[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por ALEX OLLER
BEIJING (AP) – Alejandra Ortega luce el pelo recogido en fino lazo tricolor tras acabar como novena clasificada la carrera de los 20 kilómetros marcha el viernes en el Mundial de Atletismo.
El ribete es un distintivo nacional más para la atleta mexicana, quien fue también la primera latinoamericana en cruzar la meta, y el único remanente de una infancia penada largas horas en la peluquería donde trabajaba su madre. Un desespero infantil que, casualmente, acabó empujándola al atletismo.
“Mis papás trabajaban ambos largo rato y nos llevaban con ellos al trabajo”, explica la mediana de cinco hermanos, criada en Delegación Cuauhtémoc de Distrito Federal. “Mi papá se dedica a transportes de carga, así que nos pasábamos mucho rato en la estética. Me acuerdo que las clientas nos paseaban con la carreola y también nos dormían sobre las sillas. Era muy aburrido, nunca nos gustó”.
Fue ese sopor, unido a la necesidad de mantenerse en forma y ocupada en horario laboral, lo que impulsó a Ortega a dedicarse a la marcha. Y el viernes recorrió un largo camino, literal y metafóricamente hablando, al clasificar como la primera latinoamericana en Beijing.
La mexicana, quien a sus 21 años es también la atleta más joven de su delegación, cruzó la meta con un tiempo de 1 hora, 31 minutos y 4 segundos; lejos de la ganadora china Hong Liu, pero bueno para su mejor registro personal, que anteriormente estaba marcado en 1:31:38.
“Me sentí muy bien y me marcho satisfecha, feliz porque fue mi mayor esfuerzo en esta prueba. Se la dedico a todo México. Fue una carrera dura, con mucha humedad. Cierro la temporada con mi mejor tiempo tras no poder entrar en competencias y fui de las más chicas entre las primeras, ya que la mayoría pasan de 25 años”, comenta tras haber superado una intervención quirúrgica en la rodilla izquierda en abril de 2014, la única lesión relevante de su carrera.
Completada su rehabilitación, reapareció en los 20 kilómetros del Challenge de Chichuahua y no dejó de caminar hasta validar en Beijing la confianza que en ella depositó la federación mexicana.
“Ha venido de menos a más tras su operación y hoy nos ha dado una grata sorpresa con la mejor competencia de su carrera en su primer mundial. Es el comienzo de una atleta que tiene todavía mucho futuro”, opina el presidente federativo Antonio Lozano, en ausencia de su entrenador personal, quien no pudo desplazarse a la capital de China por excedencia de cupo.
Fue el técnico Javier Rodríguez España quien le inició en la marcha tras probar el atletismo y el fútbol como aficiones juveniles. Seguidora de los Pumas de la UNAM, se entrena habitualmente en Distrito Federal y ahora disfruta de su exigente disciplina, que le permite a la vez viajar y conocer mundo. “Yo nunca soñé esto, ni que estaría junto a los mejores del planeta como Usain Bolt. Cuando los ves, primero te impacta, pero luego dices ‘soy igual que ellos, tengo dos piernas y dos brazos’. Sé que puedo lograr lo que me proponga”, expone Ortega, quien tuvo el privilegio de contemplar en directo el triunfo en los 200 metros del plusmarquista jamaiquino.
No gozó tanto en los reciente Juegos Panamericanos de Toronto, donde acabó octava con un crono superior en cuatro minutos al registrado en Beijing. “Me decía que esta iba a ser mi revancha y creo que lo fue. Ahora solo me falta experiencia y algo más de kilometraje de cara a los próximos Juegos Olímpicos”, concluye la defeña, desde ya gran esperanza tricolor para seguir caminando duro en Río 2016.