[Este artículo fue editado y publicado en enero de 2012 por THE ASSOCIATED PRESS]
Por: Alex Oller
BARCELONA (AP) – Corría el minuto 57 de partido cuando Marco Rubén trazó su enésimo desmarque, recibió el balón en carrera y recortó hacia la portería de Juan Pablo Colinas. Allí en el área, con el Sporting de Gijón y el Villarreal jugándose la vida en los calabozos de la liga española, le esperaban cuatro camisetas rojiblancas y un bosque de piernas.
Pero el “nueve” del Villarreal, entre rebotes, persistencia e instinto, salió de entre la maleza y, como quien toma aire tras contener la respiración bajo agua, soltó un zapatazo que alojó el balón al fondo de la portería visitante.
Así, de una, emergía la figura de Rubén, delantero de raza y con hambre tras un retorcido trayecto en España.
Y reflotaba el “Submarino Amarillo” sobre los puestos de descenso que vienen marcando su decepcionante campaña.
El gol abrió el camino para el primer triunfo castellonense en dos meses y vino a definir la carrera de este nativo de Fray Luis Beltrán (Santa Fe, Argentina) de 25 años que, en su quinta temporada en España, aspira a consolidarse en el fútbol de elite. Y quién sabe si, también algún día, la selección argentina.
“Ojala. Es mi mayor ilusión y trabajo para ello”, explica Rubén. “Me lo tomo como objetivo para no perder ilusión y ganas. Si las cosas se siguen dando bien, quizás surja otra posibilidad más adelante”.
El delantero ya anotó un gol en su único amistoso con la albiceleste pero por ahora se centra en salvar al Villarreal, 17mo clasificado en la liga y transitando con dificultades la nueva era post-Santi Cazorla, tras el traspaso del talentoso organizador al poderoso Málaga.
El “Submarino” acabó imponiéndose por 3-0 al Sporting, y el tanto tampoco pudo llegar en un mejor momento para Rubén. Justo cuando el club negociaba en Brasil el traspaso del ariete Nilmar y la posible incorporación de un nuevo delantero, el santafecino sumaba su sexto tanto del campeonato en 11 cotejos de titular, mejorando la marca personal de cinco goles conseguida el año pasado y dando vida a un equipo huérfano de su delantero referencia, Giuseppe Rossi, lesionado desde octubre.
Ha sido un viaje dificultoso para el ariete surgido en 2004 de las inferiores de Rosario Central, donde compartió equipo con grandes de la liga como el madridista Angel Di María o figuras en ciernes como el arquero del Espanyol, Cristian Alvarez.
“Lo conozco de hace muchísimos años y es un jugadorazo”, le valida el “periquito”, que define a Rubén como “más callado que Angel pero muy buena gente, un tipo extraordinario que fue muy importante en Central: es muy fuerte, con un gran juego aéreo, mucha calidad y una entrega increíble. Estoy seguro que aún va a dar mucho más de sí”.
Tras destacar en el equipo “canalla” Rubén fichó por el River Plate argentino, el Villarreal se fijó en él y pagó unos 7 millones de dólares al conjunto “millonario” por sus servicios en 2008 e inmediatamente después lo cedió al Recreativo de Huelva las dos siguientes temporadas.
El ariete valora la experiencia como positiva, aunque contempló la posibilidad de dar el salto a la Premier League inglesa al verse con pocas opciones de jugar en el club que le fichó. “Los primeros seis meses en el Recreativo fueron lindos. Marqué goles y nos salvamos del descenso”, recuerda.
En la mejor época del Villarreal bajo la dirección técnica del chileno Manuel Pellegrini, Rubén no encontró acomodo en una delantera con gran competencia y nombres como Rossi, Guille Franco, Joseba Llorente o Nihat Kahveci. Pero siguió evolucionando en el potente filial amarillo, donde registró 17 goles en 31 partidos la temporada 2009-2010, números que le valieron para debutar en el primer equipo de la mano de Juan Carlos Garrido.
“Tuve la oportunidad de irme al Wigan hace dos años, pero mi objetivo era triunfar en el Villarreal. Por suerte no se dio y Garrido confió en mí”, explica, consciente del punto de inflexión que supuso la llegada del técnico valenciano, hoy reemplazado por José Molina.
“La anterior fue mi mejor temporada porque marqué goles y clasificamos para la Champions. En esta, me va bastante bien en lo personal. Lamentablemente, el equipo no está en su mejor forma, pero estoy contento con mi trabajo y espero que contribuya a salir de esta situación”, dice.
La llegada de Molina ha supuesto una bocanada de aire nuevo al “Submarino” que andaba tocado pero no hundido, y parece que las exigencias del nuevo timonel a sus delanteros se ajustan como anillo al dedo a las características del santafecino. “Nos pide que presionemos la salida de balón del rival, lleguemos con mucha gente al área contraria y, en lo particular, que sea una referencia”.
Rubén deberá hacer todo eso y más este sábado en El Madrigal, pues visita el campeón Barcelona con el objetivo de recortar los cinco puntos de desventaja con el Real Madrid, puntero.
Consciente de lo mucho que se juegan ambos equipos, sabe que será un choque tenso aunque, a diferencia de Di María, no es de los que se quejen por una entrada o busquen tirarse al piso al mínimo contacto con el defensa. “En todos lados te pegan mucho, pero es normal: el defensor tiene que ser duro, fuerte, y tener al delantero sintiéndolo todo el tiempo. El fútbol argentino no es tan diferente del español, más allá que este sea un poco más rápido y las canchas estén mejor. Por eso vienen tantos argentinos a la liga”.
En plena madurez deportiva, Rubén reconoce que se siente “más tranquilo como jugador, más profesional. Conozco mi papel y sé lo que necesita el equipo de mi”.
Asentado en Benicassím cerca de la playa, vive con su novia Giselle, de su misma ciudad, y pasa el rato libre compartiendo los típicos asados argentinos con compañeros como Mateo Musacchio y Gonzalo Rodríguez, a los que arrastra en ocasiones a compartir una de sus grandes aficiones: la pesca.
“Cada año que pasa es importante para aprender”, reflexiona. “Lo que más me asusta es no tener la continuidad necesaria para poder jugar dos o tres campeonatos enteros, pero creo que con el tiempo llegará”.
También amante de la caza y confeso hincha “canalla”, admite que “mi corazón está siempre con Central. Bajó a segunda pero este año puede pelear el ascenso y espero que lo consiga”.
Si de combatir y sacar la cabeza se trata, los rosarinos siempre pueden a mirar a uno de sus ex alumnos más aventajados, haciendo la temporada de su vida en Villarreal.