[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por ALEX OLLER
BEIJING (AP) – Andrés Chocho se las prometía de las más felices el domingo, a falta de cuatro kilómetros para el final de la carrera de los 20 kilómetros marcha en el Mundial de Beijing. Pero el fondista ecuatoriano pasó del optimismo a la decepción en poco más de lo que uno tarda en decir “descalificado”.
Fuera de competencia se encontró el atleta tras serle aplicada una tercera amonestación de forma fulgurante en el tramo decisivo. Fue una decisión controvertida, al menos a ojos del afectado, que cuando se percató de la sanción andaba colocado en excelente posición, pugnando con el español Miguel Angel López, eventual ganador.
“Tenía un aviso y me añadieron un segundo. Entonces pensé ‘adiós Miguel Angel’, y decidí ser conservador, cuidar el paso y defender mi posición ante los chinos (Zhen Wang, finalmente segundo, y Zelin Cai, quinto), que llegaban por detrás. Pero llegó la tercera penalización, que no alcancé a ver. Fueron apenas 500 metros entre una y otra. Venía muy bien. No lo entiendo”, lamentó Chocho. “Incluso la gente de alrededor mío se quejó y reclamó a los jueces”.
Aunque claramente disconforme con la decisión, Chocho evitó polemizar, consciente de que las descalificaciones forman parte de la marcha. No en vano recibió otra dolorosa sanción en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuando le apartaron de la prueba de los 50.
“Es subjetivo: a veces descalifican a un atleta y a otro no. Pero duele, porque en los dos últimos años he mejorado mi técnica y en las diez pruebas que llevo esta temporada apenas he recibido una tarjeta en cada una ellas”, explicó mientras observaba con tristeza y ante un monitor de televisión como sus colegas cruzaban, uno a uno, la meta.
Quizás la emoción le jugara una mala pasada, pero el ecuatoriano debe centrarse ahora en su siguiente carrera, que bien podría ser la de 50 kilómetros dentro de seis días. “Aún no sé si participaré. Lo cierto es que llegaba físicamente perfecto para la marcha de los 20, pero ahora me quedó una espinita clavada y quiero quitármela”.
La decisión la tomará próximamente junto con su padre y entrenador, Luis Chocho, quien ya vio cómo su hijo se llevó la medalla de oro en la prueba larga en los pasados Juegos Panamericanos celebrados en Toronto, pese a recibir una doble amonestación por parte de los jueces al inicio de la carrera.
Tras recuperarse de sus molestias en la espalda de cara a Beijing, el atleta y el técnico conservan ambiciosos objetivos, concretamente ubicarse entre los cinco primeros marchistas del mundo. Iniciado en el deporte por mandato familiar, pues su padre entrenaba a un equipo de marcha, el azuayo practicó también el triatlón y el ciclismo en su día, aunque es en el contacto de la zapatilla sobre el duro y abrasador asfalto donde encontró finalmente su verdadera vocación.
Ecuador, que ansía desde hace tiempo un digno sucesor del admirado Jefferson Pérez, espera ahora que Chocho se reponga pronto de su última decepción, posiblemente con los 50 kilómetros a modo de desquite y con los Juegos Olímpicos de Río en el horizonte dentro de un año.