[Este artículo fue editado y publicado en mayo de 2014 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por ALEX OLLER
MONTMELÓ, España (AP) – No resulta inusual encontrarse a Sergio Pérez con un volante entre las manos, aún en la autocaravana del equipo Force India, ya sea manipulando la pieza o, como en este caso, realizando una simulación del trazado de Mónaco, su favorito en la Fórmula Uno.
“La recta del Casino, reduzco en Mirabeau, curva a la derecha, más cerrada, a la izquierda, gas.”, recita de memoria, sin más ayuda que su particular registro mental, contorsionando el cuerpo a la vez sobre su asiento, torciendo el gesto, visualizándolo todo.
Pérez visualiza también buenas prestaciones de su bólido en el Circuito de Barcelona, donde saldrá desde el 12do lugar en el Gran Premio de España el domingo y aspira a puntuar por cuarta vez en el campeonato, después de un inicio de temporada de lo más irregular, yéndose de vacío en la segunda carrera en Malasia, a la que siguió un tercer lugar en el podio en Bahrein y noveno lugar en China.
La pasada campaña resultó de lo más irritante para el joven piloto, décimo clasificado del campeonato actual y señalado desde sus inicios como uno de los más talentosos de la parrilla.
El salto a un gigante como McLaren desde la más limitada escudería Sauber debía suponer también un paso al frente de “Checo”, al fin en un equipo grande, teóricamente capaz de satisfacer las necesidades propias de quien aspira a ganarlo todo.
Pero, Ley de Murphy, el equipo de Woking sufrió una de las peores campañas de su gloriosa historia y la estrella emergente acabó estrellada; aunque Pérez prefiera recordar aquella etapa sin remordimientos.
“Teníamos un coche tan inconsistente. De viernes a domingo cambiaba totalmente. Eso fue cada fin de semana durante las diez primeras carreras y la adaptación fue muy difícil. Pero me sirvió de experiencia y estoy muy agradecido. La vida sigue”, zanja.
Focalizar tras visualizar. Se trata de uno de los puntos fuertes de Pérez, piloto de marcada personalidad quien, pese a sus altibajos, suele mantener sus emociones bajo control en carrera.
“El año pasado empujó demasiado, pero desde que está con nosotros, pilota con gran tranquilidad”, explica Otmar Szafnauer, Jefe de Operaciones de Force India. “Fuimos por él en cuanto percibimos que iba a quedar libre porque tiene un gran potencial y lo ha demostrado en sus tiempos y con el podio en Bahrein. La clasificación ha traído problemas, pero los ha compensado en carrera. El año pasado le estaba ganando a su compañero, Jenson Button, campeón del mundo, con el mismo coche. Eso ya nos da una idea de su talento”.
El aura legendaria de McLaren tuvo su peso en Pérez, piloto de raza, admirador del desaparecido Ayrton Senna y profundo conocedor de la historia del motor.
En sus frecuentes visitas a la fábrica de Woking, el tapatío solía pasear por el bulevar donde posaban los monoplazas de figuras como Senna y Alain Prost a modo de inspiración; pero los sueños de grandeza jamás llegaron a materializarse sobre el asfalto, e incluso protagonizó algunos incidentes poco característicos en él, como cuando se vio forzado a abandonar en Mónaco.
“En ocasiones fui más agresivo de lo que hubiera debido, pero fue por frustración. Quería poner el coche en lugares imposibles. Eran demasiadas ganas de querer darle un triunfo al equipo y motivarlo”, alega casi un año después, consciente del error. “Me siento valorado, siempre seguí siendo yo mismo, pero no tuve ninguna carrera para demostrar mi potencial. La gente tiene mala memoria. Nadie recuerda mi temporada en 2012 ni el interés de otros grandes equipos por contratarme. En Force India he demostrado lo que podía hacer y voy a seguir haciéndolo”, avisa resolutivo.
Ocurre que las exigencias de la Fórmula Uno no permiten a menudo que el talento puro se traduzca en éxito. Pérez fue plenamente consciente cuando fichó por la escudería asiática que necesitaba cuantos mejores recursos pudiera reunir a su alcance; y una de sus primeras llamadas fue a Xavi Martos, reputado preparador físico catalán cuyos innovadores métodos de entrenamiento han cautivado a varios deportistas de élite.
“No es lo mismo responder mentalmente en situaciones de estrés que en condiciones normales. En la Fórmula Uno existe un alto nivel de exigencia física y psicológica, con visión reducida, calor aumentado y rivales que te atacan por derecha e izquierda. Estudio lo que necesita el deportista y aplicamos un entrenamiento acorde a esas exigencia”, explica Martos, quien ya había colaborado con Pérez en su etapa en GP2 y Sauber pero debió apartarse a un lado por exigencia de McLaren.
La relación entre preparador y piloto espera fomentar una mejora de prestaciones al volante pero, de momento, asegura escenas de lo más chocantes como Pérez practicando lo que Martos ha bautizado como “jogging enriquecido”: el mexicano corre mientras su entrenador le proporciona golpes ocasionales en la espalda, distrayendo su atención. La capacidad de reacción en reducido campo de visión se practica jugando al tenis de mesa; eso sí, con el casco puesto.
La metodología de Martos es inacabable: memorizar los circuitos nadando a ciegas en una piscina, simulando el trazado en situación de gran calma, trabajar con música heavy a todo trapo, o ejercicios de respiración que provocan la apnea que sufren los pilotos al quedarse sin respiración en algunas curvas, tomar decisiones bajo el intenso calor una sauna.
Todo ello seguramente influyó en la ágil reacción de Pérez el viernes, cuando su espejo retrovisor izquierdo se despegó sorpresivamente del monoplaza en los entrenamientos libres y el piloto debió agarrarlo con la zurda, mientras mantenía el control del volante con la derecha. “Saltó de repente y debí conducir a una mano. Fue peligroso, porque se quedó momentáneamente trabado entre mi brazo y el volante, pero logré recolocarlo”, explicó tras el susto.
Al mexicano se le nota suelto en Barcelona, donde el año pasado acabó noveno con la escudería plateada, y disgustado.
“Este año llego mucho más motivado, con un pódium, sabiendo que pudimos hacer mucho más en estas cuatro carreras. No lo hicimos, pero el coche es competitivo y tengo el ánimo muy en alto”, asegura, deseoso de pasar página. “Aunque en McLaren puntuábamos, era decepcionante acabar noveno con un equipo grande. Fue la frustración más grande de mi carrera. Es inútil pensar que hubiera pasado de fichar por Ferrari. Todo cambia muy rápido en la Fórmula Uno”.
Aún con todos sus logros y excelente cartel en el paddock, a Pérez le sigue faltando en su palmarés tanto la consecución de una “pole position”, como una victoria. Pero, enfocado como está en el candente presente, prefiere no pensar aún como celebraría tal hazaña.
“Es probablemente el deportista más frío y calculador que conozco”, subraya Martos. “No se altera dependiendo de si gana o pierde y está siempre centrado”.
Y es que el mexicano, curtido ya en la impredecible naturaleza del deporte motorizado, prefiere curarse en salud por ahora.
“Mi inspiración actual es que tenemos un coche competitivo que me puede dar puntos en este domingo. Por más consejos que te den, todo lo tienes que vivir por ti mismo, y nunca puedes darte por vencido”, proclama, la mirada clavada en la tarea y circuito siguientes, cada vez más alejado de aquel bulevar de los sueños en Woking.