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Cuestión de calidad para marchista Cano

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BEIJING (AP) – “La marcha me eligió a mí, no yo a la marcha”, zanja Juan Manuel Cano sobre los motivos de su dedicación a una modalidad deportiva tan exigente como la carrera de los 20 kilómetros marcha. El argentino oriundo de la región norteña de Santiago del Estero acabó 43er clasificado el domingo en la dura prueba que se disputó alrededor del estadio conocido como El Nido de Pájaro en Beijing, donde se celebra desde el sábado el Mundial de Atletismo.

El fondista se hallaba sereno tras cruzar la meta. “Contento no sería la palabra. Más bien conforme con mi desempeño”, aclaró Cano, quien llegó a la cita algo exigido físicamente y fue incapaz de acercarse a su mejor marca histórica de 1 hora 22 minutos y 10 segundos en la distancia. El argentino registró un crono exactamente cinco minutos más lento en el certamen mundialista, donde se impuso finalmente el español Miguel Angel López, pero pareció tomarse la rebaja de sus prestaciones con cierta filosofía.

“Empecé bien, pero los segundos diez kilómetros se me hicieron difíciles. Fui perdiendo fuerza conforme avanzaba la prueba y me fallaron la piernas”, explicó, sin desanimarse de cara a competencias futuras. “La parte positiva es que es buena hora para que esto ocurra. Hay que valorar lo qué pasó y replantear las cosas para este año. Creo que realicé demasiadas carreras y ello me pasó factura. Será importante descansar y recuperar bien durante los próximos tres o cuatro meses”.

Y es que Cano no solo fue de menos a más en Beijing. Su trayectoria descendente viene acentuándose conforme avanza el calendario deportivo. “Se notó la diferencia entre las tres primeras carreras del año, cuando anduve bien, y estas últimas, donde acusé claramente el desgaste”, valoró el atleta, que logró el boleto para los Juegos Olímpicos de Río 2016 el pasado mes de abril en Río Maior, Portugal. “Lo bueno es que tampoco tengo dolores, solo pesadez de piernas, como si se me hubiera acabado el combustible”.

El tucumano de 27 años, que ya avisó de su disminuido fuelle en la previa, no aspiraba a medalla en su cuarto mundial; como tampoco lo hará en territorio brasileño, aunque sí espera que una mejorada planificación le ayude a rebasar el 40vo puesto que logró en los Juegos de 2008, también en Beijing, y quizás incluso el 22do lugar cosechado en Londres 2012.

Para ello tiene decidido abandonar los entrenamientos en altura del pasado y correr en cambio por los alrededores de Brasilia junto al también fondista local, Caio Bonfim.

Octavo en los recientes Juegos Panamericanos de Toronto, cuando fue dos minutos más lento que el domingo, Cano parece haber aprendido a tiempo la lección de que más, a veces es menos. “Tras los juegos de Londres sufrí un bajón, y en 2014 me acomodé. Falta trabajo para tener una buena base y ganar velocidad, pero vamos a anteponer la calidad a la cantidad a partir de ahora”, avanzó.

El nuevo plan trazado con su entrenador, Alexis Abot, tiene como objetivo optimizar los recursos técnicos de Cano y completar su formación como fondista, hasta ingresar entre los 20 mejores del mundo. “Empecé a los 12 años cuando me captó un entrenador en los juegos escolares”, recuerda el argentino. “Al principio no me gustaba la marcha, pero luego me cautivó. Amo el atletismo, y el día a día del deportista”.

Dedicación diaria y calidad en los entrenamientos. Esa es la cuestión para Cano en su carrera hacia Río.

Sánchez recupera sensaciones en Beijing, sueña con Río

 

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BEIJING (AP) – Todo sonrisas, aunque con el cuerpo dolorido, Eder Sánchez, expresaba el domingo su inmensa satisfacción por su desempeño en la prueba de los 20 kilómetros marcha en el Mundial de Atletismo que se celebra desde el sábado en Beijing.

“Disfruté como nunca. Este 16to lugar me da mucha confianza de cara al futuro: siendo realistas, esperaba caer sobre el 35to puesto, y mejoré mi marca del año por dos segundos”, comentó tras una paliza que en su caso duró 1 hora, 21 minutos y 56 segundos, lejos del mejor tiempo registrado por el ganador español, Miguel Angel López (1:19:14), pero buen augurio para el corredor mexicano. Entusiasta declarado de la marcha por herencia familiar y  los éxitos cosechados en el pasado, como el sexto lugar en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y la medalla de bronce en el lejano mundial de Berlín 2009, Sánchez espera acercarse algún día su mejor versión. Paso a paso, como buen fondista.

“Fue un duro golpe no poder competir después de la cita olímpica”, lamenta sin poner mala cara el defeño, quien sufrió una lesión en la rodilla derecha y luego tuvo problemas con la correspondiente cirugía en México, quedando estancada su carrera. “La operación no fue buena. Me rasparon los tendones y el menisco quedó dañado. Siempre me va a doler, es algo crónico. Ahora mismo siento como la rodilla me hace ´pum-pum’”, explica, mimetizando con la apertura y cierre del puño el bombeo de la sangre.

Recién finalizada su participación en su quinto mundial, Sánchez piensa ya en los Juegos de Río 2016, donde espera competir también en la modalidad de 50 kilómetros marcha, pese a sus problemas físicos y la negativa actual de la federación nacional.

“En México ya se olvidaron de mi sexto lugar en Londres y retiraron apoyos, pero yo quiero competir en ambas carreras. No quiero limitarme”, asevera el residente de la delegación Manuel Hidalgo. “Es cierto que, cuando paso de los 20 kilómetros en los entrenamientos, me duele. Pero con el tratamiento adecuado puedo lograrlo, seguro. Se trata de ir subiendo poco a poco en intensidad. Estoy tranquilo de cara a Río”.

Sánchez ha sufrido peores golpes en la vida que sobre el asfalto, como cuando su padre, Víctor Sánchez Guerrero, falleció apenas cuatro meses antes de los Juegos de Londres. Fue, al fin y al cabo, quien le impulsó decantarse por la marcha, que él mismo había practicado con éxito junto a su tío Joel, ganador una medalla de bronce para México en los Juegos de Sidney 2000. En el circuito atlético se conocieron el padre a la madre de Eder, Graciela Terán, quien ejerce ahora de entrenadora de su hijo.

“Ambos somos profesionales, estoy acostumbrado y no hay problema con eso”, subraya Sánchez. “De chico ya iba a los entrenamientos que mi padre realizaba con sus hermanos, así que mamé la marcha desde bien pequeño”.

Tan presente siente el deporte el atleta, que incluso invade las que teóricamente deberían ser sus horas de descanso. “Puede decirse que me acuesto pensando en la marcha y me despierto con ella. Incluso sueño que entreno, y  a veces me despierto sudoroso, con las pulsaciones altas”, revela.

También sueña despierto, y con altas pretensiones. “Colgarme una medalla en Río”, señala como próximo objetivo, tras recuperar sensaciones y sonrisas en Beijing.

Chocho, disconforme por descalificación en marcha

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BEIJING (AP) – Andrés Chocho se las prometía de las más felices el domingo, a falta de cuatro kilómetros para el final de la carrera de los 20 kilómetros marcha en el Mundial de Beijing. Pero el fondista ecuatoriano pasó del optimismo a la decepción en poco más de lo que uno tarda en decir “descalificado”.

Fuera de competencia se encontró el atleta tras serle aplicada una tercera amonestación de forma fulgurante en el tramo decisivo. Fue una decisión controvertida, al menos a ojos del afectado, que cuando se percató de la sanción andaba colocado en excelente posición, pugnando con el español Miguel Angel López, eventual ganador.

“Tenía un aviso y me añadieron un segundo. Entonces pensé ‘adiós Miguel Angel’, y decidí ser conservador, cuidar el paso y defender mi posición ante los chinos (Zhen Wang, finalmente segundo, y Zelin Cai, quinto), que llegaban por detrás. Pero llegó la tercera penalización, que no alcancé a ver. Fueron apenas 500 metros entre una y otra. Venía muy bien. No lo entiendo”, lamentó Chocho. “Incluso la gente de alrededor mío se quejó y reclamó a los jueces”.

Aunque claramente disconforme con la decisión, Chocho evitó polemizar, consciente de que las descalificaciones forman parte de la marcha. No en vano recibió otra dolorosa sanción en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuando le apartaron de la prueba de los 50.

“Es subjetivo: a veces descalifican a un atleta y a otro no. Pero duele, porque en los dos últimos años he mejorado mi técnica y en las diez pruebas que llevo esta temporada apenas he recibido una tarjeta en cada una ellas”, explicó mientras observaba con tristeza y ante un monitor de televisión como sus colegas cruzaban, uno a uno, la meta.

Quizás la emoción le jugara una mala pasada, pero el ecuatoriano debe centrarse ahora en su siguiente carrera, que bien podría ser la de 50 kilómetros dentro de seis días. “Aún no sé si participaré. Lo cierto es que llegaba físicamente perfecto para la marcha de los 20, pero ahora me quedó una espinita clavada y quiero quitármela”.

La decisión la tomará próximamente junto con su padre y entrenador, Luis Chocho, quien ya vio cómo su hijo se llevó la medalla de oro en la prueba larga en los pasados Juegos Panamericanos celebrados en Toronto, pese  a recibir una doble amonestación por parte de los jueces al inicio de la carrera.

Tras recuperarse de sus molestias en la espalda de cara a Beijing, el atleta y el técnico conservan ambiciosos objetivos, concretamente ubicarse entre los cinco primeros marchistas del mundo. Iniciado en el deporte por mandato familiar, pues su padre entrenaba a un equipo de marcha, el azuayo practicó también el triatlón y el ciclismo en su día, aunque es en el contacto de la zapatilla sobre el duro y abrasador asfalto donde encontró finalmente su verdadera vocación.

Ecuador, que ansía desde hace tiempo un digno sucesor del admirado Jefferson Pérez, espera ahora que Chocho se reponga pronto de su última decepción, posiblemente con los 50 kilómetros a modo de desquite y con los Juegos Olímpicos de Río en el horizonte dentro de un año.

Yorgelis Rodríguez, cuando el gran salto es el primero

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BEIJING (AP) – En el país donde Mao Zedong aplicó en su día la criticada campaña bautizada como “un gran salto hacia adelante” y que resultó en trágicas consecuencias para el pueblo chino, la cubana Yorgelis Rodríguez lucha hoy por establecer su propio impulso con horizontes notablemente más alentadores. Y en su caso no hay mayor escollo que el de la primera valla de la prueba de los 100 metros obstáculos en la competencia de heptatlón.

“Es la que más me cuesta” relata la cubana desde las honduras del estadio conocido como El Nido de Pájaro de Beijing, donde se celebra el 15to Mundial de Atletismo desde el sábado.

Rodríguez ganó su primera carrera en la jornada inaugural, la serie preliminar de los 100 metros vallas, con una marca de 13:73, la mejor de su temporada y 19na entre las participantes, por lo que se mostró satisfecha tanto con el crono como sus sensaciones. “Era mi primer evento de la competencia y me sentí contenta. Siempre tengo un poco de aprensión al principio, pero abrí muy bien y corrí relajada”, valoró la atleta, antes de participar en la prueba de salto de altura, donde figuró séptima con un registro de 1.86 metros.

Tras finalizar 18va en lanzamiento de bala y 22da en los 200 metros en las sesiones de la tarde, la cubana acumula un total de 3717 puntos en el heptatlón, que finaliza el domingo, y clasifica momentáneamente 14ta. “Me tocará recuperar mañana lo perdido hoy. Me faltaron fuerzas en los 200”, reconoció, visiblemente contrariada, al cierre de la jornada. “Aunque las esperanzas permanecen intactas. Espero lograr mis objetivos”.

Ganadora de sendas medallas de oro en los pasados Juegos Panamericanos de Toronto y los Juegos Centroamericanos y del Caribe, la joven de 20 años ansia, como mínimo, mejorar la clasificación registrada en su primer mundial, cuando quedó 12da en Moscú 2013. Tampoco descarta quedar entre las ocho primeras o rebasar la barrera de los 6400 puntos de cara a sumar confianza para los Juegos Olímpicos de Brasil en 2016.

Oriunda de Guantánamo, se inició en las carreras y los saltos a los 11 años de edad, y pronto se dio cuenta que el heptatlón, exigente modalidad femenil en que se combinan sucesivamente en dos jornadas los 100 metros vallas, salto de altura, lanzamiento de bala, 200 metros llanos, salto de longitud, lanzamiento de jabalina y 800 metros llanos, no está diseñado para pusilánimes.

En un entrenamiento con apenas 13 años, tropezó con la temida primera valla y se lesionó el tobillo. Desde entonces, ese gran salto inicial que en Beijing fue también el primero de su larga competencia, pende amenazador sobre sus aspiraciones. “Pese al tiempo, el miedo a caer en el arranque nunca lo pierdes. Pero, una vez superada esa valla vas ganando confianza, velocidad y potencia”, expone. “Para mí, la de los 100 metros vallas es la prueba que más respeto”.

Se reconoce mala perdedora, y lo tendrá difícil en Beijing con competidoras como la canadiense Brianne Theisen Eaton, las británicas Jessica Ennis-Hill y Katarina Johnson-Thompson, más las holandesas Nadine Visser y Nadine Broeersen, o la alemana Caroline Schaffer. Pero Rodríguez evita pensar demasiado en sus rivales o planificar en exceso las competencias. “Me pongo nerviosa y no me sale. Prefiero pensarlo poco antes de la salida e improvisar”, asegura, aunque consciente de que debe fortalecer su tren superior para mejorar marcas en lanzamientos de bala y jabalina.

“Tiene gran capacidad de trabajo y una psiquis sólida bajo presión. Es una atleta universal, y la veremos ganar un mundial”, vaticinó en su día su anterior entrenador, Gersin Luis, hoy relevado por Gabino Arzola.

Pensar poco y salir fuerte. Conceptos que se antojan claves para ese gran salto adelante pretendido por la talentosa atleta, deseosa de prosperidad deportiva en el lejano Oriente.

Aprendiz de barbero, Rodríguez quiere afeitar marca en 800

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BEIJING (AP) – Rafith Rodríguez aprendió a afeitar barbas y pelar cabello en las calles de su ciudad natal de El Bagre, región del bajo Cauca de Colombia, y aspira a ser maestro de escuela algún día; pero por ahora se centra en rebajar la marca de 1:46.39 en los 800 metros planos que logró el sábado en la jornada inaugural del Mundial de Atletismo en Beijing.

Clasificado ya para los Juegos Olímpicos de Brasil 2016 al sellar el boleto el pasado mayo en el Grand Prix de Ponce, en Puerto Rico, Rodríguez puede centrarse con total tranquilidad en el actual certamen, donde no competirá en las modalidades de 1500 metros, 400 y los relevos de 4×400, que también domina.

Su octavo puesto general en la jornada sabatina no resultó especialmente brillante, en tercer lugar de su serie y lejos de su mejor marca personal de 1:44.31. Pero el colombiano, que ganó la medalla de plata en los últimos Juegos Panamericanos de Toronto, aseguró no estar especialmente preocupado cara a la semifinal del domingo.

“Empecé bien, salí rápido y me sentí cómodo. Luego me pasaron, pero también ahorré fuerzas. Quería clasificar solamente. Mañana la estrategia será diferente: la idea será comenzar tarde y pasar adelante al final”, explicó Rodríguez, quien disputa su tercer mundial confiado en sus posibilidades, pese a caer en semifinales en las dos anteriores citas, Daegu 2011 y Moscú 2013. “Me siento con fortaleza. Al que entrena bien, le va bien”.

El polivalente atleta, que aterrizó en Beijing el pasado miércoles, concedió que no todos sus compatriotas llegaron a la cita en perfectas condiciones, en parte por problemas burocráticos surgidos con la federación colombiana. “Hubo mala organización, se compraron los boletos aéreos en mal horario y algunos atletas no han gozado del mismo descanso que yo. La federación debería mostrar mayor compromiso”, reclamó.

Además de finalizar sus estudios de maestro de escuela para enseñar en Medellín, Rodríguez aspira también a gestionar algún día su propia barbería. Aunque por ahora le basta con las carreras para ayudar económicamente a su familia, quien sufrió un susto considerable hace seis años, cuando el deportista de élite se vio afectado por un dengue hemorrágico y una bacteria en la sangre que le mantuvo hospitalizado durante dos semanas.

“Pensé que me iba a morir, no tenía alientos. Fue un momento realmente duro, pero que me sirvió para valorar la vida. Luego me enfoqué más en mi deporte, empecé a aprovechar el tiempo, obtuve mejores resultados y rebajé las marcas”, relató Rodríguez, quien acabó con mal sabor de boca su participación en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuando cayó eliminado en las series.

Los inicios no fueron fáciles para el ya consagrado atleta, que se inició en las carreras a los 14 años por placer y porque dos amigos le invitaron a competir con ellos, primero en los 600 metros y más tarde en los 800. “También hice salto largo y triple, y jugué a voleibol como atacante”, recuerda. “Pero ya en Medellín enrolé con Libardo Hoyos, y fue él quien me enseñó a entrenar y correr con cabeza”.

Antes ganó un montón de carreras en los juegos departamentales de Antioquia, la mayoría descalzo porque no podía permitirse unas zapatillas propias, como las que sí lucían el resto de sus rivales. “Era el único que no las llevaba, hasta que mi mamá ahorró para comprarme unas de color blanco, azul y rojo, aunque eran de fondo”, cuenta.

Rodríguez calza hoy unos botines negros con dibujo rosa. “Los únicos que tengo, pero van muy bien”, subraya. Y corre con ellos por Colombia, pero también para que su madre, ama de casa, y su padre, comercial de productos de limpieza entre otras ocupaciones, gocen de mayores privilegios.

“Mañana toca ir con todo”, insiste, con el objetivo de la final del martes entre ceja y ceja. Clasificar a toda costa, ni que sea por los pelos.

Tricampeón Barcelona, el proyecto continúa

[Este artículo fue editado y publicado en junio de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – “Después de un año como el que hemos vivido, con las dificultades pero un gran resultado final, estamos más que ilusionados esperando volver a conquistar títulos”, declaró Luis Enrique el martes, tras sellar su prórroga de contrato con el Barcelona, apenas dos días después de celebrar el triplete con la entidad azulgrana.

Cualquier espectador neutral que hubiese contemplado el domingo los fastos en las calles de la capital catalana por la conquista de la liga española, la Copa del Rey y la Liga de Campeones seguramente consideraría de lo más normal que el entrenador de semejante equipo ganador alargara su vínculo con el nuevo monarca del fútbol europeo.

Pero ni Luis Enrique es un tipo corriente, ni el Barsa puede considerarse un equipo normal, condición de la que alardea en su slogan fundacional: “Más que un club”, proclama el cuello interior de su camiseta oficial.

Cuesta a veces interpretar semejante mensaje incluso el en entorno culé más cercano, capaz de definir al Barsa como “el ejército no armado de Cataluña”, como en su día hiciera el escritor Manuel Vázquez Montalbán. Muchos de los aficionados que el domingo agasajaron al plantel campeón y sacaron a pasear banderas de diversos colores tras un desenlace de ensueño se desgañitaban hace apenas seis meses por cuestiones puramente deportivas que, sin embargo, desencadenaron una tremenda crisis institucional, se cobraron la cabeza del director deportivo, Andoni Zubizarreta, y provocaron el anuncio de elecciones por parte del presidente Josep Maria Bartomeu.

No es casualidad que el anuncio de la renovación de Luis Enrique, por una campaña más hasta 2017, se produjera el mismo día en que Bartomeu oficializó su dimisión para presentarse como candidato cara a los comicios de julio. El técnico asturiano, fichado hace un año por Zubizarreta, quedó seriamente tocado en enero, cuando tensó la cuerda con Lionel Messi y el Barsa perdió transitoriamente el liderato de la liga, con consecuente alerta roja en todos los estamentos del club.

No costaba demasiado aventurar un turbio desenlace por la fuerte personalidad de Luis Enrique, quien ya a su llegada aseguró que el equipo acabaría definiéndose para bien o para mal y, fiel a su estilo de futbolista finalizador y maratoniano amateur, cerró la temporada con los brazos en alto y la certeza de no haber escatimado esfuerzos en el camino.

Los obstáculos superados fueron variados y notables, desde las distracciones que provocaron la imputación de Bartomeu y el anterior presidente, Sandro Rosell, en el caso por fraude fiscal en el contrato de Neymar, a la sanción de la FIFA que impedirá al club reforzarse mediante traspasos antes del próximo mercado invernal; pasando por los retos sobre la cancha, donde el Real Madrid partía con ventaja en el sprint final por la liga, y Manchester City, Paris Saint Germain, Bayern Munich y Juventus intentaron evitar sucesivamente la conquista de la Champions.

Rebasados los merengues en la competición doméstica, superados los cuatro campeones de sus respectivas ligas en el torneo europeo, el Barsa se coronó también en la copa frente al Athletic de Bilbao, consiguiendo el segundo triplete de su historia con un renovado estilo de juego y erigiéndose como el primer club en repetir tal gesta.

El éxito validó el método de trabajo de Luis Enrique, capaz de activar un plantel decaído tras la marcha del anterior técnico en ganar los tres títulos, Pep Guardiola, el fallecimiento de su sucesor, Tito Vilanova, y la decepcionante experiencia del año pasado bajo el timón del argentino Gerardo Martino, huérfana de grandes conquistas.

También restauró en parte la dañada figura de Zubizarreta, quien juntó a Messi con Neymar y luego Luis Suárez, a pesar de la sanción de la FIFA al uruguayo, y solventó la marcha de Víctor Valdés con las incorporaciones del chileno Claudio Bravo y Marc-André ter Stegen.

Ambos arqueros son hoy pilares de un proyecto deportivo en que apenas se perciben fisuras, donde Messi reina de nuevo como monarca indiscutible del fútbol mundial, veteranos como Gerard Piqué vienen de recuperar también su mejor versión y recientes incorporaciones como Ivan Rakitic asumen sin traumas el vacío que dejan hombres de glorioso palmarés como Xavi Hernández. Salvando quizás el tridente ofensivo, la competitividad del once se antoja asegurada en las restantes líneas, con el joven Rafinha pujando por desbancar a Andrés Iniesta del mediocampo y el francés Jeremy Mathieu y el canterano Marc Bartra erigiéndose relevos de garantías para Piqué y el argentino Javier Mascherano atrás.

Sí permanecen varios frentes abiertos en el área deportiva, con el reciente descenso de categoría del equipo filial y la definición de una próxima estructura directiva, así como en los despachos, entre ellos la elección del presidente que comande la nueva estrategia. Pero Bartomeu deja en herencia un plantel cerrado con las recientes renovaciones del atacante Pedro Rodríguez y los laterales Jordi Alba y Dani Alves.

Las tensas negociaciones con el último evidenciaron que la institución sigue débil y susceptible a torcer el brazo en momentos de tensión; pero, una vez superados los grandes retos deportivos, al aficionado le preocupa principalmente el estado físico y anímico de Messi, con contrato en vigor hasta 2018 y principal conector del ciclo de Guardiola con el que espera abrir ahora Luis Enrique.

Queda por ver el rol que tendrán jugadores cedidos como Denis Suárez o Gerard Deulofeu a su retorno. Aleix Vidal, fichado del Sevilla aunque sin posibilidad de debutar hasta que concluya el castigo de la FIFA, es el primer refuerzo del Barsa para la temporada que viene y tranquiliza así a los temerosos de que la marcha o el declive de Alves abriera un peligroso boquete en el carril derecho del triple campeón.

La esquizofrenia forma parte de la genética del Barsa, ese ente que se autodefine “más que un club” y que hoy saborea las dulces mieles del éxito a golpe de renovaciones.

Pendiente de si Bartomeu sigue al frente de la entidad o Joan Laporta recupera el sillón presidencial abandonado en 2010, el técnico que durante meses evitó pronunciarse sobre su continuidad ha sido el último en estampar su firma sobre un compromiso de futuro con afirmación que suena a proclama: “El proyecto continua”, resume hoy Luis Enrique.

Con el mejor Messi volvió el gran Barcelona

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Barcelona conquistó con una fecha de antelación la liga española y, con su 23er campeonato bajo el brazo, afrontará en los próximos 15 días el difícil reto de celebrar el triplete, lo que requerirá de ganar dos finales: la de Copa del Rey frente al Athletic de Bilbao y la Liga de Campeones contra Juventus.

El ambicioso objetivo parecía una quimera hace apenas un año, cuando el Barsa y el estratega argentino Gerardo Martino decidieron poner fin a su breve y decepcionante aventura.

Eran otros tiempos, muy lejanos en sensaciones, en los que el cuadro azulgrana se quedó sin títulos relevantes y Lionel Messi vio cuestionada por vez primera su supremacía mundial.

Pero el astro argentino, cuatro veces ganador del Balón de Oro de forma consecutiva, volvió por sus fueros esta temporada con toda una demostración de poder en que desplegó un ampliado repertorio en función de asistente y creador de juego; así como mayor inteligencia emocional sobre la cancha, donde fue capaz de gestionar mejor sus esfuerzos.

Los goles siguieron llegando como siempre a ritmo torrencial, unos 56 en 55 partidos y 43 en la liga, donde acabó segundo máximo cañonero. También se tambalearon los cimientos del barcelonismo con un sonado enfado del rosarino a principios de año, cuando vio desde la banca como se perdía en cancha de la Real Sociedad, y tensó la cuerda con el técnico Luis Enrique.

Pero el bache se tornó punto de inflexión: el capitán Xavi Hernández, que dejará el Barsa al final de curso tras 17 años como profesional, prestó su último gran servicio a la entidad y recondujo la situación, posibilitando que futbolista y entrenador se toleraran para liderar la reacción del equipo, que ganó 18 de las siguientes 21 fechas rumbo al campeonato.

Brilló con luz propia el chileno Claudio Bravo, titular en la liga por encima de Marc-André ter Stegen y excelente como relevo del emigrado Víctor Valdés, hasta el punto de consagrarse el arquero menos goleado del torneo, con solo 19 tantos permitidos.

Escoltado por Neymar, quien mejoró notablemente sus números en su segundo año como azulgrana, y un Luis Suárez que justificó sobradamente su polémico fichaje con goles, sacrificio e impecable comportamiento, Messi regresó a los altares del fútbol y de la mano arrastró al Barsa, que espera abrir un nuevo ciclo glorioso tras tres años insatisfactorios.

La continuidad de Luis Enrique es incierta, así como el presidente que liderará el cambio, después de que el actual convocara elecciones próximas tras la crisis de enero.

Lastrado aún por la sanción de la FIFA, el club sigue sin poder fichar jugadores hasta la apertura del siguiente mercado invernal, pero confía en su lujoso tridente ofensivo, que superó el centenar de goles, y se congratula de haber recuperado al mejor Messi, garantía de éxitos venideros si el físico no le traiciona.

El Real Madrid acabó segundo en la liga a dos puntos de distancia y sin grandes títulos que celebrar; sinónimo de fracaso en una entidad que rivaliza siempre con el Barsa y cuenta 32 campeonatos. Sus 22 triunfos seguidos en todas las competiciones para cerrar 2014 no sirvieron de nada en 2015, cuando el equipo se desplomó del liderato y, pese a un meritorio arreón final, no logró superar al acérrimo rival azulgrana.

Los blancos cayeron en la fecha 28 en cancha del Barsa y tampoco pudieron vencer al Valencia en la 36ta, en que sellaron un empate que les acabó condenando al rol de comparsas.

En el camino quedaron los 48 goles de Cristiano Ronaldo, que podrá presumir de su condición de máximo artillero del torneo ante Messi, pero nada más. El astro portugués reclamó a su manera, tras cerrar el curso con un triplete ante el Getafe, la continuidad del técnico Carlo Ancelotti. “Espero trabajar junto a él la próxima campaña”, expresó Cristiano en las redes sociales.

Lo cierto es que el futuro del técnico que levantó la décima Copa de Europa de la entidad hace un año se antoja incierto, y más de un astro pueda acompañarle por la puerta de salida; quizás el discutido Gareth Bale o incluso Cristiano, por el que también suenan ofertas.

Con pie y medio fuera del club parece estar el arquero Iker Casillas, aunque ello no necesariamente signifique camino despejado para el costarricense Keylor Navas. El presidente Florentino Pérez ha caracterizado sus dos mandatos por los grandes desembolsos tras sonados reveses y presumiblemente refuerce a su antojo todas las líneas del equipo, incluida la portería.

Entre los pocos intocables está James Rodríguez, quien anotó 13 dianas ligueras y lideró en muchos tramos al equipo con ayuda de su privilegiada zurda y notable visión táctica. El colombiano se sacrificó también en tareas defensivas y se antoja abanderado del nuevo proyecto; no en vano el Madrid notó sensiblemente su baja de dos meses, sufriendo ese fatídico bajón de resultados.

El vecino Atlético tampoco logró revalidar su título de campeón y perdió el barniz de magia de la campaña anterior, pero no la base competitiva que ha definido el férreo timón de Diego Simeone. El argentino sacó el máximo jugo del pujante Antoine Griezmann y encontró nuevo central en el uruguayo José Giménez, pero no el relevo ideal de Diego Costa en Mario Mandzukic, inadaptado al clásico juego de contragolpe del cuadro rojiblanco.

“Por tercera vez consecutiva vamos a la Champions y es para estar satisfechos”, subrayó Simeone tras acabar tercero por delante del Valencia, que regresó a la máxima competición continental aupado por la inversión económica del nuevo máximo accionista, Peter Lim, y el excelente rendimiento de fichajes como Alvaro Negredo o el argentino Nicolás Otamendi.

Su compatriota Ever Banega renació también en el Sevilla, clasificado quinto y aspirante a disputar la Champions si gana en la final de la Liga Europa al Dnipro. El colombiano Carlos Bacca podría despedirse ante la lluvia de ofertas, tras dejar nuevamente patente su olfato goleador con 20 dianas anotadas.

El Athletic sigue aspirando a la copa y acompañará a la Liga Europa al Villarreal, que exhibió gran fútbol por momentos y mejor potencial; especialmente arriba, donde lucieron Gerard Moreno, Denis Cheryshev y el también argentino Luciano Vietto. Como único lunar, las lesiones del arquero Sergio Asenjo y el central Mateo Musacchio, quien se perderá la Copa América con Argentina, lo mismo que el sevillista Nico Pareja.

Salvando al colista Córdoba, que solo sumó tres victorias en todo el torneo, el descenso a la segunda división no se definió hasta la última jornada, en que el Almería y el debutante Eibar confirmaron su desplome.

Elche queda pendiente de solventar en los despachos sus problemas de liquidez, para no verse también abocado a la perdida de categoría.

El Betis fue el primer equipo de segunda división en certificar el ascenso a primera a dos fechas del final, tras ganar el domingo por 3-0 al Alcorcón.

Messi, o el talento del escapista

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – “El talento siempre pesa más que un entrenador”, aseguró el martes Pep Guardiola en la previa del cruce de semifinales de la Liga de Campeones entre su ex club, el Barcelona, y su actual equipo, el Bayern de Múnich.

“El talento improvisa y rompe cualquier esquema en medio segundo de inspiración”, expuso el entrenador, receloso de que Lionel Messi, el más brillante de sus pupilos, le realizara una faena en el mismo escenario donde tantas veces disfrutaron juntos. “Si está como intuyo que está, no hay defensa ni entrenador que pueda pararle. Es imposible. Es demasiado bueno. El talento no se defiende, hay que intentarlo de otra manera”, insistió Guardiola.

Unas 30 horas más tarde, completada la victoria del Barsa por 3-0 en el choque de ida con nueva exhibición europea de Messi, el maestro seguía igual de resignado ante el ilimitado potencial de su ex alumno, protagonista en los tres goles e indiscutible héroe de la noche; pero ya con menos ganas de elaborar al respecto. “El talento ha marcado las diferencias”, musitó Guardiola tras los dos golazos y asistencia del argentino. “Hay que intentar que participe lo menos posible, porque si participa…”.

Más allá de adivinar la final de la Champions del próximo 6 de junio en Berlín, el duelo entre ambos oficiaba como gran reclamo del cartel continental: ¿Podría la pizarra de Guardiola, conquistador de 14 de 19 títulos posibles en el Barsa y esperado transformador del juego del Bayern, enjaular a Messi, cuatro veces ganador del Balón de Oro e indiscutible astro de la más brillante etapa de la entidad azulgrana?

Durante 77 minutos pareció haber hallado la fórmula el técnico, valiente a la hora de arrancar con tres defensores, capaz de rectificar a un dibujo clásico de 4-4-2 y ganarle la posesión al cuadro local en porcentaje de 53-47 según datos oficiales, pese a pronosticar justamente lo contrario. “Nadie le quita la pelota al Barsa”, había asegurado.

Ningún entrenador conoce mejor a “La Pulga” que Guardiola, quien supo exprimir lo mejor del astro entre 2008 y 2012, manteniéndole activo e involucrado, inventando el concepto de “falso nueve” con el que el delantero llegó a sumar 211 goles y numerosas noches mágicas en ese periodo conjunto.

Pero el misterio de Messi, especializado en negar las más variopintas teorías futbolísticas sobre su figura, se mantiene indescifrable incluso para el técnico catalán, quien por primera vez sufrió en el banquillo visitante las diabluras del “diez”; y justo el día en que la hinchada “culé” se debatía entre la recepción cálida a Guardiola o la indiferencia competitiva.

Al final, el homenaje fue al fútbol y lo puso Messi con dos obras de arte que sintetizaron su condición de genio: primer gol de inapelable zurdazo rabioso, el segundo a toque suave con la supuesta pierna mala, tras desnudar con la buena al defensor.

“Guardiola tenía razón: si está inspirado, no hay jugador que le pueda parar. Ha hecho dos goles fantásticos, el segundo es increíble”, asintió Gerard Piqué, el central que defendía al argentino de los rivales en categorías inferiores.

Y convino su compañero Jordi Alba. “Va en velocidad con el balón pegado al pie, tumba al defensa, ve que el portero se vence y se la pica por encima. Hace lo que quiere”, zanjó el lateral.

Circunspecto como casi siempre ante los medios, Messi se limitó al análisis más obvio tras su enésima demostración. “Tuvimos la suerte de hacer un gol, después vinieron los demás muy seguidos, y sacamos un resultado muy bueno para la vuelta. Pero no debemos confiarnos”, comentó a la televisión de UEFA, restando trascendencia a su efusiva celebración del primer tanto y maniobra en el segundo. “No habíamos podido marcar y fue una alegría por lo que significaba para la eliminatoria. El 2-0 Fue un segundo, salió así: imaginé que el defensor iba a esperar que saliera a mi pierna más hábil y recorté”, sintetizó.

De nada sirvió la táctica de ayudas ideada por el técnico rival, ni la intención de mantenerle inactivo mediante el dominio de la pelota, que los germanos no consiguieron disparar al arco a lo largo del encuentro.

Intuitivo y decisivo, Messi se bastó de dos zarpazos para decantar la balanza y añadió luego la asistencia del tercer tanto a Neymar, con el Bayern desquiciado y entregado al intercambio de golpes.

Se erigió, en definitiva, como el futbolista total que administra sus esfuerzos y que tantas veces elogió el maestro en noches especiales como en marzo de 2012, cuando el rosarino superó con un triplete el récord de goles de César Rodríguez en el Barsa. “Lo siento por los que quieren ocupar su trono, pero es un jugador simplemente distinto a todos los demás: aparte del talento y la fortaleza mental, aparece cuando se le necesita”, explicó entonces Guardiola, sin reparos a la hora de compararle con otro grande de la historia del deporte como Michael Jordan: “Hay pocos que dominen el juego con tanta suficiencia, y Leo es uno de ellos. Cada día es mejor que el anterior, y lo mejor es que lo hace cada tres días”.

Sereno y aparentemente confiado, Messi quiso ser elegante el martes al referirse al estratega, al que luego victimizaría como a tantos otros. “Aprendí mucho con él e Intenté seguir creciendo cuando se fue. No volvimos a hablar. Vivimos muchas cosas importantes y conseguimos muchos títulos. Normal que haya un homenaje”, opinó, sin querer entrar en comparaciones con Luis Enrique.

El argentino aparcó hace tiempo las diferencias con su actual técnico para centrarse en la persecución de la liga, que el Barsa lidera a falta de tres fechas, la Copa del Rey, donde es finalista, y la quinta Champions de su historia.

Tres trofeos continentales ha conquistado Messi, dos de ellos bajo la tutela de Guardiola, a quien espera dar la estocada final el próximo martes por la vuelta en Múnich.

Al Bayern le queda la esperanza de otra remontada, como la del 6-1 al Porto tras perder por 3-1 la ida de cuartos. Y rezar para que Messi no embarque el vuelo, claro.

“Lo hicimos todo bien, y ni así. Es demasiado bueno”, se quejó el derrotado Juan Bernat, ya escamado cuando se bromeó con la posibilidad de un secuestro. “Da igual: se escaparía”, sentenció el lateral.

Tropiezo europeo no altera impoluta mirada de James

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – James Rodríguez se paró mirando a la grada semivacía del Santiago Bernabéu, a la que agradeció su apoyo con gesto desconsolado, y caminó luego hacia los jugadores de la Juventus, a los que felicitó con la mano tendida. Dos gestos caballerosos para el incondicional que alentó y el rival que le apeó de su primera final de la Liga de Campeones, donde el Barcelona espera al equipo italiano.

El Real Madrid cayó el miércoles en semifinales pese a los esfuerzos de James, quien luchó contrarreloj para recuperarse a principios de abril de una lesión en el pie derecho y sumarse así al abordaje final por la liga española y la que hubiera sido la undécima copa continental de la entidad blanca. El regreso del volante colombiano, quien se ha ganado a pulso el afecto de la hinchada, el respeto de sus compañeros y la confianza del técnico Carlo Ancelotti, supuso un impulso notable para el equipo “merengue” tras el bajón sufrido en sus dos meses de ausencia a principios de año.

Pero ni el aporte de James ni el ilimitado talento del lujoso plantel fueron suficientes ante el colmillo de la Juve, que aguantó los embistes locales en la vuelta de semifinales y rascó un empate 1-1, bueno para el boleto a la cita del 6 de junio en Berlín. Cosas del destino, el héroe fue el ex madridista Alvaro Morata, con dos goles clave en el cruce.

A James, asistente del gol de Cristiano en la ida y provocador del penal transformado por el portugués en la vuelta, tan solo le quedó tragar con el amargo sabor de la derrota, y esperar una nueva oportunidad de coronarse en Europa.

En Madrid, el oriundo de Cúcuta ya reina, por mucho que prefiera desviar atenciones a Cristiano, el actual Balón de Oro que, nada más confirmarse la eliminación continental, abandonó raudo la cancha para refugiarse en el vestuario. El portugués ha vuelto a golear en proporciones estratosféricas esta temporada, pero la resaca del  “Moratazo” dejó dudas sobre la continuidad del astro, quien no alcanzó su mejor nivel en el cruce.

No existen tales vacilaciones con el futuro de James, que se antoja tan brillante en la capital española como en Colombia, donde en las escuelas los niños juegan a emular al “diez” y los técnicos alientan a imitar sus gestos.

Triunfador en el pasado Mundial de Brasil, donde se proclamó máximo goleador con seis dianas y lideró la clasificación de la selección nacional a los cuartos de final, el hoy madridista carga sobre sus hombros las desbordantes ilusiones del país y otea, aunque a regañadientes, un horizonte como indiscutible abanderado de la entidad “merengue”.

Acostumbrado a moverse entre mayores desde que abandonara a los 11 años la Academia Tolimense para enrolar en Envigado, el volante ya asumió galones de líder de cara a la frustrada remontada ante la Juve. “El Bernabéu es nuestra cancha y tiene que arder. Hay que salir a matarlos”, alentó desde Turín. Y siguió en la previa en Madrid, ya más frío en el análisis. “Queremos marcar rápido para que ellos dejen espacios atrás y tener superioridad numérica para hacer goles, ya que poseemos jugadores para eso”, explicó al tiempo que pidió unidad en torno a la criticada figura del arquero Iker Casillas. “Debemos estar unidos. Cuando se pita a uno, se pita a todos”, remarcó.

El paso al frente en la sala de prensa vino precedido de un notable desempeño en la cancha desde su retorno por la 29na fecha del campeonato, con brillante goleada de 9-1 sobre el Granada.

Los madridistas, que cerraron el año 2014 con 22 victorias seguidas en todas las competiciones, se despeñaron  del liderato liguero en el periodo de convalecencia del internacional colombiano, en que registraron un pobre balance de cuatro triunfos, cuatro derrotas y un empate.

Su vuelta coincidió con mejores números goleadores para Cristiano, quien tan solo marcó cinco tantos en las 12 primeras jornadas de 2015, y también del equipo, capaz de hilvanar seis fechas ligueras con victoria y clasificar a las semifinales de la Champions.

James contribuyó cuatro goles a la racha para alcanzar las 16 dianas totales en la temporada, en la que también suma 15 asistencias en 44 partidos, y destacó como catalizador del juego junto a Luka Modric, quien cayó nuevamente lesionado por la 32da fecha.

El colombiano y el croata han mezclado bien en el mediocampo del Madrid, territorio inmisericorde con talentos faltos de personalidad, más exigente si cabe con fichajes de campanillas como James, por quien se pagó a finales de julio el doble de lo que pedía el Mónaco antes del Mundial.

Pero el volante, que tardó en arrancar, puso el turbo tras dos derrotas en las tres primera fechas que valieron un toque de atención de Ancelotti al plantel. Para la videoteca han quedado auténticos golazos como el primero que marcó en la goleada por 8-1 al Deportivo La Coruña en septiembre, o el último ante el Almería, otro zurdazo diabólico de larga distancia.

Los tantos le valieron el reconocimiento de la afición, pero son su disciplina táctica y sacrificio los que le ha supuesto el visto bueno de Ancelotti, y su inteligencia emocional la que le ha merecido el aprecio de Cristiano. El juego de toque rápido y movimiento liviano que le sirvieron para evitar los embistes de futbolistas curtidos cuando debutó en Envigado con apenas 13 años sigue patente en el Madrid, donde asombra su facilidad para asociarse con sus compañeros y cautiva su capacidad de interpretar los partidos. “La clave es tener convicción y metas claras”, sintetiza.

No es casualidad que Cristiano le considere su mejor socio junto con Karim Benzema, que Toni Kroos descargue en su zurda en las aproximaciones al área o que el mexicano Javier “Chicharito” Hernández, habitual suplente, le buscara repetidamente cuando le tocó formar en el once.

“En seguida se vio que era un jugador diferente, con gran técnica y un físico privilegiado”, contó recientemente Julio César Falcioni, el técnico que pulió al joven diamante en Banfield, equipo al que coronó campeón del Torneo Apertura argentino en diciembre de 2009, su único título en 113 años de historia. “Ya traía todas las condiciones. Tan solo faltaba imprimirle una cultura táctica. Siempre respondió. Hoy no tiene techo”.

El extranjero más precoz en ganar el campeonato, que consiguió con apenas 18 años, James recuerda que “en Argentina saqué físico y aprendí mucho con Falcioni”, con quien se fundió en emotivo abrazo al conquistar el título en la última fecha, pese a perder 2-0 en cancha de Boca Juniors.

El hoy astro del Madrid saboreó entonces el logro sobre el verde de la mítica Bombonera, envuelto en la bandera colombiana y compartiendo felicidad con los miles de seguidores de Banfield parados en lo alto de la tribuna.

Mucho ha pasado en cinco años para el nativo de Cúcuta crecido en Ibagué, que pasó de admirar el autobús del Madrid a sentarse tras Sergio Ramos y Benzema en los desplazamientos al estadio. Pero tampoco tanto ha cambiado: la mirada a la grada sigue tan pura como su toque de zurdas, y su ambición, intacta.

Suárez, una vuelta de diez jugando de “nueve”

[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Sonriente y con el balón de recuerdo bajo el brazo, flanqueado por Andrés Iniesta, Neymar y Lionel Messi en boyante pose, Luis Suárez inmortalizó su primer triplete con el Barcelona, el sábado en la goleada por 8-0 en cancha del Córdoba, exhibiendo la radiante fotografía en las redes sociales.

“Con el Gordo y no es Ronaldo. Felicitaciones!”, añadió luego el argentino Javier Mascherano, especialmente perceptivo a las sensibilidades de su compañero uruguayo, quien también aterrizó en la entidad azulgrana procedente del Liverpool.

Con tres goles de variada factura, Suárez acercó al Barsa al objetivo de levantar su 23er título de liga, pues los “culés” marchan líderes con dos puntos de ventaja sobre el Real Madrid cuando restan tres fechas para la conclusión del campeonato.

Pero el internacional celeste también completó una vuelta de ensueño con el club que apostó por su controvertido fichaje tras la sanción de la FIFA por morder al italiano Giorgio Chiellini en el pasado Mundial de Brasil. Incorporado con retraso a la disciplina barcelonista y pese a estrenar su cuenta en la Liga de Campeones contra el débil Apoel Nicosia, a Suárez le costó arrancar en la faceta goleadora y, tras siete fechas sin marcar, empezaron los murmullos sobre la decisión de haber desembolsado cerca de 90 millones de dólares por su fichaje.

Ninguno salió del vestuario, pues tanto los jugadores como el cuerpo técnico defendieron sus condiciones, maravillados por su entrega y acierto en los entrenamientos, seducidos por su cercanía en la caseta. “Cuando meta uno, será un no parar”, aseguró en su momento el capitán Xavi Hernández.

Y el octavo encuentro en blanco, que hubiera igualado su peor racha en el Ajax, nunca llegó: el oriundo de Salto se estrenó finalmente en liga por la 16ta fecha, el 20 de diciembre con una diana contra el Córdoba; precisamente el mismo rival al que ajustició con su primer “hat-trick” en España, justo una vuelta más tarde. Lo hizo, además, honrando la definición del término balompédico: el primer tanto con la pierna derecha, el segundo de cabeza y el tercero con la izquierda.  Como queriendo aclarar que, pese a los elogios merecidos lejos del área, sigue siendo un depredador de raza, capaz de desplegar todo su repertorio rematador en la posición de “nueve”.

“Estuve tiempo sin jugar y me costó un poco. Nunca me creo el mejor cuando marco ni el peor cuando cometo un error, como en el Mundial”, explicó Suárez poco antes de celebrar el pase a semifinales de la Champions, donde el miércoles el Barsa recibe en el cotejo de ida al Bayern Munich. “Soy muy autocrítico y llegué a pensar que había momentos en que no estaba ayudando al equipo, pero siempre confié en mí, y me trataron como a uno más”.

El técnico Luis Enrique, quien originalmente le ubicó en la banda derecha flanqueando a Messi, ni confirmó ni desmintió unas declaraciones previas del goleador, cuando reveló que la iniciativa de posicionarse como ariete partió del argentino. “Un día Messi me dijo ‘quedáte por ahí, de nueve’. Después el entrenador empezó a probarlo”, contó Suárez, quien calificó de “desahogo” la posibilidad de jugar junto al astro rosarino.

17 goles en sus últimos 16 partidos oficiales (un triplete y cinco dobletes incluidos) y 24 en el total de competiciones, más 17 asistencias, acreditan su adaptación a un rol donde otros grandes delanteros sufrieron hasta optar por buscar el sol lejos de la alargada sombra de Messi. El talentoso Zlatan Ibrahimovic apenas duró una temporada antes de regresar al fútbol italiano, David Villa y el chileno Alexis Sánchez asumieron galones de escudero sin llegar a merecer la plena aprobación del “diez” y Samuel Eto’o fue el gran sacrificado por Pep Guardiola, cuando el técnico entendió que no podía haber mayor gallo que Messi en el corral.

Acostumbrado a ser referente en el Liverpool, donde venía de conquistar la Bota de Oro como máximo artillero de las ligas europeas, Suárez parece haber comprendido mejor que nadie las particulares necesidades del astro argentino y ha sabido acercarse, tanto en la cancha como fuera, al cuatro veces ganador del Balón de Oro, llegando incluso a cambiar de casa en Castelldefels, donde ambos residen.

El internacional celeste, hoy integrante del tridente que, con Neymar, acumula 108 dianas en la temporada, nunca gozó de semejante compañía en posiciones ofensivas con los “reds”, donde apenas sintonizaba con el excesivamente individualista Daniel Sturridge, y siempre que miraba al costado percibía un futbolista inferior: Andy Carroll, Craig Bellamy, Iago Aspas…

Luis Enrique, que llegó a calificar el Barsa como “la Disneylandia del fútbol”, se sabe dichoso de contar con “los tres pepinos”, como les calificó en su día el central Gerard Piqué. Pese a su prolongada sequía inicial, el timonel se deshizo en elogios a Suárez desde el primer instante, valorando su inteligencia táctica, esfuerzo en la presión y desmarques que eventualmente se tradujeron en goles decisivos.

Mascherano y Xavi le han comparado en esa faceta a Eto’o, aún idolatrado por la hinchada pese a su polémica salida y frecuentes arranques de ira. Pero Suárez, sobre aviso tras el incidente con Chiellini, se puso en manos de los psicólogos nada más llegar, y las sesiones parecen haber dado fruto: ni siquiera ha cumplido el ciclo de cinco tarjetas amarillas que acarrea sanción en liga, ha esquivado el más mínimo incidente, y se ha mostrado especialmente concentrando y perceptivo sobre la cancha, como releja su particular química con Messi.

“Puedo hablar de su comportamiento y actitud. El reconoció que se había equivocado, ¿pero quién no se equivoca en un terreno de juego?”, preguntó el viernes Luis Enrique. “Ser consciente de cada situación en su caso, de lo que significa para él un partido de fútbol, sentirlo y vivirlo como lo vive… sabe que tiene que tener autocontrol, y lo está haciendo perfectamente. Estamos muy contentos con su rendimiento futbolístico y también fuera del terreno de juego. Y le invitamos a que siga comportándose así porque es más gratificante para todos, incluido él”.

Suárez, que cuenta como referente al argentino Gabriel Batistuta e ídolo a su compatriota Enzo Francescoli, se coló de joven en el estadio Camp Nou de la mano de su hoy esposa, entonces ambos justos dinero para pagar el boleto de la visita oficial, y siente hoy el aliento de la grada, la aprobación de Messi y la satisfacción de tener el objetivo al alcance de la mano: una temporada de ensueño tras cuatro meses de pesadilla. Y tres títulos en juego, jugando de “nueve” y con nota de diez.