[Este artículo fue editado y publicado en Mayo de 2011 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por: Alex Oller
BARCELONA (AP) — “Me guardo las palabras para el día 29”.
La proclama de Leo Messi ante un Camp Nou entregado el día de la celebración del título de Liga del FC Barcelona le sirvió de coartada a La Pulga para zafarse una vez más de hablar en público..
Este lunes, a las puertas de su segunda final de la Champions League frente al Manchester United, tras perderse la que el Barça le ganó al Arsenal en Paris en 2006, el astro argentino enfrenta, por enésima vez un su carrera, un tumulto de micrófonos y cámaras en la zona de prensa del Camp Nou. Con semblante serio, casi ausente, como quien trata de imaginar las agujas de un reloj avanzando lentamente hacia el día del partido mientras atiende a las preguntas de siempre, responde casi como juega: rápido y directo al grano, sin exceso de adornos ni demasiado tiempo para la reflexión. “Tengo ganas de que empiece la final”, resume.
Que es un pésimo entrevistado lo saben todos los que se agolpan a su alrededor y los millones de seguidores que le ven y escuchan a menudo al lado opuesto de la lente. Pero a Messi no le pagan por hablar. Él es el número uno del mundo sobre un campo de fútbol. Y eso también lo saben todos.
A punto de cumplir 24 años, 11 de ellos en el Barça desde que Carles Rexach quedara prendado de sus gambetas en un partidillo ante los mayores, La Pulga no admite discusión alguna cuando la pelota echa a rodar. Y si no lo dice él, siempre tímido, introvertido y humilde lejos del terreno de juego, lo aseguran sus compañeros. “Leo es el mejor del mundo, de largo. No hay color”, espetaba Andrés Iniesta, el del gol ganador del pasado Mundial para España, previo a la entrega del Balón de Oro 2010 a Messi. Y Xavi, otro de los candidatos forjado en La Masia azulgrana, remataba: “Es un espectáculo, el mejor del mundo. Antes, de diez le salían cuatro; ahora, se la juega en el momento justo y no le paras. Tiene gol y es solidario, lo tiene todo”.
El año en que Cristiano Ronaldo vino a disputarle el trono en la Liga española con su fichaje por el Real Madrid, Messi ha vuelto a engrandecer su figura hasta límites estratosféricos. Purgado el vestuario azulgrana con la llegada de Pep Guardiola al banquillo y la marcha progresiva de Ronaldinho, Deco y Samuel Etoo’o desde 2008, el rosarino se siente más cómodo que nunca en Can Barça, entregado como está el equipo a su estela y el propio delantero, a la causa común. Sólo el Gaucho llegó a eclipsar a Messi tras su irrupción en escena en 2004, y ningún jugador ha progresado más que Leo desde que ejerce de entrenador Guardiola, quien ha sabido dejar hacer al genio, exigiéndole al mismo tiempo: “Queremos que tenga libertad y dé rienda suelta a su creatividad. Él está contento porque tiene a jugadores que le apoyan y se siente importante”.
Los números validan la condición de monarca mundial de Messi en los últimos tres años en que, aparte de ganarlo casi todo con el Barça, ha mejorado progresivamente su media goleadora: 0,75 goles por partido en la campaña 2008-2009, 0,89 en la 2009-2010 y 0,96 en la actual para un total de 137 en 158 partidos; y con posibilidad de mejora en la final de Wembley, en la que también podría superar los 53 tantos totales de Ronaldo esta campaña. Aunque sus íntimos aseguran que a La Pulga le mueve secretamente un profundo sentido competitivo, también a nivel individual, Messi insiste en “felicitar a Ronaldo y esperar a ganar otro título colectivo, que es lo que de verdad me importa”.
Sus compañeros no pierden detalle de un futbolista descrito unánimemente como un genio, pero apuntan a un carisma personal también fuera de lo común para ratificar su actual standing como número uno mundial a todos los niveles. “Hay jugadores bueno, otros muy buenos, otros top, y otros que están por encima de todos, que son muy pocos. Leo está entre ellos. Es de los que dejan historia. Una leyenda del futbol”, resume Maxwell, quien se apresta a añadir que se trata “un chico espectacular como persona, con el que compartimos grandes alegrías a diario”. Y Adriano corrobora: “Es espectacular tanto dentro como fuera del campo, sobre todo por lo que representa para el futbol mundial y, concretamente, su país”.
Precisamente sus bajas prestaciones con la selección argentina sólo se explican en Barcelona bajo la tesis de que, con la zamarra azulgrana, Messi se siente arropado y comprendido. Su equipo juega por él y, en contraprestación, el se entrega al equipo, esforzándose tanto en el desmarque como en la recuperación, como demuestran sus 8 kilómetros recorridos en la segunda vuelta de la semifinal de Champions contra el Madrid, muchos de ellos de cara a su propia portería. Y si en la calle todos tienen claro quién es el número uno, en el cuadro técnico también. No en vano Zlatan Ibrahimovic fue devuelto al Calcio al negarse a ponerse en fila y David Villa ha sido adecuadamente reubicado en la banda para que Messi campe a sus anchas como falso nueve. Y con inmejorables resultados, por cierto.
En la actual temporada, Messi lidera la tabla de goleadores de la Champions con 11 goles, y con uno más en la final de Wembley igualaría a Ruud Van Nistelrooy en la clasificación histórica, ya que el holandés contabilizó 12 en la campaña 2002-2003. Se antoja también el futbolista más hiperactivo de la competición europea en la presente edición, siendo el que acumula mayor número de remates a puerta (31) y faltas recibidas (30) en el equipo que promedia mayor posesión de balón por partido (62%). Guardiola, que no cree el legado de Messi dependa de una victoria el día 28, se deshace en elogios: “Leo es grande en todo: lo es porque es capaz de decidir una semifinal de la Champions en un partido, como hizo con los dos goles en el Bernabéu y también porque, si hay que hacer un esfuerzo para ayudar a sus compañeros, él lo hace. No se puede hablar de los éxitos del Barça en los últimos años sin él”.
En el Olimpo europeo es el madridista Paco Gento quien lidera la clasificación de campeones de Europa con 6 trofeos entre 1955 y 1966, con el gran Alfredo Di Stefano a uno de distancia, mientras que Etoo’o y Clarence Seedorf le siguen con cuatro Champions en la era moderna. Messi, que espera conseguir su tercera Champions, se equipararía con Cruyff en caso de vencer al Manchester United y ya igualó a Di Stefano con la conquista de su segundo Balón de Oro, así como al brasileño Ronaldo, siendo los tres los únicos futbolistas latinoamericanos en repetir galardón. Y, de conseguir un tercero, algo más que probable, entraría en el club de los ilustres, formado por los holandeses Johan Cruyff y Marco Van Basten, y el francés Michel Platini. Messi reconoció que el último “no me lo esperaba”, y que tanto Xavi como Iniesta, los otros finalistas, “lo merecían tanto como yo, ya que sin ellos no estaría aquí”. En uno de sus mejores años, el argentino se adueñó de 473 de los 480 votos, un inédito 98,5% del total, que rompieron la norma no escrita de que el galardón se lo llevaba el ganador del Mundial anterior.
Messi sí anda tras Ronaldo en el ranking anual que la revista Forbes hace de las celebridades más poderosas del mundo, donde sus 32 millones de dólares embolsados en el último año ‘sólo’ le valen el puesto 62, unos 19 detrás del portugués, con sus 38 millones en ganancias. Y seguramente también le ande a la zaga en presencia mediática.
Pero, como todo buen rey, sabe lo que quieren sus fieles.
Camino de Wembley, le esperan el día 29 de vuelta en el Camp Nou.