Martin Wilby. “Realmente no estoy tan cansada como el otro día. Aunque no la tengo muy desarrollada, estoy contenta con la velocidad; pero tuve un mal toque. Estoy teniendo problemas con los toques aquí”, lamentó la defeña, quien tenía ganas de competir cuanto antes tras su mal debut y atribuyó “a la ansiedad por llegar a la pared” la falla cometida. “Me estoy aventando demasiado pronto. Necesito ver mejor y pensar mejor la estrategia”.

Espectadora de excepción de la carrera de los 1500 metros libres en la jornada anterior, en que la estadounidense Katie Ledecky batió el record del mundo, González reveló su admiración por la joven prodigio, al tiempo que tomó inspiración de cara a conseguir algo grande en los 200 metros. “Fue impresionante la pequeña, logrando el record con solo 16 años. Mis respetos: tiene un enorme futuro. .Eso también  te motiva porque te deja ver que la alberca está rápida y sí se puede”, dijo.

La mexicana, mas fondista que velocista, se siente confiada de cara al próximo reto: “Veo bien mi carrera. Estuve comprobando los ránkings y, en teoría, está fácil pasar a la semifinal si hago mi mejor marca”.

Quien no pudo brillar la víspera del miércoles fue su compañero de entrenamientos en la universidad de Florida y amigo, Ryan Lochte, quedando el estadounidense fuera del podio en los 200 metros libres.

“Estuvimos hablando ayer por mensajes de texto hasta bien tarde, cuando me quedé dormida. Siempre nos apoyamos y espero verlo ahora en la piscina de calentamiento para darle ánimos y escuchar también sus consejos”, dijo la nadadora, poco antes de que Lochte recuperara sensaciones en los preliminares matutinos de los 200 metros estilos, en que acabó primero en su carrera y quinto en el global.

“A veces, cuando entrenamos con los Gators, me cuestan algunos ejercicios: una vez debía contener la respiración durante largo rato, como los chicos, y le dije que no podía. Él me miró raro y me soltó: “ándale, prueba otra vez”. Y así lo hice, y pude. Gracias a él empujé un poco más mi límite y lo conseguí. Es un compañero increíble y me sirve de inspiración”, se sinceró González, la única nadadora de México en clasificar al mundial con marca de clase A.

Quizás fueran los mensajes previos de González los que inspiraran en esta ocasión al estadounidense. En tal caso, bien haría Lochte en devolverle el “toque” a la mexicana de cara a su gran prueba del viernes.

Colombiano Duque y mexicano Paredes, oro y bronce en saltos de gran altura, abrazan la gloria

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

Hace dos años, tras un grave accidente, Orlando Duque se atrevió a  visualizar grandes cosas para él mismo y Jonathan paredes. Así se lo transmitió entonces al joven clavadista mexicano; y el tiempo le dio finalmente la razón el miércoles en Barcelona.

Tras una reñida final en el puerto de la capital catalana, Duque se proclamó como primer campeón de la historia de los saltos de gran altura en un mundial de natación, al imponerse a sus rivales en un apretado desenlace.

El colombiano, nueve veces campeón mundial en el circuito profesional, hizo valer una puntuación final de 590.20 para llevarse apuradamente la medalla de oro en esta disciplina, en que los varones saltan desde 27 metros y que se estrenó como competencia mundialista.

La satisfacción fue doble para Duque, quien también consiguió la primera presea de la historia de su país en un mundial de natación. “Cada título es muy importante pero, cuando se miren los récords, tener mi nombre allí será un orgullo. Colombia tiene muy buenos saltadores y la idea es seguir empujando este deporte. Este fue el primer paso, y espero poder seguir logrando títulos”, expresó radiante el campeón caleño.

La medalla de plata fue para el inglés Gary Hunt, a solo 0.90 puntos de distancia y, la de bronce, para Paredes, con 578.35 puntos sumados gracias a su remontada en el último salto y que le valió el cuarto bronce del certamen a México.

“Estar juntos con Orlando en el podio es un sentimiento muy grande. Hace seis semanas, cuando empezó la serie mundial, trazamos el objetivo y el sueño se hizo realidad”, se congratuló el saltador más joven de la final.

Duque, de 38 años, y Paredes, de 23, comparten gran amistad dentro del circuito profesional y ambos se fundieron en un efusivo abrazo tras la prueba, posiblemente recordando el episodio surgido después de que el colombiano se rompiera la tibia y el peroné en un accidente de paracaidismo, cuando también le propinó un cariñoso apretón al mexicano y le espetó: “Cabrón, tu y yo vamos a hacer algo grande”.

Con la medalla de oro ya en la mano, Duque revivió la secuencia, reconociendo que llegó a visualizar un podio conjunto. “Jonathan tenía mucho potencial pero se estaba dejando llevar un poco y esto es peligrosísimo. Yo simplemente quería que él supiera que era muy bueno y, por calidad técnica,  podía ser mejor. Solo le faltaba confiar un poco más. En Portugal ya compartimos podio, aunque por detrás de Hunt. Aquí estaba un poco más difícil, pero lo logramos”, se felicitó.

Duque alcanzó la segunda jornada de la final bien posicionado tras imponerse el lunes en las dos primeras rondas, que le valieron una puntuación de 217.10, superior a los 215.95 del ruso Artem Silchenko y los 213.30 de Paredes.

Pero la defensa de la primera plaza no fue fácil para Duque, quien vio como Silchenko le rebasaba en la clasificación con su primer salto, valedor de 102.60 puntos y superior a los 100.70 registrados por el colombiano en su primer intento.

La segunda tanda vivió un nuevo golpe de efecto con los 170.10 puntos registrados por Hunt, que le subieron al primer lugar con 485.70 totales. A 37.7 de distancia quedó Duque y tercero, a apenas medio punto de distancia, se posicionó Silchenko.

Con la presión al máximo en la quinta ronda, Paredes remontó con un salto de 132.60 hasta la tercera posición y el veterano Duque sacó lo mejor de su repertorio para anotarse 142.80 puntos y tomar la corona, al quedarse corto en su clavado final Hunt, con valoración de 103.60.

“La presión era alta, pero estuve consistente y todo me fue de cara porque Hunt falló”, analizó Duque, quien dijo sentir también que Barcelona era su gran oportunidad de tocar la gloria. “El mundial de Kazan aún lo veo, pero esta era mi chance: tengo 38 años y compito contra deportistas de 23 como Paredes”, concluyó el campeón, ovacionado por la ruidosa fanaticada colombiana presente, feliz por su triunfo más significativo y consciente que el relevo generacional, como vislumbró en aquel lejano abrazo con Paredes, está asegurado.

Su más reciente apretón, según reveló el mexicano, resumió en apenas tres palabras el sentimiento de ambos: ”¡Lo conseguimos cabrón!”.

Pinto se quita la presión a ritmo de récord en Barcelona

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – “Esta chica tiene tres ovarios. Es una guerrera. Ya desde pequeña, se le veía que estaba en un lote diferente al resto: lo de perder no le entra en la cabeza”, había dicho el domingo Manuel Marín, ex entrenador de Andreina Pinto, después de que la nadadora venezolana se colara en la final de los 400 metros libres del mundial de natación.

Y “La Negra”, como conocen en el equipo a la chica morena que calza botas negras de interior peludo antes de cada carrera, validó nuevamente la afirmación de su mentor apenas tres días más tarde.

Pinto clasificó en la mañana del miércoles a la semifinal de los 200 metros mariposa tras marcar un tiempo de 2:10.74 en las pruebas preliminares, y acabando penúltima de entre las 16 primeras que avanzaron a la siguiente ronda.

Pero también entró en la historia de Venezuela al rebasar la mejor marca del país en la distancia, que ya era de su propiedad con una cifra de 2:11:23.

“No era mi objetivo al inicio, pero me sentí bien, fue mi mejor prueba y ahora espero volver a batir el récord en los 800 metros libres”, dijo Pinto, quien también reconoció sentirse “más tranquila y menos presionada al haber roto el hielo” en la competición.

Tras acabar sexta en la final de los 400 metros libres, la oriunda de Maracay, de apenas 21 años, sigue recopilando logros en el certamen, pues el lunes también batió el récord nacional de los 1500 metros libres, estableciéndolo en 16:15:99.

El de los 800, cronometrado en 8:25.93, también está registrado bajo el nombre de Pinto, quien consideró que “si intento bajar mi marca el viernes, estaré en la final”.

La nadadora, quien luce las mismas botas negras que en Londres 2012, cuando finalizó en octavo lugar los 800, espera que el calzado no solo le abrigue sus friolentos pies, sino que le sirva de talismán rumbo a su gran objetivo: los próximos juegos olímpicos.  “Aquí una final en la prueba de hoy es imposible por los tiempos que se están dando. Habría que bajar de los 2:08. En Río de Janeiro, podría ser”, sostuvo.

Pero, con ese ardor guerrero referenciado por Marín y un amplio abanico de habilidades físicas, tampoco es que se trace demasiados límites: ya en Beijing 2008, con apenas 17 años de edad, la talentosa aragüeña registró incluso un décimo lugar en la prueba de los 10 kilómetros en aguas abiertas.

Hoy distanciada por un océano de su hermana Yahel, también nadadora y con quien compitió y compartió habitación en la pasada cita olímpica, Pinto insistió en que la echa de menos, pese a mantener el contacto diario por teléfono o correo electrónico. “Sigue en Florida. Seguro que ya me escribió, comentando la carrera y dándome apoyo. Mis padres sí vinieron a verme, aunque mantenemos un poco la distancia para poder concentrarme en mis carreras”.

La venezolana subrayó que le está costando mantener la espera entre las competencias “porque se me hace larga y me rompe el ritmo. En la piscina me gusta ser agresiva y preferiría competir todos los días y estar más activa”, dijo, detallando que apenas se ha alejado del hotel y la piscina de entrenamiento durante el mundial. “Quiero estar concentrada, descansada y preparada”, zanjó, con otro récord en el saco y menos presión en la mochila.

Con mamá tras el televisor y amigo Duque en el punto de mira, pionero Paredes tiene fe en la victoria

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Jonathan Paredes sube los 27 metros de escaleras metálicas que separan el agua del puerto de Barcelona de la plataforma de saltos de gran altura, la modalidad que debuta en el mundial de natación, realiza ejercicios de calentamiento, se seca minuciosamente el cuerpo con su toalla técnica y, antes de saltar, le da una vuelta al discreto rosario colorado que envuelve su muñeca izquierda.

El clavadista mexicano, el más joven de la prueba, se confiesa religioso y algo manioso previo a las competencias; y el lunes sumó razones numéricas para ver reforzada su fe en la consecución de una medalla en Barcelona.

En las dos rondas disputadas de la final, Paredes puntuó 102.60 y 110.70 en sus saltos para un total de 213.30 puntos buenos para el tercer lugar, detrás del ruso Artem Silchenko con 215.95 y el gran favorito y nueve veces campeón del circuito profesional, el colombiano Orlando Duque, quien lidera la tabla con valoración de 217.10.

“Venia con toda la actitud. El ambiente estaba magnifico, con mexicanos animando en las gradas y, gracias a Dios, se dieron las cosas. Me voy al hotel muy contento y relajado”, comento un satisfecho Paredes, quien dijo tener la intención de acudir como espectador a las finales de natación de la tarde y sentirse un privilegiado por abrir camino en un certamen mundialista. “Para mí es una emoción muy grande ser un pionero. Espero tener un buen resultado que mejore todavía más el recuerdo de Barcelona, pero solo el hecho de estar aquí ya me hace muy feliz”.

Paredes llegó a la capital catalana como quinto mejor clasificado en el ránking mundial pero demostró un gran nivel de inicio, superando incluso al número uno, el británico Gary Hunt, y ahora espera completar su buen desempeño en las tres rondas finales. “El miércoles se vienen los clavados más difíciles. Ya nos conocemos entre los competidores y todo puede pasar. Se puede pensar en medalla”, apostilló.

El mexicano, quien se declaró admirador de Barcelona, aprovechó los días previos para salir de compras por el centro, pero tenía intención de aprovechar la jornada del martes para descansar.

El joven atleta se inició en los clavados hace apenas ocho años, contando 15, en shows que combinaban los saltos de gran altura y los normales; hasta que, a los 17, decidió enfocarse exclusivamente en el vértigo que le ofrecían las distancias superiores a los 10 metros. “Me daba mucha emoción y, además, ganaba dinero haciendo lo que me gustaba. Como deportista normal no podía conseguir una beca. Ahora solo me dedico a esto. Es mi vida y la adrenalina me llena plenamente.”, asegura.

Al contrario de lo que uno pudiera pensar, los papás de Paredes se sumaron con entusiasmo a la nueva pasión del hijo. En ocasiones, incluso demasiado, según confiesa el mundialista. “Ellos siempre me apoyan en todos y están muy contentos. Me hubiera encantado traerlos acá, pero mi mamá me pone muy nerviosa y preferí dejarlos en casa. Ella tiene la sangre muy pesada y siento su mirada penetrante, como diciéndome “tienes que ganar”. Entonces, mejor detrás del televisor. Ellos nunca me han visto hacer esto en directo. Creo que, si me viera, se desmayaría y luego me pegaría”, ríe.

El clavadista, cuyo salto más difícil es el de tres vueltas atrás con dos giros, cuenta también en el circuito con otro tipo de apoyo moral en el más veterano y célebre de sus compañeros. “Orlando (Duque) es todo un personaje y tenemos una conexión muy fuerte. Yo crecí viendo sus vídeos y pasó de ídolo a casi hermano”, revela, con anécdota de alto impacto personal. “Una vez estábamos en Boston, yo como invitado de Red Bull (patrocinador del circuito profesional). Él acababa de tener su accidente de paracaídas y aun no éramos tan amigos. Estaba caminando por el hotel, se paró, me dio un abrazo y me dijo: “¡Cabrón, tu y yo vamos a hacer algo grande!”. Y esa espontaneidad es algo que me llenó mucho. Desde entonces, me sorprende todos los días. Es un privilegio convivir con él”, relata emocionado el mexicano.

Dentro de su rutina, Paredes se persigna también previo a cada brinco, pidiéndole a Dios que todo salga bien, antes de saltar por los aires, soltar su rosario y precipitarse en vertical a una velocidad cercana a los 90 kilómetros por hora. El miércoles repetirá tres veces más el ritual, con máxima fe en superar la puntuación de su amigo Orlando y proclamarse primer campeón de la historia de los saltos de gran altura.

Enderica, entre el cloro, la sal y las porras familiares

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Esteban Enderica lleva la natación en la sangre y su amplio historial deportivo bien ordenado en la cabeza, como demostró nada más acabar, todavía chopo y con respiración laboriosa, la prueba preliminar de los 200 metros mariposa el martes en Barcelona.

“Se bajó la marca nacional de más de 30 años de Jorge Delgado Panchana, que era de unos 2:01:70 minutos, y ese era nuestro primer objetivo. Estoy contento por ese lado, porque quiere decir que estamos trabajando muy bien”, comentó el nadador ecuatoriano sobre la superación de su ídolo quien, se afanó en recordar, “fue cuarto, por escaso margen, en la prueba de los 200 mariposa en los Juegos de Múnich”.

En su estreno en el mundial de natación, Enderica finalizó 27mo con tiempo de 2:01:46, lejos de los 15 primeros lugares que valían el boleto a la semifinal. “La primera carrera a veces te juega a favor y otras veces en contra. Baje mi tiempo, pero no en las expectativas que yo quería, que era por debajo de los dos minutos”, analizó.

La otra meta para el ecuatoriano, quien con su crono del martes ya ostenta 16 marcas a nivel nacional, es bajar su tiempo de los 15:25 en los 1500 metros libres del próximo sábado, su verdadera especialidad.  “Sería honor seguir bajando esa marca, aunque no me hago ilusiones de estar en ninguna final porque los tiempos de los mejores están demasiado lejos. Otra cosa son los juegos olímpicos de 2016 e incluso 2020. Apenas tengo 22 años y, entonces estaré más preparado”, avanzó.

Enderica debutó al día siguiente de aterrizar en la capital catalana; al tiempo que su hermano Santiago y su primo Alejandro, competidores en las carreras de aguas abiertas unos días antes, se encontraban ya de regreso a su Cuenca natal. Así es la vida de los Enderica desde hace años: entrenar, viajar, competir, regresar y volver a entrenar. Una dedicación constante al deporte acuático que mantiene altas las exigencias de cada cual.

Pero, si el hermano mayor Santiago le señalaba el sábado como el posible primer Enderica en traer una medalla a casa, Esteban, siempre humilde, prefirió rebajar expectativas. “Por suerte somos cuatro hermanos. Prefiero ir paso a paso y mejorar primero a nivel suramericano. En Río estaremos también compitiendo en aguas abiertas, y quizás en los 10 kilómetros haya alguna posibilidad, porque hemos ganado otras veces a los brasileños, que son los mejores del mundo”.

Y es que, pese a ser el único representante familiar en la pileta mundialista, el joven Enderica sigue sintiendo atracción por la sal marina y las carreras a la intemperie. “Tras cinco años sin competir en aguas abiertas, regresé en Cozumel (México) y quedé en la 15ta posición de entre unos 78 nadadores y me sentí bien. Estuve cinco vueltas entre los cinco primeros hasta que pudieron conmigo los golpes y el cansancio. Fue un muy buen resultado y me gustaría seguir combinando ambas modalidades”, explicó, enumerando nuevamente una detallada lista de nadadores que le han precedido en el intento.

Eso sí, en caso de tener que decantarse por una medalla, el conquense eligió que esta llegara bajo cubierta. “Son dos pruebas muy distintas. En las aguas abiertas, todo depende mucho del día que tenga uno. Preferiría ganar en pileta, porque es donde están las grandes figuras y es más complicado. Pero si tiene que venir una medalla olímpica, que venga donde sea”, dijo.

A continuación Enderica amplió su resumen de la historia del deporte ecuatoriano, haciendo mención a las dos únicas preseas olímpicas del fondista Jefferson Pérez con todo lujo de detalles. Y es que, más allá de la práctica física, en casa Enderica el deporte siempre fue un tema de conversación y entretenimiento. “De pequeños ya nos reuníamos frente al televisor para seguir todas las competencias y veíamos triunfar a nuestros hermanos mayores y leíamos sus artículos en los periódicos. Ellos nos empujaron a seguir sus pasos y nos trasladaron esa pasión. Cuando llegaban mundiales o juegos olímpicos, hacíamos porras en casa con un pozo de dinero, apostando a los ganadores… y acertábamos bastante”.

El actual mundialista se inició en la natación a los cinco años pero, presa del pánico, tardó tres más en aprender a nadar, progresando únicamente gracias a la determinación por “querer ser como mis hermanos y competir con los mejores” y que le acabó llevando también a competir en Londres 2012, donde finalizó en 29na posición en los 400 metros combinados. “No fue mi mejor desempeño pero la experiencia fue increíble”, subrayó.

Mientras que la tradición familiar de las porras sigue vigente, ahora ya no hay quien le saque del agua. Ya sea la clorificada y depurada de la piscina del Palau Sant Jordi, o la mar salada de las competiciones al aire libre.

Duque, pura vida y primer lugar en la final de gran altura

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Orlando Duque le sonríe a la vida y la vida le devuelve mueca feliz. Y bajo esa buena vibra el experimentado clavadista colombiano se clasificó primero en las dos primeras rondas de la final de saltos de gran altura, el lunes, en el mundial de natación.

Hace falta técnica, trabajo físico y mental, valor y, sobre todo, ganas para tirarse en picado desde 27 metros de distancia vertical hacia el mar; pero de ello ha hecho vida Duque, auténtica leyenda de la modalidad, que debuta como competencia mundialista.

Pura vida, como dicen en Costa Rica, destila el veterano de 38 años, alto, apuesto, de melena cuidadosamente recogida y siempre atento a la fanaticada cafetera que, en esta ocasión, también se presenta ruidosa a las gradas del puerto de Barcelona.

No salieron decepcionados los seguidores colombianos, después de que Duque puntuara en 100.40 y 110.70 sus dos clavados. El mejor salto de la tarde lo marcó el ruso Artem Silchenko con su segundo, que le significó una valoración de 120.95, y le impulsó al segundo lugar con 215.95 puntos totales; y el mexicano Jonathan Paredes también demostró su potencial, copando el tercer lugar con 213.30 unidades.

Pero Duque, nueve veces campeón del mundo en el circuito profesional, dio un golpe de autoridad en la mesa con su puntuación de 217.10, dejando al actual número uno del ránking, el británico Gary Hunt, en cuarta posición, y se perfila como favorito para subirse a lo alto del podio al final del miércoles, cuando se completen las tres rondas restantes.

“Las condiciones han sido muy buenas, la plataforma sólida y la visibilidad excelente. Me encontré mejor que en los días de entrenamiento previos. Quería tener un buen inicio en la competición para afrontar lo que queda más relajado. Estar en el número uno requiere una gran dosis de concentración y el miércoles será un partido completamente nuevo”, analizó el líder.

El oriundo de Cali es, sin lugar a dudas, la mayor esperanza a medalla de Colombia en el Mundial y, sino también el atleta más feliz de los cerca de 2,200 inscritos en Barcelona, debe andar por el “top 10”.

“Es un sueño estar aquí y un reconocimiento para nosotros, que somos deportistas de alto nivel. Ganar una medalla de oro sería increíble. Pero ganar la primera, además, haría que uno siempre fuera recordado. Sería todo un honor”, expresó el clavadista, enamorado de su deporte y entusiasta de la filosofía del Carpe Diem. “Los saltos son lo más importante en mi vida y disfruto al máximo cada uno de ellos”.

Hay un vuelo, sin embargo, de ingrato recuerdo para Duque, quien sufrió un grave accidente hace dos años, saltando en paracaídas y rompiéndose la tibia el peroné. Pero ni la traumática lesión le quitó el positivismo al mundialista quien,  aún cojo y convaleciente, se afanó un día en darle un toque motivacional a su colega Paredes.

“Yo crecí viendo sus vídeos y pasó de ídolo a casi hermano. Estábamos en Boston, yo como invitado de Red Bull (patrocinador del circuito profesional). Él acababa de tener su accidente y aun no éramos tan amigos. Estaba caminando por el hotel, se paró, me dio un abrazo y me dijo: “¡Cabrón, tu y yo vamos a hacer algo grande!”. Y esa espontaneidad es algo que me llenó mucho. Desde entonces, Orlando me sorprende todos los días. Es un privilegio convivir con él”, relató emocionado el mexicano, rival directo en la final.

Duque sí reconoció que el miedo nunca acabó de abandonarle del todo aunque, como no, aplicando también lectura positiva. “Sigo sintiéndolo. No tanto como la primera vez, que fue aterrador. En realidad me ayuda a concentrarme y despejar la mente. En estos clavados hay un gran trabajo de enfoque, visualización, respiración y relajación antes de cada salto”, explicó el caleño, quien potencia con la colaboración de un psicólogo esas capacidades.

Un mal ángulo o resbalón inoportuno puede resultar en graves consecuencias físicas para el atleta, que suele rondar velocidades cercanas a los 90 kilómetros en una caída de no más de tres segundos, con reducción instantánea en el impacto súbito con el agua.

La preparación minuciosa y disciplinada es necesaria para Duque, quien aseguró haber saltado incluso desde los 34 metros de altura en alguna ocasión y no tiene problemas en combinar su faceta de “showman” con el trabajo duro entre competencias veraniegas. En invierno, suele refugiarse en la calidez balsámica de las playas de Hawaii, donde reside desde hace 14 años.

Quizás sea posible verlo estos días gozando de la costa de Barcelona en sus horas libres, que piensa disfrutar para afrontar con máxima relajación la final del miércoles. Entre sus planes para el martes, comentó, estaba “disfrutar un espectáculo de flamenco”.

Pura vida, este Duque con ansias de grandeza.

Tras mal primer toque, González aspira a cambiar el decorado

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Apenas cinco horas después de acabar octava en la carrera preliminar de los 100 metros espalda con un crono de 1:01:84 minutos claramente insuficiente para pasar a la semifinal del mundial de natación, a Fernanda González se la veía alegre y aparentemente despreocupada el lunes en el puerto de Barcelona; bajo un sol de justicia y espectadora de primera fila de la prueba debutante de saltos de gran altura, donde competían sus compatriotas, Jonathan Paredes y Jorge Ferzuli.

Pero, en símil periodístico,  la portada no reflejaba a la noticia, pues a la joven y prometedora nadadora del Estado de México todavía le hervía la sangre su mal desempeño matutino. “No estoy nada contenta la verdad. Me fui muy molesta porque tuve una falla estúpida en el toque y eso, acá, se cobra caro porque hay mucho talento. Te deja un mal sabor de boca, porque pude haber estado en la semifinal y es un trago amargo”, expuso, sin contemplaciones, consciente del peso que acarreaba cada una de sus palabras.

Y es que a González le atrae el mundo de la comunicación y el periodismo como alternativas profesionales para después de su carrera deportiva. Quizás la razón por la cual, en la competencia de clavados, se encontraba al lado opuesto de la barrera que ocupó en la mañana cuando, visiblemente cansada, tomaba apuradamente aire previo a cada respuesta a los reporteros.

“Me encanta hablar y conocer gente. Soy muy preguntona y no me ponen nerviosa las cámaras. En todo caso, sería con un micro en la mano. Lo de la producción y los cablecitos no se me da nada bien”, sonrió.

También siente interés por la decoración interior, y lo primero que hizo al llegar a Barcelona fue redistribuir los muebles de su habitación de hotel, que comparte con la velocista Liliana Ibáñez. “Tenían las dos camas juntas y las separé, puse una mesa en medio y moví otro mueble”, admitió sonrojada

Los resultados aparentemente agradaron a Ibánez aunque, en la piscina, González aún deba revalidar el potencial exhibido en su clasificación mundialista, donde destacó como la única mexicana en conseguir el boleto bajo la denominada clase A. “Eso no es presión, al contrario: es una gran satisfacción y ahora toca demostrarlo acá”, dijo la ganadora de tres bronces en los pasados Juegos Panamericanos.

La mexicana evidenció su naturalidad bajo un foco mediático que no rehúye, acostumbrada a convivir con estrellas de la talla del estadounidense Ryan Lochte, con quien suele compartir carril en la pileta de los Gators de Florida, la universidad donde entrena y espera cursar sus estudios de comunicación en enero. “Nos molestamos mucho y nos llevamos muy bien. Se queja con nosotros cuando tiene flojera pero, cuando los entrenadores le dicen lo que tiene que hacer, lo hace. Es increíble cómo trabaja y por eso obtiene tan buenos resultados”, explicó, revelando que el estadounidense la ha empujado a superarse en más de una ocasión, saltándose el protocolo de la supuesta rivalidad deportiva entre ambos países fronterizos.

Una vez compitió en Londres 2012, González llegó a Barcelona tras cinco meses entrenando en Gainesville bajo la tutela de Gregg Troy, quien se quedó en Estados Unidos para el US Open y dio relevo a Martin Wilby. La metodología del británico es del agrado de la aguerrida mexicana, amante de los restos y exigente consigo misma. “Nada más salir de la alberca, me dijo: ‘Tú eres mejor que eso, así que mantén la frente alta y vamos para adelante’. Y esas palabras me dieron aliento”, comentó.

Roto el hielo en la competencia, González sabe que las expectativas subirán el viernes en los 200 metros mariposa. “Me preparé muy bien para esa prueba y también tengo los 50 metros (el miércoles), que son otro ritmo súper diferente”, expuso la nadadora, detallando que siempre le entra el ansia tras un mal desempeño. “Utilizo la rabia y el enfurecimiento como motivación. Pienso en como la regué y lo que puedo corregir y me entran ganas de tirarme de nuevo, aunque esté cansada. Por suerte, tengo la oportunidad de hacer otra vez los 100 metros en el relevo combinado y me voy a desquitar: sé que voy a hacer mejor tiempo”.

No siempre fue así la relación con el agua para la mexicana, reacia a tirarse  de pequeña pero sin mayor opción que asumir la directriz paterna. “Mis papás no sabían nadar y nos obligaron a apuntarnos a mis hermanos y a mí a natación porque decían que éramos muy osados y ellos no nos podrían salvar si nos ahogábamos. No me fascinó la idea porque no me gustaba nada el agua. Me daba miedo y prefería la danza, el ballet y la gimnasia. Pero, una vez empecé, ya me apasioné muchísimo y no me sacaron. Aora me pierdo mar adentro”.

El lazo con la mamá sigue siendo fuerte, como demuestran sus llamadas diarias desde Distrito Federal para saber de sus novedades en los diversos lugares que visita, una de las facetas que más le gustan de su deporte a la atleta, deseosa de pasear dentro de tres años las calles de Río de Janeiro. “Lo mejor es viajar, conocer lugares y gente. Pero, sobre todo, competir”, enumeró.

Y con tres pruebas aun pendientes en su calendario, a González no le faltarán oportunidades de cambiar el decorado.

Ardor guerrero se siente más que la derrota para Bautista

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Iván García pasó a toda mecha por la zona mixta de prensa sin atender a preguntas, buscó refugio tras un panel, se sentó, y se llevó las manos a los ojos. Abatido, pausó unos segundos hasta levantarse y desparecer entre el tumulto de atletas y entrenadores, con aparente rumbo a una puerta lateral de las instalaciones de la piscina municipal de Barcelona.

El tapatío, visiblemente frustrado tras acabar quinto en la última final de clavados del mundial de natación, la plataforma individual, escenificó así lo que vendría a entenderse como una salida por la puerta chica del certamen, al que había llegado como firme aspirante a medalla junto a su compañero, Germán Sánchez.

Este finalizó un poco mejor que su temperamental amigo la final del domingo, quedando cuarto, a 2.20 puntos del tercer lugar del podio que finalmente ocupó el alemán Sasha Klein con 508.55 unidades. La medalla de oro fue para el chino Qiu Bo con 581.00, mientras que la plata se la llevó el estadounidense David Boudia con 517.40 puntos. Exactamente el mismo cajón que deparó el anterior mundial de Shanghai 2011.

“Siento que lo pudimos hacer mejor, pero por algo pasan las cosas. Sé que nos va a llegar la oportunidad. En diciembre me operaron el hombro y por momentos no imaginaba estar aquí. Ahora toca seguir trabajando para conseguir un mayor grado de dificultad y atacar con fuerza el ciclo olímpico”, dijo Sánchez, quien se autoculpó del fallo fatídico en un clavado de la final de sincronizados, disputada hacía justo una semana. La dupla también rozó entonces el podio pero finalizó cuarta, incapaz de replicar la plata de Londres 2012.

Pese a no cosechar esta vez premio para México, ambos clavadistas demostraron por momentos estar al nivel de los mejores; e incluso García mereció la tercera mejor marca de la final en su penúltimo salto, puntuando en 104.55, para amenazar con colarse en el podio.

“Germán falló. Acá no nos escondemos, y yo también fallé”, reconoció el entrenador Iván Bautista quien, pese a llegar a Barcelona con la sensación de que sus chicos “me quedaron a deber” con el bronce cosechado en la reciente universiada de Kazan, se fue del mundial con una sensación muy distinta. “Estoy satisfecho con el trabajo de mis atletas. Desgraciadamente, Iván falló el primer clavado y, con esa desventaja, ante estas figuras, es difícil. Él tenía para buscar la medalla pero, en un balance general, estuvo muy bien. Tengo dos guerreros y creo que en este ciclo olímpico van a dar un buen espectáculo”, vaticinó.

El preparador, quien consiguió que otro de sus discípulos, Alejandro Chávez, se llevara el bronce en los saltos de trampolín de un metro y consideró que “los jueces castigaron un poco a mis chicos, especialmente en los tres giros al frente”, insistió en el balance positivo del mundial. “México necesita de héroes, y este certamen figuró con mejores resultados que en Shanghai: tres bronces y tres cuartos lugares que estuvieron muy cerca. Me llevo a dos campeones sin corona, porque la medalla en sincronizados estaba también”, insistió.

Las 11 medallas de México en la historia de los mundiales hasta la fecha, una de oro, dos de plata y ocho de bronce, pertenecen todas a la disciplina de los clavados.

Bautista, quien aseguró no estar preocupado por recuperar psicológicamente a sus pupilos, subrayó que el objetivo es tener a ambos al máximo potencial en 2015, ya con Río de Janeiro 2016 en el horizonte. “A Germán le felicité. Iván tenía la medalla pero hay que saber perder. Yo me uno a él como un perro guardián. Perdimos todos. Pero la olímpica es la que vale”, proclamó.

Pinto, “La Negra” de las botas negras, de nuevo pisa fuerte en Barcelona

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Andreina Pinto pisó el domingo con firmeza y mirada al frente la moqueta que sirve de antesala a la piscina del Palau Sant Jordi, con el propósito de dejar bien alta la bandera de Venezuela en la final de los 400 metros libres en el mundial de natación.

En realidad, ya lo había conseguido en la mañana en la prueba preliminar, al acabar octava y convertirse en la primera venezolana en alcanzar la última ronda mundialista. Nunca antes el país centroamericano se había visto representado por una mujer en una final de natación. Pero Pinto no es una mujer cualquiera, como se encargó de recordar poco después su antiguo entrenador, Manuel Marín.

“Tiene tres ovarios esta chica. Es una guerrera”, expresó el veterano preparador, quien instruyó a la nadadora desde los 15 a los 18 años aproximadamente, desde su centro en Maracay.

La descripción era simbólica, obviamente; pero, en esta ocasión, los ovarios no le bastaron a la aragüeña, quien acabó sexta clasificada en una distancia que tampoco es su especialidad y tenía también como objetivo servirle de preparación para su verdadero objetivo: los 800 metros libres que inician el viernes. La medalla de oro fue para la joven sensación estadounidense, Katie Ledecky, la plata para la española Melanie Costa y el bronce para la neozelandesa Lauren Boyle.

“No me voy muy satisfecha porque subí mi tiempo, pero un sexto lugar no está nada mal para mi primera final en esta modalidad. El tiempo de la mañana es el que me va a servir para los 800, donde el objetivo es ganar una medalla”, reafirmó “La Negra”, como la llaman en el equipo.

Concretamente, tampoco fue su paso firme al encarar la línea de salida lo que más llamó la atención de sus andares, sino las singulares botas negras que lucía la nadadora; peculiar alternativa a las clásicas sandalias de la mayoría de sus compañeros. “Soy muy friolenta y me hacen sentir muy cómoda, porque son peludas por el interior. Si no las llevo, siento los pies muy dormidos, cosa que me molesta y me pone de mal humor antes de competir. Como las usé en Londres y me fue bien en los 800, quise repetir en los siguientes eventos”, aclaró.

Pinto se inició en la natación a los cuatro años por empuje paterno y siguiendo los pasos de su hermana mayor, Yahel, a quien admira y con quien compitió en los pasados Juegos Olímpicos; aunque después de Londres 2012 decidiera darse un descanso. “Es mi primera competencia sin ella y la echo mucho de menos porque compartíamos habitación y me ayudaba con todo”, explicó, detallando que la comunicación telefónica desde Gainesville (Florida) es diaria.

Ambas hermanas entrenan en las instalaciones de los Gators de la universidad del Estado Soleado; Pinto bajo la tutela actual del preparador trinitense y ex medallista de oro en Seúl 1988,  Anthony Nesty.

Pero los orígenes venezolanos son fuertes en la aragüeña, quien mantiene lazos estrechos tanto con su familia de sangre como la deportiva, y así lo demostró el beso que recibió, nada más completar la final, de Marín, el primero en felicitarla. “En nuestro país apenas hay 3,000 nadadores federados, y es la primera mujer finalista”, justificó su mentor, remarcando que “ya desde pequeña, se le veía que estaba en un lote diferente al resto: lo de perder no le entra en la cabeza”.

Oriunda de la costeña Maracay, a Pinto siempre le atrajeron las aguas abiertas, y en esa competencia participó, con apenas 17 años, en los juegos de Beijing 2008, registrando un décimo lugar en la prueba de los 10 kilómetros.

Indecisa sobre su regreso a la pileta, la nadadora finalmente se decantó por el agua dulce, y la decisión resultó beneficiosa con su octavo lugar en los 800 metros libres en Londres.

Y aunque no echa de menos las picaduras de medusa, golpes en manada y demás atropellos de las aguas abiertas, reconoció que estos días se pasó por el puerto de Barcelona para animar a sus compatriotas y sintió cierta melancolía. “Me emocioné muchísimo y quizás lo extrañé un poco, pero decidí concentrarme en un evento y no me arrepiento. Es una prueba agotadora y esa puerta está totalmente cerrada”, confirmó.

La nadadora confesó hace una año que el “miedo escénico” mermó su rendimiento en Londres pero, en la primera jornada de competencias en Barcelona, no se vio rastro de él.

“Era muy joven. A todos los grandes también les ha pasado”, expuso Marín. “Ahora está mucho más mujer. Tiene que mejorar la salida y el toque, pero este va ser un gran año para ella. No tiene techo y puede ganar una medalla en Río”.

En la cita olímpica Pinto espera reencontrase con su hermana ausente. El domingo el pánico tampoco hizo acto de presencia en el Palau Sant Jordi. De Londres, a “La Negra” tan solo le acompañaron su propensión a los logros históricos, sus ovarios y sus botas de la suerte.

Dolidas pero enteras, Espinosa y Sánchez se despiden sin premio de Barcelona

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Paola Espinosa y Laura Sánchez llegaron al mundial de Barcelona con la etiqueta de candidatas a medalla en los clavados para México; y esa condición venía marcada por un palmarés que incluía, entre otros logros recientes, la medalla de plata olímpica en saltos sincronizados de plataforma en caso de la primera y el bronce en trampolín de tres metros, también en Londres 2012, en el currículum de la segunda.

Ambas aterrizaron en la capital catalana también con el grato recuerdo juvenil de su bronce mundialista conjunto, cosechado justamente una década antes cuando, formando pareja, hicieron sonar el himno mexicano en el tercer cajón del podio en Barcelona 2003.

Pero, apenas una semana luego de su estreno en el actual certamen, las clavadistas abandonaban la piscina municipal de Montjuic sin el premio de una presea, quedándose fuera del podio en sus cuatro pruebas disputadas.

Sánchez rozó el bronce en el primer día de competencias, cuando quedó cuarta en trampolín sincronizado, formando pareja con Arantxa Chávez; y en su última oportunidad el sábado, tampoco pudo bajar del octavo lugar en los tres metros, con puntuación final de 323.05.

No le fue mejor a Espinosa, quien acabó décima con valoración de 305.70, añadiendo a su decepción del lunes cuando, haciendo dupla con Alejandra Orozco, no pasó del sexto puesto en la plataforma.

El oro en la final de los tres metros trampolín fue finalmente para la china He Zi con 383.40 puntos valorados. Segunda fue su compatriota Wang Han y tercera, la canadiense Pamela Ware.

En justicia, ni Sánchez, de 27 años, ni Espinosa, de 26, disputaron la final del sábado en plenitud de facultades. La primera por una inoportuna lesión sufrida en los días previos; y la segunda, habiendo alcanzado el certamen con limitado rodaje pues, además de un cambio de modalidad, una operación de rodilla realizada en enero limitó su tiempo de preparación.

Pero, pese al dolor físico y en parte anímico, ni una ni otra regresaran a México con malas sensaciones.

“La lástima es que me lesioné entrenando un mortal en seco; ni siquiera sobre el trampolín. Caí mal, me dolí de la espalda y no pude entrenar hasta hoy, cuando me falló casi todo. Pero estoy contenta. Este mundial me ha dejado muchas cosas: un cuarto lugar en sincronizados y una final. Ahora toca seguir trabajando duro y cuidarme. Ya estoy mayor para otra lesión”, resumió Sánchez.

La buena actuación de México en el mundial, con tres bronces cosechados hasta la fecha y la posibilidad de añadir una nueva presea en la última jornada de competencia en clavados, con Iván García y Germán Sánchez bien posicionados para la final de plataforma individual del domingo, hace más llevadera la decepción de no haber sumado al medallero.

Y en especial para Espinosa, pareja sentimental de Rommel Pacheco, quien aseguró el martes el segundo bronce mexicano en los tres metros trampolín sincronizado junto a Jahir Ocampo.

“Para mí sí fue una buena competencia. Me siento muy contenta de cada clavado. He estado en la pelea sin haber entrenado tanto en trampolín y tras competir toda mi vida en plataforma. Eso me da confianza para el futuro”, comentó la clavadista defeña, quien también dijo no tener claro todavía si seguirá en la misma modalidad o regresará a los 10 metros, su disciplina preferida. “Allí me siento más cómoda y los jueces ya me conocen. Debemos platicarlo con la entrenadora, pero está claro que no podría hacer las dos cosas en Río de Janeiro 2016, porque ya estoy demasiado mayor”.

A Espinosa sí le tranquilizó el buen desempeño de México en el certamen con la aparición de nuevas figuras como Alejandra Estrella, quienes asegurarían el relevo generacional. “Hay niños y niñas con mucho talento que vienen subiendo el nivel muy fuerte y eso nos ayuda también a nosotros a mantenernos alerta y usar nuestra experiencia en las competencias. Esas tres medallas, que confío mañana sean más, le vienen muy bien a nuestro país: en el pasado mundial solo conseguimos dos”, recordó.

Las 11 medallas de México en la historia de los mundiales hasta la fecha (una de oro, dos de plata y ocho de bronce) pertenecen todas a la disciplina de los clavados.

El entrenador y marido de Sánchez, Francisco Rueda, denunció en la previa mundialista que a su pupila “la intentó retirar el presidente de la federación porque le dijo que ya no valía”. Pero la tapatía aseguró seguir sintiéndose fuerte para representar a México en próximas competencias. “Ahora viene un año muy importante para nuestro país con los Juegos Centroamericanos y la Copa del Mundo y voy a seguir trabajando para ello. Esto no se acaba aquí y ahora empieza el ciclo olímpico. Todavía da muchas vueltas la vida y el objetivo es estar en Río”, concluyó.