[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por ALEX OLLER
BEIJING (AP) – En el país donde Mao Zedong aplicó en su día la criticada campaña bautizada como “un gran salto hacia adelante” y que resultó en trágicas consecuencias para el pueblo chino, la cubana Yorgelis Rodríguez lucha hoy por establecer su propio impulso con horizontes notablemente más alentadores. Y en su caso no hay mayor escollo que el de la primera valla de la prueba de los 100 metros obstáculos en la competencia de heptatlón.
“Es la que más me cuesta” relata la cubana desde las honduras del estadio conocido como El Nido de Pájaro de Beijing, donde se celebra el 15to Mundial de Atletismo desde el sábado.
Rodríguez ganó su primera carrera en la jornada inaugural, la serie preliminar de los 100 metros vallas, con una marca de 13:73, la mejor de su temporada y 19na entre las participantes, por lo que se mostró satisfecha tanto con el crono como sus sensaciones. “Era mi primer evento de la competencia y me sentí contenta. Siempre tengo un poco de aprensión al principio, pero abrí muy bien y corrí relajada”, valoró la atleta, antes de participar en la prueba de salto de altura, donde figuró séptima con un registro de 1.86 metros.
Tras finalizar 18va en lanzamiento de bala y 22da en los 200 metros en las sesiones de la tarde, la cubana acumula un total de 3717 puntos en el heptatlón, que finaliza el domingo, y clasifica momentáneamente 14ta. “Me tocará recuperar mañana lo perdido hoy. Me faltaron fuerzas en los 200”, reconoció, visiblemente contrariada, al cierre de la jornada. “Aunque las esperanzas permanecen intactas. Espero lograr mis objetivos”.
Ganadora de sendas medallas de oro en los pasados Juegos Panamericanos de Toronto y los Juegos Centroamericanos y del Caribe, la joven de 20 años ansia, como mínimo, mejorar la clasificación registrada en su primer mundial, cuando quedó 12da en Moscú 2013. Tampoco descarta quedar entre las ocho primeras o rebasar la barrera de los 6400 puntos de cara a sumar confianza para los Juegos Olímpicos de Brasil en 2016.
Oriunda de Guantánamo, se inició en las carreras y los saltos a los 11 años de edad, y pronto se dio cuenta que el heptatlón, exigente modalidad femenil en que se combinan sucesivamente en dos jornadas los 100 metros vallas, salto de altura, lanzamiento de bala, 200 metros llanos, salto de longitud, lanzamiento de jabalina y 800 metros llanos, no está diseñado para pusilánimes.
En un entrenamiento con apenas 13 años, tropezó con la temida primera valla y se lesionó el tobillo. Desde entonces, ese gran salto inicial que en Beijing fue también el primero de su larga competencia, pende amenazador sobre sus aspiraciones. “Pese al tiempo, el miedo a caer en el arranque nunca lo pierdes. Pero, una vez superada esa valla vas ganando confianza, velocidad y potencia”, expone. “Para mí, la de los 100 metros vallas es la prueba que más respeto”.
Se reconoce mala perdedora, y lo tendrá difícil en Beijing con competidoras como la canadiense Brianne Theisen Eaton, las británicas Jessica Ennis-Hill y Katarina Johnson-Thompson, más las holandesas Nadine Visser y Nadine Broeersen, o la alemana Caroline Schaffer. Pero Rodríguez evita pensar demasiado en sus rivales o planificar en exceso las competencias. “Me pongo nerviosa y no me sale. Prefiero pensarlo poco antes de la salida e improvisar”, asegura, aunque consciente de que debe fortalecer su tren superior para mejorar marcas en lanzamientos de bala y jabalina.
“Tiene gran capacidad de trabajo y una psiquis sólida bajo presión. Es una atleta universal, y la veremos ganar un mundial”, vaticinó en su día su anterior entrenador, Gersin Luis, hoy relevado por Gabino Arzola.
Pensar poco y salir fuerte. Conceptos que se antojan claves para ese gran salto adelante pretendido por la talentosa atleta, deseosa de prosperidad deportiva en el lejano Oriente.