Rodríguez esquiva caída en carrera, pero no adiós en Mundial

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BEIJING (AP) – Déborah Rodríguez se dejó el alma sobre la pista del Nido de Pájaro en el Mundial de Atletismo de Beijing y se jugó también el físico el miércoles, durante la segunda mitad de la carrera de los 800 metros que cerró su participación en el certamen.

La atleta uruguaya, que pugnaba por colarse en el grupo de cabeza integrado por la alemana Fabienne Kohlmann, eventual ganadora de la serie preliminar, vio como Noélie Yarigo, de Benín, tropezaba con la estadounidense Alysyia Johnson Montano poco antes de encarar la curva final del trazado, resultando en la aparatosa caída de la segunda corredora, que casi arrastró a ambas al piso.

“Logré esquivarlas abriéndome hacia la derecha, pero perdí tiempo y ya luego me taparon y no pude avanzar posiciones. Fue una marrana, pero una se nutre de estas competiciones”, relató al término de la carrera una exhausta Rodríguez, quien pese a su no clasificación a la ronda semifinal se marchó satisfecha de su desempeño. “Estoy contenta y feliz. Siento que progresé mucho. Los 800 son una distancia nueva para mí y competí bien. Me queda trabajo por hacer, pero soy optimista”.

La deportista, que acabó registrando un crono de 2:02.46 minutos, bueno para el quinto lugar de su serie y 34to global, se despidió del mundial tras haber caído también en la semifinal de los 400 metros vallas, donde también compitió el lunes con tiempo de 56.30 en la ronda preliminar, el mejor de su carrera, y algo peor en la segunda carrera: 56.47.

“Estoy muy contenta de haber pasado a una semifinal del mundo a mis 22 años. Fue un año muy duro con muchas competencias, dos oros a nivel sudamericano, bronce en los Panamericanos… Sé que voy para más. Tengo mucho potencial. Soy una bendecida y hay que ser positiva. Estar dentro de las 20 mejores del mundo para mí es un orgullo, pero quiero más”, expresó entonces Rodríguez, quien venía de ganar la medalla de bronce en los recientes Juegos Panamericanos de Toronto, un logro que aumentó todavía más sus índices de popularidad en Uruguay.

La cara de la joven deportista, participante también en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuando mejoró su marca en los 400 vallas en más de un segundo, ya era sobradamente conocida en su país por el hecho de ser modelo y participar en numerosas campañas publicitarias. Además, su padre es Elio Rodríguez, un ex futbolista de cierto prestigio que llegó a jugar en la liga de Chile con Cobreloa y también Mandiyú de Corrientes, en Argentina. Hoy es director técnico en la segunda división profesional de Uruguay, y la mundialista no tiene reparos en reconocer que lo tiene muy presente a la hora de entregarse al cien por cien al atletismo.

“Soy la única nena, con dos hermanos, pero mis padres me dejaron marchar a Punta del Este a entrenar cuando apenas tenía 14 años. Estoy aquí por ellos, y eso siempre lo voy a valorar”, dijo Rodríguez, quien asimiló desde pequeña sus consejos de respeto personal y honestidad en el trabajo y hoy no duda de que obtendrá el boleto para participar en los Juegos Olímpicos de 2016, su próximo gran objetivo.

“En Suramérica no competimos a este nivel, con cámara de llamada y tanta gente, y a veces eso le apabulla un poco a uno y pierde el foco. Pero estoy segura de que voy a clasificar a Río. Soy muy chica, pero en el atletismo la edad no importa cuando entras en la pista”, zanjó, cansada pero intacta tras evitar morder el polvo en Beijing.

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