Domingo frío, Vuelta caliente

{Banda Sonora: Aqualung – Jethro Tull}

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España – La pandemia nos robó la ascensión al Tourmalet en la sexta etapa de la Vuelta –si todo fuera eso…– pero la climatología dominical regaló unas condiciones propias de cine de aventuras de sobremesa, con frío, lluvia y visibilidad reducida entre la salida en Biescas e improvisada final en Formigal. Eso, para los que disfrutamos de la carrera en pantuflas desde el sofá de casa y para los realizadores televisivos, con planos dignos de la trilogía del Señor de Los Anillos: picos escarchados, glaciares, lagos, frondosos bosques, riachuelos y juraría que hasta algún hobbit por la coqueta localidad de Sallent de Gállego y un dragón entre las nubes…  o un helicóptero. A saber.

“¡Eso es hielo”, exclama durante la retransmisión Purito Rodríguez. Y sí, lo es. Cosas de disputar la Vuelta a destiempo. Lo dicho: si todo fuera eso…

A los protagonistas sobre el glaseado asfalto – léase ciclistas y cámaras motorizados–, el tiempecito les debe saber más bien a cuerno quemado y acarrea no poca logística para combatir la hipotermia que se ceba con hombres como Oscar Cabedo, quien recibe entre temblores ropa de abrigo y cariñosas friegas por parte de sus compañeros del BH Burgos.

“Son un poco exagerados con el drama de mojarse, nosotros nos hemos mojado muchas veces y luego a dormir al refugio o a la tienda y no nos quejamos tanto…”, suelta Jaime en el chat de amigos montañeros, que aprueban masivamente la reprobación. Tampoco echaría yo nada en cara a quien optase por cobijarse en el cercano balneario de Panticosa, situado en un enclave de lo más privilegiado y con un aire retro propio del Gran Hotel Budapest. Ojalá algún día…

Los aficionados, ya se sabe, están hechos de otra pasta: felices de aguantar la ventisca y la humedad que se cala en los huesos más insospechados con un paraguas a modo de parapeto o, los más aventurados, luciendo llamativos disfraces apeluchados que colorean el decorado. ¡Alegría, que es domingo! En cualquier caso, son pocos los valientes que hacen guardia en las cunetas, asegurando de paso la requerida distancia de seguridad.

El margen sobre la carretera la marcan los hermanos Izaguirre, Gorka y Ion, quien va de menos a más y acaba coronando la etapa en solitario, con 25 segundos de ventaja sobre Michael Woods, considerable alivio e infantil sonrisa al cruzar torpemente la meta, los brazos en cruz y el casco chorreante. Una foto triunfal para el álbum familiar, a la que se suma en noveno lugar Gorka, tras liderar varios kilómetros en escapada.

Menos ufano se le ve a Primoz Roglic, de pómulos rojos y mirada perdida, el gran derrotado del día al ceder 43 segundos y el maillot colorado a Richard Carapaz, que percibe desde la ascensión a Formigal el sufrimiento del esloveno y ataca con ganas. Un líder débil es como sangre en el agua para un depredador como el ecuatoriano, que pasará desde el martes a ser el cazado, cuando la Vuelta arranque de nuevo en Vitoria tras la más que merecida jornada de descanso (ya sea en el refugio, la tienda o el hotel).

Apretada la general, con cuatro aspirantes –Carapaz, Hugh Carthy, Dan Martin y Roglic separados por menos de 30 segundos– preocupa ahora la continuidad de la carrera por el creciente acoso de la Covid-19 y consecuente declaración del estado de alarma por parte de las autoridades. Alerta ya estamos todos, tras el ejemplo del Tour y otro desenlace taquicárdico en el Giro de Italia, donde se lleva finalmente la ‘maglia rosa’ Tao Geoghegan Hart –otro con nombre de personaje de Tolkien– tras sacarle 39 segundos a Jai Hindley en los 15 kilómetros de la contrarreloj. Un cierre nuevamente de película tras tres semanas de sufrimiento.

Así es el ciclismo en época de pandemia: apretado hasta los dientes aún sin Tourmalet y pendiente todavía de un triunfo de etapa de Alejandro Valverde, por mucho que se empeñe uno en buscar señales por el camino. La última, el golazo del tocayo Fede en el clásico Barça-Madrid del sábado, tampoco resultó. Como con tantas otras cosas, habrá que esperar.

Si solo fuera eso…

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *