[Este artículo fue editado y publicado en septiembre de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por ALEX OLLER
TARRAGONA, España (AP) – Durante sus incontables pedaleos sobre las carreteras europeas, ya sea en los nevados picos de Navarra, donde suele entrenar, o la costa mediterránea, donde estos días transita la Vuelta a España, a Sergio Henao se le aparecen a menudo imágenes de las majestuosas montañas de Colombia, el altiplano donde se forjaron él y paisanos como Nairo Quintana, Rigorbeto Urán o Carlos Betancourt, todos abanderados del reciente resurgir del ciclismo colombiano, evocador del glorioso legado que dejaron aquellos célebres “escarabajos” de finales del siglo pasado.
“A las seis de la mañana se levanta la niebla de las montañas y el sol brilla muy fuerte. Es un paisaje hermoso de mi tierra y, desde que tengo uso de razón, me impresiona mucho”, explica Henao desde la costeña Tarragona, una vez finalizada la 12da etapa de la Vuelta, donde clasifica 24to, 11 puestos por detrás de su compañero del Sky, Urán, subcampeón del Giro de Italia, quien marcha a 5’46’’ del líder Vincenzo Nibali.
El sentimiento lo comparten ambos y tantos otros colombianos presentes en la carrera; hasta cinco en total contando a Betancourt, del equipo AG2R, Cayetano Sarmiento(Cannondale), y Winner Anacona (Lampre-Mérida), curtidos todos al azote del viento austral y pulidos, en su mayoría, sobre el asfalto del Viejo Continente
Ninguno ha destacado por ahora en la Vuelta como tantos esperaban, quizás producto de una temporada larga que se cobró la baja de Quintana tras su histórico segundo lugar en el Tour de Francia y, en el caso de Urán, por temor a una caída que lastre su próxima etapa como líder del Quick Step. También es cierto que aún no se han disputado las grandes jornadas de montaña, donde los nuevos “escarabajos” mejor se desempeñan, dando rienda suelta al instinto escalador que heredaron de ilustres como Fabio Parra o Lucho Herrera, el único colombiano en proclamarse campeón de la Vuelta en 1987.
Fue ese precisamente el año de nacimiento de muchos de los actuales “escarabajos”, quienes apenas conocen las gestas de sus predecesores por relatos pero son plenamente conscientes de la trascendencia que acarrea su renacimiento, con Colombia instalada segunda en la clasificación de la UCI.
“Fueron referentes. Abrieron el ciclismo colombiano que ahora se está reviviendo gracias a nosotros. Hubo un momento de pausa, pero el talento siempre estuvo y Nairo, Rigoberto y Betancourt están escribiendo una historia nueva, logrando que los medios nos sigan más y la afición colombiana vuelva a soñar con ganar una carrera grande”, explica Henao en perfecta sintonía con Urán, quien subraya que “después de lo que pasó en Londres (cuando ganó la medalla de plata en los juegos olímpicos), el gobierno invirtió más y se nota. Antes veníamos a participar uno o dos en el Giro y ahora ya somos protagonistas. Con mi podio y el de Quintana, se ha despertado esta pasión por el ciclismo que estaba dormida”.
El propio Quintana, desde la lejanía, conviene que su éxito en la ronda francesa puede suponer un punto de inflexión en el lanzamiento de nuevas figuras. “Sé que en mi país la gente está loca de contenta y para mi es un orgullo poder darles esta alegría. Supondrá también que muchos niños se animen a hacer ciclismo y eso es importante para que nuestro ciclismo siga arriba. Aquella generación de los 80 y 90 fue la que todo el mundo recuerda y será difícil superarla. El tiempo lo dirá. Ojalá sea así porque eso significará que hemos conseguido grandes logros”, apunta.
Aunque todos prefieren centrarse en las dificultades sobre el sillín, ninguno rehúye la condición de abanderados, no solo del reflote del ciclismo patrio, sino de un deporte alejado de las sombras del dopaje que siguen lastrando a tantos de sus predecesores.
“Llegamos cuando el ciclismo se estaba limpiando, fue lo que nos tocó vivir. Para ellos fue diferente, pero no nos podemos quejar porque ello también ha posibilitado que tengamos este nivel ante el ciclismo europeo”, opina Henao. “Nos diferencia el hambre por ganar, que siempre está en nuestra mente; y somos muy profesionales, trabajando con transparencia y honestidad”.
Quintana, por su parte, asegura preocuparse “por trabajar, entrenar y cuidarme al máximo para conseguir los objetivos que me marco. Eso es lo que me enseñaron desde que comencé a competir y es el camino correcto”.
Y es que la anterior generación de los “escarabajos” propinó grandes alegrías al pueblo colombiano, pero también acarreó graves consecuencias para los compatriotas que siguieron, a quienes los antiguos equipos europeos explotaron con contratos abusivos e introdujeron en el sórdido mundo de las sustancias prohibidas.
Los actuales protagonistas abogan por un ciclismo limpio e innovador como el propuesto por Ignacio Vélez y Luis Fernando Saldarriaga, responsables de la selección de Colombia que irrumpió en el Tour del Porvenir 2010, con Quintana a la cabeza.
Las nuevas metodologías, al fin y al cabo, se han traducido en un mejor desempeño sobre la bicicleta, donde los colombianos ya no son etiquetados como simples agitadores de las etapas de montaña. “Se han criado con técnicas de aquí y Estados Unidos, aunque sin perder su esencia”, señala el director de la Vuelta, Javier Guillén. “Cuando veo a Nairo, veo a los grandes del pasado. El corredor colombiano siempre ha sido espectacular y de mucha entrega. Pero los de ahora tienen un magnifico recorrido, con posibilidad de ganar carreras de tres semanas. Los veo más completos y con un estilo más moderno. Lo importante es que Colombia siempre tuvo mucha presencia en el pelotón y ahora Quintana, Henao, Urán y Betancourt nos han hecho recuperar esa magia”.
En la mitología egipcia el escarabajo era símbolo del sol naciente, dando en vida fuerza y poder; y en la muerte, la posibilidad de resurrección y vida eterna. Su jeroglífico significa convertir o transformar.
“Se consiguió algo muy grande, pero está en nuestra capacidad superarlo porque venimos muy jóvenes y vamos fuertes en el cronómetro y la montaña, donde nuestra naturaleza es una ventaja”, añade Betancourt. “Quintana ha logrado mucho en muy poquito tiempo y hay cantera. Esperamos ver a un colombiano ganar una carrera grande bien pronto”.
Urán, quien tras la Vuelta representará a Colombia en el Mundial de Florencia, tiene ganas de probarse a sí mismo como líder del Quick Step. “Ya no corres las carreras tan tranquilo, sabiendo que el que tiene que responder es otro. Habrá más presión, pero tengo la experiencia para estar adelante en una carrera grande. Me cambié para estar más libre y correré el Tour”, anuncia.
Su actual compañero de equipo, el español Xabier Zandio, acostumbra a entrenar en Pamplona con Henao y pronostica que ambos seguirán dando guerra en el futuro. “Son jóvenes y con margen de mejora. Sobre todo, Sergio, que tiene un motor grande y llegará lejos. “Rigo” es muy regular, tiene madera de líder y en la Vuelta dará que hablar todavía”, advierte el pamplonica, quien revela que “Sergio es de los pocos colombianos que se adaptan al mal tiempo y no le importa entrenar con la carretera nevada. Eso sí, cuando tiene unos días libres, se escapa a su tierra. Como todos”.
Al rico despertar del brillante e impoluto sol antioqueño, hoy símbolo del renacimiento del ciclismo colombiano.