{Banda Sonora: Def Con Dos – El día de la bestia}
Por ÀLEX OLLER
Hay que andarse con ojo con las referencias castrenses, que empezamos hablando un día aquí de La Legión y, pasados dos, nos cuelan a su mascota en plena carrera. Ha aparecido la cabra en el Tour de Francia, y no me refiero a los simpáticos rumiantes que pueblan las sierras de nuestros vecinos y cuyos deliciosos quesos exportan a mansalva, no: faltan unos días aún para encarar las jornadas de montaña. Aludo al habitual sobrenombre de la bicicleta ultraligera que los ciclistas usan para disputar las etapas contrarreloj, esa tan pintona con el manillar en forma de cuerno de chivo para facilitar el apoyo de los antebrazos y la postura aerodinámica. Seducen por su estética futurista y tuneadas varias, aunque ninguna con mayor halo que La Espada de Miguel Indurain, cuyo singular apodo da cuenta del salto de categoría.
¿Ven? Contando el mote que los narcos mexicanos reservan al rifle de asalto AK-47, son ya dos las referencias armamentísticas en un espacio que se supone deportivo. Si es que se empieza por devolver cortésmente el saludo militar y se acaba formando fila en aplicación de la ley marcial. Suerte que en la crono de este miércoles mandan el reloj, la cadencia de las pedaladas y el ritmo cardiovascular de los protagonistas. En la época de aquellas exhibiciones de Miguelón, la fotogénica montura gozaba de su cuota de protagonismo, pero eran aquellas 28 pulsaciones del navarro de impertérrito rictus las que dictaban sentencia.
A Tadej Pogacar, campeón vigente del Tour, le faltan cuatro más para igualar el repóquer de Indurain. Como dirían en México, está cabrón, pero el esloveno cuenta apenas 22 años y vuela, liviano y con cara alegre, tras salir como un tiro de Changé, la mirada puesta en la meta de Laval y un maillot amarillo que por ahora luce Mathieu Van Der Poel y que Pogacar quiere para él y para que sus rivales sepan que lo quiere cuanto antes y que no le teme al peso que conlleva portarlo durante las dos semanas y media que restan de carrera. Si es que este chico no tiene idea buena…
“Va a ser aquí, ¿verdad?”, preguntaba el Padre Ángel en El día de la bestia. “¿El qué?”, demandaba el segurata. “Esta noche. El día de la bestia”, insistía el cura. “No. Hoy toca Satánica. Habla con el de la barra, que es el que lleva los conciertos”, zanjaba el de la puerta.
La genial película de Álex de la Iglesia se estrenó el mismo año en que Indurain culminó su dominio de la ronda francesa, cuando el travieso Pogi, ese que empezó haciendo diabluras en monociclo en su localidad natal de Komenda, ni siquiera había nacido. Contaba seis años su compatriota Primoz Roglic, el gran derrotado en la edición anterior y principal rival en la actual. Ex saltador de esquí, el líder del Jumbo Visma ansia redimirse en la prueba individual donde perdió el Tour 2020 en la penúltima fecha pero, tras caer el lunes y viralizar sus vendajes “de momia”, se muestra incomodo sobre la cabra, mientras Pogacar le resta minutos al mejor crono de Stefan Küng y Van Der Poel lucha por defender su liderato en la general.
“Huele a cerdo”, suelta Carlos De Andrés en la retransmisión de Teleporte, cuando se cuecen la etapa y buena parte de la carrera, mientras Perico Delgado aclara que las raspaduras de Roglic “influyen a la hora de tensar los músculos y no corres igual”. La noticia del día es que los gendarmes han dado por fin con la causante de la espeluznante montonera en la jornada inaugural y que se encuentra bajo arresto, pendiente de la decisión del juez y las posibles denuncias que le puedan caer, posiblemente de afectados directos como Marc Soler, una vez descartada su participación en la Vuelta a España. Señora, las fotos a pie de carretera, como las referencias castrenses, la carga el diablo. Aprendamos de una vez.
No luce cuernos, ni rabo, Pogacar, pero gestos de diablillo, como el de mirar a cámara en pleno esfuerzo rodador, sí tiene el jefe del UAE, que se come, kilómetro a kilómetro, segundo a segundo, la contrarreloj hasta desbancar a Küng y acariciar el maillot jaune. “¡Padre, mire como vuelo! ¡Como los ángeles!”, le gritaba el heavy José Mari al Padre Ángel, colgado del cartel luminoso de Schweppes de la madrileña Gran Vía, en la escena más icónica de El día de la bestia. Es pronto aún para saber si la etapa de hoy será la que definirá el Tour 2021, pero el destrozo del esloveno en la clasificación general es considerable: tras cinco días de carrera, le saca 40 segundos a Julian Alaphilippe, 1’36’’ a Richard Carapaz, 1’40’’ a Roglic, 1’46’’ a Geraint Thomas y 1’50’’ a Enric Mas. El mazazo anímico, por mucho que Van Der Poel conserve una jornada más el liderato por unos muy meritorios pero escuálidos ocho segundos, es mayor aún, aunque El Ruso posa una interesante disyuntiva en el grupo de Whatsapp: “Pues sí. Se confirma lo del año pasado. Lo que pasa es que ahora irán todos a por él. Y la pregunta es: ¿Tiene equipo que le proteja/ayude?”.
La cabra, efectivamente, tarde o temprano tirará al monte, y falta saber cómo se comporta, entonces, Pogacar, si como ángel o como demonio. A día de hoy, simplemente es una bestia.