[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2019 por AGENCE FRANCE-PRESSE]
Por ALEX OLLER
LIMA, Perú (AFP) – Primero son los pitiditos de los autos, una constante en Lima como la lluvia fina que empapa la hierba –en este caso sintética–, pero que aquí aumentan su frecuencia conforme uno se acerca al estadio San Marcos. Y no solo por el creciente tránsito: juega Perú contra Uruguay en Panamericanos, y hay que alentar desde el vamos.
Luego son las ofertas. De remeras, casacas, gorros, gorras y hasta diademas rojiblancas. También, como no, gastronómicas.
“¡Choripaaaaaán! ¡Adentro el estadio vale 20 soles y aquí cinco!”, gritan desde el tenderete del concurrido cruce entre las avenidas Herrera y Amezaga, donde ya solo es posible el tránsito a pie.
En el avance, la venta se vuelve adquisición.
“¿Sobra? Te compro ¿Sobra? Te compro”, repiten como mantra las ambulantes, a la pesca del preciado boleto que pueda doblar o triplicar su precio con la desesperación de última hora.
Y es que el estadio limeño, remodelado en 2017 y considerado localmente un ‘elefante blanco’ por el poco uso que se le da, presenta un aspecto pletórico al momento de sonar los himnos, cantado a todo pulmón el peruano al cierre de la Fiesta Patria.
“Antes no era así. Solo estábamos los incondicionales”, asegura el cocinero de 27 años Rubén León, enfundado en llamativo atuendo con bordados, lentejuelas y parches variados de los respectivos torneos a los que ha asistido en apoyo de la selección. “Esto empezó con las eliminatorias para el Mundial de Rusia-2018. El ‘Profe’ propuso un cambio generacional e internacionalmente nos estamos proyectando bien. Creo que el éxito en fútbol puede arrastrar la atención hacia el resto de deportes”.
El ‘Profe’ no es otro que el argentino Ricardo Gareca, técnico de la selección absoluta que logró la clasificación mundialista tras 36 años de ausencia y acabó segunda en la pasada Copa América de Brasil. El bonaerense, considerado principal artífice del ‘boom’ del fútbol a nivel nacional, observa desde el palco las evoluciones del combinado Sub-22 panamericano y recibe poco antes del pitazo inicial el espontáneo saludo de cientos de aficionados coreando su nombre.
“Siempre fuimos un país futbolero, pero sumido en la cultura de la derrota. Los buenos resultados cambiaron eso. Después de la Copa América hubo una auténtica fiebre con la selección”, opina Ricardo Guardia, periodista de 28 años.
La cuestión es si esa pasión desatada con el ‘efecto Gareca’ alcanza el resto de deportes en estos Panamericanos, donde la asistencia de aficionados, restando la primera jornada con doble victoria peruana en maratón, está siendo dispar.
“Compramos el boleto por Internet hoy mismo. Era feriado e improvisamos el plan. Lo de volver a un Mundial te cambia la manera de ver el fútbol”, cuenta Martín Bravo, administrador de empresas de 27 años y acompañado de primos y sobrinos, ataviados todos en indumentaria franjiroja. “Lo que pasa es que es feriado por varios días y los limeños tradicionalmente aprovechan para irse de la ciudad. Tenemos intención de ver otros deportes y compramos boletos para la gimnasia. La gente está pendiente y habla de los oros en maratón y squash”.
Si bien el fútbol sumó el lunes su segunda derrota, 2-0ante Uruguay tras la de mujeres el domingo ante Argentina (3-0), los Juegos arrancaron a toda mecha para Perú el sábado, con las victorias de Gladys Tejeda y Christhian Pacheco en maratón.
Milagros Sánchez, publicista de 33 años, luciendo la tercera equipación y pegatinas rojiblancas en ambas mejillas, también tiene intención de darse un atracón de Panamericanos. “Han tenido incluso mejor acogida de lo que esperábamos, y con las fechas la gente se va a ir sumando. Aún se está aprendiendo a ver ganar a Perú. En parte es gracias a Gareca. Confían en el entrenador y lo respetan. Lo aman”, señala.
No son pocos los que comparten opinión, tanto en la calle como la grada, que asiste festiva al agrío estreno del once masculino bajo la atenta mirada del ‘Profe’ y el tam-tam de los tambores de las dos barras que, desde que el argentino dio vuelta al ánimo futbolero, suelen acompañar a los equipos nacionales.
Mientras retumba aún el eco del himno en maratón, en Perú suenan los pitidos, los bombos, las bocinas y los goles en el marco de los Panamericanos.