[Este artículo fue editado y publicado en julio de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por ALEX OLLER
BARCELONA, España (AP) – María Betancourt no quedó satisfecha de su pronta eliminación el domingo pasado en la prueba de un metro trampolín en el mundial de natación, cuando acabó en el 17mo lugar. Pero relativizó su decepción y se centró en el siguiente objetivo bajo pretexto de que “los 10 metros plataforma son mi verdadera prueba fuerte. Hoy se trataba de romper el hielo y ahora mi meta es pasar a la final del jueves”, mencionó tras la prueba.
La clavadista pasó del simbolismo del agua sólida a la realidad liquida el miércoles, y el reencuentro fue más que feliz, pues destacó en las semifinales de la prueba reina de los clavados, exhibiendo una constancia que le valió una puntuación de 314.65, buena para el séptimo lugar y un boleto a la final, que se disputará el jueves.
Tímida, de piel morena, cuerpo menudo y fibroso y cara aniñada, Betancourt no quiso lanzar las campanas al vuelo tras el pase, pero tampoco se puso límites, quizás consciente de que el mundial está resultando más abierto de lo esperado. Ella misma, al fin y a cabo, quedó por delante de medallistas olímpicas como Pandelela Pamg, de Malasia, o la mexicana Alejandra Orozco, quien sufrió de lo lindo y apenas pasó el corte en el 12do lugar.
“Estoy muy contenta con mi actuación, aunque me faltó un poco más de entrada. El objetivo es tirarle duro en la final y que sea lo que Dios quiera”, dijo la joven de 18 años a quienes sus compañeros en el equipo venezolano conocen como “Marusha” desde que su primer entrenador le pusiera el mote.
A pesar de las buenas sensaciones, Betancourt mantiene bien presente la decepción de hace un año, cuando le tocó ver los Juegos Olímpicos de Londres por televisión, y reconoció que el recuerdo alimenta sus ansias de triunfar en Barcelona: “Hacerlo bien aquí me reivindica”.
Su entrenador, Alfredo Borges, atribuyó a “la presión y quizás una falta de concentración” el desengaño de aquel boleto perdido. “Ella había ganado muchas veces a algunas de las clavadistas que clasificaron. Pensábamos que iba a ser fácil, pero no pudo pasar”, señaló quien acogió en su día a la joven, con 12 años, para iniciarla en el mundo de los clavados.
“Pertenecía a la gimnasia pero la captamos porque ella se quería cambiar.de deporte. Iba para natación sincronizada, pero el entrenador que la descubrió le aconsejó mejor los clavados y acertó, porque es un gran talento. Apenas lleva seis años entrenando pero ya quedó séptima en una prueba preliminar de un mundial. Fue un proceso de mucha paciencia porque, siendo gimnasta, estaba acostumbrada a caer al suelo y le daba miedo la altura, pero es muy disciplinada, aplicada, seria, estudiosa y tiene mucha fuerza de voluntad. Nunca se rinde y es muy buena en competencia”, analizó.
El vínculo entre entrenador y alumna es fuerte, y el primero no esconde su satisfacción a la hora de celebrar los saltos de la clavadista, con quien intercambia cariñoso beso al término de los ejercicios. “Es un excelente entrenador y siempre me apoya”, dice la nativa de Maracay, quien confirma que cambió la gimnasia artística por los clavados por la cantidad de golpes sufridos en tierra firme y una posterior lesión de rodilla, pero sin reniega de sus orígenes. “Fui campeona suramericana y todo: en barras asimétricas y tapete. La técnica es totalmente diferente, sí. Pero ya aprendí a hacer saltos mortales en la gimnasia”, reveló.
Consta pues, que la capacidad de asimilar nuevos conceptos es uno de sus grandes valores como deportista, pues aprendió a nadar en tan solo tres días antes de empezar a saltar, y tampoco recuerda haber sufrido grandes panzazos una vez se decantó pos las plataformas.
Más le dolieron en su día algunos gritos de sus anteriores entrenadores en el gimnasio aunque, recién estrenada en la carrera de psicología, espera que sus nuevos conocimientos en la materia la ayuden a desarrollar armas de defensa en las competencias. “Llevo apenas un semestre y me encanta. Elegí la carrera porque me pareció interesante y muy linda, y espero que también me aporte confianza en algunas situaciones donde antes me ha faltado”, dijo.
Tras el chasco de Londres, Borges valoró enormemente el logro, por ahora parcial, de Barcelona. “Lo necesitamos porque en nuestro país hay pocos recursos por parte del ministerio del deporte y las federaciones. Estos resultados, como el décimo lugar de Joselyn Castillo en los olímpicos, validan nuestro trabajo y hacen posible que dispongamos de más material como trampolines, camas elásticas y demás…”, enumeró.
El preparador, quien definió el estilo de Betancourt como “muy gimnástico, similar a una bailarina en el aire”, se congratuló del buen desempeño de su alumna y no se cerró puertas de cara al jueves. “No esperaba que estuviera tan abajo, pero aspiramos a bajarlo más todavía en la final. Hemos hecho el trabajo y lo demás es recompensa. En clavados no hay nada imposible.”, proclamó.
Roto el hielo, a “Marusha” solo le queda saltar y soñar.