{Banda Sonora: Umpah Pah – Venedor de Mentides}
Por ÀLEX OLLER
La edición centenaria de la Volta a Catalunya recupera la contrarreloj individual en la segunda etapa de este martes con salida y llegada en Banyoles, que tiempo atrás fue todo lo contrario a un inicio y un final: más bien un macabro, vergonzoso y dilatado epílogo de la vida de un pobre ciudadano africano, se supone que originario de Botsuana.
Dicen que la tragedia, con el tiempo, adquiere la categoría de humor. Aunque, 20 años después de la repatriación del cadáver del llamado Negro de Banyoles, cuesta aún encontrarle cierta gracia a la historia, que empezó con la profanación de una tumba en Sudáfrica, siguió con su cuestionable embalsamiento por parte de dos taxidermistas de brocha gorda y alcanzó su máximo despropósito en esta apacible ciudad gerundense, con su exhibición cara al público durante 80 largos años. Como lo oyen. Etiquetado como bosquimano, catalogada la pieza con el número 1004, lo que restaba del cuerpo de este señor quedó inmortalizado en taparrabos y ridícula pose en el museo local de Francesc Darder; hasta que un residente de Cambrils, de origen haitiano, inició en 1991 un litigio para su liberación.
Alejandro Valverde luce el dorsal uno de la Volta, maillot azul eléctrico, casco aerodinámico y una estampa bastante más digna sobre la bicicleta, camino de la meta con el popular lago de fondo, a pocos metros de donde se perpetró semejante ultraje con no pocos cómplices entre lo más honorable de la sociedad catalana. Probablemente ajeno a la polémica, El Bala aprieta dientes, músculos y pedales con el propósito de no perder décimas respecto al portugués Joao Almeida, favorito en la prueba cronometrada, y partir así con opciones intactas de cara a las siguientes dos jornadas de montaña, donde la cosa se pondrá seria. Pero el murciano no puede, no llega y acaba a un minuto y 14 segundos del vencedor, el australiano Rohan Dennis, que estrena su palmarés con el Ineos. Tras el francés Rémi Cavagna, queda tercero Almeida, nuevo líder de la general con el mismo tiempo que el estadounidense Brandon McNulty y tres segundos de ventaja sobre el español Luis León Sánchez, quien copa el podio virtual. El ganador de la etapa inaugural, el danés Andreas Kron, cede el maillot verde al clasificar en el puesto 80 con más de dos minutos de retraso. De la gloría al abismo en apenas 24 horas. El ciclismo es así de despiadado, como confirma el nonagésimo lugar del supercampeón Chris Froome. ¿Conocerá el sudafricano la trágica historia de nuestro bosquimano?
Contaba Nieves Concostrina recientemente en su sección de La Ventana como al show bussiness etnológico de Banyoles le siguió el show del mediático funeral de Gaborone, con presencia de altos cargos militares, políticos y religiosos para que “minuto y medio después, todo el mundo se olvidara del asunto y la tumba del africano –bajo un cartel donde hoy sigue leyéndose ‘El Negro’, en castellano– acabara sirviendo de córner en un campo donde los chiquillos juegan al fútbol”.
Si existe un antónimo al concepto de justicia poética, será ese, pienso yo, mientras discurre la carrera ciclista por los alrededores de su anterior residencia. “Al menos aquí no recibiría balonazos”, suelto. Y sí, resulta que al final será cierta la fórmula del humor.