[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por ALEX OLLER
BEIJING (AP) – Todo sonrisas, aunque con el cuerpo dolorido, Eder Sánchez, expresaba el domingo su inmensa satisfacción por su desempeño en la prueba de los 20 kilómetros marcha en el Mundial de Atletismo que se celebra desde el sábado en Beijing.
“Disfruté como nunca. Este 16to lugar me da mucha confianza de cara al futuro: siendo realistas, esperaba caer sobre el 35to puesto, y mejoré mi marca del año por dos segundos”, comentó tras una paliza que en su caso duró 1 hora, 21 minutos y 56 segundos, lejos del mejor tiempo registrado por el ganador español, Miguel Angel López (1:19:14), pero buen augurio para el corredor mexicano. Entusiasta declarado de la marcha por herencia familiar y los éxitos cosechados en el pasado, como el sexto lugar en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y la medalla de bronce en el lejano mundial de Berlín 2009, Sánchez espera acercarse algún día su mejor versión. Paso a paso, como buen fondista.
“Fue un duro golpe no poder competir después de la cita olímpica”, lamenta sin poner mala cara el defeño, quien sufrió una lesión en la rodilla derecha y luego tuvo problemas con la correspondiente cirugía en México, quedando estancada su carrera. “La operación no fue buena. Me rasparon los tendones y el menisco quedó dañado. Siempre me va a doler, es algo crónico. Ahora mismo siento como la rodilla me hace ´pum-pum’”, explica, mimetizando con la apertura y cierre del puño el bombeo de la sangre.
Recién finalizada su participación en su quinto mundial, Sánchez piensa ya en los Juegos de Río 2016, donde espera competir también en la modalidad de 50 kilómetros marcha, pese a sus problemas físicos y la negativa actual de la federación nacional.
“En México ya se olvidaron de mi sexto lugar en Londres y retiraron apoyos, pero yo quiero competir en ambas carreras. No quiero limitarme”, asevera el residente de la delegación Manuel Hidalgo. “Es cierto que, cuando paso de los 20 kilómetros en los entrenamientos, me duele. Pero con el tratamiento adecuado puedo lograrlo, seguro. Se trata de ir subiendo poco a poco en intensidad. Estoy tranquilo de cara a Río”.
Sánchez ha sufrido peores golpes en la vida que sobre el asfalto, como cuando su padre, Víctor Sánchez Guerrero, falleció apenas cuatro meses antes de los Juegos de Londres. Fue, al fin y al cabo, quien le impulsó decantarse por la marcha, que él mismo había practicado con éxito junto a su tío Joel, ganador una medalla de bronce para México en los Juegos de Sidney 2000. En el circuito atlético se conocieron el padre a la madre de Eder, Graciela Terán, quien ejerce ahora de entrenadora de su hijo.
“Ambos somos profesionales, estoy acostumbrado y no hay problema con eso”, subraya Sánchez. “De chico ya iba a los entrenamientos que mi padre realizaba con sus hermanos, así que mamé la marcha desde bien pequeño”.
Tan presente siente el deporte el atleta, que incluso invade las que teóricamente deberían ser sus horas de descanso. “Puede decirse que me acuesto pensando en la marcha y me despierto con ella. Incluso sueño que entreno, y a veces me despierto sudoroso, con las pulsaciones altas”, revela.
También sueña despierto, y con altas pretensiones. “Colgarme una medalla en Río”, señala como próximo objetivo, tras recuperar sensaciones y sonrisas en Beijing.