Enderica, entre el cloro, la sal y las porras familiares

[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]

Por ALEX OLLER

BARCELONA, España (AP) – Esteban Enderica lleva la natación en la sangre y su amplio historial deportivo bien ordenado en la cabeza, como demostró nada más acabar, todavía chopo y con respiración laboriosa, la prueba preliminar de los 200 metros mariposa el martes en Barcelona.

“Se bajó la marca nacional de más de 30 años de Jorge Delgado Panchana, que era de unos 2:01:70 minutos, y ese era nuestro primer objetivo. Estoy contento por ese lado, porque quiere decir que estamos trabajando muy bien”, comentó el nadador ecuatoriano sobre la superación de su ídolo quien, se afanó en recordar, “fue cuarto, por escaso margen, en la prueba de los 200 mariposa en los Juegos de Múnich”.

En su estreno en el mundial de natación, Enderica finalizó 27mo con tiempo de 2:01:46, lejos de los 15 primeros lugares que valían el boleto a la semifinal. “La primera carrera a veces te juega a favor y otras veces en contra. Baje mi tiempo, pero no en las expectativas que yo quería, que era por debajo de los dos minutos”, analizó.

La otra meta para el ecuatoriano, quien con su crono del martes ya ostenta 16 marcas a nivel nacional, es bajar su tiempo de los 15:25 en los 1500 metros libres del próximo sábado, su verdadera especialidad.  “Sería honor seguir bajando esa marca, aunque no me hago ilusiones de estar en ninguna final porque los tiempos de los mejores están demasiado lejos. Otra cosa son los juegos olímpicos de 2016 e incluso 2020. Apenas tengo 22 años y, entonces estaré más preparado”, avanzó.

Enderica debutó al día siguiente de aterrizar en la capital catalana; al tiempo que su hermano Santiago y su primo Alejandro, competidores en las carreras de aguas abiertas unos días antes, se encontraban ya de regreso a su Cuenca natal. Así es la vida de los Enderica desde hace años: entrenar, viajar, competir, regresar y volver a entrenar. Una dedicación constante al deporte acuático que mantiene altas las exigencias de cada cual.

Pero, si el hermano mayor Santiago le señalaba el sábado como el posible primer Enderica en traer una medalla a casa, Esteban, siempre humilde, prefirió rebajar expectativas. “Por suerte somos cuatro hermanos. Prefiero ir paso a paso y mejorar primero a nivel suramericano. En Río estaremos también compitiendo en aguas abiertas, y quizás en los 10 kilómetros haya alguna posibilidad, porque hemos ganado otras veces a los brasileños, que son los mejores del mundo”.

Y es que, pese a ser el único representante familiar en la pileta mundialista, el joven Enderica sigue sintiendo atracción por la sal marina y las carreras a la intemperie. “Tras cinco años sin competir en aguas abiertas, regresé en Cozumel (México) y quedé en la 15ta posición de entre unos 78 nadadores y me sentí bien. Estuve cinco vueltas entre los cinco primeros hasta que pudieron conmigo los golpes y el cansancio. Fue un muy buen resultado y me gustaría seguir combinando ambas modalidades”, explicó, enumerando nuevamente una detallada lista de nadadores que le han precedido en el intento.

Eso sí, en caso de tener que decantarse por una medalla, el conquense eligió que esta llegara bajo cubierta. “Son dos pruebas muy distintas. En las aguas abiertas, todo depende mucho del día que tenga uno. Preferiría ganar en pileta, porque es donde están las grandes figuras y es más complicado. Pero si tiene que venir una medalla olímpica, que venga donde sea”, dijo.

A continuación Enderica amplió su resumen de la historia del deporte ecuatoriano, haciendo mención a las dos únicas preseas olímpicas del fondista Jefferson Pérez con todo lujo de detalles. Y es que, más allá de la práctica física, en casa Enderica el deporte siempre fue un tema de conversación y entretenimiento. “De pequeños ya nos reuníamos frente al televisor para seguir todas las competencias y veíamos triunfar a nuestros hermanos mayores y leíamos sus artículos en los periódicos. Ellos nos empujaron a seguir sus pasos y nos trasladaron esa pasión. Cuando llegaban mundiales o juegos olímpicos, hacíamos porras en casa con un pozo de dinero, apostando a los ganadores… y acertábamos bastante”.

El actual mundialista se inició en la natación a los cinco años pero, presa del pánico, tardó tres más en aprender a nadar, progresando únicamente gracias a la determinación por “querer ser como mis hermanos y competir con los mejores” y que le acabó llevando también a competir en Londres 2012, donde finalizó en 29na posición en los 400 metros combinados. “No fue mi mejor desempeño pero la experiencia fue increíble”, subrayó.

Mientras que la tradición familiar de las porras sigue vigente, ahora ya no hay quien le saque del agua. Ya sea la clorificada y depurada de la piscina del Palau Sant Jordi, o la mar salada de las competiciones al aire libre.

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