[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por ALEX OLLER
BARCELONA, España (AP) – Tras más de hora y media de frenético y tortuoso nado en las calurosas corrientes mediterráneas y a falta de unos 400 metros para el final de la prueba de los 10 kilómetros en aguas abiertas en el mundial de natación el lunes, el argentino Guillermo Bertola tuvo un íntimo encuentro con un célebre residente de las playas de Barcelona: la medusa.
El gelatinoso, jurásico y caprichoso animal marino, habitual veraneante de la costa catalana, lanzó sus tentáculos sobre el limitado cuerpo que dejaba expuesto el bañador (entre la axila izquierda y el cuello) y picó con su veneno urticante al nadador cordobés.
“Al principio pensé que era una bolsa. La vi venir, pero la tenía muy encima, era bastante grande y no me dio tiempo a esquivarla”, relató Bertola, mostrando los efectos del ataque sobre su enrojecido perfil zurdo, que requirió de tratamiento tras una carrera épica, en que pudo superar el dolor para finalizar en décimo lugar; el primero entre los atletas latinoamericanos participantes y el mejor de la historia para la Argentina.
La medalla de oro fue finalmente para el griego Spyndon Gianniotis, mientras que el alemán Thomas Lurz y el tunecino Oussame Mellouli coparon la plata y el bronce, respectivamente.
“Fue bastante trágico el final. Era mucho el ardor y aún lo siento en las falanges de los dedos. Eso no se entrena”, sonrió feliz el cordobés, debutante en incidentes de este tipo con la fauna marina. “Buscábamos mejorar la actuación de Shanghai 2011, en que había clasificado en 17mo lugar, y estamos muy contentos. Aunque quien sabe si hubiera podido esprintar al final y ganar alguna posición más sin la picadura. Estaba medio paralizado, pero pudieron más la adrenalina y las ganas de llegar tras tanto sacrificio en cuatro años de entrenamiento”, suspiró.
La velocidad es tema aparte con Bertola, quien se inició en aguas cubiertas y distancias menores, pero no destacaba precisamente por su rapidez. En el mar, sin embargo, la cosa cambió, y él mismo no acierta a resolver el enigma.
“En pileta no soy muy veloz, y nadie se explica porque en aguas abiertas puedo esprintar tan rápido ante otros con mejores marcas que yo en piscina. De chico hacía carreras cortas, luego pasé a los 1.500 metros en pileta y finalmente me fui a aguas abiertas, subiendo cada vez más de distancia”, explicó el nadador quien, además de volver competir en los 5 kilómetros por equipos el próximo jueves, lo hará también el sábado en la distancia que más domina: los 25 kilómetros. “Me siento muy cómodo en esa modalidad y, pese a que este año hay mucha más competencia, espero mejorar lo de hoy y estar dentro de los diez primeros”.
Aficionado acérrimo al club de fútbol Atlético Belgrano al que, tras atender a la familia, dedica el poco tiempo libre que le queda tras entrenar unas ocho horas diarias en la piscina, Bertola se enorgullece también de representar a la entidad “pirata” en natación, habiendo desestimado desde hace tiempo la posibilidad de triunfar sobre la cancha. “Jugaba de chico, de delantero, pero no era lo mío”, admitió divertido.
Muy probablemente no tuviera las mismas aptitudes que le ayudaron a lograr su particular gesta el lunes; aunque su actual entrenador, Claudio Enrique Biagioli, mantiene que solo la falta de confianza ha frenado en ocasiones el empuje del joven atleta.
“Es una excelente persona, espectacular, pero he reñido muchas veces con él porque no se lo acaba de creer, y ese es el principal problema que le impide avanzar. Espero que, a partir de hoy, confíe más en sus posibilidades”, dijo el preparador.
Biagioli, quien comparte una relación casi fraternal con su pupilo, prefirió no elaborar sobre los elementos extradeportivos que frenaron su ascenso en 2012, pero Bertola reveló las razones que le privaron de participar en los Juegos Olímpicos. “Ya con una medalla panamericana, me obligaron a hacer un repechaje en Portugal y allí tuve un problema en la competencia porque se me cruzó una barca cuando iba primero y perdí el boleto”, expuso.
Si en esa ocasión fue un obstáculo de fabricación humana el que apartó de Londres al cordobés, la picadura de una medusa no bastó para impedir que Bertola hiciera historia en el mundial
“Es la mejor actuación de mi país y espero que sirva de incentivo para la natación. No importa si a veces me he perdido otras cosas por entrenar o estar demasiado cansado. Para mí, una actuación como esta lo paga todo”, resumió.
Ahora le esperan los 25 kilómetros de la prueba reina. Y quien sabe que otras sorpresas le deparen las aguas de Barcelona.