Súper fichajes Bale y Neymar cotizan en el clásico

[Este artículo fue editado y publicado en marzo de 2014 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

Contratado a golpe de talonario el pasado septiembre por el presidente del Real Madrid Florentino Pérez, el galés Gareth Bale fue recibido en España con mezcla de entusiasmo, recelo e indignación por el costo récord del traspaso procedente del Tottenham, cifrado en unos 132 millones de dólares.

Tras unos frustrantes inicios con numerosas lesiones musculares trabando su progresión en el club nueve veces campeón de Europa, el valor del apodado “Expreso de Cardiff” cotiza al alza en el mejor momento, justo a pocas horas de que Madrid y Barcelona se enfrenten por el segundo clásico de la temporada, con la liga en juego cuando restan 10 fechas y ventaja moderada de los blancos, que cuentan cuatro unidades de distancia en la punta del de la clasificación sobre un Barsa cuyas dudas se reflejan en la figura de su propio fichaje estrella: Neymar.

La incorporación del astro brasileño en mayo fue celebrada con mayor unanimidad en Barcelona que el retrasado arribo de Bale a la capital española. La gestación del fichaje fue también distinta; lanzada la caña de pescar largo a tiempo atrás desde el despacho de Sandro Rosell, el hoy ex presidente se llevó la codiciada pieza, anticipándose al acérrimo rival, y no tuvo reparos a la hora de subrayar su autoría, pasando por encima del director deportivo Andoni Zubizarreta.

La proclamación del rebajado precio del transfer por parte del mandatario, entonces aparentemente inofensiva, acabaría pasando factura a ambos implicados y por extensión al Barsa, que alcanza el clásico con imperiosa necesidad de ganar en su intento por revalidar el título de campeón.

Para partidos como el del domingo apostó la entidad por Neymar y no deparó en gastos de representación ni se molestó en dar explicaciones sobre el destino de las numerosas y jugosas comisiones. Casi un año después, Rosell dimitió al ser inquirido en los juzgados por presunto delito fiscal, el club admitió que el montante final de la operación rondó el precio pagado por Bale, el equipo perdió el lustro con que arrancó el campeonato y el joven futbolista, quien superó una lesión en el tobillo que lo tuvo parado por ocho partidos, una vez consumada la rotura sentimental con la actriz Bruna Marquezine, transita la estrecha cornisa que separa la adulación del fracaso.

El fantasioso Neymar suma apenas 12 goles en 32 partidos, estadísticas menores de las que presentan compañeros de vanguardia como Pedro Rodríguez (18) o el chileno Alexis Sánchez (19). Pese a ello se le supone titular para el clásico, en un nuevo intento por parte de Gerardo Martino de sacar rédito a su innegable talento.

El técnico argentino, a su vez cuestionado, empezó la temporada exhibiendo personalidad y sentando al brasileño, quien llegó con diagnóstico médico de anemia y debió esperar su turno tras los veteranos. Cumplió con gol clave al Atlético de Madrid para conquistar la Supercopa y, en su mayor logro, marcó en su primer enfrentamiento con el Madrid, abriendo el triunfo por 2-1 en la décima fecha jugada en el Camp Nou.

Como el resto del plantel, asumió un mayor protagonismo cuando el astro Lionel Messi debió ausentarse por lesión en noviembre, y marcó las mitad de sus tantos en ese tramo. Pero la vuelta del argentino a principios de año ha supuesto una regresión en “Ney”, autor de un solo gol en 2014 y a quien el vestuario ha visto alicaído en las últimas fechas, en especial tras su gris actuación hace nueve días, cuando fue sustituido por Sánchez en el partido de Liga de Campeones contra el Manchester City y escuchó los primeros pitos de la hinchada, quizás irritada por la aparente frivolidad exhibida hasta la fecha por el veinteañero.

Su desbordante protagonismo en las redes sociales, donde solo en la semana previa al clásico apareció disfrutando de Disneyland Paris junto a su compañero de selección Thiago Silva, o haciendo bromas de dudoso gusto con sus amigos, agrada tan poco en el entorno azulgrana como su afinidad por los bailes estrambóticos de la mano del lateral Dani Alves, quien no se antoja precisamente el mejor padrino que el vestuario le podía deparar.

La escasa química exhibida por ahora con Messi, incluso en las celebraciones de gol, no ha sido obstáculo para que Martino haya acabado apostando por él en los grandes partidos como el del City o el clásico; aún en caso de arrancar con cuatro medios y un solo delantero junto a “La Pulga”, cuando parecerían más necesarias la movilidad y presión de Rodríguez o Sánchez que las gambetas en estático de Neymar.

Relegado a la banda izquierda como lo fueran antes otros distinguidos compatriotas como Rivaldo y Ronaldinho, ambos con agría despedida del club azulgrana, el atacante parece jugar cohibido, deferente como tantos predecesores suyos a la figura de Messi; y no parece casualidad que su estilo improvisador luzca más cuando disfruta de total libertad de movimientos en la selección brasileña, donde ha marcado 12 tantos en sus últimos 13 cotejos.

Parecidos problemas de adaptación sufrió Bale en Madrid al inicio de temporada. Calzado en el once de Carlo Ancelotti bajo decreto presidencial, el zurdo debió ubicarse en una nueva demarcación a banda cambiada, donde su disparo ganaba ángulo en detrimento de su velocidad paralela a la línea de cal.

Presentado una vez iniciada la liga, el extremo debutó 12 días después con gol en cancha del Villarreal, evidenciando que el olfato anotador es uno de sus puntos fuertes. Obsesivo de la preparación física, debió realizar una mini pretemporada específica tras un verano apartado de los entrenamientos del Tottenham y ni aun así evitó constantes molestias que le privaron de la continuidad necesaria para alcanzar su mejor nivel.

Su peor momento fue el primer clásico, cuando Ancelotti sorpresivamente lo situó de ariete, negando sus mejores virtudes, y acabó siendo sustituido sobre la hora de juego, quedando malparado en la comparación con Neymar.

Pero curiosamente el partido del Camp Nou sirvió de punto de inflexión para el galés, quien ha disputado 24 de los 31 cotejos invictos del Madrid desde entonces, los nueve últimos consecutivos, con bagaje en la temporada de 14 goles, además de liderar al equipo con 14 asistencias.

Poco hablador por su escaso dominio del idioma, Bale ha progresado en la cancha con el paso de las jornadas, dibujando en Madrid trayectoria invertida a la de Neymar en Barcelona. El valor de ambos súper fichajes cotizara de nuevo el domingo en la bolsa del clásico.

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