Ibargüen vuelve a coronarse en triple salto

[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BEIJING (AP) – Caterine Ibargüen pisó el Nido de Pájaro, contempló, sonrió, gritó, corrió, saltó, conquistó y finalmente celebró por todo lo alto una nueva medalla de oro para su brillante palmarés y que dedicó a toda Colombia.

La estelar atleta de Antoquía no tomó prisioneras al ganar el lunes la final del tripe salto en el Mundial de Atletismo de Beijing y revalidó así su corona en la modalidad; a la vez que dio a Colombia su primera medalla de oro en el certamen, y que también fue la primera presea para un país sudamericano en el medallero.

“¿La medalla? Está bien guardada”, comentó la radiante campeona al término de la rueda de prensa de las ganadoras, que atendió flanqueada por la israelí Hannah Knyazyeva-Minenko y la kazaja Olga Rypakova, respectivas merecedoras de la plata y el bronce.

Con un salto máximo de 14,90 metros conseguido en su cuarto intento, Ibargüen se impuso claramente Knyazyeva-Minenko (14,78) y Rypakova (14,77) y alargó de paso a 29 su total de eventos internacionales seguidos sin perder. “El objetivo era ganar primero y superar mi marca histórica (de 15.31) después. Lo segundo no lo conseguí, pero estoy contenta, muy feliz por la racha de victorias. Esta competencia merecía disfrutarla y dar el máximo. Era fundamental para mí vencer, y conseguí el objetivo marcado”.

La antioqueña, reciente oro en los Juegos Panamericanos de Toronto, no concede ninguna competencia del triple salto desde que tuviera que conformarse con la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Entonces la campeona fue Rypakova, que en esta ocasión vio como Ibargüen tomó ventaja en el primer salto con una marca de 14.47 y ya no abandonó la condición de líder de la prueba, ampliando definitivamente su margen con su mejor vuelo de la noche en la penúltima tanda de seis.

En el mundial previo de Moscú 2013 también se había colgado la medalla de oro con un registro inferior de 14,85 metros; y fue precisamente en Beijing donde confirmó su dominio en la especialidad aérea, en el mismo estadio del Nido de Pájaro que le fue vetado en los Juegos Olímpicos de 2008.

Ibargüen no consiguió entonces la marca necesaria para clasificar, pero siete años después sí pudo disfrutar de un logro mayúsculo: su segundo campeonato consecutivo.

“No clasificar cambió mi historia deportiva. Le tenía ganas a Beijing y hoy lo conquisté. Tenía una espina clavada, pero ya pasó. Ahora toca mirar hacia adelante”, comentó tras su enorme exhibición física, que no escatimó energía en sus habituales despliegues gestuales y sonoros, con constantes gritos de ánimo en el arranque de cada uno de sus poderosos saltos.

“El secreto está en la sangre, en las ganas de ganar y el compromiso que tengo con el atletismo”, subrayó, marcando también en rojo su próximo gran objetivo, dentro de un año, cuando tendrá una nueva oportunidad de lograr la eludible medalla de oro olímpica en los Juegos de Río 2016. “Es mi meta, la cereza que le falta al pastel”, apuntilló.

En su quinta participación mundialista, la colombiana cosechó también su tercera presea, contando la de bronce en Daegú 2011. El nuevo metal la sitúa sin duda como la gran favorita para Río, una vez quedó encumbrada en Beijing al Olimpo del atletismo mundial junto a nombres tan admirados como el del campeón de los 100 metros, Usain Bolt.

“Tenía un gran sueño de añadir mi nombre entre los grandes del deporte y lo cumplí”, concluyó Ibargüen tras otro gran salto en su carrera y su emocionante paseo final, enfundada en la bandera colombiana, por la pista olímpica que tan dolorosamente se le resistió siete años atrás.

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