Cómo escribir del Giro comiendo boquerones

{Banda Sonora: Los Cardencheros de Sapioriz – Ya me voy a Morir a los Desiertos}

Por ÀLEX OLLER

Si hoy en día le dan un contrato literario a cualquiera, para escribir un blog no le piden a uno ni el carné de identidad, con lo que salen titulares tan absurdos como este, inspirado en la cortés entrega de botellines de cerveza tras el visionado de A Morir a los Desiertos en la III Muestra de Cine Mexicano Contemporáneo, que se exhibe este fin de semana en Barcelona.

“No pueden ser frías. Para evitar tentaciones… ¡pero mañana con boquerones estarán riquísimas!”, se excusa el esforzado promotor en tiempos de pandemia. Ya sufrimos al incívico de turno en la sala y tampoco se trata ahora de desmelenarse, a pocas horas del fin del prolongado estado de alarma. Empezábamos hace un año a aliviar el confinamiento –competiciones deportivas incluidas– y encaramos hoy el arranque del segundo Giro de Italia en apenas ocho meses; así que la ocasión bien merece una celebración a modo de aperitivo y pequeña puya a nuestro admirado Ander Izaguirre, seguidos de diamanti rellenos de setas porcini y mozzarella con salsa Alfredo para homenajear a nuestros hermanos italianos.

Como en las pasadas Vuelta a España y Volta a Catalunya, afronto la escritura desde la tramposa comodidad del sofá y los traicioneros susurros de Morfeo. A falta de sangre de buey, ese dudoso estimulante de carreras ancestrales descrito por Izaguirre, opto un por café bien cargado mientras ojeo previas diversas y el recién adquirido ejemplar de Giro d’Italia, The Story of the World’s Most Beautiful Bike Race, de Colin O’Brien. Todo listo pues, para la Grande Partenza desde Turín, capital del Piamonte.

Filippo Ganna, ídolo regional y especialista en la contrarreloj –llegó a ganar nueve seguidas antes de caer ante Wout Van Aert en la Tirreno-Adriático y es campeón mundial en la modalidad–, se antoja el principal favorito para imponerse en esta primera etapa: una crono individual de 8,6 kilómetros llanos bordeando el río Po con salida desde la céntrica Piazza Castello y final en la vecina basílica de la Gran Madre di Dio. Y me perdonarán tanto detalle urbanístico, pero es que en italiano, todo acostumbra a sonar más bello.

La Corsa Rosa –permítanme insistir– la retransmite en nuestro país Eurosport y contamos con analista de lujo en Alberto Contador, campeón en 2008 y 2015. Tras enumerar a los candidatos al triunfo final –Egan Bernal, Simon Yates, Mikel Landa, Hugh Carthy, Marc Soler, Vicente Nibali, Joao Almeida y Remco Evenepoel– el madrileño se sorprende de que las calles turinesas presenten un nutrido número de espectadores, una vez que las autoridades hayan relajado las restricciones sanitarias. “Esperemos que por lo menos lleven mascarilla”, comenta con asombro. Contador es un auténtico multiusos como comentarista, echándole humor, color y matices a una etapa aparentemente inocua como esta inaugural, y hasta se suelta a traducir las entrevistas en inglés a los corredores. De estar in situ, me lo imagino bajando a por cafés en las pausas, reservando restaurante para la cena y llenando el depósito de gasolina a primera hora de la mañana antes de recoger al resto de compañeros; todo con una sonrisa en la boca. Pero, como tantos hoy en día, el de Pinto también teletrabaja. Lástima.

La crono no depara más sorpresas que el golpe sobre la mesa del reaparecido Evenepoel, quien, después de 266 días de inactividad tras aquella espeluznante caída en Lombardía,  firma un destacable séptimo puesto a 19 segundos de Ganna. Ante los suyos, Pippo ha dado una nueva exhibición de técnica contrarrelojista al ritmo de 58,7 kilómetros por hora, luciendo el maillot arcoíris y esa espectacular Pinarello color azul eléctrico con guiños a Top Gun. “La radio no funcionaba y me dijeron ‘Pippo, full gas’”, revela el del Ineos, todo un personaje que le saca 10 segundos a su compatriota Eduardo Affini, 17 a Almeida y más de medio minuto al resto de favoritos, de los que apenas se salva el joven prodigio belga. “Mucha tela”, resume Contador.

Turno para los analistas en La Montonera, programa que dirige Laura Meseguer y en el que Antonio Alix proclama que, efectivamente, “Evenepoel is back”, definiéndolo como “un corredor de época, como Pogacar y podría ser Bernal, que parece se está quedando en el camino”. La etapa ha sido relativamente previsible, concuerdan nuestros expertos, quienes aventuran el triunfo de Peter Sagan a la siguiente jornada, con final al sprint en Novara, donde se elabora el popular Campari. Meseguer nos cita para entonces, con el ritual dominical del aperitivo como reclamo.

Órale, pues. Los boquerones los pongo yo.

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