[Este artículo fue editado y publicado en agosto de 2015 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por ALEX OLLER
BEIJING (AP) – Andrés Chocho lucía como siempre tranquilo y relajado, sin gota de sudor alguna que abrillantara su piel, ni soplo interrumpido en el habla. Como si no acabara de recorrer 50 kilómetros bajo el sofocante calor de Beijing, donde el viernes cerró su participación en el Mundial de Atletismo.
El fondista ecuatoriano de 31 años se despidió a lo grande, con un meritorio octavo puesto final y un crono de 3 horas y 46 minutos que quedó lejos del registrado por el eventual ganador, el eslovaco Matej Toth (3:40:32), pero significó un nuevo récord suramericano. Y después de haber competido también el pasado domingo en la prueba de 20 kilómetros, que no pudo acabar por una cuestionable descalificación.
“Me voy contento. Tenía una espina clavada después de aquello. Hoy cambiaron las cosas y me voy más tranquilo. Sé que pude pelear un poco más, pero me tuve que controlar un poco tras recibir dos amonestaciones para no arriesgar mí posición. Es un buen resultado. Ser finalista del mundo no es algo que se consiga todos los días”, explicó Chocho, quien finalmente se animó a competir en la prueba larga, con excelente resultado para los intereses ecuatorianos.
El azuayo, que llegó a Beijing arrastrando molestias en la espalda, reconoció que la segunda advertencia, recibida sobre el kilómetro 30 de la prueba, le descentró por momentos, como demostró el hecho de que llegó a pararse en plena carrera. “Lo del otro día me afectó psicológicamente y se me cruzaron los cables. No quería que me volvieran a descalificar, y a partir de allí me dediqué a conservar mi puesto”, remarcó el nuevo número uno continental, quien rebasó el anterior récord de 3:47:41 del colombiano James Rendón.
“Ha sido un año muy bueno en cuanto a resultados. He mejorado mis marcas y aquí demostramos, también en los 20 kilómetros, que estamos muy bien, incluso mejor de lo que esperábamos”, comentó Chocho, quien valoró positivamente su nuevo récord. “Habíamos trabajado para eso y estoy muy contento. No nos pudimos recuperar al completo de los 20 kilómetros en seis días. En Juegos Olímpicos serán ocho días de descanso. Entonces pueden ser un poco diferentes las cosas. Ahora toca mirar hacia adelante”, concluyó el corredor, ya pendiente de la lucha por las medallas en Río 2016, tanto en los 20 kilómetros como los 50.
Entrenado por su padre Luis, Chocho se llevó la medalla de oro en la prueba larga en los pasados Juegos Panamericanos celebrados en Toronto, pese a recibir también una doble amonestación por parte de los jueces al inicio de la carrera.
El guatemalteco Erick Barrondo, quien no acabó la prueba entonces y también volvió a ser descalificado en Beijing, arremetió contra los jueces, a quienes acusó de favorecer a los atletas chinos; pero Chocho evitó cualquier conato de victimismo.
“La marcha una prueba subjetiva. A veces nos toca a unos y otras, a otros. En mi caso tocara mejorar quizás la parte técnica. Creo que, si logramos corregir algunos errores, podremos conseguir grandes cosas en Río”, aventuró Chocho, cuya mejor calificación en sus cuatro mundiales previos fue el 11er puesto registrado en Daegú 2011.
Iniciado en el deporte por mandato paterno, el azuayo practicó también el triatlón y el ciclismo en su día, aunque es en el contacto de la zapatilla sobre el duro y abrasador asfalto donde encontró finalmente su verdadera vocación.
El de Beijing fue un mundial casi redondo para el círculo íntimo de Chocho, quien vio cómo su novia, la brasileña Erica De Sena, acabó sexta el viernes en los 20 kilómetros. Y en la misma carrera fue 16ta su compatriota Paola Pérez, entrenada igualmente por Luis Chocho, y quien consiguió la mejor clasificación de la historia para su país en el apartado femenino.
Retirada la espina, el impoluto Chocho se despidió de Beijing oliendo a rosas por todos los frentes.