[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]
BARCELONA, España (AP) – Para Guillermo Bertola los imprevistos forman parte del decorado en las competencias de aguas abiertas, y no hay excusa que valga a la hora de resumir una carrera.
Tampoco es que el nadador argentino necesitara recurrir a ninguna tras finalizar el sábado en la octava posición de la prueba reina de los 25 kilómetros, la mejor marca de la historia de su país, en el mundial de natación. Poco importó que le picara una medusa hace cinco días en la competencia de los 10 kilómetros, cuando también registró la mejor posición de Argentina, llegando décimo; ni que, en esta ocasión, un manotazo le descolocara los “goggles” en la segunda vuelta, cuando marchaba a buen ritmo en el grupo puntero.
Gajes del oficio, pensó Bertola, quien dio un golpe de riñón para seguir al grupo y acabar recorriendo la maratón acuática en un tiempo de cuatro horas, 47 minutos y 44.8 segundos; a 17.8 de distancia del eventual ganador, el alemán Thomas Lurz. Brian Ryckeman, de Bélgica, y Evegenii Drattcev, de Rusia, coparon la medalla de plata y el bronce, respectivamente.
Tras haber quedado a casi cuatro minutos del ganador en Shanghai 2011, Bertola evidenció pues un progreso notable en Barcelona, figurando también como segundo latinoamericano en alcanzar la meta tras el brasileño Allan Do Carmo, quien le superó por tres posiciones.
“Me dieron un manotazo en la curva y se me saltaron los anteojos hacia adelante, pero los pude agarrar en un acto reflejo. El problema no fue solo volver a colocarlos, sino que, en ese instante en que los pierdes, los ojos quedan desprotegidos, te entra la sal del mar y arde muchísimo. Perdí un minuto”, contó un exhausto Bertola, después de cerrar el certamen con tres participaciones: los 10 kilómetros, los cinco por equipos y, finalmente, los 25 individuales. “Llegué mucho más cansado a esta carrera. Cuando te duelen los hombros antes de la mitad es una mala señal. Por momentos fui primero, pero me encontré mal físicamente, no me sentí bien y le eché garra para estar entre los 10 primeros, que era el objetivo. Estoy contento”.
La valoración subió a categoría de “excelente” en boca de su entrenador, Claudio Biagioli, quien no se revela precisamente un hombre fácil de contentar. “Fue su mejor mundial y el mejor resultado para Argentina. Será difícil superarlo”, analizó el preparador, quien percibió una evolución positiva no solo en la parrilla, sino también en “la estrategia y la forma de nadar” de su pupilo.
Pese al desgaste de las tres competiciones y de haberse preparado más para los 10 kilómetros, distancia prioritaria en Rio 2016, Bertola no exhibió remordimiento alguno en la programación. Ni tampoco se planteó, ya en el agua, poner pie a tierra antes de alcanzar la meta. “No pensé en abandonar aunque sí en dejarme llevar hasta el final, porque la sensación era que el cuerpo no me daba para más. Son cosas que se me pasan por la cabeza pero que nunca haría”, explicó el nadador, quien detalló que “una vez alcanzamos a las mujeres, la carrera se puso muy bruta, había que estar atento a los cortes y, en la última vuelta, la gente ya iba a saco”.
Su compatriota Martín Carrizo finalizó en 25to lugar y la rosarina Julia Arino fue 15ta en la competencia de mujeres, aunque también importunada por la dolorosa picadura de una medusa en pleno nado, como le ocurriera el lunes a Bertola. “Me dio en la pierna. Sabía que le había pasado antes a Guille, pero yo no la vi”, relató la seguidora de Central, quien aseguró que la rivalidad futbolera con el varón mayor, fanático de Belgrano, no lastra para nada la buena química del equipo. “Es un compañero excelente, que siempre está de broma, nunca de bajón, muy dedicado y disciplinado. Se entrena increíble y ejerce también de líder por su experiencia: hoy me aconsejó que, sobre todo, me hidratara y no me quedara sola”, reveló Arino, debutante en la categoría reina y en el mundial.
Los incidentes en carrera, entran en el apartado de “cosas que pasan” para Bertola, quien remarcó la necesidad de “estar preparado para ellos tanto a nivel físico como mental. Superar el estrés es clave”.
Biagioli insistió que la concentración y capacidad de mantener alto el listón competitivo marcaran el futuro de su discípulo. “Para estar más arriba hay que hacer una valoración mucho más exigente y cambiar ciertas metodologías y conductas de vida que nos permitan estar en el “top`’, porque los cinco mejores del mundo lo tienen”, analizó, subrayando en grueso la cuestión de la velocidad. “Si mejora sus marcas en los 1500 tiene posibilidades de estar entre los mejores en Río. Pero es algo que le cuesta incluso aceptar. A nivel suramericano tiene buena punta, pero a nivel mundial todavía le falta”.
Pese a los defectos, Biagioli reiteró el balance positivo del certamen y profundizó sobre las cualidades del joven atleta: “Mentalmente es imbatible. Hace cosas que te lo permite solo la cabeza y lleva su cuerpo al límite del dolor, donde quizás otros nadadores con mayor talento no pueden llegar”.
Anímicamente, el cordobés salió aún más reforzado de su participación. “He mejorado en este mundial, sumando también puntos, y ahora espero clasificar directamente a los Juegos. He ganado mucha experiencia y confianza en mí mismo. Ahora sé que, pese a que los favoritos me sacan mucho aún en pileta, puedo competirles de igual a igual en las carreras”, consideró el nadador quien, fiel a su estilo, reservó poco tiempo para el relajo: “Ahora tengo que seguir entrenando porque la semana que viene tengo una competición de 34 kilómetros en Canadá”.
No hay cansancio que valga para Bertola. Tras la medusa y la sal ardiente de Barcelona, toca seguir adelante, sin límites en el horizonte.